Mi nombre es Harvey Milk
7.0
32,785
Drama
Harvey Milk, el primer político abiertamente homosexual elegido para ocupar un cargo público en Estados Unidos, fue asesinado un año después. A los cuarenta años, cansado de huir de sí mismo, Milk decide salir del armario e irse a vivir a California con Scott Smith. Una vez allí, abre un negocio que no tarda en convertirse en el punto de encuentro de los homosexuales del barrio. Milk se convierte en su portavoz y, para defender sus ... [+]
28 de junio de 2014
28 de junio de 2014
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Intercalando pedazos de documental con la historia de un chico de Nueva York que nunca había hecho nada por lo que sentirse orgulloso, esta película nos muestra una parte importante de la historia no sólo de Estados Unidos si no del mundo entero.
Empieza con unas imágenes históricas escalofriantes para dar paso a una pequeña introducción a la vida de Harvey Milk: el momento en que decidió irse a San Francisco, los días en que se dedicaba a disfrutar allí de la vida y cómo fue creciendo en él la necesidad de hacer algo más. Tras esta primera media hora la película va subiendo en intensidad hasta ponerte el corazón en la garganta, y entonces ya no la puedes dejar. Momentos de alegría, sufrimiento, excitación y emoción se mezclan y se superponen en esta maravilla que rinde homenaje a una de esas personas que ayudaron a hacer un mundo mejor.
Es una película desgarradora, pero de la que sales con unas ganas de vivir y luchar por ese sueño que muy pocas te dan. Totalmente imprescindible.
Empieza con unas imágenes históricas escalofriantes para dar paso a una pequeña introducción a la vida de Harvey Milk: el momento en que decidió irse a San Francisco, los días en que se dedicaba a disfrutar allí de la vida y cómo fue creciendo en él la necesidad de hacer algo más. Tras esta primera media hora la película va subiendo en intensidad hasta ponerte el corazón en la garganta, y entonces ya no la puedes dejar. Momentos de alegría, sufrimiento, excitación y emoción se mezclan y se superponen en esta maravilla que rinde homenaje a una de esas personas que ayudaron a hacer un mundo mejor.
Es una película desgarradora, pero de la que sales con unas ganas de vivir y luchar por ese sueño que muy pocas te dan. Totalmente imprescindible.
15 de marzo de 2015
15 de marzo de 2015
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
La mejor realización de Gus Van Sant hasta el momento. En este vibrante drama biográfico Sean Penn interpreta a Harvey Milk, el primer activista gay en asumir un cargo público en San Francisco a finales de los años 70, ofreciéndonos una actuación de lujo, que será tomada como un punto de referencia a futuro.
La historia inicia cuando Milk cansado de huir de sí mismo, deja el puesto de ejecutivo en Wall Street, y decide salir del armario e irse a vivir al barrio Castro en San Francisco, con su eterno compañero Scott Smith. Ahí, abre un negocio que en poco tiempo se convertiría en un punto de encuentro para todos los homosexuales de dicho lugar. Al mismo tiempo, Harvey pasa a ser un portavoz para defender sus derechos y deberá enfrentarse con políticos, empresarios y sindicalistas para salir adelante.
El filme aparte de ser un magnifico biopic también tiene toques de documental, ya que alterna la historia con imágenes reales de los personajes. De ahí se aferra Gus Van Sant, para contarnos quien era ese líder político y lo que logró conseguir, gracias a un esmerado guión original de Dustin Lance Black.
Pero lo mejor de la película es la actuación de Sean Penn, los gestos y la forma de hablar son sorprendentes, Penn desaparece en el personaje y logra una de las mejores interpretaciones de los últimos tiempos, y hay que agregar que se parece mucho al Harvey Milk de la vida real.
En el reparto también sobresalen James Franco, Emile Hirsch, Diego Luna y Josh Brolin, caracterizando a Dan White, un personaje que poco a poco genera repulsión.
Elementos como la fotografía y el montaje también son sobresalientes, y que decir de la música original de Danny Elfman, cala de manera impresionante con las imágenes.
