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Crepúsculo: Luna nueva

Fantástico. Romance. Thriller Edward Cullen (Robert Pattinson) decide abandonar a Bella Swan (Kristen Stewart) para mantenerla alejada de los peligros del mundo vampírico. Con la ayuda de Jacob Black (Taylor Lautner), su amigo de la infancia y miembro de la misteriosa tribu quileute, Bella intentará superar el abandono de Edward, que la ha dejado sumida en el mayor de los desconsuelos. Pero los peligros siguen acechando a la joven; nuevas y asombrosas criaturas ... [+]
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Críticas ordenadas por utilidad
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4
14 de noviembre de 2011 3 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Adaptación del segundo capítulo de Crepúsculo al cine y segundo pelotazo taquillero que nos cuenta una pequeña historieta que podría resumirse en cinco minutos sin dejar de lado ningún detalle.

Chris Weitz, que hizo un buen trabajo años atrás junto a su hermano dirigiendo la fantástica comedia American Pie, se pone en esta ocasión al volante de una de las películas que menos cuenta en más metraje de los últimos tiempos. No es que en ningún momento haya pasado por la cabeza leerme las novelas de la señorita Meyer, pero por lo que se comenta, las adaptaciones son bastante fieles y la mayoría de diálogos son exactos, con lo que subirme a un autobús en el que los asientos están llenos de azúcar, gominolas y dulces de todo tipo no es algo que tenga previsto hacer. El trabajo de Weits acentúa con una infinita sucesión de escorzos y absurdos cambios de plano los horrorosos y eternos diálogos en los que los personajes necesitan horas para lo que cualquiera diría en dos segundos. La historia que se nos cuenta en Luna nueva no supondría más de cinco minutos en pantalla si intentara centrarse en lo importante y dejase de meter relleno de color rosa para hinchar una trama que no lo necesita. Sin embargo, pese a la lamentable historia, el pobre guion y la desafortunada dirección, en Luna nueva emerge la figura de Javier Aguirresarobe, el director de fotografía vasco que hace de Luna nueva una espectacular experiencia visual en los espacios abiertos y destacan, también, unos efectos especiales realmente espectaculares.

Robert Pattinson estuvo bien en la segunda mitad de la primera película, pero aquí parece hacer borrón y cuenta nueva y vuelve a empezar desde cero. Y eso, cero, es la nota que merecería su interpretación. Kristen Stewart vive con las bolas chinas metidas dentro y de ahí sus tembleques, sus incontables tics y su nula capacidad para expresarse con la cara. Por otro lado, comienza a despuntar la figura de Taylor Lautner, un actor (lo que voy a decir será altamente impopular para los más puristas) como la copa de un pino que consigue casi mantener a flote al calamitoso reparto. La casi desaparición de Ashley Greene no beneficia en nada al apartado actoral.

Resumiendo, que es gerundio: Luna nueva es un bodriazo de película porque tiene poco que contar y lo cuenta mal; es un bodriazo porque no va hacia ninguna parte; es un bodriazo porque los dos protagonistas principales son un coñazo... pero visualmente es una absoluta delicia y cuenta con Taylor Lautner, un chico que a poco que enfoque bien su carrera dará que hablar. Y no precisamente a las quinceañeras, que ya se habrán buscado otro ídolo al que amar hasta la médula durante dos meses.
5
10 de septiembre de 2012 3 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
No querría empezar esta carta con un hola, porque eso lo asocio con una ausencia que reaparece (sí, ya sé que es algo cursi). Sé que quizás ahora es el momento de tratar de plasmar las ideas que durante las primeras semanas fueron cambiando de manera tan rápida en mi cabeza, y también las emociones que transitaban por mi corazón.

Primero fue incredulidad. ¿Cómo pudiste hacerme esto a mí?. ¿En qué estabas pensando? ¿Por qué el engaño? Al verte en las fotos con Sanders, esa visión me resultó tan repugnante que que no podía crearla. Más que romperme el corazón, se me rompió algo en la cabeza como si fuera cristal. Justo abajo de la coronilla. Como si la realidad realmente golpeara y yo, o mi percepción del mundo que había creído a tu lado, fueran figuritas de cristal machacadas encima de mi nuca, demasiado punzantes. Me acuerdo que me toque la cabeza por si tuviera sangre.


