El acorazado Potemkin
Drama. Bélico
Basada en hechos reales ocurridos en 1905. El acorazado Potemkin acaba de regresar de la guerra con Japón y su tripulación está a punto de amotinarse debido al trato brutal y a las malas raciones. Cuando una mañana les sirven carne infestada de gusanos, los marineros acaban rebelándose. se cansan del tratamiento vejatorio e injusto de los oficiales. Con este motín comienza el reguero revolucionario por Odesa y toda Rusia en contra de ... [+]
21 de marzo de 2015
21 de marzo de 2015
1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
35/11(18/02/15) Revolucionario film soviético en todos los sentidos, ha influenciado a tantos y tantos, Obra Maestra del cineasta letón Sergei Mijailovich Eisenstein en su segundo largo con solo 27 años realizó, supuso un antes y después en el Séptimo Arte por la novedosa utilización del montaje como elemento primordial para provocar sensaciones y remover conciencias. Hay quien la ha menospreciado al tildarla de propaganda de la Revolución bolchevique, tras la Colosal lección de cine está un panfleto para alentar los valores revolucionarios soviéticos, pero minusvalorarla por esto es muy simplista y sectario, sería como echar a la basura films tan grandes como “El Nacimiento De Una Nación”, “La Ley Del silencio” o “Centauros Del desierto” por su marcada ideología reaccionaria, hay que saber distinguir el polvo de la paja, para llegar a celebrar uno de los hitos fílmicos más fascinantes de la Historia del Cine. Innumerables películas han sido influenciadas por esta, "Los intocables", "Bonnie y Clyde", "Brazil", "El Padrino", "Star Wars" o "Titanic". Orson Welles , Michael Mann o Paul Greengrass la tienen en su lista de películas favoritas.
El guión es de la propia Agadianova, en principio recrearía varios acontecimientos revolucionarios de ese año, pero era demasiado y le podría llevar mucho tiempo, no podría estar para la fecha acordada, se atuvieron a un solo hecho como símbolo de toda la lucha. Se rodó en Odessa (sur de Ucrania), centrándose en el motín real de los marinos del acorazado zarista ”Principe Potemkin de Táurida”, se utilizó como navío encallado, el “Doce Apóstoles”, clon del acorazado. El elenco actoral estaba formado por actores no profesionales, film de espíritu coral, donde nadie es protagonista, es la masa como ente propio, como reflejo del comunismo, de la fuerza de la colectividad frente al individualismo.
Monumento formato cine, Magna obra de una calidad estética superlativa, tocando temas de modo profundo como la tiranía, la fuerza de la colectividad, la injusticia social, la solidaridad, el despotismo, la inhumanidad de la maquinaria del estado, y sobre todo de rebelarte contra los sátrapas. Para enfatizar su mensaje diáfano caracteriza de modo sencillo a los buenos y malos, además para atomizar el sentido de la fuerza de la colectividad la historia carece de dramas individuales, la gente es uno, los marinos, la población civil, los soldados zaristas, la flota zarista, esto hace emparejar el film con un documental, derrochando realismo atroz, no hay personajes destacables, solo Vakulinchuk, que es un McGuffin, símbolo de todos los oprimidos, el resto es un todo pétreo, son dedos que al unirse se convierten en un puño (imagen muy repetida), con unas magníficas coreografías de masas que consiguen enardecer al espectador, haciendo Eisenstein del Acorazado un protagonista más, símbolo de la vanguardia de la Revolución, con sus cañones erectos, con picados excelsos de la proa cual sable, con el oleaje bravío en alegoría de la tormenta que se avecina. El director se poya en un estilo que mezcla con maestría el documental, los movimientos de masa operísticos, primeros planos de actores acentuando el histrionismo típico del teatro y del cine silente. Una obra con claro carácter confrontador, combativo, aleccionador, arremete contra los oficiales militares (los muestra arrogantes, con bigotes ostentosos, limpios e inmaculados), contra el ejército, contra los nobles, contra el cristianismo (esa figura pomposa del sacerdote interpretada por el propio Eisenstein), loando a los humildes, a las clases bajas tanto de la sociedad como de la Armada. Los intertítulos apenas contienen diálogos, se atienen a incendiar la pantalla con soflamas enardecedoras en contra de la Tirranía y a favor de la rebelión de las masas.
