La dama de negro
2012 

5.5
18,064
Terror. Drama
Arthur Kipps es un joven abogado cuya empresa lo envía a un lugar remoto para vender la casa de un cliente que acaba de fallecer. La gestión, aparentemente rutinaria, tropieza con ciertas dificultades: los vecinos se muestran reacios a hablar sobre la casa o a acercarse a ella; además, nadie está dispuesto a admitir la existencia de una mujer de negro que él está seguro de haber visto. (FILMAFFINITY)
28 de octubre de 2019
28 de octubre de 2019
1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Entretenida, se puede ver, pero sin esperar demasiado. Es algo floja, algún sustillo previsible y poco más. Eso sí, la ambientación es fabulosa, muy bien conseguida. Potter no ha estado mal, pero no es de sus mejores papeles. Si te gusta el género, recomendable. Para pasar un buen rato y olvidar pronto.
18 de diciembre de 2019
18 de diciembre de 2019
1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Escribo esta breve crítica para avisar a los amantes del buen cine de terror para que se abstengan de visionar este film. Ganarán un precioso tiempo que pueden destinar a otros menesteres mucho mas interesantes. Lo único que destacaría es la ambientación tipicamente gótica del universo Hammer. Por lo demás todo es previsible. Los sustos los ves venir de lejos y más que temor producen una sonrisa. El argumento no se sostiene. No tiene sentido nada de lo que ocurre. La solución final a tamaño batacazo es indescriptible. Lo dicho, pasen completamente de verla.
25 de noviembre de 2022
25 de noviembre de 2022
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Hará su entrada por la vía....
La «Hammer» volvió a la carga en 2007, saliendo del coma de casi 30 años, cuando fue adquirida por el magnate holandés John de Mol, quién decidió invertir unos cuantos millones de libras a resucitar la actividad de la mítica productora, que entre los años 50 y 60 del pasado siglo hizo las delicias del terror universal con sus directores estrella, Terence Fisher y Robert Young, y actores fetiche como Cristopher Lee y Peter Cushing.
Como el mismísimo Conde Drácula en su sarcófago, la vieja marca despertó de su letargo en una etapa del género que está viviendo, precisamente, una especie de ocaso, falto de ideas creativas, de guionistas con ganas y talento, actores comprometidos y directores dispuestos a plantarse ante las pretensiones castradoras de los criterios de mercado.
Con un presupuesto de 17 millones de dólares, y un retorno a caja de aproximadamente 130 (casi por diez se multiplican los ingresos), «The Woman in Black» (2012) fue el fenómeno mediático por excelencia, el buque insignia de esta aparatosa reaparición de un tipo de cine que, a duras penas, se había intentado emular, no pocas veces en vano. James Watkins, que en aquél entonces dirigía su segundo largometraje (lo que realizaría hasta hoy en día, han sido, salvo un «thriller», series para televisión), fue el encargado de pilotar el proyecto en esta especie de entrada triunfal con pompa y circunstancia, cuyo gancho actoral para el arrastre del máximo pescado posible entre la audiencia, fue el ya «ex mago» Daniel Radcliffe, aunque para esta cinta no le faltó magia, precisamente, ni el hermoso encanto de sus ojazos azules.
«The Woman in Black», tanto desde el punto de vista artístico, como técnico y comercial, representa una fugaz revisitación al esplendor de un estilo, no sólo cinematográfico, sino también literario, que volvió renovado con una recombinación del horror gótico de época, con el más puro estilo romántico que nos podría recordar perfectamente a nuestro gran Becker, concretamente a sus “Rimas y Leyendas”.
El estilo narrativo rezuma esta fascinante hibridación que no escatima en recursos, pues tiene clara intención de ser también un rotundo éxito comercial, como constatan las cifras de taquilla, y los fajos de «mortadelos» que se pusieron sobre la mesa para su materialización.
La cinta de Watkins es considerada por algunos como «remake», por cierto que muy oportuno, de su homónima televisiva de 1989, que ya adaptó la novela de Susan Hill (1983) del mismo título, y cuyas obras publicadas versan el estilo de los.clásicos de fantasmas de Montague Rhodes James y Daphne du Maurier.
