Las bestias
7.6
41,581
Thriller. Drama
Antoine y Olga son una pareja francesa que se instaló hace tiempo en una aldea del interior de Galicia. Allí llevan una vida tranquila, aunque su convivencia con los lugareños no es tan idílica como desearían. Un conflicto con sus vecinos, los hermanos Anta, hará que la tensión crezca en la aldea hasta alcanzar un punto de no retorno.
7 de diciembre de 2022
7 de diciembre de 2022
5 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
Una obra maestra, basada en una historia real del rural gallego que conmocionó a toda una región.
El tempo es el idóneo para no sobrecargarte emocionalmente y mantenerte pegado a la pantalla, mientras la tensión va in crescendo en cada escena. Consigue que sientas odio, rabia, impotencia y a la vez comprendas todo y a todos. Los diálogos, aunque parezcan simples y duros, son tremendamente profundos y cargados de sentido, de esos que te hacen reflexionar incluso una vez acabada la película.
Una vez más, Luis Zahera (Xan), bordando su papel de malo malísimo con su toque de humor tan característico.
El tempo es el idóneo para no sobrecargarte emocionalmente y mantenerte pegado a la pantalla, mientras la tensión va in crescendo en cada escena. Consigue que sientas odio, rabia, impotencia y a la vez comprendas todo y a todos. Los diálogos, aunque parezcan simples y duros, son tremendamente profundos y cargados de sentido, de esos que te hacen reflexionar incluso una vez acabada la película.
Una vez más, Luis Zahera (Xan), bordando su papel de malo malísimo con su toque de humor tan característico.
27 de enero de 2023
27 de enero de 2023
5 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
Lo han vuelto a hacer, el tandem creativo formado por Rodrigo Sorogoyen e Isabel Peña nos regala una película con una historia muy potente y una ejecución cinematográfica excelente.
La historia de Antoine y Olga, interpretados a la perfección por Denis Ménochet y Marina Foïs, y los problemas que tienen con sus convecinos, los hermanos Anta (excepcionales Luis Zahera y Diego Anido), te atrapa de principio a fin de la película.
Director y guionista han sabido transmitir al espectador la rudeza y las dificultades que comportan empezar de cero en el mundo rural, más si eres extranjero en una pequeña comunidad donde quien lleva la voz cantante del colectivo es una familia con miras cerradas. También han sabido transmitir la belleza que supone el mundo rural, las ilusiones que se manejan y materializan, el poder ser uno mismo beneficiario directo de los recursos naturales que nos ofrece la madre naturaleza. Y ahí está el retrato exquisito que Isabel Peña y Rodrigo Sorogoyen hacen de nuestra España vaciada.
As Bestas es una película que bebe de fuentes como el thriller rural y, también, del western (las escenas en el bar de la aldea son duelos interpretativos de western del bueno). El empleo de la cámara por parte de Sorogoyen es sobresaliente, la escena inicial es poesía pura, y su paralelismo con una de las escenas clave de la película es un acierto y una analogía al alcance de pocas mentes, salvo las de Rodrigo Sorogoyen e Isabel Peña.
Director y guionista han sabido retratar la realidad de un mundo micro (las aldeas, extrapolable a cualquier municipio pequeño de la España vaciada) para hablar de temas macro (las relaciones humanas, la envidia, el odio, la lucha por tus sueños, etc.) y lo hacen en un entorno rural galego que le da una enorme fuerza a la historia. Acertadísima la utilización en la película del galego, francés y español durante el devenir de la misma, hecho que otorga mayor veracidad al contexto e historia que explica la película.
Los duelos interpretativos entre Luis Zahera y Denis Ménochet son espectaculares. El gallego borda un papel que parece hecho a su medida, una actuación comedida y contundente a veces, y explosiva a raudales por momentos. Una de las mejores interpretaciones en que lo hayamos visto, que tampoco es decir mucho porque para mi siempre está soberbio. Y qué decir de Denis Ménochet, también espectacular en su incesante deseo de luchar por cumplir sus sueños y su aguante estoico de la gota malaya que supone el acoso y derribo al que es sometido constantemente por los hermanos Anta.
Mención especial también merece Marina Foïs, un ejemplo de lucha constante, integridad por tus principios, y de una inteligencia emocional extraordinaria. La pareja perfecta al personaje que interpreta Denis Ménochet.
As Bestas es desde ya una película de culto del tándem Sorogoyen-Peña.
La historia de Antoine y Olga, interpretados a la perfección por Denis Ménochet y Marina Foïs, y los problemas que tienen con sus convecinos, los hermanos Anta (excepcionales Luis Zahera y Diego Anido), te atrapa de principio a fin de la película.
