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Naranja mecánica

Drama. Ciencia ficción Gran Bretaña, en un futuro indeterminado. Alex (Malcolm McDowell) es un joven muy agresivo que tiene dos pasiones: la violencia desaforada y Beethoven. Es el jefe de la banda de los drugos, que dan rienda suelta a sus instintos más salvajes apaleando, violando y aterrorizando a la población. Cuando esa escalada de terror llega hasta el asesinato, Alex es detenido y, en prisión, se someterá voluntariamente a una innovadora experiencia de ... [+]
Críticas 567
Críticas ordenadas por utilidad
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8
27 de septiembre de 2015 4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Vivimos condicionados por una sociedad, que nos determina y nos hace ser, de una manera u otra, apoyados por los medios de comunicación o no, tal y como somos. ¿Somos realmente electores de ser así? De una manera u otra Alex era un psicópata, psicópata se hace y no se nace, y eso está mal. Alex no lo ha elegido pero aun así necesita un escarmiento. Como espectador, al comienzo de la película sientes pena por las victimas de Alex y repulsión hacia el propio Alex.
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Pero hay un punto de inflexión, Alex se entera del programa de la cárcel para "curarse" y él DECIDE formar parte de él. Alex ha sido libre, ha reflexionado sobre lo que ha hecho y entiende que está mal, posiblemente el momento de mayor cordura de Alex, aquí ya se había curado y lo correcto sería que aquí acabase todo. Sin embargo sí hay un programa al que es sometido, y privado nuevamente de su libertad, Alex ya no actúa mal por voluntad propia sino por instinto. ¿Al caso no nos hace humanos ser libres y racionales? Alex sale de la carcel, remodelado por un programa poco ético y sigue recibiendo castigos por sus actos cuando el ya se ha redimido por voluntad propia (al elegir entrar en el programa). Ahora odias a las antiguas victimas de Alex y sientes pena por Alex. Aquí es donde comprendes que la violencia está en la sociedad siempre, y no es lo mismo la violencia de un psicópata (que no lo elige de cierto modo) que la violencia por personas que si DECIDEN vengarse de alguien que ya comprende que ha hecho las cosas mal. ¿Al caso el castigo no es para hacer comprender y reflexionar? ¿Un padre castiga a su hijo para hacerle de sufrir o para hacerle reflexionar sobre lo bueno y lo malo?

La violencia por la violencia, innata en el ser humano, es lo que viene a reivindicar Kubrick en esta película. Al final Alex vuelve a ser un psicópata, por que lo es, y porque la sociedad lo empuja, la pescadilla que se muerde la cola. ¿La culpa es de Alex o de la sociedad?
10
17 de octubre de 2017 4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Al ver por primera vez La Naranja Mecánica la odié, pensé de ella lo mismo que pienso ahora del cine de Tarkovski, de Malick y de cintas como Holy Motors, Canino y Sátantangó. La gran diferencia radica en que en la mayoría de los casos tratándose de cintas de culto, o muy bien referenciadas por la crítica, decidía darles una segunda oportunidad, pero, lo que conseguían era reafirmar mi animadversión por dichos films. En otros casos me sucedía al revés, películas que en un principio me encantaron, luego de volverlas a ver se desvanecían ante mis ojos como Inception, Casablanca y Annie Hall. Sin embargo con La Naranja Mecánica experimenté esa maravillosa sensación de apreciar, contemplar y disfrutar toda su grandeza. No podría decir si fue el tiempo en que la vi, si mi punto de vista cambió conforme a los años vividos, si nos encontramos en el punto y hora adecuado o todas las anteriores. Lo que si puedo decir es que no hice uso de algo que no se lo recomiendo a nadie y es querer encontrar lo que hay dentro de una cinta, fuera de ella, es decir, tratar de entenderla por la situación histórica de cuando fue realizada, o por la religión que haya tenido su realizador en el momento de rodarla, o de su trasfondo socio-cultural en el momento de la filmación. Soy de los ultraconvencidos que una obra cinematográfica debe ser tan diciente, que con lo que tiene dentro de su metraje debe ser más que suficiente para llegarle al público, libre de interpretaciones o de manuales que deba llevar para poder entenderla.
Por eso digo que fue maravilloso encontrar ahí en la misma película las cosas que había pasado por alto, sus mordaces críticas a los modelos de la sociedad, el arbitrario liderazgo, la violencia innata en el ser humano, lo excitante y a la vez peligroso de los excesos, la falsa redención y el libre albedrío. Este largometraje es el perfecto ejemplo que se pueden contar extraordinarias historias de la mano de simbolismos y que aunque parezcan ser complejas, todo lo que se necesita para llegar a ellas está ahí dentro de los fotogramas y no afuera como tantas obras sobrevaloradas que necesitan de un manual para llegar a sus historias, incluyendo algunas de su majestad Stanley Kubrick.
2
17 de diciembre de 2018
14 de 25 usuarios han encontrado esta crítica útil
La vi con 16 años recién estrenada. Había que verla. No me acuerdo muy bien pero creo que no me enteré absolutamente de nada. Unos 45 años después la he vuelto a ver, como quien sin saberlo tiene una asignatura pendiente, y esta vez es absolutamente diferente: me he enterado de que no me he enterado de nada; no me entero de cómo le puede gustar este engendro a tanto cinéfilo. Pero la vida es así, hoy te mueres tú, mañana el otro y pasado me toca a mí la lotería.

