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El último duelo

Drama. Intriga Francia, 1386. Narra el enfrentamiento entre el caballero Jean de Carrouges (Matt Damon) y el escudero Jacques LeGris (Adam Driver), al acusar el primero al segundo de abusar de su esposa, Marguerite de Carrouges (Jodie Comer). El Rey Carlos VI decide que la mejor forma de solucionar el conflicto es un duelo a muerte. El que gane será el poseedor de la verdad y, en caso de que venza LeGris, la esposa del caballero será quemada como castigo por falsas acusaciones. [+]
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7
17 de marzo de 2022 3 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Que Ridley Scott, a sus 85 añazos, siga embarcándose en superproducciones como esta “El útltimo duelo” es tan asombroso como la amplitud de registros que maneja un director al que lo mismo le da enfrentarse a odiseas espaciales que a dramas emocionales, a películas de corte futurista que medieval, de acción o policíacas. Y siempre dejando una marca personal de profesionalidad y elegancia con puestas en escena absolutamente impecables, lo que dice mucho de su habilidad para manejar grandes recursos humanos y materiales a la vez que conecta con los gustos de la gente en cada momento.

En lo puramente técnico, “El último duelo” está a la altura esperada. No decepcionará a quienes no tienen reparo en ver, entera o fragmentos, “Gladiator”, “Black Hawk derribado” o “El reino de los cielos” cada vez que la echan en la tele. La ambientación en interiores y exteriores está muy lograda, la escenografía traslada a la Francia del siglo XIV y las escenas de acción están rodadas con rigor y sentido táctico. En la parte narrativa es cierto que Scott vuelve a mostrar dificultades para contener el metraje dentro de unas dimensiones manejables, como ya le pasara en “El reino de los cielos”, pero los tijeretazos, si bien son perceptibles, no impactan de tal manera a la comprensibilidad del conjunto como para sentir que hay que esperar al montaje del director para entender la película. En todo caso, la sensación de ir apretado de tiempo y empalmar unas escenas sin dejar que terminen con otras que claramente ya han empezado, a lo bruto, sí generan cierta incomodidad, como una visita turística hecha con prisas.

El reparto está a la altura de su reputación (quizá Affleck un poco descolocado), pero en todo caso, no cabe otra cosa que hablar muy positivamente de “El último duelo”... hasta que entramos en la parte argumental o, más concretamente, en las intenciones (así declaradas por sus guionistas) de usar la película para reivindicar mensajes morales alineados con el modelo de feminismo revisionista que impera en el mundo cultural hoy en día. El tema es delicado terminaré la crítica en el Spoiler para no medir palabras. En todo caso, la conclusión es que esa intención de agradar al mundo woke, lastra una película que, sin ser excesivamente beligerante, se ve desequilibrada y conducida a desiertos narrativos en los que no sucede nada productivo, bien por exponer hechos irrelevantes, denunciar obviedades, juzgar la Edad Media con valores actuales o por reincidir innecesariamente en lo que ya se ha contado. Es lo que tiene venderse a la ideología del momento: además de penalizar la creatividad, ata la película a las condiciones ideológicas del presente y puede hacer que envejezca bastante mal. Por lo pronto, hace que la estructura en tres actos parezca una innecesaria extravagancia.

La estructura elegida para la película es la enganchar al espectador con el cebo de un (realmente) impresionante duelo a muerte entre dos caballeros por el honor de una dama violada y en desarrollar los acontecimientos que condujeron a esa situación mediante tres actos en los que se da la versión de cada uno de los actores del drama: el marido de la chica, el presunto violador y la chica en cuestión. Por lo visto (reconozco que no lo sabía, ese es mi nivel) ese formato se llama ‘estructura Rashomon’ (por razones obvias) y va un poco contra mis gustos cinematográficos porque para mí el cine es contar historias y, como con la comida, prefiero que me las sirvan sin artificios para apreciar su sabor. En todo caso, el modelo es perfectamente válido y enfoca la película como un misterio a resolver que se irá desvelando poco a poco, así que, en principio, la elección está justificada.

Vamos allá con el “spoiler”.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
El primer acto cuenta los acontecimientos desde el punto de vista del marido, un profesional de la guerra que mantiene con su Conde una delicada situación de vasallaje y una conflictiva relación con su antagonista, el escudero de confianza del Conde, plagada de altibajos. Es la parte más extensa porque, al margen de ciertas visiones particulares, es a través de su historia donde la película define el contexto hasta llegar al meollo de la cuestión: su esposa le confiesa que un día que andaba de viaje fue violada por el escudero, lo que le lleva a poner el delito en conocimiento del rey y a solicitar el juicio por combate. Aún siendo una versión generosa consigo mismo, no esconde un temperamento fuerte y poco reflexivo, de los que no se primero hablan o actúan y luego afrontan las consecuencias.