El centro escénico, que por encima de todo acapara la atención del espectador, es el caserón victoriano que emula el vetusto monasterio o castillo que suele aparecer en las obras de este tipo, y que encierra tras sus muros, no sólo el núcleo de la trama, sino también el desarrollo de la misma, en la que un protagonista, generalmente un forastero recién llegado y ajeno a las inmediaciones del lugar, se enfrenta a una fuerza maligna, demoníaca, del Más Allá, en un hilo narrativo que combina el misterio con el horror, potenciados por la lúgubre caracterización del entorno físico, tal y como se nos describe, gráficamente en la película, la ominosa mansión en la que Arthur Kipps (Radcliffe), el abogado a quien su bufete le confía la tarea de tasar el inmueble tras el fallecimiento de su último habitante, pasará casi todas sus peripecias; más allá de su cometido, investigando la causa o fuente de los extraños fenómenos y terribles sucesos que a éstos se asociarán (las muertes de inocentes niños, tras la espectral aparición de una mujer de negro).
La fotografía de Tim Maurice-Jones, con sus oscuras tonalidades y panorámicas, da perfecta cuenta del diseño de arte de Paul Ghirardani, construyendo la estructura de este tenebroso entorno en niveles de capas concéntricas alrededor de la abandonada casa: situada en un islote al que sólo se puede acceder por un angosto camino cuando baja la marea, en un páramo rodeado de nieblas y penumbras, a cuyos alrededores tenemos una aldea no menos siniestra, poblada de lugareños supersticiosos, aterrados, cobardes, resentidos y abiertamente hostiles a la presencia de cualquier recién llegado. Su perfil recuerda al de los campesinos en «The Magnificient Seven» (1960), de John Sturges, resignados a las calamidades a las que son sometidos por una banda de salteadores, e incapaces de afrontar sus desgracias; desafectos incluso para con quienes acuden a ayudarles.
Así que nuestro joven abogado, a medida que se va adentrando, contando sólo con la ayuda del acomodado local, Sam Daily (Ciarán Hinds), en esta funesta atmósfera, más locuaz que los propios diálogos por su nivel de rico y bien tejido detallismo descriptivo, le seguimos en el cada vez más ahogante y opresor clima de desasosiego creado. Éste, no resulta eficaz sólo a nivel iconográfico o visual, sino también en el nivel psíquico, gracias al elegante envoltorio que la partitura de Marco Beltrami (ya era hora, poder disfrutar de una banda sonora sinfónica algo más que decente) nos sugerirá a lo largo de todo el metraje, y necesaria para mantener el ambiente de misterio en el desarrollo del nudo de la historia, acaparado por las pesquisas que el joven letrado llevará a cabo entre algún que otro susto, pero resuelto a descubrir una verdad que acabará llevándole mucho más lejos de la razón por la que había viajado a aquél remoto pueblo de la campiña inglesa.
La primorosamente elaborada palestra funciona como necesario entorno material, y se descubre como reflejo del estado mental, anímico, de los personajes protagonistas. Una proyección de sus miedos, de su desesperación, de su anhelo de paz y tranquilidad espiritual; del más relevante al más anónimamente caracterizado. De los más pobres y humildes hasta el más ricamente acomodado (la mujer de Daily, interpretada por Janet Mc.Teer, no esconde su desquiciamiento).
La «Hammer» volvió a la carga en 2007, saliendo del coma de casi 30 años, cuando fue adquirida por el magnate holandés John de Mol, quién decidió invertir unos cuantos millones de libras a resucitar la actividad de la mítica productora, que entre los años 50 y 60 del pasado siglo hizo las delicias del terror universal con sus directores estrella, Terence Fisher y Robert Young, y actores fetiche como Cristopher Lee y Peter Cushing.
Como el mismísimo Conde Drácula en su sarcófago, la vieja marca despertó de su letargo en una etapa del género que está viviendo, precisamente, una especie de ocaso, falto de ideas creativas, de guionistas con ganas y talento, actores comprometidos y directores dispuestos a plantarse ante las pretensiones castradoras de los criterios de mercado.