Después vino el odio. ¿Cómo pudiste hacernos esto a nosotros? ¿Es que acaso no te bastaba lo que yo pudiera darte? Creí que seríamos siempre Bonnie and Clyde. Y que estábamos los dos solos al otro lado del río, mientras el mundo a nuestro alrededor diambulaba en la otra orilla sin poder siquiera tocarnos, a nosotros ni a lo nuestro. ¿Cómo pudiste romper el paraíso? Te odié porque te cargaste nuestro futuro, el destino que nos prometimos. Nuestra vida. Podaste esa rama para que no volviera a crecer. Sabías lo importante que era para mí la lealtad, y ahora intentas remendar lo que crecía y pudiera florecer en el futuro, cuando ya no es lo mismo. No es orgullo, creeme. Muchos creen que lo es, pero no se trata de eso. Más quisiera que el nudo que ya no derrama savia, sino que ha encallecido, volviera a brotar tierno. Pero no puede. El árbol tendrá que seguir creciendo por otro lado.


Ahora quiero verte feliz. Quiero ver que esto no te mantiene hundida. Trato aún de entender tus motivos. Sé que "Ha sido un error", no me satisface porque no me da una explicación de lo que pasó. No llego a entenderte. Pero sí que pienso que tú tenías 18 años cuando todo esto empezó. Y quizás te pedí (o todo el mundo te pidió) demasiado. El otro día hablando con Leo, me contó lo increiblemente fácil que es llevarse a la cama a una ex. Decía que había un pequeño vínculo que siempre queda. Me gustaría que nuestras ramas se volvieran a juntar en algún punto de nuestras vidas, cuando tú ya no tengas ningún asunto pendiente por hacer.

Espero también, con todo mi corazón, que todas estas cosas no pierdan su importancia en el futuro.


Sinceramente, Rob
7
26 de octubre de 2013 3 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Sólo puedo alabar la gran labor de Luna Nueva como grandiosa comedia.
Mientras la gente la critica -gran parte sin haberla visto, simplemente por darse el placer de cargar contra la saga de "moda"-, yo aconsejo su visionado y que no se tome en serio, pues tendréis un buen rato por delante, ya que poca gente se fija en su magnífico planteamiento:

Bella, abandonada por su amor vampírico, pone su vida en peligro accidentalmente, es en ese momento cuando ve la imagen de Edward (su querida sanguijuela) en su mente, advirtiéndola sobre el peligro inminente. Ella, a sabiendas que Edward se le aparece cuando está en peligro, recurre a tácticas para sufrir subidones de adreladina para reencontrarse con él, y es aquí dónde nace lo bueno de este film.

Y si a eso le sumamos la pandilla de hombres lobo hormonados y depilados, nos queda un exquisito elixir que se derrite en nuestro paladar mientras convulsionamos a causa del humor surrealista.