La escuela soviética de cine Kuleshov experimentaba con la edición para provocar emociones en el espectador, su máximo estandarte fue Eisenstein, ejemplo este icónico film, con el enfebrecido montaje el espectador siente compasión y simpatía por los marineros revolucionarios del acorazado, y odio e ira contra sus gerifaltes. Eisenstein dijo que la potencia narrativa de su montaje no era debido al aluvión de cortes, si no a su yuxtaposición, la fusión vibrante entre una imagen serena con otra nerviosa, planos generales, con primeros planos, movimientos rítmicos, ejemplo el pelotón zarista que avanza cual máquina sin cara por las escaleras, cortando enérgicamente a los rostros desencajados y desgarrados de los civiles, lo que se dio en llamar la tercera imagen, se juega con el subconsciente del cerebro del espectador, con su imaginación que es capaz de crear un nuevo fotograma entre dos cortes, esto que años después hizo Hitchcock en “Psycho” (1960) en la famosa escena de la ducha hay gente que asegura haber visto en el furioso montaje el pecho de Janet Leigh. El contraste entre imágenes provoca un tsunami de sensaciones, con profusión de fotogramas con coléricos puños cerrados (símbolo del socialismo), rostros histriónicos, el uso de la masa de gente como algo homogéneo, creando impresión de una sola cabeza, todo muy simbólico. Una labor de montaje exuberante con unos 1290 planos, un alud de imágenes que te socaban en pos de un claro objetivo, acelerando y decelerando el ritmo de modo magistral, sabiendo componer una perturbadora miscelánea entre la prodigiosa fotografía de Eduard Tissé (habitual del director) con un patinado naturalista que entronca con el documental, con sentidos primeros planos, planos generales, planos donde se rellena de modo armónico la pantalla, zaristas sin cara, picados, contrapicados, sombras terroríficas de los zaristas, redundancia de planos para remarcar idea, con el manejo por vez primera en la cinematografía soviética del travelling (las cámaras de la época eran enormes y difíciles de mover), crea un torrente de sentimientos, temor, caos, ira, sed de venganza, frustración, pasión, o ilusión. (continua en spoiler)
El guión es de la propia Agadianova, en principio recrearía varios acontecimientos revolucionarios de ese año, pero era demasiado y le podría llevar mucho tiempo, no podría estar para la fecha acordada, se atuvieron a un solo hecho como símbolo de toda la lucha. Se rodó en Odessa (sur de Ucrania), centrándose en el motín real de los marinos del acorazado zarista ”Principe Potemkin de Táurida”, se utilizó como navío encallado, el “Doce Apóstoles”, clon del acorazado. El elenco actoral estaba formado por actores no profesionales, film de espíritu coral, donde nadie es protagonista, es la masa como ente propio, como reflejo del comunismo, de la fuerza de la colectividad frente al individualismo.
Monumento formato cine, Magna obra de una calidad estética superlativa, tocando temas de modo profundo como la tiranía, la fuerza de la colectividad, la injusticia social, la solidaridad, el despotismo, la inhumanidad de la maquinaria del estado, y sobre todo de rebelarte contra los sátrapas. Para enfatizar su mensaje diáfano caracteriza de modo sencillo a los buenos y malos, además para atomizar el sentido de la fuerza de la colectividad la historia carece de dramas individuales, la gente es uno, los marinos, la población civil, los soldados zaristas, la flota zarista, esto hace emparejar el film con un documental, derrochando realismo atroz, no hay personajes destacables, solo Vakulinchuk, que es un McGuffin, símbolo de todos los oprimidos, el resto es un todo pétreo, son dedos que al unirse se convierten en un puño (imagen muy repetida), con unas magníficas coreografías de masas que consiguen enardecer al espectador, haciendo Eisenstein del Acorazado un protagonista más, símbolo de la vanguardia de la Revolución, con sus cañones erectos, con picados excelsos de la proa cual sable, con el oleaje bravío en alegoría de la tormenta que se avecina. El director se poya en un estilo que mezcla con maestría el documental, los movimientos de masa operísticos, primeros planos de actores acentuando el histrionismo típico del teatro y del cine silente. Una obra con claro carácter confrontador, combativo, aleccionador, arremete contra los oficiales militares (los muestra arrogantes, con bigotes ostentosos, limpios e inmaculados), contra el ejército, contra los nobles, contra el cristianismo (esa figura pomposa del sacerdote interpretada por el propio Eisenstein), loando a los humildes, a las clases bajas tanto de la sociedad como de la Armada. Los intertítulos apenas contienen diálogos, se atienen a incendiar la pantalla con soflamas enardecedoras en contra de la Tirranía y a favor de la rebelión de las masas.