Con un presupuesto de 17 millones de dólares, y un retorno a caja de aproximadamente 130 (casi por diez se multiplican los ingresos), «The Woman in Black» (2012) fue el fenómeno mediático por excelencia, el buque insignia de esta aparatosa reaparición de un tipo de cine que, a duras penas, se había intentado emular, no pocas veces en vano. James Watkins, que en aquél entonces dirigía su segundo largometraje (lo que realizaría hasta hoy en día, han sido, salvo un «thriller», series para televisión), fue el encargado de pilotar el proyecto en esta especie de entrada triunfal con pompa y circunstancia, cuyo gancho actoral para el arrastre del máximo pescado posible entre la audiencia, fue el ya «ex mago» Daniel Radcliffe, aunque para esta cinta no le faltó magia, precisamente, ni el hermoso encanto de sus ojazos azules.
«The Woman in Black», tanto desde el punto de vista artístico, como técnico y comercial, representa una fugaz revisitación al esplendor de un estilo, no sólo cinematográfico, sino también literario, que volvió renovado con una recombinación del horror gótico de época, con el más puro estilo romántico que nos podría recordar perfectamente a nuestro gran Becker, concretamente a sus “Rimas y Leyendas”.
El estilo narrativo rezuma esta fascinante hibridación que no escatima en recursos, pues tiene clara intención de ser también un rotundo éxito comercial, como constatan las cifras de taquilla, y los fajos de «mortadelos» que se pusieron sobre la mesa para su materialización.
La cinta de Watkins es considerada por algunos como «remake», por cierto que muy oportuno, de su homónima televisiva de 1989, que ya adaptó la novela de Susan Hill (1983) del mismo título, y cuyas obras publicadas versan el estilo de los.clásicos de fantasmas de Montague Rhodes James y Daphne du Maurier.
El centro escénico, que por encima de todo acapara la atención del espectador, es el caserón victoriano que emula el vetusto monasterio o castillo que suele aparecer en las obras de este tipo, y que encierra tras sus muros, no sólo el núcleo de la trama, sino también el desarrollo de la misma, en la que un protagonista, generalmente un forastero recién llegado y ajeno a las inmediaciones del lugar, se enfrenta a una fuerza maligna, demoníaca, del Más Allá, en un hilo narrativo que combina el misterio con el horror, potenciados por la lúgubre caracterización del entorno físico, tal y como se nos describe, gráficamente en la película, la ominosa mansión en la que Arthur Kipps (Radcliffe), el abogado a quien su bufete le confía la tarea de tasar el inmueble tras el fallecimiento de su último habitante, pasará casi todas sus peripecias; más allá de su cometido, investigando la causa o fuente de los extraños fenómenos y terribles sucesos que a éstos se asociarán (las muertes de inocentes niños, tras la espectral aparición de una mujer de negro).
La fotografía de Tim Maurice-Jones, con sus oscuras tonalidades y panorámicas, da perfecta cuenta del diseño de arte de Paul Ghirardani, construyendo la estructura de este tenebroso entorno en niveles de capas concéntricas alrededor de la abandonada casa: situada en un islote al que sólo se puede acceder por un angosto camino cuando baja la marea, en un páramo rodeado de nieblas y penumbras, a cuyos alrededores tenemos una aldea no menos siniestra, poblada de lugareños supersticiosos, aterrados, cobardes, resentidos y abiertamente hostiles a la presencia de cualquier recién llegado. Su perfil recuerda al de los campesinos en «The Magnificient Seven» (1960), de John Sturges, resignados a las calamidades a las que son sometidos por una banda de salteadores, e incapaces de afrontar sus desgracias; desafectos incluso para con quienes acuden a ayudarles.
