A Roma con amor
5.8
27,958
Comedia. Romance
Cuatro historias independientes con un escenario común: la ciudad de Roma. En la primera, un matrimonio americano (Woody Allen y Judy Davis) viaja a italia para conocer a la familia del prometido de su hija (Alison Pill). En la segunda, un italiano (Roberto Benigni) se hace famoso sin motivo de la noche a la mañana. En la tercera, un arquitecto californiano (Alec Baldwin) visita Roma con sus amigos donde conoce a un estudiante (Jesse ... [+]
24 de octubre de 2012
24 de octubre de 2012
1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Llena de tópicos made in Allen y, a veces demasiado rancia a la hora de retratar a los italianos (como nos pasó aquí Con Vicky, Cristina, Barcelona). Cuando sale de NY, parece que se empeña en recurrir a los topicazos más casposos, colando también algún detalle "glamuroso" como para compensar. La verdad es que, lo mejor siguen siendo sus personajes interpetrándose a sí mismo que, he de reconocer que es lo que a algunos, precisamente, más les repele de su cine. La historia del famoso por sorpresa, pierde fuelle a base de estupidez y repetición que no convence. Y menos que, parezca que, debe justificarse determinado comportamiento en función de que seas o no famoso y accedas a los lujos típicos de serlo. Ridículo. El que no sea afín a valores pretendidamente tradicionales, lo será porque para él no tengan el valor que habitual o socialmente se le da pero, no se sostiene que parezca estar justificado por esta absurda parodia.
La historia de la prostituta, en fin... otro tanto de lo mismo. Para justificar unos polvetes y dotarlos de gracia, nada mejor que circunscribirlos a confusiones y enredos pueblerinos y, dejar que los cónyuges empaten para que no haya resquemores... una memez con idéntido fondo que la historia del famoso.
La mejor, la del cantante. Por surrealista y estrambótica. Porque refleja y critica esa sociedad snobista y pseudo intelectual que, ampara cualquier frikismo siempre que venga de la mano de un productor caradura y neurótico que, no sabes si en realidad encuentra el sentido artístico a depende de cuales "montajes" ridículos y, también he de decir, desternillantes. Es un sinsentido de principio a fin y, así es como debe tomarse para disfrutarla de verdad.
No obstante, en conjunto, digamos que es entretenida lo que, para todo un W. Allen, sinceramente, se me antoja un adjetivo que no sé bien si debe considerarse positivo o negativo... Delicada cuestión. Destellos que no consiguen una calificación global muy brillante.
La del arquitecto y su conciencia (muy bien Baldwin) es algo sosa y, sin embargo, resulta simpática. Es previsible pero, deseas confirmar o no tus sospechas, lo que habla en favor de cómo se presenta y su capacidad de enganche, algo de lo que carece la peor de todas: la del famoso (personalmente, es que me puso enferma y me pareció un refuerzo a la teoría de que Benigni sólo tiene un registro>>payasete desgraciado).
La historia de la prostituta, en fin... otro tanto de lo mismo. Para justificar unos polvetes y dotarlos de gracia, nada mejor que circunscribirlos a confusiones y enredos pueblerinos y, dejar que los cónyuges empaten para que no haya resquemores... una memez con idéntido fondo que la historia del famoso.
La mejor, la del cantante. Por surrealista y estrambótica. Porque refleja y critica esa sociedad snobista y pseudo intelectual que, ampara cualquier frikismo siempre que venga de la mano de un productor caradura y neurótico que, no sabes si en realidad encuentra el sentido artístico a depende de cuales "montajes" ridículos y, también he de decir, desternillantes. Es un sinsentido de principio a fin y, así es como debe tomarse para disfrutarla de verdad.
No obstante, en conjunto, digamos que es entretenida lo que, para todo un W. Allen, sinceramente, se me antoja un adjetivo que no sé bien si debe considerarse positivo o negativo... Delicada cuestión. Destellos que no consiguen una calificación global muy brillante.
La del arquitecto y su conciencia (muy bien Baldwin) es algo sosa y, sin embargo, resulta simpática. Es previsible pero, deseas confirmar o no tus sospechas, lo que habla en favor de cómo se presenta y su capacidad de enganche, algo de lo que carece la peor de todas: la del famoso (personalmente, es que me puso enferma y me pareció un refuerzo a la teoría de que Benigni sólo tiene un registro>>payasete desgraciado).
27 de octubre de 2012
27 de octubre de 2012
1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Las películas de Woody Allen siempre se han definido por su libertad textual, de guiones dinámicos y dialéctica perspicaz que excusan tramas a menudo simples y a menudo reiterativas. El tiempo de dormilones, repúblicas bananeras e incógnitas sexuales ha pasado, también el de historias sencillas que devenían extraordinarias porque el Allen inspirado seducía al espectador embriagándole con su peculiar humor, con el que bombardea cual rapero desatado todos los diálogos del metraje. Y es que como todo artista, Allen ha pasado por varias épocas, y la actual se adivina la más floja, quizás porque el director se ha relajado en demasiados aspectos, quizás porque, en tanto que figura consolidada, ya no tiene la necesidad de demostrar constantemente su ingenio, quizás porque Allen, como cualquier creador, ha perdido la frescura en sus trazos.
