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Don Jon

Comedia Jon Martello (Joseph Gordon-Levitt), un joven adicto al sexo en general y al porno en particular, intenta ejercer algún tipo de control sobre sí mismo. Jon tiende a deshumanizarlo todo: su apartamento, su coche, su familia, su iglesia y las mujeres. Sin embargo, hasta los ligues más sofisticados no pueden compararse con el placer que obtiene viendo pornografía en su ordenador. Insatisfecho con su vida, decide cambiar. Gracias a la ... [+]
Críticas 119
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5
9 de mayo de 2022 Sé el primero en valorar esta crítica
Vaya por delante que Gordon-Levitt me parece un actor MUY COMPETENTE en un panorama cinematográfico en el que un servidor, no suele casarse con ningún actor o actriz.

Así que puede que uno tuviese algo de curiosidad de con que salía el señor.

Y bueno. Hay cosas buenas.

-El inicio al igual que la rutina es acertado.

-Me alegra que un personaje que la mayoría de Hollywood vería como el tipo a seguir sea en realidad aquí visto como alguien con un problema.

-Ciertas escenas (como las de Tony Danza) son más que interesantes.

-Escenas como las del cine y la diferencia de las sensaciones que crean en las personas.

PERO, PERO, PERO también tiene unas cuántas cosas bastante desechables.

-Hay moralina. Se respira durante todo el largo.

-Los personajes femeninos (en especial Julianne Moore) parecen especialmente prefabricados para Don Jon.

-El personaje de la hermana de Don Jon no se entiende (o al menos yo no le pillo la gracia)

-La segunda parte del filme DECAE.

-La VOZ EN OFF se hace cansina. Hay sobreexceso.

Y estoy totalmente de acuerdo con los que critican el filme. Cae en su propia trampa. Intenta explicar la adicción al sexo vendiendo sexo.

Uno no esperaba la CRUDEZA de Shame, pero si es cierto que Levitt se ha mantenido bastante cauto.

Aún así el esfuerzo es digno y hay suficientes aciertos para que uno se pueda entretener.

Aunque he de admitir que creo que es porque dura 88 minutos. Veinte minutos más probablemente me hubiesen causado un tedio bastante excesivo.

Dicho queda.
7
17 de febrero de 2023 Sé el primero en valorar esta crítica
Existen muchas razones por las cuales un actor podría inclinarse por dirigir su propia película. En el caso de que descartemos las miras del dinero o el prestigio, suponiendo que el actor ya es famoso y acomodado, el propósito del actor podría ser cambiar de lugar en el set, ganar notoriedad, contar una historia que lo ha inspirado, trabajar con sus colegas o simplemente mostrar su visión o lado de la historia sobre un tema.

Con los años esta tendencia ha alcanzado a actores cuyas películas fueron muy buenas. Clint Eastwood, Woody Allen, Ben Affleck, Tim Robbins, Robert Redford, Olivia Wilde, Maggie Gyllenhaal, Ben Stiller, Danny DeVito, Mel Gibson, Kenneth Branagh, Greta Gerwig, Robin Wright, Angelina Jolie, Billy Bob Thornton, Bill Paxton, Drew Barrymore, Diane Keaton, Lorene Scafaria o Denzel Washington son solo algunos ejemplos.

Está claro que la lista podría seguir y seguir, pero el motivo por el que introducimos la reseña con esa enumeración es porque Joseph Gordon-Levitt se une a esta lista. Por lo que parece, tenía motivaciones suficientes para dirigir y escribir su primer filme.

La historia sigue a un donjuán italoestadounidense muy disciplinado, tradicionalista y ofuscado por la abstinencia a la pornografía nociva. Dicha abstinencia le impide mantener relaciones sexuales que pueda disfrutar y su vacío insaciable de líbido es llenado por vídeos distorsionados pero con un alto nivel de voltaje. Sus intereses son su casa, su auto, su cuerpo, su familia, sus amigos y... su pornografía. A través de estos elementos, Gordon-Levitt pone a fluir a un protagonista presumido, egoísta y muy desesperado por mantener su masculinidad intacta, masculinidad según estándares actuales.