Así que nuestro joven abogado, a medida que se va adentrando, contando sólo con la ayuda del acomodado local, Sam Daily (Ciarán Hinds), en esta funesta atmósfera, más locuaz que los propios diálogos por su nivel de rico y bien tejido detallismo descriptivo, le seguimos en el cada vez más ahogante y opresor clima de desasosiego creado. Éste, no resulta eficaz sólo a nivel iconográfico o visual, sino también en el nivel psíquico, gracias al elegante envoltorio que la partitura de Marco Beltrami (ya era hora, poder disfrutar de una banda sonora sinfónica algo más que decente) nos sugerirá a lo largo de todo el metraje, y necesaria para mantener el ambiente de misterio en el desarrollo del nudo de la historia, acaparado por las pesquisas que el joven letrado llevará a cabo entre algún que otro susto, pero resuelto a descubrir una verdad que acabará llevándole mucho más lejos de la razón por la que había viajado a aquél remoto pueblo de la campiña inglesa.
La primorosamente elaborada palestra funciona como necesario entorno material, y se descubre como reflejo del estado mental, anímico, de los personajes protagonistas. Una proyección de sus miedos, de su desesperación, de su anhelo de paz y tranquilidad espiritual; del más relevante al más anónimamente caracterizado. De los más pobres y humildes hasta el más ricamente acomodado (la mujer de Daily, interpretada por Janet Mc.Teer, no esconde su desquiciamiento).
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Un elemento característico que no puede faltar en una pieza de estas características es el elemento profético ancestral que sufren los protagonistas, materializado en la venganza de un espíritu atormentado por lo que tuvo que sufrir en vida, a causa de lo que otros le hicieron. Una maldición que no cesará hasta que Kipps, único capaz de sobreponerse a sus temores y penoso fato (recién enviudado, poco considerado en su trabajo, rechazado por aquellos a los que intentará socorrer y sin demasiadas esperanzas de futuro, todo un perfil depresivo), resuelve el misterio y «hace justicia» al espectro, fuente de donde emanan todos los fenómenos sobrenaturales que afligen a las familias de la pequeña localidad.
A diferencia del sobre maniqueo planteamiento de las antiguas y llamadas «clásicas» historias cinematográficas de la Hammer sobre personajes como Drácula, Frankenstein y otros por el estilo, que los yanquis reconvirtieron más tarde en Michael Myers, Jason o Freddie Kruegger, en el que se destila sólo el carácter maligno y sangriento de dichas figuras, «The Woman in Black», al igual que las recreaciones más recientes de Francis Ford Coppola («Drácula», 1992) o de Keneth Branagh («Frankenstein», 1994), hace más un tratamiento casi de víctima, con la que se tiene una atávica deuda de reparación, bajo ese embalaje romántico, en el que el amor y las emociones desbocadas (incluso de erotismo larvado) hacen siempre acto de presencia.
¿Y qué vamos a decir del hermoso, atractivo, seductor… Daniel Radcliffe? Divertido es observar la polémica, tanto sobre su adecuación en el rol principal, como del presunto, o no, «encasillamiento» en la cotizada piel de Harry Potter. Y ahí está, damas y caballeros: precisamente, desde el propio Watkins, hasta los más incondicionales fans del joven mago más famoso de la historia de la ficción, sobre todo aquéllos que no han asimilado el duelo del final de la saga, supieron en su momento que «The Woman in Black» no deja de ser un suspirante epílogo de las aventuras del brujo (primero niño, después adolescente, hasta el joven adulto que es en las dos últimas entregas, y aquí en esta encubierta despedida. Aunque sin varita mágica, ni escoba para volar).
En lo que a lo estético se refiere, entre «Harry Potter y las Reliquias de la Muerte» (2010 – 2011), tenemos un fino velo de transición entre lo fantástico y el terror de aire romántico (se suele asimilar erróneamente el significado este término a «historia de amor», cosa que no siempre es así). En cuanto al contenido, Watkins y toda la infraestructura con la que tiene cubiertas las espaldas nos han colado por subterfugio una coda de la colección. Sólo que, en esta ocasión, no hay abracadabras ni «kit» de trucos de por medio: a lo sumo veremos blandir a Radcliffe una vela y un hacha para plantar cara al espíritu de la Dama.