Director y guionista han sabido transmitir al espectador la rudeza y las dificultades que comportan empezar de cero en el mundo rural, más si eres extranjero en una pequeña comunidad donde quien lleva la voz cantante del colectivo es una familia con miras cerradas. También han sabido transmitir la belleza que supone el mundo rural, las ilusiones que se manejan y materializan, el poder ser uno mismo beneficiario directo de los recursos naturales que nos ofrece la madre naturaleza. Y ahí está el retrato exquisito que Isabel Peña y Rodrigo Sorogoyen hacen de nuestra España vaciada.
As Bestas es una película que bebe de fuentes como el thriller rural y, también, del western (las escenas en el bar de la aldea son duelos interpretativos de western del bueno). El empleo de la cámara por parte de Sorogoyen es sobresaliente, la escena inicial es poesía pura, y su paralelismo con una de las escenas clave de la película es un acierto y una analogía al alcance de pocas mentes, salvo las de Rodrigo Sorogoyen e Isabel Peña.
Director y guionista han sabido retratar la realidad de un mundo micro (las aldeas, extrapolable a cualquier municipio pequeño de la España vaciada) para hablar de temas macro (las relaciones humanas, la envidia, el odio, la lucha por tus sueños, etc.) y lo hacen en un entorno rural galego que le da una enorme fuerza a la historia. Acertadísima la utilización en la película del galego, francés y español durante el devenir de la misma, hecho que otorga mayor veracidad al contexto e historia que explica la película.
Los duelos interpretativos entre Luis Zahera y Denis Ménochet son espectaculares. El gallego borda un papel que parece hecho a su medida, una actuación comedida y contundente a veces, y explosiva a raudales por momentos. Una de las mejores interpretaciones en que lo hayamos visto, que tampoco es decir mucho porque para mi siempre está soberbio. Y qué decir de Denis Ménochet, también espectacular en su incesante deseo de luchar por cumplir sus sueños y su aguante estoico de la gota malaya que supone el acoso y derribo al que es sometido constantemente por los hermanos Anta.
Mención especial también merece Marina Foïs, un ejemplo de lucha constante, integridad por tus principios, y de una inteligencia emocional extraordinaria. La pareja perfecta al personaje que interpreta Denis Ménochet.
As Bestas es desde ya una película de culto del tándem Sorogoyen-Peña.
2 de febrero de 2023
2 de febrero de 2023
5 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
21/21(23/01/23) Cautivador thriller rural (con su pero en el tramo final), especie de western hispano (aunque de producción francesa), te atrapa desde su potente inicio, sumergiéndote en una atmósfera opresiva turbadora en este enfrentamiento al que asistimos en efecto bola de nieve, dónde se contraponen dos estilos de vida, la que quiere mantenerse en la vida campestre idealizándola cual Edén, y los que quieren escapar de ella, que la ven como una condena, sabiendo el director jugar a ser imparcial, a dar las motivaciones por las que entendemos a unos y otros, siendo el epítome de esto la formidable escena del bar donde el francés invita a su dos vecinos a hablar. Dirige uno de los realizadores mejores que hay en España, el madrileño en su quinto largometraje Rodrigo Sorogoyen, adaptando un guión propio junto a su inseparable en esta tarea Isabel Peña. Ambientada en el campo gallego (rodada en francés, gallego y español), la trama sigue a una pareja francesa que se instala en un pequeño pueblo y que busca conectar con la naturaleza, sin embargo, su presencia despierta hostilidad y violencia de unos vecinos, Sorogoyen toma un hecho real del 2010 como punto de partida (spoiler), historia reflejada en el documental "Santoalla", cambia la nacionalidad de sus protagonistas, en realidad neerlandeses y aquí franceses, en un relato con claros efluvios a la ‘peckinpahiana’ “Perros de paja” (1971), donde vuelve a dejar constancia de su potencial dramáticamente uso del plano-secuencia en varios momentos, manejando la tensión y la intensidad de modo constante, ayudado por una cámara excelsa, una palpitante música, y unas actuaciones sensacionales de Denis Menochet, Marina Foïs, Diego Anido, y sobre todo un apabullante Luis Zahera, acojonante como desprende ira contenida. Un relato donde se mezcla ira, resentimiento, rabia, hostilidad, y sobre todo edificando en crescendo un ambiente enrarecido (las visitas al bar del pueblo son duelos escalofriantes en la tensión cortante que se palpa) con algunos remansos de paz, donde la violencia es latente, hasta que termina explotando. Ello aderezado con diálogos sustanciosos, con duelos agobiantes
Tiene una turbadora escena inicial cuando vemos un forcejeo con un caballo al que se intenta domar con varios hombres intentando amansarlo, ello en slow, una batalla entre el Hombre y la naturaleza que representa el animal, sobre la secuencia un sobreimpresionado dice que los hombres allí rapan y marcan las bestias ‘para asegurar su libertad’, dejando constancia (entiendo yo) de la Guerra a la que vamos a asistir, donde se intenta someter la voluntad de personas. A partir de aquí entramos en el duelo entre vecinos, estableciéndose una dinámica cortante en sus encuentros ya desde el del arranque en el bar del pueblo, donde el gallego despliega una bilis sutil tras su impostada simpatía lacerante, entente cargado de testosterona entre el autóctono Xan y el foráneo Antonie (al que llegan a comparar con Napoleón). Un crescendo donde los hostiles hermanos Anta orinan las sillas de los Denis, les hostigan en un camino por la noche, les tiran una batería a su pozo, les amenazan con escopetas, y hasta hay métodos más elegantes en un infiltrado abogado.
