Guerra Mundial Z
6.1
75,785
Acción. Ciencia ficción. Thriller. Terror
Cuando el mundo comienza a ser invadido por una legión de muertos vivientes, Gerry Lane (Brad Pitt), un experto investigador de las Naciones Unidas, intentará evitar el fin de la civilización en una carrera contra el tiempo y el destino. La destrucción a la que se ve sometida la raza humana lo lleva a recorrer el mundo entero buscando la solución para frenar esa horrible epidemia. (FILMAFFINITY)
29 de junio de 2017
29 de junio de 2017
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Ni el más fanático y empedernido de los cinéfilos sería capaz de afirmar que su objeto de deseo es un producto de primera necesidad. Una persona que se niegue a pagar el cada vez más desorbitado importe que cobran por la entrada, o por el alquiler, o por la descarga, o por cualquier otro método legal o ilegal que inventen, posiblemente tenga una vida más aburrida, pero morirse, lo que se dice morirse, no se morirá. De ahí que, al ser éste un arte que busca rentabilidad comercial, uno de los elementos más importantes que deba tener un filme sea la originalidad. Alguien puede pasar décadas usando la misma pasta de dientes, o consumiendo la misma marca de yogures, pero, salvo casos específicos de fenómenos que perduran año tras año haciendo siempre lo mismo (y que, aunque siempre tengan su público, al común de los mortales se les acaban haciendo cansinos), el espectador medio se aburrirá ante el mismo espectáculo una y otra vez. Nuestro idioma tiene incluso una frase hecha al respecto: “esta peli ya la he visto”.
Probablemente haya más, pero existen al menos dos géneros de cine en los que, por las características intrínsecas a su temática, innovar es muy complicado. Uno de ellos es el pornográfico, que en esta ocasión no viene al caso; el otro es el de zombis. Cuando una película va de muertos vivientes, o no muertos, o como se les quiera llamar, y cuando, pese a lo engañoso del título, no haya la menor intención de disimular el argumento, una serie de convenciones se dan por sentadas: habrá un montón de seres humanoides con mucha mala leche, que intentarán transmitírsela a cuantos encuentren a su paso, normalmente a base de mordiscos, y habrá un héroe que intentará salvar al planeta del destino tan sórdido que le espera. No quedan muchos factores para jugar: de dónde sale la demencia de los rabiosos, qué puede hacer el protagonista para arreglar el problema, y poco más. Por desgracia, a estas alturas casi todas las variantes que se puedan imaginar están ya hechas: hay más friki suelto de lo que creemos.
Por eso, antes de meterse en el jaleo de rodar una de zombis, con todo el despliegue de maquillaje, efectos especiales y casquería variada que se necesita para que sea creíble, se debería tener muy claro cuál va a ser el giro argumental, el truco mágico, el detalle más o menos sutil, más o menos llamativo, que marque la diferencia. Esta vez, qué se le va a hacer, los guionistas no lo tenían. Así de simple y así de grave. Quien jamás haya visto algo de semejante temática se encontrará con una obra entretenida, técnicamente muy buena, que se deja ver y que, en 116 minutos, no tiene tiempo para hacerse pesada. Para el resto del mundo, es un continuo y muy previsible “más de lo mismo” en el que Marc Forster, el hombre que se sienta en esa silla que tiene escrita la palabra “director”, no puede, no quiere o no le dejan aportar nada.
Con maldad podría pensarse que los productores no le han permitido meter baza por temor a que alguna decisión pudiera quitar una mínima cuota de protagonismo a Brad Pitt, el figurón que monopoliza la trama, pese a que su interpretación sea sólo correcta, sin alardes, y a que su personaje sea un tipo con la rara virtud de resultar misterioso e insulso a la vez. Como no hay más remedio que meter a más gente, le acompañan, a ratos, turnándose, las señoritas Mireille Enos (bastante floja) y Daniella Kertesz (algo mejor). El resto del reparto son muchos secundarios, y hasta terciarios, de los que usted, espectador medio que no tiene tiempo ni ganas de leer revistas especializadas, no habrá oído hablar jamás. Ninguno destaca, perfectamente integrados como están en una película que, por el atractivo del cartel, lo mismo triunfa en taquilla y todo, pero de ninguna manera se hará un hueco en los libros de historia.