"Milk: un hombre, una revolución, una esperanza" es una cinta indispensable, que a pesar de exagerarse con su mensaje contra la homofobia, deja un importante legado de tolerancia y respeto al ser humano.
La historia inicia cuando Milk cansado de huir de sí mismo, deja el puesto de ejecutivo en Wall Street, y decide salir del armario e irse a vivir al barrio Castro en San Francisco, con su eterno compañero Scott Smith. Ahí, abre un negocio que en poco tiempo se convertiría en un punto de encuentro para todos los homosexuales de dicho lugar. Al mismo tiempo, Harvey pasa a ser un portavoz para defender sus derechos y deberá enfrentarse con políticos, empresarios y sindicalistas para salir adelante.
El filme aparte de ser un magnifico biopic también tiene toques de documental, ya que alterna la historia con imágenes reales de los personajes. De ahí se aferra Gus Van Sant, para contarnos quien era ese líder político y lo que logró conseguir, gracias a un esmerado guión original de Dustin Lance Black.
Pero lo mejor de la película es la actuación de Sean Penn, los gestos y la forma de hablar son sorprendentes, Penn desaparece en el personaje y logra una de las mejores interpretaciones de los últimos tiempos, y hay que agregar que se parece mucho al Harvey Milk de la vida real.
En el reparto también sobresalen James Franco, Emile Hirsch, Diego Luna y Josh Brolin, caracterizando a Dan White, un personaje que poco a poco genera repulsión.
Elementos como la fotografía y el montaje también son sobresalientes, y que decir de la música original de Danny Elfman, cala de manera impresionante con las imágenes.
"Milk: un hombre, una revolución, una esperanza" es una cinta indispensable, que a pesar de exagerarse con su mensaje contra la homofobia, deja un importante legado de tolerancia y respeto al ser humano.
18 de marzo de 2015
18 de marzo de 2015
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Vista por el maratón de Sean Penn.
Bueno, pues es una lástima no poder evitar recibir opiniones previas a las películas, pero realmente a menudo no hay manera de impedirlo. Las noticias previas que me llegaron de este film, afirmaban que era una biografía de tipo hagiográfico, que era muy políticamente correcta y que su dirección era rutinaria.
De hagiográfica, nanai de los nanaies y los otros dos puntos... puede que sea cierto (relativamente) pero ni me paro en ello, porque la verdad es que me importa un pimiento morrón.
Sucede que me ha parecido una historia interesantísima (desde luego me pienso zampar ya, el documental sobre este personaje, que tengo entendido que es buenísimo y rabio de ganas de verlo) que me ha tenido enganchada de principio a fin y que lógicamente me ha llevado a la clase de razonamientos que la peli casi te obliga a tener y la vida de este hombre, pienso que también.
Entiendo que el que una dirección sea funcional no la convierte en rutinaria y viendo los mentirosas que se están volviendo últimamente las biografías, algunas nominadas y todo, el que se atengan a los hechos, es de agradecer. Tal vez me falte imaginación pero creo que artificios y lucimientos estilísticos por parte de su peculiar director, hubieran tenido muchos boletos para no favorecer realmente a la historia, que al final es lo que se trata.
Sean Penn está como para cantarle "Osana, Osana!" a la entrada de las ciudades con palmas y todo.
Y de poco más pude darme cuenta. La historia me estaba interesando muchísimo y casi no pude darme cuenta de más que de que me ha gustado un porrón y me ha parecido estupenda.
Bueno, pues es una lástima no poder evitar recibir opiniones previas a las películas, pero realmente a menudo no hay manera de impedirlo. Las noticias previas que me llegaron de este film, afirmaban que era una biografía de tipo hagiográfico, que era muy políticamente correcta y que su dirección era rutinaria.
De hagiográfica, nanai de los nanaies y los otros dos puntos... puede que sea cierto (relativamente) pero ni me paro en ello, porque la verdad es que me importa un pimiento morrón.
Sucede que me ha parecido una historia interesantísima (desde luego me pienso zampar ya, el documental sobre este personaje, que tengo entendido que es buenísimo y rabio de ganas de verlo) que me ha tenido enganchada de principio a fin y que lógicamente me ha llevado a la clase de razonamientos que la peli casi te obliga a tener y la vida de este hombre, pienso que también.
