La voz dormida
7.2
20,503
Drama
En plena postguerra, Pepita (María León), una joven cordobesa, abandona su aldea y viaja a Madrid para estar cerca de su hermana Hortensia (Inma Cuesta) que está embarazada y en prisión. Una vez en la capital, se enamora de Paulino (Marc Clotet), un valenciano de familia burguesa que sigue luchando en las montañas de la sierra de Madrid. (FILMAFFINITY)
16 de marzo de 2013
16 de marzo de 2013
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Geniales las dos actrices, sobre todo Inma Cuesta, en una película más sobre las atrocidades de la España franquista de la posguerra. Peca un poco de ser simplemente "una más sobre el mismo tema" y, aunque se pretenda emocionar al espectador mostrando alguna de las atrocidades que se cometieron, nunca llega a crear el ambiente de tensión que pretende.
9 de agosto de 2013
9 de agosto de 2013
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Zambrano se mueve en el mundo de las emociones como pez en el agua y sabe emocionar como pocos realizadores. Además, sabe sacar lo mejor de sus actores y actrices. Para quitarse el sombrero el trabajo de María León.
Una película estupenda que me habría gustado aún más si no hubiera caído tanto en el maniqueísmo. Si hubiera más personajes como el de la carcelera buena. Porque en el mundo hay buenos y malos en todos lados y me parece burdo poner a los malos tan malos y a los buenos tan buenos.
Una película estupenda que me habría gustado aún más si no hubiera caído tanto en el maniqueísmo. Si hubiera más personajes como el de la carcelera buena. Porque en el mundo hay buenos y malos en todos lados y me parece burdo poner a los malos tan malos y a los buenos tan buenos.
6 de marzo de 2014
6 de marzo de 2014
0 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
La voz dormida de Benito Zambrano, es un drama basado en la posguerra civil española y las diferencias ideológicas de entonces. Dirigida con un ritmo majestuoso y tranquilo, es valiente por tratar un tema tan delicado en la sociedad española, y lo hace a su modo personal y propio. Realizada de manera admirable y soberbia, tiene un resultado magistral y provocador que gusta ver para recordar, que los extremismos nunca fueron buenos.
La fotografía, es evocadora a la época en cuestión y está llena de matices, además sus imágenes son estéticamente espléndidas e impactantes por su violencia, dando gran verosimilitud y desconcertando con ello al público. Y la música, es emotiva y nostálgica, con sonidos bellos y estimulantes que son alentadores y profundos, dando inquietud en ocasiones y acompañando magistralmente la trama en cada escena.
Las actuaciones, son sentidas y sobresalientes. Con Inma Cuesta con carácter y convicción en un papel con personalidad y María León brillante en un profundo y emotivo papel digno de recordar. Siendo aceptables las interpretaciones de Marc Clotet, Daniel Holguín, Ana Wagener, Antonio Dechent y Javier Godino entre muchos otros. Empleando para estos unos vestuarios y caracterizaciones sugerentes a la época, lugar y personajes, en una excelente y trabajada dirección artística, estéticamente apropiada al igual que los decorados.
El guion, escrito por el mismo director junto con Ignacio del Moral, es conmovedor y profundo, tomando como base la memoria histórica de modo que penetra con verosimilitud en el público, con desilusión y con una amenaza espeluznante que deja clara, las injusticias que entonces se cometieron por falta de respeto a la opinión diferente. Empleando para ello, una narrativa sugestiva y natural con los acentos pertinentes, y con toques desesperanzadores y pesimistas muy expresivos.
En definitiva, la considero una obra imprescindible y esencial en la filmografía española, por ser emotiva y sentimental, e implacable y arrebatadora, para los amantes de los dramas con base histórica que la hacen profunda y provocadora como pocas. Recomendable por su dirección, guion, interpretaciones, vestuarios, caracterizaciones, decorados, fotografía, música y narrativa que hacen de La voz dormida, un film necesario en el cine español más selecto.
La fotografía, es evocadora a la época en cuestión y está llena de matices, además sus imágenes son estéticamente espléndidas e impactantes por su violencia, dando gran verosimilitud y desconcertando con ello al público. Y la música, es emotiva y nostálgica, con sonidos bellos y estimulantes que son alentadores y profundos, dando inquietud en ocasiones y acompañando magistralmente la trama en cada escena.
Las actuaciones, son sentidas y sobresalientes. Con Inma Cuesta con carácter y convicción en un papel con personalidad y María León brillante en un profundo y emotivo papel digno de recordar. Siendo aceptables las interpretaciones de Marc Clotet, Daniel Holguín, Ana Wagener, Antonio Dechent y Javier Godino entre muchos otros. Empleando para estos unos vestuarios y caracterizaciones sugerentes a la época, lugar y personajes, en una excelente y trabajada dirección artística, estéticamente apropiada al igual que los decorados.
El guion, escrito por el mismo director junto con Ignacio del Moral, es conmovedor y profundo, tomando como base la memoria histórica de modo que penetra con verosimilitud en el público, con desilusión y con una amenaza espeluznante que deja clara, las injusticias que entonces se cometieron por falta de respeto a la opinión diferente. Empleando para ello, una narrativa sugestiva y natural con los acentos pertinentes, y con toques desesperanzadores y pesimistas muy expresivos.