Más críticas de películas en http://espectadormedio.blogspot.com
Probablemente haya más, pero existen al menos dos géneros de cine en los que, por las características intrínsecas a su temática, innovar es muy complicado. Uno de ellos es el pornográfico, que en esta ocasión no viene al caso; el otro es el de zombis. Cuando una película va de muertos vivientes, o no muertos, o como se les quiera llamar, y cuando, pese a lo engañoso del título, no haya la menor intención de disimular el argumento, una serie de convenciones se dan por sentadas: habrá un montón de seres humanoides con mucha mala leche, que intentarán transmitírsela a cuantos encuentren a su paso, normalmente a base de mordiscos, y habrá un héroe que intentará salvar al planeta del destino tan sórdido que le espera. No quedan muchos factores para jugar: de dónde sale la demencia de los rabiosos, qué puede hacer el protagonista para arreglar el problema, y poco más. Por desgracia, a estas alturas casi todas las variantes que se puedan imaginar están ya hechas: hay más friki suelto de lo que creemos.
Por eso, antes de meterse en el jaleo de rodar una de zombis, con todo el despliegue de maquillaje, efectos especiales y casquería variada que se necesita para que sea creíble, se debería tener muy claro cuál va a ser el giro argumental, el truco mágico, el detalle más o menos sutil, más o menos llamativo, que marque la diferencia. Esta vez, qué se le va a hacer, los guionistas no lo tenían. Así de simple y así de grave. Quien jamás haya visto algo de semejante temática se encontrará con una obra entretenida, técnicamente muy buena, que se deja ver y que, en 116 minutos, no tiene tiempo para hacerse pesada. Para el resto del mundo, es un continuo y muy previsible “más de lo mismo” en el que Marc Forster, el hombre que se sienta en esa silla que tiene escrita la palabra “director”, no puede, no quiere o no le dejan aportar nada.
Con maldad podría pensarse que los productores no le han permitido meter baza por temor a que alguna decisión pudiera quitar una mínima cuota de protagonismo a Brad Pitt, el figurón que monopoliza la trama, pese a que su interpretación sea sólo correcta, sin alardes, y a que su personaje sea un tipo con la rara virtud de resultar misterioso e insulso a la vez. Como no hay más remedio que meter a más gente, le acompañan, a ratos, turnándose, las señoritas Mireille Enos (bastante floja) y Daniella Kertesz (algo mejor). El resto del reparto son muchos secundarios, y hasta terciarios, de los que usted, espectador medio que no tiene tiempo ni ganas de leer revistas especializadas, no habrá oído hablar jamás. Ninguno destaca, perfectamente integrados como están en una película que, por el atractivo del cartel, lo mismo triunfa en taquilla y todo, pero de ninguna manera se hará un hueco en los libros de historia.
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21 de agosto de 2017
21 de agosto de 2017
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Vamos a partir de la base de que "Guerra Mundial Z" está basada en una novela y que además supuestamente es una de las mejores de su género, el de zombis. Leyendo muchas críticas de lectores veo que la adaptación no ha sido precisamente la más fiel, pero vaya por delante que no conozco la obra madre y por tanto voy a juzgar a la película de forma completamente independiente e individual.
No se puede negar que nada más arrancar, exceptuando unos minutos bastante tranquilos de presentación y situación de personajes, la película comienza arrollando. El inicio es bastante espectacular visualmente, lo que unido a que aún no ha dado apenas tiempo a situarse en la trama, crea una sensación de sorpresa e inquietud bastante lograda. Verdaderamente impacta.
A partir de aquí y aunque no de forma tan marcada (sería imposible mantener tan alto el ritmo), la película avanza rápida, a momentos casi de forma frenética. Desplazamientos a la carrera por aquí, viajes entre países por allá, las casi dos horas de metraje se pasan volando. Otra cosa no sé, pero desde luego se hace de todo menos lenta y pasada y eso es algo de agradecer. Prácticamente no da ni un momento de respiro.
Brad Pitt es el protagonista absoluto de la historia. Los demás personajes (familia incluida) no son más que meros secundarios circunstanciales según el momento, exceptuando quizá a la soldado israelí, pero ciertamente a años luz de él en cuanto a importancia y peso en la trama. Hace un buen papel, todo gira en torno a él y lo sabe, así que no desentona en su función de piedra angular. Cierto es que se echa de menos algo más de protagonismo o al menos profundidad en algún que otro personaje (el virólogo del primer viaje, por ejemplo), que hubiera aportado cierta variedad en ese sentido.
