Relatos salvajes
2014 

7.7
69,986
29 de octubre de 2014
29 de octubre de 2014
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
“Pasternak“, “Las ratas“, “El más fuerte“, “Bombita“, “La propuesta” y “Hasta que la muerte nos separe” son los títulos de los relatos protagonistas de Relatos Salvajes, una comedia cuyo título no podría describir mejor, que no dudaré en añadir a mi estricta biblioteca de películas en cuanto salga a la venta. Me atrevería a decir que es la mejor que he visto hasta la fecha y la cinta más divertida y entretenida del año.
“¿Qué relato te ha gustado más?” – me preguntó mi hermana al salir de la sala. Difícil elección cuando se trata de seis extraordinarias historias prácticamente igual de locas, con originales guiones, planos impecables y acertadas críticas a la sociedad.
No supe elegir entre “El más fuerte” o “Bombita” que fueron con los que más reí y sufrí, pero sí tuve claro que el último se me hizo demasiado largo y fue el que menos me gustó. No obstante cuando terminó quería más, ¡al menos uno! Y es que Damián Szifrón logra que 119 minutos de duración sepan a poco al visionar esta joya.
Relatos Salvajes, que podría haber dirigido perfectamente Quentin Tarantino, tiene también a su favor un inolvidable y exquisito apartado musical, desde sus curiosos créditos iniciales. Me declaro fan del compositor Gustavo Santaolalla, ganador de dos Premios Óscar a Mejor banda sonora por Babel y Brokeback Mountain.
Y cómo no destacar también el excelente trabajo de su amplio reparto; desde las caras más conocidas a las más desconocidas brillan con luz propia. Claro que Ricardo Darín, Leonardo Sbaraglia (en la imagen superior), Oscar Martínez y Érica Rivas son quienes más se lucen gracias a la duración de los relatos que protagonizan.
En definitiva, como ya adelanté vía Twitter, Relatos Salvajes te permitirá reír sin parar durante dos intensas horas. ¡Tienes que verla!
Mi nota: 9/10
“¿Qué relato te ha gustado más?” – me preguntó mi hermana al salir de la sala. Difícil elección cuando se trata de seis extraordinarias historias prácticamente igual de locas, con originales guiones, planos impecables y acertadas críticas a la sociedad.
No supe elegir entre “El más fuerte” o “Bombita” que fueron con los que más reí y sufrí, pero sí tuve claro que el último se me hizo demasiado largo y fue el que menos me gustó. No obstante cuando terminó quería más, ¡al menos uno! Y es que Damián Szifrón logra que 119 minutos de duración sepan a poco al visionar esta joya.
Relatos Salvajes, que podría haber dirigido perfectamente Quentin Tarantino, tiene también a su favor un inolvidable y exquisito apartado musical, desde sus curiosos créditos iniciales. Me declaro fan del compositor Gustavo Santaolalla, ganador de dos Premios Óscar a Mejor banda sonora por Babel y Brokeback Mountain.
Y cómo no destacar también el excelente trabajo de su amplio reparto; desde las caras más conocidas a las más desconocidas brillan con luz propia. Claro que Ricardo Darín, Leonardo Sbaraglia (en la imagen superior), Oscar Martínez y Érica Rivas son quienes más se lucen gracias a la duración de los relatos que protagonizan.
En definitiva, como ya adelanté vía Twitter, Relatos Salvajes te permitirá reír sin parar durante dos intensas horas. ¡Tienes que verla!
Mi nota: 9/10
29 de octubre de 2014
29 de octubre de 2014
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Salir de una sala de cine con alegría, júbilo, felicidad, después de casi dos horas de tiempo es una gozada.
Una maravilla argentina (con producción española) que te hace pensar y reír a la vez. Enfadarte y volver a pensar. Y volver a reír. Es una montaña rusa de risas aderezada con grandes interpretaciones; casi todos los actores están grandiosos. Solo me viene a la mente el pequeño y llorón mocoso qué bueno, hace lo que puede. Los demás, grandes en esto del cine.
Me encanta la violencia conjugada en rabia, la violencia enlazada en risa.
El humor negro aquí está perfectamente retratado.
La venganza es brutal. Y cómica.
La banda sonora de Santaolalla (otro monstruo, ¡qué bárbaro, este tipo!), y la manera de unir todo esto tan argentina: siempre mirando a la cara, si me jodiste, te voy a joder el doble.
¡Grandes!
P.D: Falta mucho, ya lo sé. Pero es mi apuesta número uno para el Oscar a mejor película de habla no inglesa.