Asistimos a un show que nos demuestra la visión tergiversada de un joven hedonista, atrevido y esteticista. Podríamos decir que este es un retrato del estado estético kierkergaardiano junto con un comentario sobre la cultura contraria a la pornográfica, la de las películas románticas, en un base puesta sobre el personaje de Scarlett Johansson. El director ya tuvo el exclusivo lujo de tratar de cerca cómo el cine nos pueda dar una versión idealizada del amor en la cinta "500 days of Summer". Sin embargo, lo que nos ofrece aquí es un foco puesto en los vicios y la venta de indulgencias; cómo lo estético, bello, placentero puede ser deseable a simple vista, pero adictivo y pernicioso con el tiempo, cómo la inyección abrupta de dopamina dolerá el doble cuando acabe y exprimirá tiempo de calidad mientras se extienda.

El tono y las actuaciones también son importantes para que este relato licencioso funcione. Lo bueno es que Gordon-Levitt entiende que la película debe ser subida de tono, paródica y cínica con tal de llegar a criticar lo que expone, la puesta en escena huye de lo convencional y logra ser ilustrativa. Las narraciones y reflexiones de Jon Martello no siempre son acertadas, pero eso precisamente consigue el tono paródico y que se muestren con risible pantomima las expectativas de un seductor que necesita cambiar. En este sentido, esto nos puede recordar a "Alfie" en su remake del 2004, película que incluso conseguía ir más allá con la historia de un seductor que descubre que su vida es miserable.

Por otro lado, las actuaciones son sencillamente espectaculares. Las imágenes de los créditos iniciales no fueron casualidad, ni mucho menos los ademanes coquetos y lascivos de Johansson o los comentarios incisivos e intromisiones de Moore. Cada papel está pensado con éxito para que sea interpretado por estas dos grandes actrices, mientras que el propio Gordon-Levitt logra ser un completo idiota y cortoplacista con éxito.

El problema que arrastra "Don Jon" es que su estudio de personajes es realizado sobre una trama poco interesante, reiterativa y que termina por volverse obvia. Hay ciertos cambios y jugadas que son colocados con inventiva, pero otros, por el contrario, resbalan (zona spoiler *1). La familia o los amigos son personajes que entran y salen de la rutina, pero que no impacten consecuentemente en el empedernido protagonista, ni siquiera la propia Brie Larson como hermana silenciosa.

En fin, "Don Jon" termina por hacer comentarios brillantes sobre los valores masculinos, la indulgencia automática y las culturas infecciosas del porno, por un lado, y del el amor ultra-romántico, por el otro. Las actuaciones van bien con los personajes, la edición y música son dinámicas, la historia es la única rezagada, su tratamiento es lampiño, poco maduro, no logra ahondar más profundo en las conciencias y realidades de estos intérpretes.


7,2/10
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spoiler:
*1 por ejemplo, lo que sucede con la trama de Scarlett Johansson. Al principio parecía que lo del sexo que se hace esperar iba a llegar a algún lado, pero lo que logra es una trama de porno furtivo con poca eficacia, termina en lo evidente: lo descubren, se enojan, adiós. No se toca mucho más del tema. Al mismo tiempo, el personaje de Julianne Moore. Es una mujer más adulta, experimentada, sincera y directa, se acerca a Jon, ¿en qué creen que va a terminar esto?
3
1 de junio de 2023 Sé el primero en valorar esta crítica
Joseph Gordon-Levitt debuta en la dirección con esta supuesta comedia romántica. La película nos cuenta la historia de Jon, un hortera adicto al sexo con problemas con las relaciones serias hasta que conoce a una espectacular chica tan hortera como él.
El tema de la adicción a parte de algunas escenas de sexo bastante explícitas es quizás lo más llamativo de la película, porqué la verdad es que como comedia no tiene mucha gracia y de romanticismo mas bien poco, es en definitiva una película que se deja ver por su trio protagonista encabezado por el propio Gordon-Levitt y unas espectaculares Scarlett Johansson y Julianne Moore, por lo demás no vale la pena perder el tiempo.
8
11 de septiembre de 2024 Sé el primero en valorar esta crítica
Muchos opinan que la película, es una alegoría contra el porno de Internet, pero lo que no comenta nadie, es que el protagonista abandona el porno, cuando encuentra una mujer, con la que disfruta de verdad, haciendo el amor. Entonces, si veía porno por Internet, era porque no encontraba una relación así.