En definitiva, la considero una obra imprescindible y esencial en la filmografía española, por ser emotiva y sentimental, e implacable y arrebatadora, para los amantes de los dramas con base histórica que la hacen profunda y provocadora como pocas. Recomendable por su dirección, guion, interpretaciones, vestuarios, caracterizaciones, decorados, fotografía, música y narrativa que hacen de La voz dormida, un film necesario en el cine español más selecto.
19 de marzo de 2023
19 de marzo de 2023
0 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Se suele decir que en España se hacen demasiadas películas sobre la guerra civil, pero no es verdad. Pedro Almodóvar dijo hace poco que la gran película sobre la guerra civil está aún por hacer, y tiene razón. La voz dormida no puede serlo porque sucede en otro tiempo, en los años inmediatamente posteriores al fin de la guerra. Sin embargo, captura como ninguna el alma de aquel drama histórico del que aún queda mucho por contar.
María León hace uno de los papeles más brillantes de su carrera dando vida a Pepa, una mujer creyente y de origen humilde que se va a ver envuelta, sin quererlo, en una durísima historia de resistencia contra el primer franquismo. Benito Zambrano nos va llevando así, desde la cotidianeidad de la posguerra, es decir, el silencio, la reverencia y la apariencia de orden, hasta la realidad que se escondía tras los muros de las prisiones, dónde miles eran fusilados cada día, o hasta los montes dónde resistía la guerrilla.
Recluida en una de esas celdas se encontraba Tensi (Inma Cuesta), la hermana de Pepa, que consigue trasmitirnos como nadie esa pasión por la España que pudo ser. Según cierta crítica su personaje es "demasiado bueno" y por lo tanto una forma de manipulación. Hay algunos que se niegan a aceptar que en las cunetas hay enterrados muchos héroes y heroínas cuyas historias deben ser contadas con la épica que merecen. Un personaje puede ser profundo de muchas maneras, puede serlo en virtud de sus muchas contradicciones, pero puede serlo también por su capacidad de encarnar en un momento determinado la dignidad que nos hace ser humanos. Es ahí donde Zambrano demuestra su pericia, moviéndose constantemente entre el realismo y el melodrama histórico.
La película consigue emocionar desde el primer minuto, se entrega sin complejos a la gravedad de lo que retrata, pero mantiene en todo momento la frialdad y la dureza que caracterizó la vida durante los primeros años del franquismo. Un guión y unos actores de sobresaliente que dejan momentos sobrecogedores. Son pocos los casos de películas que consiguen alcanzar el nivel de la novela en que se basan, este es uno de ellos.
María León hace uno de los papeles más brillantes de su carrera dando vida a Pepa, una mujer creyente y de origen humilde que se va a ver envuelta, sin quererlo, en una durísima historia de resistencia contra el primer franquismo. Benito Zambrano nos va llevando así, desde la cotidianeidad de la posguerra, es decir, el silencio, la reverencia y la apariencia de orden, hasta la realidad que se escondía tras los muros de las prisiones, dónde miles eran fusilados cada día, o hasta los montes dónde resistía la guerrilla.
Recluida en una de esas celdas se encontraba Tensi (Inma Cuesta), la hermana de Pepa, que consigue trasmitirnos como nadie esa pasión por la España que pudo ser. Según cierta crítica su personaje es "demasiado bueno" y por lo tanto una forma de manipulación. Hay algunos que se niegan a aceptar que en las cunetas hay enterrados muchos héroes y heroínas cuyas historias deben ser contadas con la épica que merecen. Un personaje puede ser profundo de muchas maneras, puede serlo en virtud de sus muchas contradicciones, pero puede serlo también por su capacidad de encarnar en un momento determinado la dignidad que nos hace ser humanos. Es ahí donde Zambrano demuestra su pericia, moviéndose constantemente entre el realismo y el melodrama histórico.
La película consigue emocionar desde el primer minuto, se entrega sin complejos a la gravedad de lo que retrata, pero mantiene en todo momento la frialdad y la dureza que caracterizó la vida durante los primeros años del franquismo. Un guión y unos actores de sobresaliente que dejan momentos sobrecogedores. Son pocos los casos de películas que consiguen alcanzar el nivel de la novela en que se basan, este es uno de ellos.
14 de noviembre de 2013
14 de noviembre de 2013
9 de 20 usuarios han encontrado esta crítica útil
Hace tiempo me juré a mi mismo no ver más películas sobre la guerra civil española, por varias razones:
- Porque ya vivimos una época en que nos saturaron con este tema, y parecía el único dispuesto a abordar el cine español.
- Porque de todas ellas, apenas sería capaz de recordar tres o cuatro que realmente me conmovieran, que resultasen creíbles o que tocasen el drama que supuso para este país desde una perspectiva medianamente global.