Una maravilla argentina (con producción española) que te hace pensar y reír a la vez. Enfadarte y volver a pensar. Y volver a reír. Es una montaña rusa de risas aderezada con grandes interpretaciones; casi todos los actores están grandiosos. Solo me viene a la mente el pequeño y llorón mocoso qué bueno, hace lo que puede. Los demás, grandes en esto del cine.
Me encanta la violencia conjugada en rabia, la violencia enlazada en risa.
El humor negro aquí está perfectamente retratado.
La venganza es brutal. Y cómica.
La banda sonora de Santaolalla (otro monstruo, ¡qué bárbaro, este tipo!), y la manera de unir todo esto tan argentina: siempre mirando a la cara, si me jodiste, te voy a joder el doble.
¡Grandes!
P.D: Falta mucho, ya lo sé. Pero es mi apuesta número uno para el Oscar a mejor película de habla no inglesa.
1 de noviembre de 2014
1 de noviembre de 2014
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Harta de guiones ajenos y preciosismos formales que a lo único que me llevan es al sopor, vuelvo reconciliada con las salas de cine tras sentirme plenamente identificada con muchas de las escenas vistas en esta película. Esa frágil línea que - sobre todo hoy en este país- te preguntas por qué no cruzamos todos a diario forma parte de nuestra vida cotidiana y es ahí, a nivel de piel, en los inframundos del subconsciente, donde cada personaje es uno de nosotros y donde tú desearías ser uno de ellos.
Divertida, macabra, entretenida, siendo un metraje bastante largo, el final te llega deseando que aún haya otra historia más.Un placer tejido a base de historias muy breves, donde, sin embargo, tanto guionista como director, logran componer unos personajes, humanos y repletos de una historia que se hace viva en pocos minutos. Todo ello, gracias a un reparto muy bien elegido, (Darín, maravilloso) y una música imprescindible.
Sí, señor, un auténtico placer
Divertida, macabra, entretenida, siendo un metraje bastante largo, el final te llega deseando que aún haya otra historia más.Un placer tejido a base de historias muy breves, donde, sin embargo, tanto guionista como director, logran componer unos personajes, humanos y repletos de una historia que se hace viva en pocos minutos. Todo ello, gracias a un reparto muy bien elegido, (Darín, maravilloso) y una música imprescindible.
Sí, señor, un auténtico placer
11 de noviembre de 2014
11 de noviembre de 2014
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Damián Szifrón se ha atrevido con estos seis escalofriantes relatos que hacen gozar o angustiarse al espectador en función del lugar que tome en cada momento de la acción. La tecla que el realizador argentino ha tocado no era fácil, pero en la sala de cine ha sonado divínamente, y la sorpresa ha sido un aglutinador compactante que ha convertido una diáspora de situaciones violentas e inconexas, en una auténtica sinfonía de distintos estadios de la venganza.
Lo de exageración o situaciones límites es muy relativo, cualquier nimio episodio en nuestras vidas, como ya se han encargado en demostrar los Coen, puede convertirse en ese aleteo de mariposa que desencadena una horrorosa tragedia, que acaba siendo ridícula; ya que la gestualidad del fanatismo, salvo excepciones, suele ser poco refinada: fluídos corporales en suspensión, posturas forzadas, narices partidas, ojos morados, huesos chamuscados.....
Relatos salvajes, entre sus muchas virtudes, tiene la grandeza de hacerte creíbles y hasta cotidianos unos desenlaces que se saltan cualquier componenda o solución diplomática. Las cosas son como son y acaban como acaban, sin paños calientes, nos cuenta Damián en su doble faceta de guionista y realizador.
Ninguna historia desmerece; tal vez la primera (Pasternak) sea la más chistosa y por tanto la más inverosímil; pero estoy de acuerdo con quienes califican de soberbia la de: "El más fuerte"; dentro, como no me cansaré de repetir, de un altísimo tono que incluso permite justificar, dignamente, algunas reacciones violentas de las sufridas víctimas.
Lo de exageración o situaciones límites es muy relativo, cualquier nimio episodio en nuestras vidas, como ya se han encargado en demostrar los Coen, puede convertirse en ese aleteo de mariposa que desencadena una horrorosa tragedia, que acaba siendo ridícula; ya que la gestualidad del fanatismo, salvo excepciones, suele ser poco refinada: fluídos corporales en suspensión, posturas forzadas, narices partidas, ojos morados, huesos chamuscados.....
Relatos salvajes, entre sus muchas virtudes, tiene la grandeza de hacerte creíbles y hasta cotidianos unos desenlaces que se saltan cualquier componenda o solución diplomática. Las cosas son como son y acaban como acaban, sin paños calientes, nos cuenta Damián en su doble faceta de guionista y realizador.