Resulta, sin embargo, que este último film de Allen es ya tan autoconsciente que, de perdidos al río, decide transcurrir sin excusarse en absoluto y divaga cuanto quiere sin mediar explicación. Ha llegado un punto en el que el director ya no tiene ningún reparo en mezclar lo absurdo con el supuesto realismo; lo veíamos ya en Midnight in Paris y lo vemos más aún en este nuevo fascículo de la inacabable colección del director neoyorquino. Existe, no obstante, una gran diferencia entre las peripecias parisinas de Owen Wilson, Marion Cotillard, Rachel McAdams y compañía y este relato romano: mientras que en París el elemento fantástico era constante y casaba con la percepción de ciudad fascinante e hipnótica, en Roma lo fantástico es pura patilla, un elemento gratuito que, mira por dónde, ni molesta ni desentona. Más bien se agradece este descaro, y se digiere fácil, a la sonrisa o a la carcajada. Un consejero fantasma –o fantasma consejero–, o un fenómeno paparazzi paranormal se dan como si nada mientras el turismo yanqui y el folk italiano sintonizan con Roma en pos siempre del humor desenfadado y la alegre banalidad.
A Roma con amor sigue la estructura de los últimos filmes de Allen; varias caras conocidas con sonrisas de oreja a oreja y encantadas de encontrarse entre el elenco viven singulares experiencias que se entrecruzan, dignas del anecdotario de la ciudad. En este caso son Alec Baldwin, Jesse Eisenberg, Penélope Cruz y Roberto Benigni, entre otros, los que disfrutan de la fiesta que propone Allen y le otorgan ese glamur frívolo que no falta en ninguna de sus últimas producciones. Nada que reprochar en realidad al veterano realizador, que aboga de nuevo con éxito por su innato sentido de la comicidad, salvo las molestas y repetitivas bandas sonoras europeizadas, que parecen sacadas de un jukebox de tópicos y que más que agraciar fatigan.
Lo mejor: es una película ligera, agradable.
Lo peor: la constante musiquilla tipiquísimamente italiana.
[Tupeli.es]
Resulta, sin embargo, que este último film de Allen es ya tan autoconsciente que, de perdidos al río, decide transcurrir sin excusarse en absoluto y divaga cuanto quiere sin mediar explicación. Ha llegado un punto en el que el director ya no tiene ningún reparo en mezclar lo absurdo con el supuesto realismo; lo veíamos ya en Midnight in Paris y lo vemos más aún en este nuevo fascículo de la inacabable colección del director neoyorquino. Existe, no obstante, una gran diferencia entre las peripecias parisinas de Owen Wilson, Marion Cotillard, Rachel McAdams y compañía y este relato romano: mientras que en París el elemento fantástico era constante y casaba con la percepción de ciudad fascinante e hipnótica, en Roma lo fantástico es pura patilla, un elemento gratuito que, mira por dónde, ni molesta ni desentona. Más bien se agradece este descaro, y se digiere fácil, a la sonrisa o a la carcajada. Un consejero fantasma –o fantasma consejero–, o un fenómeno paparazzi paranormal se dan como si nada mientras el turismo yanqui y el folk italiano sintonizan con Roma en pos siempre del humor desenfadado y la alegre banalidad.
A Roma con amor sigue la estructura de los últimos filmes de Allen; varias caras conocidas con sonrisas de oreja a oreja y encantadas de encontrarse entre el elenco viven singulares experiencias que se entrecruzan, dignas del anecdotario de la ciudad. En este caso son Alec Baldwin, Jesse Eisenberg, Penélope Cruz y Roberto Benigni, entre otros, los que disfrutan de la fiesta que propone Allen y le otorgan ese glamur frívolo que no falta en ninguna de sus últimas producciones. Nada que reprochar en realidad al veterano realizador, que aboga de nuevo con éxito por su innato sentido de la comicidad, salvo las molestas y repetitivas bandas sonoras europeizadas, que parecen sacadas de un jukebox de tópicos y que más que agraciar fatigan.
Lo mejor: es una película ligera, agradable.
Lo peor: la constante musiquilla tipiquísimamente italiana.
[Tupeli.es]
13 de noviembre de 2012
13 de noviembre de 2012
1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
El problema de las grandes películas - como lo es Midnight in Paris- es que crean expectativas en las siguientes que son díficiles de colmar, creo que a esta película le ocurre esto.
A Roma con amor, es una película que trata de historias cruzadas en el marco de una preciosa ciudad. Historias que te tendrán -con mayor o menor intensidad- entretenido durante todo su metraje.
