Soñadores
7.0
32,637
Drama
París, 1968. Isabelle (Eva Green) y su hermano Theo (Louis Garrel), solos en la ciudad mientras sus padres están de viaje, invitan a su apartamento a Matthew (Michael Pitt), un joven estudiante americano, al que han conocido en un cine. Una vez en casa, establecen unas reglas para conocerse mutuamente, explorando emociones y erotismo a través de una serie de juegos extremadamente arriesgados. (FILMAFFINITY)
5 de enero de 2017
5 de enero de 2017
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Una atractiva pareja de gemelos invita a un turista norteamericano a pasar un fin de semana en su casa, ya que sus burgueses papis estarán fuera. La cosa se caliente bastante y habrá combinaciones amorosas dignas de los Borgia. Suficientes elementos que podríamos encontrar en cualquier cartelera de madrugada. No obstante, el mérito de Bertolucci y su equipo es elevar eso a la categoría de arte.
Con el erotismo se pueden hacer verdaderas películas, exactamente eso sucede en "Soñadores". Puede parecer una herejía, pero creo que hay elementos en esta fábula metaficcional de cine (el triunvirato protagonista está lleno de guiños al séptimo arte) y política (el París del 68 asoma en las calles) es más rica en matices que la célebre "El último tango en París".
Michael Pitt resulta aquí un trasunto del propio cineasta italiana, dando la difícil alquimia de ingenuidad, curiosidad y ternura. Eva Green, por su lado, alcanza aquí con todo merecimiento la categoría de mito, a la altura de Sophia Loren en "Ayer, hoy y mañana" o Sharon Stone en "Instinto básico". No solamente por su belleza evidente, sino el juego de seducción que plantea desde el primer momento su inquietante Isabelle.
Louis Garrel tiene la llave del tercer elemento de la ecuación, el talentoso y confundido Theo, un chaval que quiere cambiar el mundo pero no forma parte de él. Deliciosa su conversación sobre la revoluciòn maoísta con su huésped estadounidense.
Es dura, triste, sexy, alegre, profundad, liviana..."Soñadores" es todo eso y más. Arte en estado puro.
Con el erotismo se pueden hacer verdaderas películas, exactamente eso sucede en "Soñadores". Puede parecer una herejía, pero creo que hay elementos en esta fábula metaficcional de cine (el triunvirato protagonista está lleno de guiños al séptimo arte) y política (el París del 68 asoma en las calles) es más rica en matices que la célebre "El último tango en París".
Michael Pitt resulta aquí un trasunto del propio cineasta italiana, dando la difícil alquimia de ingenuidad, curiosidad y ternura. Eva Green, por su lado, alcanza aquí con todo merecimiento la categoría de mito, a la altura de Sophia Loren en "Ayer, hoy y mañana" o Sharon Stone en "Instinto básico". No solamente por su belleza evidente, sino el juego de seducción que plantea desde el primer momento su inquietante Isabelle.
Louis Garrel tiene la llave del tercer elemento de la ecuación, el talentoso y confundido Theo, un chaval que quiere cambiar el mundo pero no forma parte de él. Deliciosa su conversación sobre la revoluciòn maoísta con su huésped estadounidense.
Es dura, triste, sexy, alegre, profundad, liviana..."Soñadores" es todo eso y más. Arte en estado puro.
2 de junio de 2020
2 de junio de 2020
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Linda fotografía, excelentes interpretaciones y mágica atmósfera. Si algo me faltó para terminar con el pecho inundado de emociones, fue otro final. Quizás muy "aterrizado" para el cúmulo de sentimientos y sensaciones de los tres protagonistas.
18 de junio de 2023
18 de junio de 2023
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The Dreamers es una película con un mensaje un tanto abierto: diferentes personas la interpretarán de manera diferente. Esto es lo que interpreto yo:
En primer lugar, hay que tener en cuenta que Bertolucci era un marxista confeso. Yo creo que se le podría llamar comunista sin despeinarse demasiado. Es decir, hay una película muy importante que él no ha entendido.
En segundo lugar, el guión es de Gilbert Adair, basado en un libro suyo llamado "The Holy Innocents". Que a su vez está muy inspirado en una novela (1929) y película (1950) escritas por Jean Cocteau y llamadas "Les Enfants Terribles". Esta última trata de dos hermanos, un chico y una chica, que yo calificaría sin pestañear de psicopáticos, y que juegan a un juego peligroso en el que cada uno de ellos intenta irritar al otro para provocar un estallido, y quedar en posición superior. Estos juegos llevan a la muerte de varias personas. De ahí viene la historia originalmente, no tiene nada que ver con la política.