La escuela soviética de cine Kuleshov experimentaba con la edición para provocar emociones en el espectador, su máximo estandarte fue Eisenstein, ejemplo este icónico film, con el enfebrecido montaje el espectador siente compasión y simpatía por los marineros revolucionarios del acorazado, y odio e ira contra sus gerifaltes. Eisenstein dijo que la potencia narrativa de su montaje no era debido al aluvión de cortes, si no a su yuxtaposición, la fusión vibrante entre una imagen serena con otra nerviosa, planos generales, con primeros planos, movimientos rítmicos, ejemplo el pelotón zarista que avanza cual máquina sin cara por las escaleras, cortando enérgicamente a los rostros desencajados y desgarrados de los civiles, lo que se dio en llamar la tercera imagen, se juega con el subconsciente del cerebro del espectador, con su imaginación que es capaz de crear un nuevo fotograma entre dos cortes, esto que años después hizo Hitchcock en “Psycho” (1960) en la famosa escena de la ducha hay gente que asegura haber visto en el furioso montaje el pecho de Janet Leigh. El contraste entre imágenes provoca un tsunami de sensaciones, con profusión de fotogramas con coléricos puños cerrados (símbolo del socialismo), rostros histriónicos, el uso de la masa de gente como algo homogéneo, creando impresión de una sola cabeza, todo muy simbólico. Una labor de montaje exuberante con unos 1290 planos, un alud de imágenes que te socaban en pos de un claro objetivo, acelerando y decelerando el ritmo de modo magistral, sabiendo componer una perturbadora miscelánea entre la prodigiosa fotografía de Eduard Tissé (habitual del director) con un patinado naturalista que entronca con el documental, con sentidos primeros planos, planos generales, planos donde se rellena de modo armónico la pantalla, zaristas sin cara, picados, contrapicados, sombras terroríficas de los zaristas, redundancia de planos para remarcar idea, con el manejo por vez primera en la cinematografía soviética del travelling (las cámaras de la época eran enormes y difíciles de mover), crea un torrente de sentimientos, temor, caos, ira, sed de venganza, frustración, pasión, o ilusión. (continua en spoiler)
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spoiler:
La Mítica escena de la masacre de civiles en las escaleras del puerto de Odessa merece comentario aparte, un film en sí mismo, seis Homéricos minutos con 170 planos, la fuerza del montaje adquiere un nivel epicúreo en su potencial de transmitir congoja y conmocionar al público, en el contexto de su tiempo tuvo ser impactante, dejando huella los gritos mudos de la masa. Comienza con idílicos saludos de la población al Potemkin, de pronto las gentes que están en la escalera comienzan acorrer hacia abajo despavoridos, vemos a un tipo sin piernas botar por la escalinata con sus manos, una mujer con una sombrilla se acerca corriendo a la cámara y se funde con el objetivo, y comienza el pánico en un maravilloso plano en alto, una gran estatua, bajo ella comienza a desfilar el ejército represor alineado, mientras por las escaleras la gente está en caos y al fondo una Iglesia, hay un escalofriante plano general desde abajo con la masa de gente descendiendo alborotada, tras lo que empezamos a ver caer cuerpos baleados, un niño llora a los pies de su padre (supongo), hay un travelling descendiendo con los civiles, en medio del caos la gente cae por los escalones, vemos a gente esconderse, hay una mujer con su niño bajando, soldados sin rostro disparan una andanada y el niño cae, su cabeza se llena de sangre, mientras llora, su madre lo ve aterrorizada, el niño cae inerte, los soldados zaristas progresan por la amplia escalinata pisando sin contemplaciones los cuerpos postrados en el suelo, la madre del niño inerte lo coge en brazos y sube los escalones gritando desconsolada, una anciana pide no la disparen, la madre avanza valientemente hacia los soldados, la madre llega en un tétrico plano a la sombra de los soldados frenados ante ella, el sable del que los dirige se erige, ella pide la dejen llevar a su hijo a curar, baja el brazo del sable y fusilan a la madre, continua el caos, ahora debajo de la escalinata cosacos a caballo arremeten contra los civiles, y llega uno de los momentos cumbres, aparece una madre (para estremecer más parece es viuda por su vestimenta negra con una mantilla) con su bebe en un carricoche, los soldados disparan, la sangre le brota mientras cae muerta, sin querer empuja el carricoche en su desvanecimiento, este comienza a descender a trompicones la escalera, la gente en primeros planos observa al bebé horrorizados, se produce otra de las imágenes impactantes, un sable es blandido con rabia por un zarista, cambia el plano y una mujer ya tiene las sangrientas señales de la espada en su rostro con las destrozadas gafas, entonces cambiamos al acorazado que ante la escena decide actuar disparando sus cañones al teatro de Odessa, a los estallidos de los proyectiles, vemos cortes de tres leones (la revolución comienza). ANTOLÓGICA. Curiosamente es un hecho que nunca ocurrió, si que se produjeron manifestaciones en Odessa tras la llegada a su puerto del acorazado, y las tropas zaristas dispararon indiscriminadamente contra la población, con multitud de muertos. Eisenstein crea la escena en pos de su mensaje, para atomizar su mensaje dramático en mostrarnos la vileza deshumana de los zaristas contra los inocentes civiles, COLOSAL.