La auténtica liberación de Daniel, de su consagrado papel, es en «Kill your Darlings» (2013), de John Krokidas, en el que interpreta a un «antihéroe», un personaje gris, de moralidad vacilante, timorato e inseguro, que acaba haciendo sexo con otro hombre. Radcliffe ya nos había regalado previamente su desnudo en la versión teatral de «Equus».
El mismo tren que lleva al aprendiz hechicero a su escuela, es el que al final de «The Woman in Black» le lleva de regreso a la Eternidad con su añorada esposa y su hijo, momento en el que no sólo podemos interpretar el merecido premio de redención que la Dama de Negro le prodiga en agradecimiento por haber sido artífice de la reparación a la señora; también la auténtica bajada de telón de las andanzas del todavía joven actor británico en los campos de lo fantástico y sobrenatural.
Los sectores de pensamiento más materialista entre la audiencia lo encontrarán absurdo, innecesario y sin sentido. Para quien no cree en nada más, la muerte física es el fin de todo. Pero para quienes podamos esperar algo más allá, la acertada conclusión que plantea Watkins es sólo la terminación del sufrimiento.
A diferencia del sobre maniqueo planteamiento de las antiguas y llamadas «clásicas» historias cinematográficas de la Hammer sobre personajes como Drácula, Frankenstein y otros por el estilo, que los yanquis reconvirtieron más tarde en Michael Myers, Jason o Freddie Kruegger, en el que se destila sólo el carácter maligno y sangriento de dichas figuras, «The Woman in Black», al igual que las recreaciones más recientes de Francis Ford Coppola («Drácula», 1992) o de Keneth Branagh («Frankenstein», 1994), hace más un tratamiento casi de víctima, con la que se tiene una atávica deuda de reparación, bajo ese embalaje romántico, en el que el amor y las emociones desbocadas (incluso de erotismo larvado) hacen siempre acto de presencia.
¿Y qué vamos a decir del hermoso, atractivo, seductor… Daniel Radcliffe? Divertido es observar la polémica, tanto sobre su adecuación en el rol principal, como del presunto, o no, «encasillamiento» en la cotizada piel de Harry Potter. Y ahí está, damas y caballeros: precisamente, desde el propio Watkins, hasta los más incondicionales fans del joven mago más famoso de la historia de la ficción, sobre todo aquéllos que no han asimilado el duelo del final de la saga, supieron en su momento que «The Woman in Black» no deja de ser un suspirante epílogo de las aventuras del brujo (primero niño, después adolescente, hasta el joven adulto que es en las dos últimas entregas, y aquí en esta encubierta despedida. Aunque sin varita mágica, ni escoba para volar).
En lo que a lo estético se refiere, entre «Harry Potter y las Reliquias de la Muerte» (2010 – 2011), tenemos un fino velo de transición entre lo fantástico y el terror de aire romántico (se suele asimilar erróneamente el significado este término a «historia de amor», cosa que no siempre es así). En cuanto al contenido, Watkins y toda la infraestructura con la que tiene cubiertas las espaldas nos han colado por subterfugio una coda de la colección. Sólo que, en esta ocasión, no hay abracadabras ni «kit» de trucos de por medio: a lo sumo veremos blandir a Radcliffe una vela y un hacha para plantar cara al espíritu de la Dama.
La auténtica liberación de Daniel, de su consagrado papel, es en «Kill your Darlings» (2013), de John Krokidas, en el que interpreta a un «antihéroe», un personaje gris, de moralidad vacilante, timorato e inseguro, que acaba haciendo sexo con otro hombre. Radcliffe ya nos había regalado previamente su desnudo en la versión teatral de «Equus».
El mismo tren que lleva al aprendiz hechicero a su escuela, es el que al final de «The Woman in Black» le lleva de regreso a la Eternidad con su añorada esposa y su hijo, momento en el que no sólo podemos interpretar el merecido premio de redención que la Dama de Negro le prodiga en agradecimiento por haber sido artífice de la reparación a la señora; también la auténtica bajada de telón de las andanzas del todavía joven actor británico en los campos de lo fantástico y sobrenatural.