En algo sí que me he sentido afín al naranjito mecánico, también he tenido la necesidad de ponerme unos forceps psicológicos en los párpados para no quedarme dormido, y es que realmente hace daño a la vista... y para nada sería yo de los que reniegan de ella por violenta o muy explícita, pues podría decir que me parece, valga la ironía, más blanda que cualquier capítulo de Heidi.
Muy hábil el Kubrick para que le alaben hasta sus peores películas.

Pienso que la inmensa mayoría de gente que opina más o menos como yo no hace una crítica a esta película al ver la ristra de ‘dieces’ que tiene, que a buen seguro les dejará rascándose incrédulos la cabeza.

Ah, y solo como nota, se parece al libro como un huevo a una castaña.
7
23 de febrero de 2007
7 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
Para decir la verdad, he visto la película ya que todo el mundo me deciá que era una obra de arte, pero lamentablemente una vez vista no me ha parecido tan brillante como me habían dicho.

Lo que no puedo negar que es una gran obra maestra para esa época, por no decir que tanto la interpretación y como la dirección me parecen excepcionales.

Lo que sí me parece maestro, es que ya dan a entender que los políticos son capaces de cualquier cosas por un puñado de votos y supongo que es por eso mismo por lo que estuvo prohibida durante casi 30 años en el Reino Unido.
10
8 de agosto de 2007
6 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
Ingeniosa, divertida, satírica, musical, excitante, bizarra, política, emocionante, aterradora, metafórica, cómica, sardónica: una obra maestra.

Un malandro amante de Beethoven, Alex, nos lleva de la mano en sus paseos por un Londres futurista junto a sus drugos, y nos convida a participar en sus violaciones, golpizas, asaltos, donde a partir de ahí la película da giros y aborda temas como la naturaleza humana.

La nota un tanto discordante para los mismos tímpanos es el uso de un vocabulario extraño, bautizado como nadsat, pero no hay mayor problema ya que uno no tarda mucho en acostumbrarse a dicha lengua. Y es que la violencia no está tan separada de la cultura como muchos quisieran creer, y Kubrick retrata esta combinación de manera magistral. La violencia, para bien o para mal, es parte de nuestra sociedad, de nuestra misma naturaleza humana

Después de los coloridos y breves créditos iniciales se nos muestra el rostro de Malcolm McDowell (Alex), mirando al espectador con una mueca psicótica que (doy fe) pone los pelos de punta. Desde el principio hasta el final un film verdaderamente brillante en todos sus apartados. Desde la belleza estética a la, una vez más, genialidad del director.

Un film valiente, en el que la controversia por el carácter violento de la obra (en la época) recibió amenazas de muerte para el director y su familia. Incluso uno de sus censores dijo que "La naranja mecánica" es un importante documento social de brillantez y calidad admirables. Ahí queda todo.

De entre las muchas interpretaciones que ha recibido el título (he visto algunas en la propia página) la más afamada es la es la que deriva de una vieja expresión cockney ("tan raro como una naranja mecánica").

El final, de dudosa moral, es el que, en el interior de la mayoría, todos queríamos ver.

Filosofías aparte hay que decir que estamos ante un clásico del cine; de aquella década de los setenta que nos dejó maravillas como "El Padrino" entre otros.

Kubrick era excéntrico, puede que estuviese chiflado; pero era un maldito genio.
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