La sustancia
6.5
33,472
Terror. Thriller. Ciencia ficción
'Tú, pero mejor en todos los sentidos'. Esta es la promesa, un producto revolucionario basado en la división celular, que crea un alter ego más joven, más bello, más perfecto. Tentada por la oportunidad Elisabeth Sparkle, una celebridad en decadencia, consume este suero del mercado negro creando una versión rejuvenecida de sí misma, Sue, con efectos tan inesperados como aterradores.
13 de octubre de 2024
13 de octubre de 2024
5 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Cualquier vicio descontrolado convierte a la persona adicta en un monstruo. El círculo de autodestrucción siempre pasa por la soledad, la superficialidad, el odio a una misma, la necesidad de atención, la vacuidad de un mundo que solo mira a las apariencias. No es tan fácil quererse en la vejez, observando el deterioro progresivo de un cuerpo que una vez fue joven, rebosante de belleza.
La película tiene buen sustancia, pero al igual que la protagonista de esta historia, abusa de ella tanto que deforma el resultado hasta convertirse en algo grotesco. Hay que saber cuando parar. Se recrea mucho en lo repugnante, con asquerosos planos detalle de cualquier cosa que pueda dar arcadas, en contraste con infinitos planos del cuerpazo de Margaret Qualley, que también terminan cansando. Se me hace larga, artificial y el arco final es una extravagante tontería demasiado pasada de vueltas, sobra totalmente.
El otro tema de la película es el ancestral problema de “El Yo”, interesante pero desperdiciado, pues no se indaga gran cosa en ese aspecto. De hecho, yo creo que la idea falla en su planteamiento, me hubiese parecido más jugoso que realmente fuesen la misma persona, la misma conciencia que se intercambia, en lugar de sujetos diferentes, porque en ningún momento percibimos que el personaje de Qualley sea el mismo que el de Moore, o que sean dos piezas de un mismo ser, sino todo lo contrario.
A pesar de todo es una obra que tiene sus virtudes. El horror corporal heredero de la nueva carne de Cronenberg está bastante bien, siempre que te guste ese gore de repulsivas mutaciones y heridas abiertas. Consta de momentos agobiantes y secuencias espeluznantes. Moore y Qualley se lucen con interpretaciones de miradas más que de palabras. En general es una película bien hecha, aunque peque de excesiva y superficial. Entiendo también que lo hace así para precisamente criticar a la sociedad: excesiva y superficial. Lo que se carga el conjunto para mí son los ridículos 20 minutos finales. Iba para Reina del grito pero murió por sobredosis de fluidos corporales.
La película tiene buen sustancia, pero al igual que la protagonista de esta historia, abusa de ella tanto que deforma el resultado hasta convertirse en algo grotesco. Hay que saber cuando parar. Se recrea mucho en lo repugnante, con asquerosos planos detalle de cualquier cosa que pueda dar arcadas, en contraste con infinitos planos del cuerpazo de Margaret Qualley, que también terminan cansando. Se me hace larga, artificial y el arco final es una extravagante tontería demasiado pasada de vueltas, sobra totalmente.
El otro tema de la película es el ancestral problema de “El Yo”, interesante pero desperdiciado, pues no se indaga gran cosa en ese aspecto. De hecho, yo creo que la idea falla en su planteamiento, me hubiese parecido más jugoso que realmente fuesen la misma persona, la misma conciencia que se intercambia, en lugar de sujetos diferentes, porque en ningún momento percibimos que el personaje de Qualley sea el mismo que el de Moore, o que sean dos piezas de un mismo ser, sino todo lo contrario.
A pesar de todo es una obra que tiene sus virtudes. El horror corporal heredero de la nueva carne de Cronenberg está bastante bien, siempre que te guste ese gore de repulsivas mutaciones y heridas abiertas. Consta de momentos agobiantes y secuencias espeluznantes. Moore y Qualley se lucen con interpretaciones de miradas más que de palabras. En general es una película bien hecha, aunque peque de excesiva y superficial. Entiendo también que lo hace así para precisamente criticar a la sociedad: excesiva y superficial. Lo que se carga el conjunto para mí son los ridículos 20 minutos finales. Iba para Reina del grito pero murió por sobredosis de fluidos corporales.