Los dos hermanos que aparecen en "The Dreamers" son dos jóvenes franceses: Théo e Isabelle. También son a mi juicio bastante psicópaticos y logran enredar en sus juegos a un joven americano, Matthew. Lo logran enredar porque a) los tres comparten una enorme pasión por el cine y b) Isabelle está tremenda.
Quiero hacer hincapié en este segundo punto. Eva Green, la actriz que interpreta a Isabelle, es un monstruo de la belleza. Es difícil entender cómo un ser humano nacido de forma natural puede ser tan bello y sexy. Como decía otro comentarista, "está para clonarla". Sus inmensas ubres, que parecen naturales, desafían las leyes de la física, pues no queda claro cómo semejantes masas pueden mantenerse tiesas contra la gravedad. Cuando entrecierra sus hermosos ojos azul verdosos, parece una felina. Cuando los abre, parece una dulce y triste muñeca. Y además se pasa en pelota picada la mitad de la película. Como para no caer...
Isabelle está todavía más loca que Théo. Bertolucci utiliza un par de trucos un tanto baratos para que veamos que ella es más dependiente de él que al revés, y más inmadura. Pero no es importante, porque ambos están muy locos. Además, Théo es una especie de "cuñado" comunista. Por ejemplo, defiende el régimen maoísta, que al fin y al cabo era una dictadura y una de las mayores picadoras de carne que han existido sobre la Tierra.
Matthew, en cambio, aguanta el tipo. Es un joven tímido pero sensato, que se deja enredar pero sólo hasta cierto punto. Que cede mucho, pero que sabe pararlos cuando intentan pasarse. Y que no se deja impresionar por la brasa comunista de Théo. Cuando éste le insiste en que miles de chinos llevaban en sus manos el Libro Rojo de Mao, y que eso era muy bonito, etc, Matthew responde que hubiera sido más bonito que cada uno hubiera llevado un libro diferente, su libro preferido.
Además de interesarse por las relaciones incestuosas, el sexo bastante pervertido, y las convicciones políticas nefastas, los jóvenes son unos auténticos guarros, que orinan en los lavabos, no limpian nada, buscan comida en la basura, por supuesto no usan condones (no parece demasiado inteligente, dado lo que fornican), se beben el vino caro de sus padres, y están todo el día sin salir del piso, absolutamente mimados y ensimismados, inmersos en su propia realidad cinéfila paralela, mientras fuera se desarrolla el mayo francés.
Por eso digo que una posible interpretación es que Bertolucci no ha entendido la película. Porque me da la sensación de que defiende en cierto modo la actitud de Théo e Isabelle: la canción del final de la película es "Non, je ne regrétte rien" (No me arrepiento de nada) de Edith Piaf.
Pero es que, Bernardo, los hermanitos no son jóvenes liberados: están enfermos. La historia original, y esta también bastante, son historias basadas en una psicología intrafamiliar aberrante. Es verdad que no se ve la causa de la aberración, pero tampoco nos explican en las películas americanas por qué el psicópata malo es tan psicópata. Sin embargo, lo reconocemos cuando lo vemos.
Es posible que me equivoque. A lo mejor Bertolucci está precisamente haciendo una crítica de la "izquierda ensimismada", que empezó a despuntar justamente desde ese mayo del 68, y que repetía consignas comunistas mientras bebía buen champán; o que se olvidó de la "lucha obrera" por las condiciones materiales y por la igualdad para dedicarse en su lugar a temas más identitarios, de liberación sexual, etc.
Sea cual sea la interpretación, creo que la película hay que verla: la cinematografía es buena, Eva Green es una diosa y una estupenda actriz; la banda sonora es abundante en temas super-cool; te atrapa, quieras o no; y al final de todo se queda uno pensativo.
Yo de "El Último Emperador" ya ni me acuerdo. "El Cielo Protector" me pareció nihilista y aburrida. Y no hablemos de "Novecento": buena fotografía y música, pero también cinco horas de guión insufrible. En cambio, esta me ha interesado y me ha gustado. Además, es igual: sólo por ver el explosivo debut de Eva Green ya mereció la pena.
En primer lugar, hay que tener en cuenta que Bertolucci era un marxista confeso. Yo creo que se le podría llamar comunista sin despeinarse demasiado. Es decir, hay una película muy importante que él no ha entendido.
En segundo lugar, el guión es de Gilbert Adair, basado en un libro suyo llamado "The Holy Innocents". Que a su vez está muy inspirado en una novela (1929) y película (1950) escritas por Jean Cocteau y llamadas "Les Enfants Terribles". Esta última trata de dos hermanos, un chico y una chica, que yo calificaría sin pestañear de psicopáticos, y que juegan a un juego peligroso en el que cada uno de ellos intenta irritar al otro para provocar un estallido, y quedar en posición superior. Estos juegos llevan a la muerte de varias personas. De ahí viene la historia originalmente, no tiene nada que ver con la política.