Los otros protagonistas por supuesto son los zombis, como no podía ser de otra manera. Y más que en cuanto a trasfondo (apenas se sabe nada de la enfermedad) o características (más tirando a infectados sobrehumanos que al zombi clásico), donde de verdad destacan es en la puesta en escena. En "Guerra Mundial Z" podremos recrearnos visualmente con varios planos áereos verdaderamente espectaculares donde sentir la amenaza que esos seres ejercen por cantidad y peligro. Sin duda uno de los puntos fuertes del film en cuanto al plano visual.
Probablemente no sea la mejor película del género, por descontado tampoco es que sea una obra maestra del cine. Es lo que es, una superproducción hollywoodiense de gran presupuesto con la que pasar casi dos horas pegados a la pantalla sin demasiadas pretensiones. Y cumple perfectamente su papel de "blockbuster", eso está claro. El de adaptación quizá no tanto, pero eso ya es otra historia...
No se puede negar que nada más arrancar, exceptuando unos minutos bastante tranquilos de presentación y situación de personajes, la película comienza arrollando. El inicio es bastante espectacular visualmente, lo que unido a que aún no ha dado apenas tiempo a situarse en la trama, crea una sensación de sorpresa e inquietud bastante lograda. Verdaderamente impacta.
A partir de aquí y aunque no de forma tan marcada (sería imposible mantener tan alto el ritmo), la película avanza rápida, a momentos casi de forma frenética. Desplazamientos a la carrera por aquí, viajes entre países por allá, las casi dos horas de metraje se pasan volando. Otra cosa no sé, pero desde luego se hace de todo menos lenta y pasada y eso es algo de agradecer. Prácticamente no da ni un momento de respiro.
Brad Pitt es el protagonista absoluto de la historia. Los demás personajes (familia incluida) no son más que meros secundarios circunstanciales según el momento, exceptuando quizá a la soldado israelí, pero ciertamente a años luz de él en cuanto a importancia y peso en la trama. Hace un buen papel, todo gira en torno a él y lo sabe, así que no desentona en su función de piedra angular. Cierto es que se echa de menos algo más de protagonismo o al menos profundidad en algún que otro personaje (el virólogo del primer viaje, por ejemplo), que hubiera aportado cierta variedad en ese sentido.
Los otros protagonistas por supuesto son los zombis, como no podía ser de otra manera. Y más que en cuanto a trasfondo (apenas se sabe nada de la enfermedad) o características (más tirando a infectados sobrehumanos que al zombi clásico), donde de verdad destacan es en la puesta en escena. En "Guerra Mundial Z" podremos recrearnos visualmente con varios planos áereos verdaderamente espectaculares donde sentir la amenaza que esos seres ejercen por cantidad y peligro. Sin duda uno de los puntos fuertes del film en cuanto al plano visual.
Probablemente no sea la mejor película del género, por descontado tampoco es que sea una obra maestra del cine. Es lo que es, una superproducción hollywoodiense de gran presupuesto con la que pasar casi dos horas pegados a la pantalla sin demasiadas pretensiones. Y cumple perfectamente su papel de "blockbuster", eso está claro. El de adaptación quizá no tanto, pero eso ya es otra historia...
19 de abril de 2019
19 de abril de 2019
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
La vi prácticamente cuando se estrenó y debo decir que en su momento no me disgustó, digamos que esperaba algo más pero, tras un segundo visionado, entendí que el problema fue ese, esperar demasiado. Y es que la película ya se hizo esperar de por si tras varios problemas con la producción, eso hizo que mi "hype" fuera creciendo, más aún sabiendo que el propio Pitt estaba implicadisimo en la producción.
La verdad, me gusta mucho el género de zombis y, aunque algunos usuarios dicen que el tema está muy saturado, yo no lo creo así porque, si bien hay muchas películas de este género, muy pocas superan el corte de película decente, más aún si hablamos de "cosechas" actuales.
La cinta está muy bien dirigida, tiene unos efectos especiales impresionantes, la banda sonora es buena, el guión no aburre en ningún momento y el elenco, en general, cumple sobradamente. También es de justicia decir que nunca se había llevado al cine una película sobre zombis de esta manera, con este planteamiento original, a mi parecer. Entonces ¿por que esperaba más?, tal vez porque los trailers enseñaron demasiado o porque suelo esperar un nivel de violencia más acorde con el tema o, a lo mejor, un poco más de terror y menos de aventura.
En definitiva, si no buscas terror, sólo pasarlo bien con un buen guión, buena historia, buenos efectos y con una gran dosis de aventura, adelante, no te arrepentirás.