17 de octubre de 2024
17 de octubre de 2024
5 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Brutal. Este es el adjetivo que a uno le viene a la cabeza tras visionar The substance. Y es que la nueva película de Coralie Fargeat, quién debutó en el año 2017 con la notable Revenge, no deja a nadie indiferente, ya sea para bien o para mal.
Para bien, The substance tiene un montón de cosas. Podemos empezar mencionando la gran labor que hacen los tres protagonistas principales. Tenemos el personaje central, Elisabeth Sparkle, interpretado, por un lado, por una reencontrada Demi Moore (Ghost, Desmontando a Harry) que se lo pasa en grande con un papel lleno de matices y contrastes que la veterana actriz lleva con excelencia durante los 140 minutos, y por otro lado tenemos a Margaret Qualley (The leftovers, Érase una vez en Hollywood), una de las actrices de moda de estos últimos años. Qualley se entrega con todo a su personaje. Como Moore, realiza una magistral evolución del personaje, con unos últimos minutos de su metraje apabullantes.
Y el otro coprotagonista de la función es ni más ni menos que Deenis Quaid (Traffic, El dia de mañana), interpretando al jefe de un programa, obsesionado con el físico y la edad de su protagonista central. Quaid nos ofrece su actuación más loca y desatada hasta la fecha.
La idea central de la película, una sustancia que genera un alter ego de uno mismo pero mejorado, sirve a la directora para hacer una crítica feroz y salvaje a la cosificación actual de las mujeres y al poder y manipulación del patriarcado. Podría ser la hermana gamberra de Barbie (Gerwig, 2023).
Incluso podemos entender la película como una alusión a la adicción, generando comparativas con Requiem for a dream (Aronofsky, 2000) o a los problemas alimentarios como la bulimia tan abundante estos días, vistos en obres obra de Aronofskt, Cisne negro (2010).
A nivel técnico y visual estamos hablando de otro prodigio. El uso de la cámara para generar angustia y opresión es magnífico. El uso de los colores según el momento de la película y la emoción del personaje, otro punto a destacar. Su banda sonora también dota a la película de un ritmo vertiginoso.
El problema de la película reside en sus minutos finales. La película tiene varias partes según el personaje, tenemos la protagonista, la versión mejorada de la protagonista y el producto final como consecuencia de un mal uso de la substancia. Es en esta última parte donde la película se desata en un festival gore sin precedentes y al menos a mí, me saca un poco del mensaje y la áurea creada. Obviamente, la premisa no es realista, pero uno se la toma en serio por todo aquello crítica. En mi caso, en la resolución de la historia se excede y pierde gran parte de su filosofía. Y lo dice un fan del gore, pero que en el contexto y objetivo de la película no le hacía falta.
En definitiva, una de las grandes y mejores películas de lo que llevamos de año, un festival para los sentidos y con una crítica de un problema muy actual.
Para bien, The substance tiene un montón de cosas. Podemos empezar mencionando la gran labor que hacen los tres protagonistas principales. Tenemos el personaje central, Elisabeth Sparkle, interpretado, por un lado, por una reencontrada Demi Moore (Ghost, Desmontando a Harry) que se lo pasa en grande con un papel lleno de matices y contrastes que la veterana actriz lleva con excelencia durante los 140 minutos, y por otro lado tenemos a Margaret Qualley (The leftovers, Érase una vez en Hollywood), una de las actrices de moda de estos últimos años. Qualley se entrega con todo a su personaje. Como Moore, realiza una magistral evolución del personaje, con unos últimos minutos de su metraje apabullantes.
Y el otro coprotagonista de la función es ni más ni menos que Deenis Quaid (Traffic, El dia de mañana), interpretando al jefe de un programa, obsesionado con el físico y la edad de su protagonista central. Quaid nos ofrece su actuación más loca y desatada hasta la fecha.
La idea central de la película, una sustancia que genera un alter ego de uno mismo pero mejorado, sirve a la directora para hacer una crítica feroz y salvaje a la cosificación actual de las mujeres y al poder y manipulación del patriarcado. Podría ser la hermana gamberra de Barbie (Gerwig, 2023).
Incluso podemos entender la película como una alusión a la adicción, generando comparativas con Requiem for a dream (Aronofsky, 2000) o a los problemas alimentarios como la bulimia tan abundante estos días, vistos en obres obra de Aronofskt, Cisne negro (2010).