La historia real es adaptada libremente en varios aspectos, como que la famosa masacre de las escaleras acceso al puerto de Odessa (si existen) no tuvo lugar, como que el acorazado sublevado no llegó a enfrentarse a la flota zarista, se entregaron a las autoridades rumanas.
Obra Seminal en el Séptimo Arte, fundamental para entender el cine moderno. Fuerza y honor!!!
P.D. Por falta de espacio me quedo sin comentar otras grandes escenas, además de hablar de su música concebida por Eisenstein para ser reescrita cada 20 años, la original es del vienés Edmund Meisel, y es que la crítica sesgada por el límite de caracteres, ver íntegra en: http://tomregan.blogspot.com/2015/03/el-acorazado-potemkin.html
La historia real es adaptada libremente en varios aspectos, como que la famosa masacre de las escaleras acceso al puerto de Odessa (si existen) no tuvo lugar, como que el acorazado sublevado no llegó a enfrentarse a la flota zarista, se entregaron a las autoridades rumanas.
Obra Seminal en el Séptimo Arte, fundamental para entender el cine moderno. Fuerza y honor!!!
P.D. Por falta de espacio me quedo sin comentar otras grandes escenas, además de hablar de su música concebida por Eisenstein para ser reescrita cada 20 años, la original es del vienés Edmund Meisel, y es que la crítica sesgada por el límite de caracteres, ver íntegra en: http://tomregan.blogspot.com/2015/03/el-acorazado-potemkin.html
18 de julio de 2016
18 de julio de 2016
1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Respondiendo a los que digan que "El acorazado Potemkin" es mera popaganda le diré que es la primera gran historia del cine, el drama de un hecho puntual se convierte en las manos de Eisestein en el rostro del drama de un país es la historia sin proagonista individual. Es un cine revolucionario para la revolución. Rusia es ese niño que cae en el carrito por la escalera que es la guerra, el hambre y la miseria.
14 de noviembre de 2020
14 de noviembre de 2020
1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
La película es una de las más icónicas de la Historia del Cine, una de las más aclamadas por los cinéfilos de todos los tiempos. Y, aunque nos acercamos a ella con la curiosidad y el respeto de quién se aproxima a una reliquia, cuando la dejamos reposar después de su visionado celebramos que El Acorazado Potemkin no es sólo arqueología: Hemos asistido a un espectáculo que nos emociona. Y es que el objetivo de Eisenstein cuando la dirigió magistralmente hace ya casi cien años era despertar en el espectador absoluta empatía emocional con los que el consideraba los principales valores revolucionarios: La lucha ante la injusticia y la fraternidad.
Como ocurre con otras películas contemporáneas, el relato se divide en capítulos. Y ninguno consigue emocionarnos tanto como el de La Escalera de Odessa. Su edición, frenética pero en ningún momento confusa, inaugura lo que se denominará montaje psicológico. La mano de un niño moribundo se retuerce cuando la pisa una insensible bota militar; un carrito de bebé que se precipita escaleras abajo, empujado por el cuerpo inerte de su madre; el grito de desesperación de una anciana con sus quevedos hechos trizas, sangrante su cara...y la marcha de las tropas zaristas, insensibles a tanto dolor, carentes de piedad, inhumanas.