Ninguna historia desmerece; tal vez la primera (Pasternak) sea la más chistosa y por tanto la más inverosímil; pero estoy de acuerdo con quienes califican de soberbia la de: "El más fuerte"; dentro, como no me cansaré de repetir, de un altísimo tono que incluso permite justificar, dignamente, algunas reacciones violentas de las sufridas víctimas.
30 de diciembre de 2014
30 de diciembre de 2014
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Es difícil encuadrar ‘Relatos salvajes’ en algún tipo de género, no solo porque las 6 historias que aparecen son independientes entre sí, sino porque cada una de ellas, individualmente, es una mezcla de géneros. Si uno busca un drama puro, seguramente saldrá decepcionado. Si busca una comedia, puede que ni se ría. Si lo que se busca es un thriller, echará de menos situaciones de más intriga. Si el mensaje moralista es su objetivo, dirá que no hay seriedad en las situaciones. Pero si lo que busca es cine de verdad, o simplemente no busca nada, puede que se encuentre todo lo anterior y mucho más.
Damián Szifrón nos presenta 6 relatos con una habilidad y talento indudables. Puede que no sea cine “para todos”, pero los episodios están tan bien escritos que es imposible no adorar el humor negro y la ironía que invade cada uno de ellos. Todos, desde el relato introductorio hasta el relato final, el de la boda, están impregnados de una mala hostia y mordacidad perfectamente administradas, que nunca se sale de los límites. El director argentino habla, entre otras muchas cosas, de la rabia contenida (1er y 2º episodio), la igualdad de la naturaleza del ser humano a pesar de la diferencia de clases (3er episodio), la necesidad de la violencia ante un sistema “pasota” (4º episodio), el poder del dinero y el peligro del mundo capitalista en el que vivimos (5º, y mejor –en mi opinión-, episodio) o la hipocresía de muchos de los acontecimientos socialmente establecidos (6º episodio). Se esfuerza por involucrarse en las emociones primarias que desencadenan el salvajismo, pero nunca de una manera excesivamente profunda.
Y, precisamente, la falta de profundidad es una de los argumentos que muchos usan para desacreditar el film. Realmente no hay una profundización de los personajes, pero porque tampoco se pretende. Simplemente se quiere contar “cuentos” que inviten a la reflexión, siempre desde una perspectiva particular y con un sentido del humor tan oscuro que, a mí particularmente, me fascina. Y es que en más de una ocasión descojonarse, a pesar de la crudeza que rodea a las historias, es inevitable. Los dos últimos episodios, una especie de tragicomedias, son los que más sacan a relucir esa agudeza para provocar la risa en las peores situaciones.
Qué más decir. Véanla. Cine tan raro como bueno, tan perturbador como interesante. Una recomendación segura.
Damián Szifrón nos presenta 6 relatos con una habilidad y talento indudables. Puede que no sea cine “para todos”, pero los episodios están tan bien escritos que es imposible no adorar el humor negro y la ironía que invade cada uno de ellos. Todos, desde el relato introductorio hasta el relato final, el de la boda, están impregnados de una mala hostia y mordacidad perfectamente administradas, que nunca se sale de los límites. El director argentino habla, entre otras muchas cosas, de la rabia contenida (1er y 2º episodio), la igualdad de la naturaleza del ser humano a pesar de la diferencia de clases (3er episodio), la necesidad de la violencia ante un sistema “pasota” (4º episodio), el poder del dinero y el peligro del mundo capitalista en el que vivimos (5º, y mejor –en mi opinión-, episodio) o la hipocresía de muchos de los acontecimientos socialmente establecidos (6º episodio). Se esfuerza por involucrarse en las emociones primarias que desencadenan el salvajismo, pero nunca de una manera excesivamente profunda.
Y, precisamente, la falta de profundidad es una de los argumentos que muchos usan para desacreditar el film. Realmente no hay una profundización de los personajes, pero porque tampoco se pretende. Simplemente se quiere contar “cuentos” que inviten a la reflexión, siempre desde una perspectiva particular y con un sentido del humor tan oscuro que, a mí particularmente, me fascina. Y es que en más de una ocasión descojonarse, a pesar de la crudeza que rodea a las historias, es inevitable. Los dos últimos episodios, una especie de tragicomedias, son los que más sacan a relucir esa agudeza para provocar la risa en las peores situaciones.
Qué más decir. Véanla. Cine tan raro como bueno, tan perturbador como interesante. Una recomendación segura.
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