A nivel técnico y visual estamos hablando de otro prodigio. El uso de la cámara para generar angustia y opresión es magnífico. El uso de los colores según el momento de la película y la emoción del personaje, otro punto a destacar. Su banda sonora también dota a la película de un ritmo vertiginoso.
El problema de la película reside en sus minutos finales. La película tiene varias partes según el personaje, tenemos la protagonista, la versión mejorada de la protagonista y el producto final como consecuencia de un mal uso de la substancia. Es en esta última parte donde la película se desata en un festival gore sin precedentes y al menos a mí, me saca un poco del mensaje y la áurea creada. Obviamente, la premisa no es realista, pero uno se la toma en serio por todo aquello crítica. En mi caso, en la resolución de la historia se excede y pierde gran parte de su filosofía. Y lo dice un fan del gore, pero que en el contexto y objetivo de la película no le hacía falta.
En definitiva, una de las grandes y mejores películas de lo que llevamos de año, un festival para los sentidos y con una crítica de un problema muy actual.
25 de octubre de 2024
25 de octubre de 2024
5 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
La sustancia, película dirigida por una directora que me encantó en Revenge (la película), Coralie Fargeat, sorprende ahora con una Body Horror que a mí no ha terminado de gustarme del todo y es que los últimos treinta minutos son excesivos en todos los sentidos.
Primero me voy a centrar en lo bueno:
Demi Moore sale preciosa y hace un gran trabajo.
Margaret Qualley me sorprende cada día más y para mejor, aparte de que sale increíblemente guapa y sexy.
Dennise Quaid, genial como siempre. Hace de productor super asqueroso (y además hacen mucho hincapié en los detalles, lo que mola bastante aunque también da mucho asquete).
Música y fotografía impresionantes, sobre todo esta última de Benjamin Kracun (Una joven prometedora).
«Tú, pero mejor en todos los sentidos». Un gran lema para todas las personas que tememos envejecer. No es un guion nuevo pero siempre es bienvenido, ese miedo a la vejez, a arrugarte, a que se te ensucien los dientes, a no poder mantenerte en forma, a que se te caiga la carne, engordes o te quedes en la nada, a que no te brille el pelo y sobre todo a que no te valoren en tu lugar de trabajo (sobre todo si te dedicas a algo de cara al público, ya no te digo si es en la tele y el cine).
La premisa es buena. Las dos primeras horas molan mucho. Son dinámicas, tiene un poco de tensión, algún diálogo irónico o satírico, como el que se escucha en los baños al principio de la cinta. Pero la última media hora…
Lo peor:
Primero me voy a centrar en lo bueno:
Demi Moore sale preciosa y hace un gran trabajo.
Margaret Qualley me sorprende cada día más y para mejor, aparte de que sale increíblemente guapa y sexy.
Dennise Quaid, genial como siempre. Hace de productor super asqueroso (y además hacen mucho hincapié en los detalles, lo que mola bastante aunque también da mucho asquete).
Música y fotografía impresionantes, sobre todo esta última de Benjamin Kracun (Una joven prometedora).
«Tú, pero mejor en todos los sentidos». Un gran lema para todas las personas que tememos envejecer. No es un guion nuevo pero siempre es bienvenido, ese miedo a la vejez, a arrugarte, a que se te ensucien los dientes, a no poder mantenerte en forma, a que se te caiga la carne, engordes o te quedes en la nada, a que no te brille el pelo y sobre todo a que no te valoren en tu lugar de trabajo (sobre todo si te dedicas a algo de cara al público, ya no te digo si es en la tele y el cine).
La premisa es buena. Las dos primeras horas molan mucho. Son dinámicas, tiene un poco de tensión, algún diálogo irónico o satírico, como el que se escucha en los baños al principio de la cinta. Pero la última media hora…
Lo peor:
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Es excesiva. Mucha violencia gratuita (no creo que estando tan viejuna y destrozada Elisabeth hubiera aguantado tal paliza). Sí se puede entender la ira de la joven Sue, que quiere disfrutar de ese cuerpazo y de su restablecida juventud, peeeeroooo, cuando se vuelve a inyectar la sustancia se pasan un poquito con el tema gore, la sangre y con todos los detalles…eso me ha sobrado. No es la primera vez en el cine que se exceden con estas cosas, ya en Society se muestran escenas bastante asquerosas sin ton ni son, estropeando un buen film. Seguro que había más maneras interesantes de terminar el guion que no fuera tan a lo bestia.