El segundo acto es la versión del escudero y violador. Sí, violador. Sin lo de ‘presunto’. Quizá por atrevimiento, por originalidad o por no analizar las consecuencias, se rompe el equilibrio lógico de la narración y, tras describir el ascenso social del escudero a base de esfuerzo, pasa a describir los sucesos desde su punto de vista. Aunque se presupone que va a ser una interpretación generosa de los sucedido, se mire por donde se mire, la violación es incontestable. Ni siquiera toca el espinoso asunto del consentimiento («no me dijo nada y pensé que estaba de acuerdo» o «me miraba de forma provocadora») porque incluso su versión, la mujer no le ofrece ningún atisbo, objetivo o subjetivo, de aceptar el acto. Así las cosas, si las versiones coinciden en lo esencial… ¿Qué sentido tienen las tres partes? ¿Qué nos van a contar, que sea relevante, en lo que queda? Y, sobre todo, ¿Quién es el responsable de la construcción del personaje del escudero que no deja de reiterar que no hubo violación cuando a todas luces sí la hubo? Y no vale recurrir a «es que en esa época la mujer era un objeto» porque nos lo han presentado como un tío de armas y de letras, que tiene que saber perfectamente lo que es el pillaje, el saqueo y la violación en batalla y lo que es el decoro en tiempo de paz.

Descolocante. La explicación más sencilla es que no se ha pensado bien en las consecuencias de que las dos primeras versiones concuerden y hagan innecesaria la estructura en tres actos, ya que no hay necesidad de desempate, de contrastar nada. La película podría perfectamente haber sido contada con un formato más convencional. Pero entonces llega la versión de la chica y la cosa adquiere un color más desafortunado. Por lo pronto, su capítulo no se llama ‘la verdad SEGÚN’ sino ‘LA VERDAD’ a secas, lo que posiciona la película dentro del «yo sí te creo hermana». Una decisión respetable, pero innecesariamente conflictiva porque, sin nada que aclarar, otorga un valor superior a la palabra de unos sobre otros. Y todo para que la mujer ponga verde al marido durante media hora. Nunca le puso la mano encima, pero no era un romántico. Se casó con ella más por la dote que por ella. Además era un iletrado que llevaba el feudo con desgana, mientras que en su ausencia ella pone las cuentas en orden y se gana a sus vasallos con su bondad y belleza. Y, tras la violación, él se comporta de una manera insensible y más pensando en defender su honor que el de su mujer.

No entiendo esta parte salvo para usarla como altavoz de… ¿De qué? ¿De qué los valores en la Edad Media eran distintos a los actuales? ¿de qué fue una época dura, especialmente con las mujeres? ¿de que hubo mujeres capaces en la antigüedad invisibilizadas por la Historia? Pues menuda novedad. Paren las rotativas que aquí huele a Pulitzer. En el mejor de los casos, no era necesario el artificio narrativo para llegar a esto. En el peor de los casos, la manipulación histórica es infantil: los hombres son un asqueroso producto de su época pero en ella, y sólo en ella (el resto de las mujeres de la película están abducidas por el machismo endémico) apreciamos valores feministas… conformes a los estándares actuales.
8
26 de mayo de 2022 3 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Vi “El último duelo” hace unos días y he de decir que es una película que me ha sorprendido gratamente. No esperaba eso de Ridley Scott, a quien hace años que tengo por un director en horas bajas (no he vuelto a ver “Gladiator” desde hace mucho, ese Blockbuster que en su momento me gustó pero jamás me ha parecido una buena película). Aquí, para mí, vuelve el Ridley Scott que tanto nos fascinó con “Los duelistas” y nos presenta una historia que nos recuerda mucho en su tempo narrativo a la maravillosa “El señor de la guerra” de Felix J. Schaffner.

Lo que nos cuenta la película en ese guion a tres manos entre Ben Affleck, Matt Damon y Nicole Holofcener es la historia del último juicio por combate celebrado en la edad media, y la película no tendría mucho más si no fuera por cómo se nos cuenta, emparentando esa película con obras como “Rashomon” o las novelas de Wilkie Collins “La dama de Blanco” y “La Piedra Lunar” (en ellas la narración es epistolar pero la intención es exactamente la misma), donde el autor intenta ofrecernos tres puntos de vista, con sus matices, sobre los mismos hechos.
Es una película, pausada, realista y por lo tanto chocante, pues pocas veces se ha visto una edad media nada idealizada (aunque aquí se huya de la crudeza de “Los señores del acero” de Verhoeven) en la que el interés para ver cómo un hecho que ahora nos perecería aberrante pero que en aquellos tiempos se consideraba natural para muchos, se mantiene.