Los dos hermanos que aparecen en "The Dreamers" son dos jóvenes franceses: Théo e Isabelle. También son a mi juicio bastante psicópaticos y logran enredar en sus juegos a un joven americano, Matthew. Lo logran enredar porque a) los tres comparten una enorme pasión por el cine y b) Isabelle está tremenda.
Quiero hacer hincapié en este segundo punto. Eva Green, la actriz que interpreta a Isabelle, es un monstruo de la belleza. Es difícil entender cómo un ser humano nacido de forma natural puede ser tan bello y sexy. Como decía otro comentarista, "está para clonarla". Sus inmensas ubres, que parecen naturales, desafían las leyes de la física, pues no queda claro cómo semejantes masas pueden mantenerse tiesas contra la gravedad. Cuando entrecierra sus hermosos ojos azul verdosos, parece una felina. Cuando los abre, parece una dulce y triste muñeca. Y además se pasa en pelota picada la mitad de la película. Como para no caer...
Isabelle está todavía más loca que Théo. Bertolucci utiliza un par de trucos un tanto baratos para que veamos que ella es más dependiente de él que al revés, y más inmadura. Pero no es importante, porque ambos están muy locos. Además, Théo es una especie de "cuñado" comunista. Por ejemplo, defiende el régimen maoísta, que al fin y al cabo era una dictadura y una de las mayores picadoras de carne que han existido sobre la Tierra.
Matthew, en cambio, aguanta el tipo. Es un joven tímido pero sensato, que se deja enredar pero sólo hasta cierto punto. Que cede mucho, pero que sabe pararlos cuando intentan pasarse. Y que no se deja impresionar por la brasa comunista de Théo. Cuando éste le insiste en que miles de chinos llevaban en sus manos el Libro Rojo de Mao, y que eso era muy bonito, etc, Matthew responde que hubiera sido más bonito que cada uno hubiera llevado un libro diferente, su libro preferido.
Además de interesarse por las relaciones incestuosas, el sexo bastante pervertido, y las convicciones políticas nefastas, los jóvenes son unos auténticos guarros, que orinan en los lavabos, no limpian nada, buscan comida en la basura, por supuesto no usan condones (no parece demasiado inteligente, dado lo que fornican), se beben el vino caro de sus padres, y están todo el día sin salir del piso, absolutamente mimados y ensimismados, inmersos en su propia realidad cinéfila paralela, mientras fuera se desarrolla el mayo francés.
Por eso digo que una posible interpretación es que Bertolucci no ha entendido la película. Porque me da la sensación de que defiende en cierto modo la actitud de Théo e Isabelle: la canción del final de la película es "Non, je ne regrétte rien" (No me arrepiento de nada) de Edith Piaf.
Pero es que, Bernardo, los hermanitos no son jóvenes liberados: están enfermos. La historia original, y esta también bastante, son historias basadas en una psicología intrafamiliar aberrante. Es verdad que no se ve la causa de la aberración, pero tampoco nos explican en las películas americanas por qué el psicópata malo es tan psicópata. Sin embargo, lo reconocemos cuando lo vemos.
Es posible que me equivoque. A lo mejor Bertolucci está precisamente haciendo una crítica de la "izquierda ensimismada", que empezó a despuntar justamente desde ese mayo del 68, y que repetía consignas comunistas mientras bebía buen champán; o que se olvidó de la "lucha obrera" por las condiciones materiales y por la igualdad para dedicarse en su lugar a temas más identitarios, de liberación sexual, etc.
Sea cual sea la interpretación, creo que la película hay que verla: la cinematografía es buena, Eva Green es una diosa y una estupenda actriz; la banda sonora es abundante en temas super-cool; te atrapa, quieras o no; y al final de todo se queda uno pensativo.
Yo de "El Último Emperador" ya ni me acuerdo. "El Cielo Protector" me pareció nihilista y aburrida. Y no hablemos de "Novecento": buena fotografía y música, pero también cinco horas de guión insufrible. En cambio, esta me ha interesado y me ha gustado. Además, es igual: sólo por ver el explosivo debut de Eva Green ya mereció la pena.
11 de enero de 2024
11 de enero de 2024
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Como fiel fan de Eva Green nunca me perdonaré a mi misma el haber tardado tanto en ver esta gran película de Eva.
El sueño de Bertolucci, la capacidad de llenar el vacío a través del sexo, el uso de él como castigo o premio, para acabar siendo todo lo contrario, mientras el amor por el cine consume la vida para estos tres personajes principales, los gemelos Theo e Isabelle y su amigo americano Matthew, siendo de dos personas una y luego tres, para quienes la vida es puro sueño, puro reflejo de aquello que pasa en las películas.