En otros bloques de la película aparecen imágenes igualmente icónicas, como la del médico que nos presta sus lentes para que podamos ver la carne infectada de gusanos, y ver también su alma corrupta. Y todas juntas, hacen de el acorazado Potemkin una absoluta obra maestra.
Como ocurre con otras películas contemporáneas, el relato se divide en capítulos. Y ninguno consigue emocionarnos tanto como el de La Escalera de Odessa. Su edición, frenética pero en ningún momento confusa, inaugura lo que se denominará montaje psicológico. La mano de un niño moribundo se retuerce cuando la pisa una insensible bota militar; un carrito de bebé que se precipita escaleras abajo, empujado por el cuerpo inerte de su madre; el grito de desesperación de una anciana con sus quevedos hechos trizas, sangrante su cara...y la marcha de las tropas zaristas, insensibles a tanto dolor, carentes de piedad, inhumanas.
En otros bloques de la película aparecen imágenes igualmente icónicas, como la del médico que nos presta sus lentes para que podamos ver la carne infectada de gusanos, y ver también su alma corrupta. Y todas juntas, hacen de el acorazado Potemkin una absoluta obra maestra.
30 de enero de 2021
30 de enero de 2021
1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Película basada en el hecho histórico que propició el comienzo de la revolución rusa en 1905.
Una delicia de cine en blanco y negro, eso es esta película. Una superproducción realmente currada, con mucha atención al detalle, y sobre todo, a la simbología,. desde esas caras de desesperación, a esos puños cerrados, y finalmente, al levantamiento de la bandera roja, el único objeto de color de la película.
Toda la parte de la película que ocurre en el barco es tremenda, se nos cuenta visualmente como es el trabajo y vida diarios en un acorazado, desde la limpieza hasta los medidores de presión y todas esas cosas, todo muy cuidado.
Tiene una gran labor propagandística, nos muestra el levantamiento de toda una ciudad, con cientos y cientos de extras.
La mejor parte, sin duda, es la final, las imágenes y la música que acompaña te ponen totalmente en tensión esperando lo peor... hasta la llegada de lo inesperado.
Una película que vale mucho la pena ver, muy adelantada a su tiempo y también muy muy importante en su momento.
Una delicia de cine en blanco y negro, eso es esta película. Una superproducción realmente currada, con mucha atención al detalle, y sobre todo, a la simbología,. desde esas caras de desesperación, a esos puños cerrados, y finalmente, al levantamiento de la bandera roja, el único objeto de color de la película.
Toda la parte de la película que ocurre en el barco es tremenda, se nos cuenta visualmente como es el trabajo y vida diarios en un acorazado, desde la limpieza hasta los medidores de presión y todas esas cosas, todo muy cuidado.
Tiene una gran labor propagandística, nos muestra el levantamiento de toda una ciudad, con cientos y cientos de extras.
La mejor parte, sin duda, es la final, las imágenes y la música que acompaña te ponen totalmente en tensión esperando lo peor... hasta la llegada de lo inesperado.
Una película que vale mucho la pena ver, muy adelantada a su tiempo y también muy muy importante en su momento.
15 de noviembre de 2024
15 de noviembre de 2024
1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Sin duda, «El acorazado Potemkin» no es la obra maestra que las críticas me prometían ver. Aunque tenga escenas insuperables, como la carga militar en las escaleras o el tensísimo enfrentamiento final de los barcos, la película no logra captar y mantener la atención del espectador. Seguramente tenga la culpa el hecho de que no se desarrolle casi ningún personaje y se centre la historia en la masa popular anónima, cosa, por otro lado, esperable de una película propagandística de la Unión Soviética.
Mención aparte merece la música. Se sincroniza perfectamente con las imágenes (hasta musicando los disparos con golpes de percusión) y logra transmitir emociones que las imágenes por sí solas no lograrían expresar (especialmente la tensión rampante de la escena final). Además, el tema principal de la película es de una belleza sobrecogedora. Sin duda, la película sería infumable de no ser por la música.
Mención aparte merece la música. Se sincroniza perfectamente con las imágenes (hasta musicando los disparos con golpes de percusión) y logra transmitir emociones que las imágenes por sí solas no lograrían expresar (especialmente la tensión rampante de la escena final). Además, el tema principal de la película es de una belleza sobrecogedora. Sin duda, la película sería infumable de no ser por la música.
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