Las tres primeras partes de la película nos preparan para ese cierre final muy digno, donde se aprecia en su justa medida cómo eran los duelos medievales fuera de las justas de celebración. Una película para ver, disfrutar, y poner como ejemplo a futuros estudiantes de literatura e historia medieval. Recomendable.
7
27 de diciembre de 2022 3 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Película ambientada en el siglo 14, donde las guerras los caballeros de armaduras y las conquistas de los reinos estaban a la orden del día.
Esta película es distinta porque nos cuenta la misma historia 3 veces, pero desde 3 puntos de vista distintos, los 3 puntos de vista de los 3 protagonistas y tras contarnos esta historia 3 veces llega a un único desenlace final.

La historia peca un poco de previsible, pero pese a durar unas 2 horas y media, no se me hizo muy larga, el transcurso es correcto y además está basada en hechos reales.

Si tienes tiempo merece la pena verla.
3
14 de febrero de 2024 3 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Por no repetir cosas dichas, y sin conocerlo de nada (que yo sepa), diré que estoy muy de acuerdo con la crítica de "aliencete" en esta misma web (https://www.filmaffinity.com/es/user/rating/732862/299644.html) y hasta le copiaría el título si eso fuera limpio, pero no lo es.

No he leído muchos otros comentarios, pero insistiría (seguramente se señale en otras reseñas) en lo burdo del cartel en la tercera parte de la historia.

Veamos: la película está dividida en tres partes principales; cada una ofrece el punto de vista de un personaje distinto sobre unos mismos hechos, aunque no literalmente porque, por economía narrativa (o porque el personaje simplemente no estaba presente), las tres partes no narran las mismas situaciones exactas sino que se complementan. Eso es algo lógico. Pues bien, al llegar a la tercera parte el director se descubre en la necesidad de señalar a sus espectadores cuál es la versión "buena", cuál deben creer; lo hace además anticipadamente, para que no queden muchas dudas. El rótulo de cada sección sigue el mismo esquema para cada personaje: "The truth according to"... Jean de Carrouges... Jacques le Gris... The Lady Marguerite... Pero cuando el rótulo inicial de la tercera parte se desvanece, la palabra "the truth", queda en pantalla, aislada, explícita, durante unos segundos (nada de eso ocurre con los dos primeros rótulos). Es decir, las dos partes anteriores eran la verdad "de alguien", una verdad subjetiva; en la tercera parte se subraya abiertamente (y menudo subrayado) que es simplemente "la verdad".

Eso es cine para tontos. Tal cual.

Puede parecer discutible destacar algo así, pero para mí es tremendamente importante. De hecho, aún no puedo creer que un director de la experiencia de Ridley Scott, en una película supuestamente sobre conflictos morales, sea capaz de un truco tan burdo, tan absurdo y tan contradictorio. ¿Qué sentido tiene plantear una película como juegos de puntos de vista si vas señalar directamente a uno de ellos como "la verdad"? Es sencillamente demencial.

Desde mi punto de vista, el problema no es sólo el subrayado en sí (no sé si Scott pensará que ha sido sutil; espero que no porque entonces es más bruto de lo que parece; no sé si habrá espectadores que hayan pasado por alto semejante "sutileza", una sutileza que implica además una inseguridad manifiesta en el valor de las propias imágenes y de su puesta en escena -se pretende explicitar el sentido del film CON PALABRAS-), sino el hecho de que obrar así tiene sus implicaciones.

En primer lugar, nos descubre que para Ridley Scott existe "la verdad". Ridley Scott es tan listo que ha ido un paso más allá que 25 siglos de filosofía. Rashomon no iba de varias versiones falsas de una historia y una verdadera, iba del carácter inasible del concepto de verdad. No había "una verdad", sino puntos de vista sobre un hecho. Rashomon tenía que ver con toda una tradición filosófica sobre la verdad. Pero claro, Rashomon sí estaba dirigida por un director consciente del valor moral de sus decisiones.