Los sectores de pensamiento más materialista entre la audiencia lo encontrarán absurdo, innecesario y sin sentido. Para quien no cree en nada más, la muerte física es el fin de todo. Pero para quienes podamos esperar algo más allá, la acertada conclusión que plantea Watkins es sólo la terminación del sufrimiento.
21 de febrero de 2012
21 de febrero de 2012
6 de 13 usuarios han encontrado esta crítica útil
Cuando vi anunciar esta película creía que iba a ser muy mala, pero a lo largo de los días me entró curiosidad. Cuando salí de la sala de cine estaba totalmente alucinando de lo buena que había sido la película, además de aterrorizado. Llevaba más tiempo sin asustarme con el terror (porque ahora el terror se basa únicamente en el gore) hasta que vi "la mujer de negro", que me puso los pies en la tierra. La trama de "la mujer de negro" es bastante buena, al igual que el ambiente de terror del film. La actuación de Daniel Radcliffe ha sido muy notable, aunque también lo hizo muy bien en la última película de Harry Potter. Durante la peícula no he visto a Harry Potter en ningún momento, he visto a un actor maduro y que sabe lo que hace, y creo que seguira triunfando a lo largo de su carrera cinematográfica. En definitiva, excelente film de James Watkins que ha hecho que este pegado al asiento durante todo el largometraje.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
No tengo ninguna escena favorita. Me han gustado todas por igual.
12 de febrero de 2012
12 de febrero de 2012
5 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
Es difícil ver esta película y no tener en mente películas como "One missed call", "Ringu" o "Ju on" por mencionar unas pocas. Tengo entendido que esta película es la adaptación de una novela, en todo caso ya sea este film, la novela o ambos están claramente influenciadas por el cine de terror japones en su vertiente "yuurei" (fantasmas o apariciones)
Habiendo mencionado lo anterior, quiero destacar que en filmaffinity se menosprecia constantemente a las películas de terror y a las comedias, así es como tenemos que en este sitio a "Something about mary" le hayan dado 6,2 (claramente merece un 10) o un 6,5 a la genial "Cigarette burns" de Carpenter. Por tanto no me sorprende que "The woman in black" tenga un 6,2... Es por esto el motivo de mi critica, quiero hacerle justicia a una gran película que pertenece a un género menospreciado por los supuestos cinéfilos del mundo aunque yo mas bien diría "dramófilos" ya que el único género al que muestran algún respeto es el drama y el cine bélico.
Pasando a la critica en si de la película vamos a ver sus puntos fuertes.
El sonido es fantástico, logra que te sientas inmerso en el "silencio" de algunas escenas y que te tiemble el interior en las escenas pico.
La ambientación esta realmente bien lograda, no solo en su ejecución escenográfica sino también a la hora de concebir la historia, una casa que depende de la marea para llegar e irse de ella es fantástica, cuando el personaje llega a la casa sabemos que no tiene salida, que tendrá que pasar ahí al menos unas 12 horas.
La clase de terror a la que apunta esta película va desde la tensión y el suspenso hasta llegar al liso y llano susto por sorpresa, por supuesto que se juega al suspenso en las primeras escenas y hacia el final al estar descubierto el mal ya se entregan de lleno a el terror de sobresalto, de modo que encontramos ambas vertientes en esta película y ambas bien logradas, destaco mucho este punto.
Quiero mencionar la actuación Daniel Radcliffe, escuche a mucha gente diciendo pavadas como "le pesa el papel de Harry Potter", a mi no me molesto para nada su actuación, reconozco que en algunas escenas su cara me podría haber dicho mas cosas, pero en general diría que estuvo "bastante bien", la gente que tanto se queja de su actuación es la que vio la saga de "Harry Potter" completita y no se lo pueden sacar de la cabeza, yo solo vi la primera (sería un necio por despreciar la saga sin haber visto al menos la primera) y no reconocí en ningún momento al pequeño Harry en el joven abogado que interpreta Radcliffe en esta película.
En definitiva me pareció una gran película, me hizo sentir suspenso y sobresalto, la ambientación me hizo sentir inmerso, el sonido me caló en lo profundo, los personajes secundarios me hicieron sentir empatia (Sam y su esposa) y por ultimo el ritmo de la película me pareció acertado.