No tengo dudas en señalar esta película como una de las grandes comedias de principios de siglo a la altura de "The Anchorman", "The Hangover" o "Daredevil". Os animo que la veáis con esta perspectiva, pues disfrutaréis.
5
3 de diciembre de 2009 2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Que el mito de los vampiros es uno de los más rentables de la historia del cine, es algo que está meridianamente claro, desde el “Nosferatu” de Murnau en 1922. Será la inmortalidad, será la seducción y elegancia del glamuroso conde de rostro pálido y refinadas maneras, vete a saber. El caso es que en la taquilla funciona. Y en televisión, y si no ahí tenemos “True Blood”, “Moonlight”, “Buffy”…toda una retahíla de universos donde los vampiros y los humanos interactúan. Cuando Stephenie Meyer escribió su primer libro, quería contar con todos los elementos para convertirlos en un best- seller y para ello se pensó ¿quiénes era el mayor público potencial para consumo de ficción? Obviamente, los adolescentes y por eso añadió en la ecuación de los vampiros el ambiente de un instituto norteamericano donde una desadaptada chica llega para encontrarse con un enigmático compañero hacia el que se siente irresistiblemente atraída. La primera adaptación cinematográfica tenía su gracia, y momentos acertados –no obstante, el primer libro de la saga tenía muchos más elementos cómicos que la segunda parte, y muchísimos más que la tercera “Eclipse”, que ya se está en marcha…-; en cambio esta segunda parte se convierte a los pocos minutos de su inicio en el clásico producto adolescente, lleno de tópicos y almibaradas secuencias románticas. Aunque es lícito hacer este tipo de cine, no lo es así venderlo como algo “original”, porque de nuevo, no tiene absolutamente nada: en esta segunda parte Bella sigue con su obsesión para unirse de por vida (o por no-vida…) a su amadísimo Edward, pero los conflictos con otros vampiros y su entorno familiar empiezan a acrecentarse cuando Bella se reencuentra con su amigo de la infancia Jacob, que también esconde un secreto sobrenatural. Es innegable que la cuidada producción consigue un producto impecable, de factura excelente y efectos especiales deslumbrantes (aunque en muchos momentos la infografía es demasiado obvia y parece más un videojuego que una película…) pero la “trampa”, a la hora de engatusar al público al que va dirigida resulta demasiado evidente: las secuencias de amor entre Bella, Edward y Jacob (ojo, no nos liemos, entre Bella y cada uno de sus dos pretendientes, el vampiro y el hombre lobo…) chirrían con unos diálogos de auténtico chiste, y unas interpretaciones bastante mal avenidas (especialmente por la protagonista, Kristen Stewart, comedida en la primera parte, pero ya se ha creído la pobre que es una estrella, y se le nota demasiado…). Para rematar la faena, resulta que los paralelismos entre el ritual de terminar la secundaria y empezar la vida “de adulto”, con el arco dramático de los vampiros, es totalmente ridículo, por no hablar del desenlace, que podría ser el sueño de toda adolescente norteamericana (o quizás, de las no norteamericanas también…). (sigue en spoiler)
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Eso sí, me quito el sombrero por la faraónica operación de marketing mundial, que ha logrado situar esta franquicia comercial como una de las más rentables de los últimos tiempos en la gran pantalla, y que ha funcionado a la perfección. Pero la frialdad de la misma se puede equiparar a la de los propios vampiros, ya que esta segunda parte está tan enfocada, es tan comercial, que carece de alma, de humanidad. Lo dicho, igual que los vampiros van a chupar la sangre de sus víctimas, esta saga ya está chupando (eficientemente) la sangre de sus espectadores. Y lo peor, de una forma nada nueva. Solo hay que cambiar el tema del vampirismo por las artes marciales (la saga “Karate Kid”), por lo paranormal (“Carrie”), la informática (“Juegos de Guerra”) o por cualquier otro tema de problemática adolescente para reconocer éxitos de taquilla anteriores. Yo pensaba que tras un arranque tibio de la saga con, Catherine Hardwicke (inexplicablemente, tras haber dirigido un excelente film independiente que dejó deslumbrado a Sundance, “Thriteen”, se metió a lo más convencional del mundo…), ahora parecía que eligiendo a Chris Weitz, que nos regaló la incomprendida y fracasada comercialmente “La brújula Dorada” y una de las mejores comedias contemporáneas con Hugh Grant en “Un niño grande” se iba a dar una mayor credibilidad a la saga, cuando menos, pero está claro que el diseño de producción y marketing ha podido con el talento creativo de este director. O lo que es lo mismo: “déjate de creatividad, y vamos a vender, que es lo que nos ocupa”.
2
28 de marzo de 2010 2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Tremendamente soporífera, increíblemente aburrida y un caso de estudio psicológico. El hecho de que no aparezca ni un solo vampiro como Dios manda (no he podido ni ver un mísero colmillo de chupa sangres) no es el principal inconveniente de esta cinta. El principal pero es que no tiene argumento, y si resulta ser que sí pues realmente no tiene sentido. (Spoiler).
La introducción directamente produce un sueño casi profundo, realmente no pasa nada de nada durante muchos y muchos minutos, y cuando pasa algo los personajes se esmeran en conversar como si fueran cabezas de chorlito, pausadamente y caramelizando cada palabra con miradas de gatito bueno que producen estupor en este tipo de películas: que si te quiero, que si yo también, que si dame un beso, etc.
La aparición de los licántropos, realmente las únicas criaturas fantásticas que merecen dicho calificativo, animan algo el film, más que nada porque es la novedad con respecto a Twilight, y porque redundando en los mismo, se asemejan más al mito que no los supuestos vampiros.
El desenlace es de lo peor. Cuando parece que va a pasar algo divertido o apasionante, término que seguro preferirán los seguidores de la saga, va y vuelven a las melosidades iniciales y estropean definitivamente una cinta en la que lo único salvable es la actuación de Stewart, sin lugar a dudas una actriz creíble y al margen del resto del reparto.
Es cierto, si no te gustó la primera (le puse un tres) porqué ves la segunda, es una pregunta válida a la que contesto: pues porque soy un cinéfilo y algo vampirófilo y estas cosas hay que verlas, ya sea para alabarlas o para todo lo contrario como es el caso. Reconozco que soy un poco estricto con el tema vampiros pero qué le vamos hacer, me molesta que digan que es una película de vampiros cuando yo no he visto ninguno.

Un saludo.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Desde el momento en el que Edward Cullen finge no querer a Bella para romper su relación la película es un sin sentido. Aunque es cierto que tiene ciertos instantes entretenidos con los licántropos, si uno no se cree el motivo principal y la clave para el argumento de la película no hay nada que hacer.
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