Entiendo que el que una dirección sea funcional no la convierte en rutinaria y viendo los mentirosas que se están volviendo últimamente las biografías, algunas nominadas y todo, el que se atengan a los hechos, es de agradecer. Tal vez me falte imaginación pero creo que artificios y lucimientos estilísticos por parte de su peculiar director, hubieran tenido muchos boletos para no favorecer realmente a la historia, que al final es lo que se trata.
Sean Penn está como para cantarle "Osana, Osana!" a la entrada de las ciudades con palmas y todo.
Y de poco más pude darme cuenta. La historia me estaba interesando muchísimo y casi no pude darme cuenta de más que de que me ha gustado un porrón y me ha parecido estupenda.
19 de agosto de 2020
19 de agosto de 2020
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
La película narra la vida del primer político gay confeso de Estados Unidos, Harvey Milk, y su defensa de la causa homosexual. Al contrario de lo que pueda parecer no fue asesinado por ningún fanático homófobo sino por un rival político en el ayuntamiento de San Francisco rencoroso, vengativo y con problemas económicos al perder su puesto de concejal.
Sean Penn se luce interpretando a Milk, el parecido es evidente al igual que el del resto de actores con los personajes reales que encarnan, y ganó el Óscar de mejor actor principal muy reñido con el trabajo que Mickey Rourke hizo en El luchador.
Se trata de una historia real sobre la lucha en defensa de las libertades y derechos civiles de la comunidad gay durante los años setenta, década en la que dicha comunidad comenzó a visibilizarse y a reivindicar respeto. El argumento es interesante y está lleno de buenas intenciones, lo que falla para mi gusto es el desarrollo de la trama que se vuelve algo convencional y aunque trate de ser rigurosa por momentos pierdes el interés de lo que ves. No obstante sólo por el trabajo de Penn ya merece la pena verla.
Sean Penn se luce interpretando a Milk, el parecido es evidente al igual que el del resto de actores con los personajes reales que encarnan, y ganó el Óscar de mejor actor principal muy reñido con el trabajo que Mickey Rourke hizo en El luchador.
Se trata de una historia real sobre la lucha en defensa de las libertades y derechos civiles de la comunidad gay durante los años setenta, década en la que dicha comunidad comenzó a visibilizarse y a reivindicar respeto. El argumento es interesante y está lleno de buenas intenciones, lo que falla para mi gusto es el desarrollo de la trama que se vuelve algo convencional y aunque trate de ser rigurosa por momentos pierdes el interés de lo que ves. No obstante sólo por el trabajo de Penn ya merece la pena verla.
1 de junio de 2009
1 de junio de 2009
6 de 12 usuarios han encontrado esta crítica útil
Demasiado hippie, demasiado joven, demasiado progre, demasiado aire a guateque, demasiadas locas, demasiado mariconeo. Demasiado frívola.
Falta tensión dramática y sobra diálogo, falta temor, falta vértigo, y sobra griterío. La propuesta es sincera, pero aburre. El trabajo de Penn es fantástico, pero no tapa los demás agujeros de la película. Mejor este Van Sant que el otro, el experimental, el pesao (qué asco de Last Days y qué asco de Gerry). Mejor éste, por supuesto. Pero no ha sido suficiente. No.
Las político-biográficas dejemos que las ruede Oliver Stone. Ah, otro gallo habría cantado, tío. Se habría despepitado, en realidad.
Falta tensión dramática y sobra diálogo, falta temor, falta vértigo, y sobra griterío. La propuesta es sincera, pero aburre. El trabajo de Penn es fantástico, pero no tapa los demás agujeros de la película. Mejor este Van Sant que el otro, el experimental, el pesao (qué asco de Last Days y qué asco de Gerry). Mejor éste, por supuesto. Pero no ha sido suficiente. No.
Las político-biográficas dejemos que las ruede Oliver Stone. Ah, otro gallo habría cantado, tío. Se habría despepitado, en realidad.
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