En segundo lugar, si las dos primeras partes se señalan directamente como mentiras (o al menos como "non truth"), ¿qué sentido tiene ocupar con ellas 80 minutos de metraje? No son puntos de vista parciales sobre una "realidad compleja", porque la realidad compleja sólo tiene una expresión válida ("correcta") en la tercera parte. Pasan a ser simplemente versiones deformadas de "la verdad": la tercera parte. Su único sentido, aparte de su carácter más o menos funcional sobre algún aspecto de la trama, es ilustrar (en fin...) los mecanismos (mucho decir es eso) sobre los que funciona la mentira (la mirada masculina deformando la realidad, en este caso, en base a su carácter "tóxico"; de eso va precisamente toda la fábula).
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Por decir algo bueno del director inglés: yo no soy muy de Thelma y Louise y mucho menos de La teniente O'Neill, pero a lo largo de su larga carrera Scott ha conseguido retratos femeninos interesantes; ha hecho atractivos personajes como la Josefina de Napoleón, pero también por Lucilla en Gladiator e incluso la Marguerite de esta película o la Eva Green de El reino de los cielos. Aparte de saber elegir y dirigir a buenas actrices (hasta en esa cosa llamada Prometheus estaba Noomi Rapace), hay una dignidad muy característica en esos personajes que, aquí sí, me parece sincera.

Todas las películas sobre el pasado se hacen con los ojos del presente, pero las que son buenas logran apuntar algo especial, tocar algo universal o señalar una idea que haga necesaria, o fértil, u original, su mirada sobre una época diferente. Aquí no ocurre esto. Hay pocas películas sobre el pasado más ancladas en un presente no ya concreto, sino puramente coyuntural, que esta. Es como el cruce de dos hombres del siglo XIV con una mujer del año 2020; eso es más o menos lo que se plantea; y ni siquiera; ojalá eso se hubiera conseguido, pero es imposible saber cómo pensaba alguien de 1386, ni aunque fuera un hombre. El último duelo es una de esas películas de moda que nacen viejas; anclada en moralismos tan aparentemente "actuales" como deudores de los de siempre: ese empeño didáctico, tan reconocible; ese afán de ser "socialmente útil"; viva el reino de lo explícito.

Creo que Ridley Scott siente terror a ser malinterpretado; y quizás esa sea la clave del enorme fracaso que supone esta película: tocar temas sensibles (y la violación es quizás el más difícil y espinoso de todos), con miedo a ofender, es una trampa de la que es difícil escapar. Como resultado, no sólo hace un film moralista sino que se ve en la obligación de explicarse todo lo que puede para que nadie piense que su pensamiento se aleja ni un milímetro de la más estricta ortodoxia. Pero ni siquiera esa cobardía es lo peor de la función. Lo peor es la obviedad. La estupidez de esta fábula sobre dos mulos tóxicos y una princesa virtuosa, batallas violentas aparte (esas que tanto gusta filmar el director; algo tan testosterónico, por cierto) acaba con dos rótulos finales de risa donde se deja claro que marido y mujer tendrán el futuro que merecen (muerte en las cruzadas para él -con lo que eso significa en el imaginario del director-; luminosa vida próspera para ella). Qué sería de los pobres espectadores si no fueran informados de ello. Igual Scott debería leer a Nabokov, el Nabokov de los cursos de literatura, que decía cosas muy graciosas sobre estos epílogos -su capítulo sobre Turguénev, por ejemplo-.

En una película que ha expuesto sus escasas ideas a brochazos, acabar con un trazo grueso de este calibre es apropiado; que el director piense que sus espectadores son tan rematadamente ineptos que necesiten de una moraleja ilustrativa para entender algo que ya ha quedado explicado y machacado hasta la náusea, va en el debe de Scott. Pero que un discurso audiovisual tan pobre y tan primario como éste tenga la aceptación crítica que tiene, da que pensar sobre hacia donde puede estar dirigiéndose el muy moralista cine actual; y da que pensar con un profundo hastío.
6
15 de diciembre de 2021 2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
He visto... El Último Duelo (Disney+)...
https://www.filmaffinity.com/es/film299644.html

Un 6. La película está bien, pero no me ha enganchado del todo. No sé si el ritmo, o que la historia me ha parecido poco.

Se trata de la historia de una justa, un juicio de Dios, en la que te cuentan la historia tres veces, desde la perspectiva de cada uno de los tres implicados. Y realmente no sé si sólo quieren contar esta historia, o qué es lo que nos quieren contar aprovechando esta historia. Si es lo primero, se me queda un poco corto. Si es lo segundo, no lo he pillado.

De todos modos, si te gustan las películas medievales con tono un tanto lúgubre y melancólico, esta película te puede valer.

Además, sí que tiene detalles, como que en los combates el uso de las armas deja de ser como en el cine medieval del Holliwood de la postguerra, para aproximarse más al uso que se supone que era el uso real que se le daba a las armas. Así, se puede ver cómo en combate pueden coger la espada por cualquier parte y dirección, utilizando tanto la punta, como el filo, como la empuñadura, para infringir daños al oponente.

No me ha gustado especialmente, pero no es mala. Así que, ni la recomiendo ni dejo de recomendarla.
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