No creo que vuelva a verla.
No creo que vuelva a verla.
25 de octubre de 2024
25 de octubre de 2024
5 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
A ver. La película tiene una premisa que podría haber dado mucho más. Muchísimo más. Coralie Fargeat insiste en la idea y el mensaje con demasiada insistencia y repetición, como si el espectador fuera un poco tonto. Y eso lastra la cinta. Es una historia muy simple, pero se podría haber sacado mucho más, haber trabajado otras capas de una cebolla, que se queda en un par de ideas machaconas. Esta directora demuestra ser de muy brocha gorda, no es de muchos matices que digamos. Explota lo grotesco e hiperbólico con unos personajes rallando la ciencia ficción, para llegar a un final totalmente demencial. Me sobran muchos primeros planos a ciertas partes de los cuerpos de las dos protagonistas, creo que con menos hubiera pasado igual. Me sobra algo de metraje también, en hora y media se podía haber contado igual, sin tanta reiteración. No creo tampoco que sea una mala película. Pero no trata al espectador como si fuera inteligente, necesita reiterarse demasiado. Se deja ver, y eso no es lo que había leído por ahí. Ni de broma se merece todo el hype que está recibiendo.
7 de noviembre de 2024
7 de noviembre de 2024
5 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Coralie Fargeat, como la más conocida Julia Ducournau, o la más reconocida y veterana Claire Denis (que también cayó en sus redes en Trouble every day), es heredera de lo que a comienzos de siglo se llamó New French Extremity. Violencia y sexo extremos que deconstruían el cuerpo humano que somatizaba ese extremismo salvaje y brutal y que es el origen de lo que se llama hoy Body Horror, por lo menos en lo que respecta a los franceses, especialistas en este tipo de delicatessen ( el papá de todo esto no es otro que el Marqués de Sade). Un puñado de estupendos directores como Leos Carax, Bruno Dumont, Jean Claude Brisseau, Olivier Assayas, Gaspar Noé o el más exitoso a nivel comercial Alexandre Aja o también las muy representativas y nada intelectuales Martyrs o Al interior.
Coralie Fargeat había debutado con la muy extremista y mogollón de sanguinolenta Revenge. Muy cool. El problema con esta directora, que en lo que respecta a los aspectos más específicamente fílmicos, es decir, la fachada visual, saca nota alta, es que, como también en la que nos ocupa, se reducen a una única idea, en Revenge ni eso, es una venganza de toda la vida (sin que eso sea necesariamente malo ni mucho menos, que esté vacía de contenido no es el problema en absoluto) y termina por interesarte pero no por llenarte. Las películas deben ser simplificadas a una ecuación matemática, debes poder definirlas con una única idea, reducirlas a un único tema (es la teoría de nada más y nada menos que Stanley Donen; por ejemplo Cantando bajo la lluvia = Alegría de vivir). Pero la idea hay que desarrollarla para luego simplificarla, es una paradoja que casi siempre funciona, en palabras de Lampedusa el célebre "Cambiar todo para que nada cambie". Ahí es donde falla esta directora.
La sustancia tiene un tema a desarrollar en 140 minutos y eso es lo que hace que cojee. Las exigencias del mercado de hacer películas con no menos de dos horas de duración no las entiendo, porque parece que es un requisito para que se estrene ya que si no no hay quién entienda el motivo de que el 90 % de las películas cumplan este requisito (y de que sus resultados paguen esta condición). No sé si es impuesta por los productores (de hecho por mucho premio en Cannes es una película producida en el Reino Unido) o es una decisión del autor (como por ejemplo las condiciones que se autoimponían los cineastas daneses del Dogma 95). Si es causa exógena, ya que hablamos de cuerpos, da más valor a los cineastas contemporáneos que tienen que lidiar con esto y no es un problema menor sino muy importante al afectar a una de sus variables esenciales (tiempo y espacio).
La película empieza bien y te engancha, luego se recrea demasiado en las escenas del cuerpo de Margaret Qualley, que se repiten una y otra vez como también los detalles del proceso de transformación o sustitución, para acabar en tono de comedia negra muy divertida y de un exceso o ida de olla conscientemente grotesco aunque no me resultó cargante.