- Porque de todas ellas, apenas recuerdo tres o cuatro que no resultasen panfletos, o melodramas oportunistas con el agravante de utilizar como pretexto el episodio más trágico de la historia reciente española.
- Porque, tratando de dejar de lado los sentimientos que afloran ante aquel horror, apenas recuerdo tres o cuatro que fueran realmente buenas como películas en sí.
A pesar de mi autopromesa, caí de nuevo en la tentación con LOS GIRASOLES CIEGOS. Más de lo mismo. Eso sí, con un delicioso recital de interpretaciones. Y ayer pequé con la que me ocupa. Prometo firmemente que no volverá a ocurrir.
Seré breve:
- Si nos limitamos a lo meramente cinematográfico, la película resulta plana, falta de tensión, falta de incluso de emoción. Los personajes son tan simples que resultan caricaturescos, especialmente TODOS los masculinos. No son creíbles, salvo excepciones. A saber: MARÍA LEÓN está impresionante, desde su primer segundo en pantalla, hasta el último: Emociona, transmite, la quieres. Algún secundario femenino consigue brillar entre tanto esteretipo. Poco más.
- Si nos adentramos en lo que cuenta, sin intención de abrir ningún debate, me repugna. Me sentí manipulado durante toda la película. No estamos ante un western al uso en que hay buenos muy buenos y malos muy malos, porque después vimos que ni los indios eran tan malos, ni los vaqueros tan buenos. Estamos hablando de una guerra y una post-guerra civil en que hermanos mataban a hermanos, antes, durante y después. Una guerra a la que la mayoría de la población se vió arrastrada, como en todas las guerras. No se puede frivolizar, ni simplificar tanto sobre un tema así, porque duele. Ni siquiera la escena en que la mártir comunista se queda a solas con la única falangista medianamente humana, que podría haber servido como metáfora de las dos Españas enfrentadas en un sinsentido, sale bien parada del manido y descarado discurso que no se molesta en disimular el director la magnífica SOLAS.
En definitiva, si alguien algún día decide retomar la guerra civil española, con la intención de hacer una buena película y a ser posible desde un punto de vista original, quizás vuelva a caer en la tentación. Mientras tanto, cuando quiera ver panfletos, me limitaré a los westerns clásicos, que a pesar de lo perverso de su discurso, al menos resultan excelentes películas.
Y si esto es en lo que se espera que se convierta el cine español,QUE VIVA TORRENTE
- Porque ya vivimos una época en que nos saturaron con este tema, y parecía el único dispuesto a abordar el cine español.
- Porque de todas ellas, apenas sería capaz de recordar tres o cuatro que realmente me conmovieran, que resultasen creíbles o que tocasen el drama que supuso para este país desde una perspectiva medianamente global.
- Porque de todas ellas, apenas recuerdo tres o cuatro que no resultasen panfletos, o melodramas oportunistas con el agravante de utilizar como pretexto el episodio más trágico de la historia reciente española.
- Porque, tratando de dejar de lado los sentimientos que afloran ante aquel horror, apenas recuerdo tres o cuatro que fueran realmente buenas como películas en sí.
A pesar de mi autopromesa, caí de nuevo en la tentación con LOS GIRASOLES CIEGOS. Más de lo mismo. Eso sí, con un delicioso recital de interpretaciones. Y ayer pequé con la que me ocupa. Prometo firmemente que no volverá a ocurrir.
Seré breve:
- Si nos limitamos a lo meramente cinematográfico, la película resulta plana, falta de tensión, falta de incluso de emoción. Los personajes son tan simples que resultan caricaturescos, especialmente TODOS los masculinos. No son creíbles, salvo excepciones. A saber: MARÍA LEÓN está impresionante, desde su primer segundo en pantalla, hasta el último: Emociona, transmite, la quieres. Algún secundario femenino consigue brillar entre tanto esteretipo. Poco más.
- Si nos adentramos en lo que cuenta, sin intención de abrir ningún debate, me repugna. Me sentí manipulado durante toda la película. No estamos ante un western al uso en que hay buenos muy buenos y malos muy malos, porque después vimos que ni los indios eran tan malos, ni los vaqueros tan buenos. Estamos hablando de una guerra y una post-guerra civil en que hermanos mataban a hermanos, antes, durante y después. Una guerra a la que la mayoría de la población se vió arrastrada, como en todas las guerras. No se puede frivolizar, ni simplificar tanto sobre un tema así, porque duele. Ni siquiera la escena en que la mártir comunista se queda a solas con la única falangista medianamente humana, que podría haber servido como metáfora de las dos Españas enfrentadas en un sinsentido, sale bien parada del manido y descarado discurso que no se molesta en disimular el director la magnífica SOLAS.
En definitiva, si alguien algún día decide retomar la guerra civil española, con la intención de hacer una buena película y a ser posible desde un punto de vista original, quizás vuelva a caer en la tentación. Mientras tanto, cuando quiera ver panfletos, me limitaré a los westerns clásicos, que a pesar de lo perverso de su discurso, al menos resultan excelentes películas.
Y si esto es en lo que se espera que se convierta el cine español,QUE VIVA TORRENTE
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