Momento brutal, es el diálogo del protagonista, hablando de lo que siente, cuando hace el amor con la pelirroja, disfrutando de verdad.
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spoiler:
Otro momento buenísimo, cuando la hermana le dice, que Scarlett sólo quería a un tío, que hiciera lo que ella le ordenara.

Otro momento buenísimo, cuando al final, queda para tomar café con Scarlett, la princesita, y le dice a ella, que se sentía muy presionado, y que hacía cosas, sólo porque ella se lo pedía. y ella le contesta: "Si un hombre ama a una mujer, hace cualquier cosa por ella". Vaya tela... No se puede ser más egocéntrico y cuadriculado...
5
28 de octubre de 2013
3 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Consciente de su emergencia y posicionamiento en las primeras filas del cine comercial estadounidense, siendo reclamado por directores de intachable renombre y categoría, el avezado actor Joseph Gordon-Levitt ha creado Don Jon a su imagen y semejanza del momento tan lúcido que le está tocando vivir. Con su firma, de igual modo, en el guión y en la dirección, se perciben en él unas claras directrices procedimentales que bien podrían atribuirse a sus orígenes interpretativos en el panorama del cine independiente americano.

Podrían señalarse, sin miedo al error, a Gregg Araki y Rian Johnson como las influencias creativas más salientes que presenta Gordon-Levitt en la concepción visual de Don Jon, donde apuesta por un estilo seco y áspero, de distanciada empatía, que provoca fascinación y rechazo, según lo requiera la situación, a golpe de imprevisible y espontáneo revés. Así mismo, turba las emociones a través de su recurrente concisión y de la explicitud de una sordidez más temática que expositiva.

Su gran riesgo, a mi juicio, lo deriva en la traslación, del texto a la imagen, de ese estado de ánimo apático y socarrón que pretende transmitir. Su estilo de filmación es pretendidamente reiterativo y minimalista, plagado de situaciones obvias y lugares comunes que se repiten y escanean como folios idénticos que salen de una impresora. Esto, unido a su insospechada y cínica reflexión religiosa como bastión (in)justificador de nuestros hábitos y estilos de vida, se revela como una hoja de doble filo: generar estatismo utilizando el estatismo. El resultado transmite el desánimo pretendido pero lo hace por la vía de la sencillez y la limitación formal.

Estas percepciones se potencian principalmente en el guión, que resulta, contra todo pronóstico proviniendo de un tipo con semblante de pícaro, escaso y muy ajustado, tanto en su línea temática como narrativa. A pesar de describir a unos personajes de naturaleza acartonada y unidimensional, hay muchas formas de que su descripción resulte inteligente. Bien a través de un narrador puntillista, de una puesta en escena alterada y rupturita o de un montaje sensitivo. Pero en Don Jon, ninguno de estos tres elementos consigue brillar especialmente. Sobre todo en lo referido a su montaje, que prefiere no tener en cuenta el respeto al código de tiempo y su estructura interna, y se nos presenta en todo momento con una temporalidad sesgada y arbitraria, al estilo posmoderno de videoclip, en sus transiciones entre la calma y el impacto de brutal de sobreexposición pornográfica.

Algo más de fortuna se lleva el trabajo de casi todo su reparto, felizmente lúcido y muy acertado a la hora de compartir la representación de lo estrambótico de lo cotidiano, asegurándose de un espacio para la distinción y confección individualizada de cada uno de los caracteres. De entre ellos, Scarlett Johansson se lleva la mejor parte. A pesar de ello, en líneas generales, la descripción protagonista de Don Jon se eclipsa sobre cualquier otra, convirtiendo al resto de personajes, por momentos, en secundarias marionetas a su servicio. Esta es, sin duda, su línea más frustrante. El personaje que da vida Julianne Moore obtiene una especial relevancia en la segunda mitad de la película, pero la débil construcción de su sufriente composición hace que se desinfle la garra que se podría haber obtenido con ella.

La película, pese a todo, conserva la frescura y la amabilidad que caracterizan la imagen pública de su creador y, por extensión, se percibe más cercana a sus deseos expositivos que a un afán por compartir un reflejo crítico y sentencioso de las vidas puerilmente artificiosas. Aunque, visto desde otro prisma, si tomamos por buena la fusión entre la ejecución de sus formas y el resultado que provocan estas, la conmoción es inapelable.

Crítica para www.cinemaldito.com
@weisguerrero @cinemaldito
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