Me gustaron mucho sus referencias más reconocibles: la obvia del máximo representante del género, David Cronenberg; El Resplandor claramente en el diseño de interiores y en el trabajo histriónico de Denis Quaid que recuerda casi siempre a Jack Nicholson; El hombre elefante, Re- animator y La cosa (la de John Carpenter de 1982) en las trasformaciones finales. También me gustó mucho la entrega al proyecto de la guapísima Demi Moore que parece mandar un mensaje a la industria y, lo que es muchísimo mejor y más inteligente, reírse de sí misma, autoparodiarse en los mejores momentos del metraje, en un trabajo absolutamente memorable. Guapa y lista, lo tiene todo.
Al final, si queremos o debemos simplificar todo esto a una idea es que se echan de menos los "montajes del director" (que generalmente las alargaban y empeoraban) y unas tijeras bien afiladas que recorten los metrajes. Con todo, me parece una película estimable porque al menos trata de encontrar su propio camino y no repetir el que tomaron otros.
Coralie Fargeat había debutado con la muy extremista y mogollón de sanguinolenta Revenge. Muy cool. El problema con esta directora, que en lo que respecta a los aspectos más específicamente fílmicos, es decir, la fachada visual, saca nota alta, es que, como también en la que nos ocupa, se reducen a una única idea, en Revenge ni eso, es una venganza de toda la vida (sin que eso sea necesariamente malo ni mucho menos, que esté vacía de contenido no es el problema en absoluto) y termina por interesarte pero no por llenarte. Las películas deben ser simplificadas a una ecuación matemática, debes poder definirlas con una única idea, reducirlas a un único tema (es la teoría de nada más y nada menos que Stanley Donen; por ejemplo Cantando bajo la lluvia = Alegría de vivir). Pero la idea hay que desarrollarla para luego simplificarla, es una paradoja que casi siempre funciona, en palabras de Lampedusa el célebre "Cambiar todo para que nada cambie". Ahí es donde falla esta directora.
La sustancia tiene un tema a desarrollar en 140 minutos y eso es lo que hace que cojee. Las exigencias del mercado de hacer películas con no menos de dos horas de duración no las entiendo, porque parece que es un requisito para que se estrene ya que si no no hay quién entienda el motivo de que el 90 % de las películas cumplan este requisito (y de que sus resultados paguen esta condición). No sé si es impuesta por los productores (de hecho por mucho premio en Cannes es una película producida en el Reino Unido) o es una decisión del autor (como por ejemplo las condiciones que se autoimponían los cineastas daneses del Dogma 95). Si es causa exógena, ya que hablamos de cuerpos, da más valor a los cineastas contemporáneos que tienen que lidiar con esto y no es un problema menor sino muy importante al afectar a una de sus variables esenciales (tiempo y espacio).
La película empieza bien y te engancha, luego se recrea demasiado en las escenas del cuerpo de Margaret Qualley, que se repiten una y otra vez como también los detalles del proceso de transformación o sustitución, para acabar en tono de comedia negra muy divertida y de un exceso o ida de olla conscientemente grotesco aunque no me resultó cargante.
Me gustaron mucho sus referencias más reconocibles: la obvia del máximo representante del género, David Cronenberg; El Resplandor claramente en el diseño de interiores y en el trabajo histriónico de Denis Quaid que recuerda casi siempre a Jack Nicholson; El hombre elefante, Re- animator y La cosa (la de John Carpenter de 1982) en las trasformaciones finales. También me gustó mucho la entrega al proyecto de la guapísima Demi Moore que parece mandar un mensaje a la industria y, lo que es muchísimo mejor y más inteligente, reírse de sí misma, autoparodiarse en los mejores momentos del metraje, en un trabajo absolutamente memorable. Guapa y lista, lo tiene todo.
Al final, si queremos o debemos simplificar todo esto a una idea es que se echan de menos los "montajes del director" (que generalmente las alargaban y empeoraban) y unas tijeras bien afiladas que recorten los metrajes. Con todo, me parece una película estimable porque al menos trata de encontrar su propio camino y no repetir el que tomaron otros.
Cancelar
Limpiar
Aplicar
Filters & Sorts
You can change filter options and sorts from here