En mi opinión tiene retazos de genialidad que, de por sí, ya valen la entrada (incluyendo el IVA del 21 %)
A Roma con amor, es una película que trata de historias cruzadas en el marco de una preciosa ciudad. Historias que te tendrán -con mayor o menor intensidad- entretenido durante todo su metraje.
En mi opinión tiene retazos de genialidad que, de por sí, ya valen la entrada (incluyendo el IVA del 21 %)
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
El nuevo género "ópera duchístico", es GENIAL.
10 de diciembre de 2012
10 de diciembre de 2012
1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Llevaba tiempo queriendo ver la última de Woody Allen, sobre todo después del buen sabor de boca que me dejó "Midnigth in Paris" y la verdad es que me he quedado un poco... indiferente.
"A Roma con amor" narra cuatro historias paralelas ambientadas en la cálida Roma: la historia de amor entre la turista americana y el apuesto italiano, el intento de éxito de un empresario musical frustrado (el propio Allen), la de la casta pareja de pueblo que descubre la pasión y el recuerdo de un amor de juventud efímero y pasional de un reconocido arquitecto.
Aunque cada historia tiene su encanto, no hay ningún tipo de conexión entre las historias, lo que las deja un poco en el aire. Por otro lado, todas tienen lugar en una maravillosa Roma que podemos encontrarnos en cualquier oficina de turismo.
Como conclusión, se puede decir que "A Roma con amor" es una película apta para un domingo en el que apetece pasar un rato ameno y dejar descansar a la mente.
"A Roma con amor" narra cuatro historias paralelas ambientadas en la cálida Roma: la historia de amor entre la turista americana y el apuesto italiano, el intento de éxito de un empresario musical frustrado (el propio Allen), la de la casta pareja de pueblo que descubre la pasión y el recuerdo de un amor de juventud efímero y pasional de un reconocido arquitecto.
Aunque cada historia tiene su encanto, no hay ningún tipo de conexión entre las historias, lo que las deja un poco en el aire. Por otro lado, todas tienen lugar en una maravillosa Roma que podemos encontrarnos en cualquier oficina de turismo.
Como conclusión, se puede decir que "A Roma con amor" es una película apta para un domingo en el que apetece pasar un rato ameno y dejar descansar a la mente.
20 de febrero de 2013
20 de febrero de 2013
1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Decidimos ver la última de Woody. Si, esa en la que aparece también nuestra internacional Pe, y la verdad es que aunque cumplió con lo que esperábamos (historias separadas de diversas situaciones de la vida cotidiana) en esta ocasión fue más floja que las últimas que habíamos visto de este director, Match Point y Scoop.
Puede ser que este director esté encasillado en este tipo de películas, pero parece que siguen teniendo su atractivo para el gran público, y eso que esta vez no estaba la guapa Scarlett (musa del director). Como en la mayoría de las ocasiones anteiores, aparte de dirigir también actúa, haciendo ese papel de viejete tímido y excéntrico al que se le traba la lengua al hablar (tiene algunos comentarios buenos hacia el novio de su hija)
Las historias son bastante absurdas y alocadas: la de la repentina fama de Roberto Benigni, la de la calenturienta profesora de pueblo, pero sobre todo, la del cantante de ópera acuático...
Destacar que Penelope, que hace de prostituta, no lo hace mal del todo y con ese vestido está especialmente atractiva. Del resto de actores destacamos a la guapa Ellen Page (Juno), a Jesse Eisenberg (La Red Social) y especialmente curiosa nos pareció la presencia de Alec Baldwin, que aparte de no encajar mucho en el reparto, hace un papel un tanto extraño...
Eso si, la película es como ver Callejeros o Madrileños por el mundo en Roma, ya que se nos muestran los principales monumentos de la ciudad. Lo cual es de agradecer.
Puede ser que este director esté encasillado en este tipo de películas, pero parece que siguen teniendo su atractivo para el gran público, y eso que esta vez no estaba la guapa Scarlett (musa del director). Como en la mayoría de las ocasiones anteiores, aparte de dirigir también actúa, haciendo ese papel de viejete tímido y excéntrico al que se le traba la lengua al hablar (tiene algunos comentarios buenos hacia el novio de su hija)
Las historias son bastante absurdas y alocadas: la de la repentina fama de Roberto Benigni, la de la calenturienta profesora de pueblo, pero sobre todo, la del cantante de ópera acuático...
Destacar que Penelope, que hace de prostituta, no lo hace mal del todo y con ese vestido está especialmente atractiva. Del resto de actores destacamos a la guapa Ellen Page (Juno), a Jesse Eisenberg (La Red Social) y especialmente curiosa nos pareció la presencia de Alec Baldwin, que aparte de no encajar mucho en el reparto, hace un papel un tanto extraño...
Eso si, la película es como ver Callejeros o Madrileños por el mundo en Roma, ya que se nos muestran los principales monumentos de la ciudad. Lo cual es de agradecer.
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