En la sección spoiler cuento el porque de mi puntaje y partes de la película.
Habiendo mencionado lo anterior, quiero destacar que en filmaffinity se menosprecia constantemente a las películas de terror y a las comedias, así es como tenemos que en este sitio a "Something about mary" le hayan dado 6,2 (claramente merece un 10) o un 6,5 a la genial "Cigarette burns" de Carpenter. Por tanto no me sorprende que "The woman in black" tenga un 6,2... Es por esto el motivo de mi critica, quiero hacerle justicia a una gran película que pertenece a un género menospreciado por los supuestos cinéfilos del mundo aunque yo mas bien diría "dramófilos" ya que el único género al que muestran algún respeto es el drama y el cine bélico.
Pasando a la critica en si de la película vamos a ver sus puntos fuertes.
El sonido es fantástico, logra que te sientas inmerso en el "silencio" de algunas escenas y que te tiemble el interior en las escenas pico.
La ambientación esta realmente bien lograda, no solo en su ejecución escenográfica sino también a la hora de concebir la historia, una casa que depende de la marea para llegar e irse de ella es fantástica, cuando el personaje llega a la casa sabemos que no tiene salida, que tendrá que pasar ahí al menos unas 12 horas.
La clase de terror a la que apunta esta película va desde la tensión y el suspenso hasta llegar al liso y llano susto por sorpresa, por supuesto que se juega al suspenso en las primeras escenas y hacia el final al estar descubierto el mal ya se entregan de lleno a el terror de sobresalto, de modo que encontramos ambas vertientes en esta película y ambas bien logradas, destaco mucho este punto.
Quiero mencionar la actuación Daniel Radcliffe, escuche a mucha gente diciendo pavadas como "le pesa el papel de Harry Potter", a mi no me molesto para nada su actuación, reconozco que en algunas escenas su cara me podría haber dicho mas cosas, pero en general diría que estuvo "bastante bien", la gente que tanto se queja de su actuación es la que vio la saga de "Harry Potter" completita y no se lo pueden sacar de la cabeza, yo solo vi la primera (sería un necio por despreciar la saga sin haber visto al menos la primera) y no reconocí en ningún momento al pequeño Harry en el joven abogado que interpreta Radcliffe en esta película.
En definitiva me pareció una gran película, me hizo sentir suspenso y sobresalto, la ambientación me hizo sentir inmerso, el sonido me caló en lo profundo, los personajes secundarios me hicieron sentir empatia (Sam y su esposa) y por ultimo el ritmo de la película me pareció acertado.
En la sección spoiler cuento el porque de mi puntaje y partes de la película.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Le achaco a esta película no haber innovado en nada, su estructura es la típica del cine japones de fantasmas y a continuación voy a enumerar sus puntos principales.
1_Hay un fantasma hijo de puta que mata a todos.
2_Los protagonistas se ven envueltos con el fantasma hijo de puta.
3_Descubren la historia de este fantasma hijo de puta como grandes detectives.
4_Realizan una especie de ritual para que el fantasma descanse en paz.
5_Al fantasma le importa un carajo y sigue matando gente igual, incluidos los protagonistas al final de la pelicula.
A una película que siga tan rigurosamente esta formula no puedo sino al menos bajarle 1 o 2 puntos y es por eso que le doy un 8, una lastima porque la película esta llena de aciertos que podrían haber aumentado su puntaje.
1_Hay un fantasma hijo de puta que mata a todos.
2_Los protagonistas se ven envueltos con el fantasma hijo de puta.
3_Descubren la historia de este fantasma hijo de puta como grandes detectives.
4_Realizan una especie de ritual para que el fantasma descanse en paz.
5_Al fantasma le importa un carajo y sigue matando gente igual, incluidos los protagonistas al final de la pelicula.
A una película que siga tan rigurosamente esta formula no puedo sino al menos bajarle 1 o 2 puntos y es por eso que le doy un 8, una lastima porque la película esta llena de aciertos que podrían haber aumentado su puntaje.
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