El cine en Francia de los 68, con los jóvenes y los estudiantes exigiendo a De Gaulle respuestas por un imperialismo que no cesaba de dejar huellas.
Manifestaciones y desastres.
La familia introductoria al llegar Matthew, el recatado e idealista estudiante americano interpretado por Michael Pitt, y el que logra la mejor interpretación del trío, con los padres ausentes de sus amigos, tan solo vistos por una vez, el padre autodidacta y poeta, la gran biblioteca decadente de la casa, el desorden, la suciedad, un paraíso perdido encerrado entre los balcones por los que se espían en casa de Eva Green en esta película.
Y el erotismo incipiente, casi forzado ante la pasión ardiente con que Bertolucci siempre encierra a sus personajes. La fuerza de la pasión por la vida, pero no una vida mundana.
Siguen estos tres personajes la estela dejada por el precursor rebelde James Dean. De haber vivido en la Francia de los 60 hubiera hecho como estos tres personajes.
Incluso "Rebelde sin causa" es nombrada por el personaje de Matthew, siempre la gran precursora, la madre de toda una era de la posguerra que se abría ante la libertad juvenil, haciendo de lo espontáneo, de las raíces humildes y de la nueva cultura que venía, la música y el cine, una cultura de libertad.
Todo está plasmado en "Soñadores", la obra maestra de Bertolucci.
Los pecados entre los hermanos, los celos, los juegos...todo tiene un único camino, y es el querer vivir con toda libertad el fin de una era de acomodamiento, de decadencia y el paso a otra, la de la libertad y la pasión ya no contenida, sino liberada.
Por momentos se espera que se enfrenten dos de los tres personajes, parece incluso inevitable, pero no pueden. No es su problema, es del del mundo.
Todo cambia, y hay que pagar el precio de ser diferentes. James Dean lo sabía, yo lo sé, y tú, si perteneces a esta minoría también lo sabrás.
La sociedad no perdona.
No a las ovejas negras, ella solo ama a sus pobres masas borreguiles. Cruel pastor la sociedad es.
El sueño de Bertolucci, la capacidad de llenar el vacío a través del sexo, el uso de él como castigo o premio, para acabar siendo todo lo contrario, mientras el amor por el cine consume la vida para estos tres personajes principales, los gemelos Theo e Isabelle y su amigo americano Matthew, siendo de dos personas una y luego tres, para quienes la vida es puro sueño, puro reflejo de aquello que pasa en las películas.
El cine en Francia de los 68, con los jóvenes y los estudiantes exigiendo a De Gaulle respuestas por un imperialismo que no cesaba de dejar huellas.
Manifestaciones y desastres.
La familia introductoria al llegar Matthew, el recatado e idealista estudiante americano interpretado por Michael Pitt, y el que logra la mejor interpretación del trío, con los padres ausentes de sus amigos, tan solo vistos por una vez, el padre autodidacta y poeta, la gran biblioteca decadente de la casa, el desorden, la suciedad, un paraíso perdido encerrado entre los balcones por los que se espían en casa de Eva Green en esta película.
Y el erotismo incipiente, casi forzado ante la pasión ardiente con que Bertolucci siempre encierra a sus personajes. La fuerza de la pasión por la vida, pero no una vida mundana.
Siguen estos tres personajes la estela dejada por el precursor rebelde James Dean. De haber vivido en la Francia de los 60 hubiera hecho como estos tres personajes.
Incluso "Rebelde sin causa" es nombrada por el personaje de Matthew, siempre la gran precursora, la madre de toda una era de la posguerra que se abría ante la libertad juvenil, haciendo de lo espontáneo, de las raíces humildes y de la nueva cultura que venía, la música y el cine, una cultura de libertad.
Todo está plasmado en "Soñadores", la obra maestra de Bertolucci.
Los pecados entre los hermanos, los celos, los juegos...todo tiene un único camino, y es el querer vivir con toda libertad el fin de una era de acomodamiento, de decadencia y el paso a otra, la de la libertad y la pasión ya no contenida, sino liberada.
Por momentos se espera que se enfrenten dos de los tres personajes, parece incluso inevitable, pero no pueden. No es su problema, es del del mundo.
Todo cambia, y hay que pagar el precio de ser diferentes. James Dean lo sabía, yo lo sé, y tú, si perteneces a esta minoría también lo sabrás.
La sociedad no perdona.
No a las ovejas negras, ella solo ama a sus pobres masas borreguiles. Cruel pastor la sociedad es.
31 de enero de 2007
31 de enero de 2007
5 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
Desde 1976, año de la gloriosa Novecento, Bertolucci no filmaba algo decente. Por fin llegó el momento de disfrutar con un film del italiano. La verdad es que me la pela el París que nos quiere retratar el director; lo sublime es el triángulo Pitt-Green-Garrel. MAJESTUOSO.
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