La verdad, me gusta mucho el género de zombis y, aunque algunos usuarios dicen que el tema está muy saturado, yo no lo creo así porque, si bien hay muchas películas de este género, muy pocas superan el corte de película decente, más aún si hablamos de "cosechas" actuales.
La cinta está muy bien dirigida, tiene unos efectos especiales impresionantes, la banda sonora es buena, el guión no aburre en ningún momento y el elenco, en general, cumple sobradamente. También es de justicia decir que nunca se había llevado al cine una película sobre zombis de esta manera, con este planteamiento original, a mi parecer. Entonces ¿por que esperaba más?, tal vez porque los trailers enseñaron demasiado o porque suelo esperar un nivel de violencia más acorde con el tema o, a lo mejor, un poco más de terror y menos de aventura.
En definitiva, si no buscas terror, sólo pasarlo bien con un buen guión, buena historia, buenos efectos y con una gran dosis de aventura, adelante, no te arrepentirás.
10 de noviembre de 2019
10 de noviembre de 2019
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Una línea: no hay vuelta de tuerca al género apocalíptico, y mucho menos al subgénero zombie, pero atrapa y entretiene.
Apta para: quien espere (por fin) un blockbuster honesto y coherente.
No apto para: zombie freaks o amantes del cine de autor
Entre el realismo casi gore de The Walking Dead y la ligereza fantasiosa de Zombieland hay un sinfín de puntos medios; uno bien podría ser Guerra Mundial Z. Aquí no se engaña a nadie, esto es un blockbuster en toda regla, si uno quiere debate acerca del origen y futuro de la epidemia zombie o reflexiones sobre su impacto político-social, se habrá equivocado de sala (o debería leerse el libro). Los zombie freaks pueden quedar horrorizados, pero aún así dudo que no se entretengan si aceptan la honesta premisa que se plantea: entretenimiento a lomos de un héroe dispuesto a salvar al mundo del ocaso, lo de los zombies es un mero añadido.
Es cierto que se hace difícil distinguir a la película de otros títulos similares, desde La Guerra de los Mundos a El Día de Mañana, y ahí es donde flaquea, en la sensación que esto hay alguien que ya lo ha contado antes, con o sin zombies, desaprovechando esta vez la oportunidad de usar a los muertos vivientes como un verdadero elemento diferencial como amenaza para la humanidad. Se distingue ésta por su mencionada pretensión honesta, contundente en dar lo que promete, un uso comedido de la pirotecnia digital (muy de agradecer) y por secuencias sublimes que traspasan el mero taquillazo para entrar en un suspense muy digno: la laberíntica persecución del centro de investigación en Escocia es impecable en la realización, con una tensión logradísima, especialmente con el rechinar de dientes de un zombie en estado de gracia. A colación de los zombies, estos apenas aparecen, sorprende la liviandad en su tratamiento, atletas a la hora de correr y memos cuando están en estado de letargo, pero sin sangre en las venas (en pantalla no se ve ni una gota), y con la cámara pasándoles por encima a velocidad supersónica.
El pulso narrativo es muy dinámico, enérgico incluso, con escenas de gran impacto visual (la montaña de zombies ya anunciada en el tráiler) y forzosamente te encomienda al devenir de Brad Pitt, que va abriendo camino por medio mundo, melena al viento (cuestionable el look Kurt Cobain) y sin sobrarse demasiado en su rol de padre de familia reconvertido a héroe. Podría haber sido mucho peor. Es imposible que guste la película si se tiene animadversión por su actor protagonista, centro absoluto de cada mini episodio en la que ésta se estructura. Pero Pitt suena convincente haciendo de loco, de vampiro o de ladrón de guante blanco, posiblemente sea el único guaperas del star system que en su versatilidad siempre ha resultado creíble.
La honestidad en este tipo de películas es su mejor virtud, y ésta, salvo algún coqueteo con el género de terror para adolescentes o una innecesaria alegoría de la paz en el intramuros de Jerusalén, lo consigue con solvencia. Si además le entregas la batuta a Brad Pitt, el mundo está a salvo.
Apta para: quien espere (por fin) un blockbuster honesto y coherente.
No apto para: zombie freaks o amantes del cine de autor
Entre el realismo casi gore de The Walking Dead y la ligereza fantasiosa de Zombieland hay un sinfín de puntos medios; uno bien podría ser Guerra Mundial Z. Aquí no se engaña a nadie, esto es un blockbuster en toda regla, si uno quiere debate acerca del origen y futuro de la epidemia zombie o reflexiones sobre su impacto político-social, se habrá equivocado de sala (o debería leerse el libro). Los zombie freaks pueden quedar horrorizados, pero aún así dudo que no se entretengan si aceptan la honesta premisa que se plantea: entretenimiento a lomos de un héroe dispuesto a salvar al mundo del ocaso, lo de los zombies es un mero añadido.
Es cierto que se hace difícil distinguir a la película de otros títulos similares, desde La Guerra de los Mundos a El Día de Mañana, y ahí es donde flaquea, en la sensación que esto hay alguien que ya lo ha contado antes, con o sin zombies, desaprovechando esta vez la oportunidad de usar a los muertos vivientes como un verdadero elemento diferencial como amenaza para la humanidad. Se distingue ésta por su mencionada pretensión honesta, contundente en dar lo que promete, un uso comedido de la pirotecnia digital (muy de agradecer) y por secuencias sublimes que traspasan el mero taquillazo para entrar en un suspense muy digno: la laberíntica persecución del centro de investigación en Escocia es impecable en la realización, con una tensión logradísima, especialmente con el rechinar de dientes de un zombie en estado de gracia. A colación de los zombies, estos apenas aparecen, sorprende la liviandad en su tratamiento, atletas a la hora de correr y memos cuando están en estado de letargo, pero sin sangre en las venas (en pantalla no se ve ni una gota), y con la cámara pasándoles por encima a velocidad supersónica.
El pulso narrativo es muy dinámico, enérgico incluso, con escenas de gran impacto visual (la montaña de zombies ya anunciada en el tráiler) y forzosamente te encomienda al devenir de Brad Pitt, que va abriendo camino por medio mundo, melena al viento (cuestionable el look Kurt Cobain) y sin sobrarse demasiado en su rol de padre de familia reconvertido a héroe. Podría haber sido mucho peor. Es imposible que guste la película si se tiene animadversión por su actor protagonista, centro absoluto de cada mini episodio en la que ésta se estructura. Pero Pitt suena convincente haciendo de loco, de vampiro o de ladrón de guante blanco, posiblemente sea el único guaperas del star system que en su versatilidad siempre ha resultado creíble.
La honestidad en este tipo de películas es su mejor virtud, y ésta, salvo algún coqueteo con el género de terror para adolescentes o una innecesaria alegoría de la paz en el intramuros de Jerusalén, lo consigue con solvencia. Si además le entregas la batuta a Brad Pitt, el mundo está a salvo.
22 de junio de 2021
22 de junio de 2021
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
He de reconocer que fue una película que me sorprendió gratamente, nunca fui aficionado al subgénero de zombis, de hecho no siento ningún aprecio por la mitificada, “La noche de los muertos vivientes” (George Andrew Romero, 1968), ni por la afamada serie, “The Walking Dead”. Pero “Guerra Mundial Z” tiene algo que aún no he conseguido localizar. Mas el caso es que comencé a verla por un casual sin intención de quedarme pero no pude dejarla hasta el final; quizá porque despliega la suficiente intriga, y aunque no elude la inherente asquerosidad y viscosidad de los zombis con todo el desagrado que ello me produce, proseguí viéndola, y pese a que se adentra, quizá demasiado, en el ámbito de la sensiblería familiar, o tal vez por eso, quién sabe, pues los años no pasan en vano, tuve que continuar mirándola, puede que porque las escenas de acción están bien realizadas o porque cuente con un ritmo veloz (de hecho, aunque tampoco los he visto todos, creo que son los zombis más rápidos que recuerdo) sin que por ello se vuelva incomprensible. Y a pesar de su truculencia, en ocasiones demasiado explicita, permanecí junto a la pantalla, a lo mejor; porque tiene un guión redondo que cuando comienza a cansarnos de ciertas repeticiones se reinventa y nos conduce por nuevos caminos sin abandonar el hilo inicial ni dejar de buscar el final de éste.
Evidentemente hay que resaltar que es visualmente efectiva, técnicamente muy bien hecha e interpretativamente aceptable. Una película en la que para localizar ese algo que no logro localizar tal vez deberé leer la novela de Max Brooks.
Evidentemente hay que resaltar que es visualmente efectiva, técnicamente muy bien hecha e interpretativamente aceptable. Una película en la que para localizar ese algo que no logro localizar tal vez deberé leer la novela de Max Brooks.
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