Todas estas etapas desarrolladas con un grado de tensión por Sorogoyen asfixiante, te cala la zozobra ambiental, ayudado por el modo de rodar, gracias a la notable cinematografía del habitual del realizador madrileño, Alejandro de Pablo, con algunos dramáticos planos secuencia (marca de la casa Sorogoyen) notas que la tragedia está a punto de explotar. Hay con algún remanso, como la cena de Navidad con amigos, o los encuentros del francés con un pastor en el monte (este tiene solo un muy pictórico momento*), queriendo mostrar esto el Edén que los galos creen habitar.
El director deja su particular huella en un excelente plano fijo sin cortar de varios minutos en el bar donde Antoine invita a los Anta aun vino para poder llegar a algún acuerdo. Antoine expone sus motivaciones par ano querer vender, ahora además forzado por la pérdida de su cosecha (no quiere spoilear el motivo), mientras el expeditivo Xan deja claro su deseo de dejar este miserable para él modo de vida por el que siempre han olido a mierda, por lo que hasta las mujeres del prostíbulo los detestaban. Entonces el director consigue eso tan difícil que empaticemos con los malos, que sintamos que ellos tienen sus razones por las que los ‘nuevos’ les impiden realizar sus sueños. Donde los actores demuestran una enorme capacidad de emitir su vida interior convulsa.
En las actuaciones destaca un Titán fulgente, un volcán en permanente erupción en su fuerza y carisma, un Luis Zahera sublime como Xan, formidable como proyecta amenaza, la rabia con la que habla, su atronadora expresividad, su lenguaje gestual, su rostro con media sonrisa aterradora, no siendo un malo plano, le otorga alma y dimensión humana, sobre todo esto por el fenomenal plano secuencia comentado arriba; Denis Ménochet está bien en su rol de sufridor de la presión a la que es sometido por los Anta, sentimos sus temores. Aunque en su relación con la esposa me queda un poco difusa; Diego Anido da vida al hermano de Xan, Lorenzo, sin ser sobreactuado, notamos que es disminuido mental, con sutilidad.
Me falla que se tira la piedra y se esconde la mano, en el sentido que el drama lo desencadena la oferta de una empresa de molinos eólicos que quiere instalar en la zona, y los Denis Ménochet se niegan a firmar. Y es que esto hubiera dado juego sobre el mal que hacen estos molinos al paisaje, como se apoderan cual manto de peste con aspas de hermosos parajes. Pero esto es solo un McGuffin, nunca se entra en esta contaminación. Es más, ni siquiera fue el motivo real del enfrentamiento; Tampoco entiendo el comportamiento pasota de la guardia civil, que además en la ruralidad son muy activos.
Tiene una turbadora escena inicial cuando vemos un forcejeo con un caballo al que se intenta domar con varios hombres intentando amansarlo, ello en slow, una batalla entre el Hombre y la naturaleza que representa el animal, sobre la secuencia un sobreimpresionado dice que los hombres allí rapan y marcan las bestias ‘para asegurar su libertad’, dejando constancia (entiendo yo) de la Guerra a la que vamos a asistir, donde se intenta someter la voluntad de personas. A partir de aquí entramos en el duelo entre vecinos, estableciéndose una dinámica cortante en sus encuentros ya desde el del arranque en el bar del pueblo, donde el gallego despliega una bilis sutil tras su impostada simpatía lacerante, entente cargado de testosterona entre el autóctono Xan y el foráneo Antonie (al que llegan a comparar con Napoleón). Un crescendo donde los hostiles hermanos Anta orinan las sillas de los Denis, les hostigan en un camino por la noche, les tiran una batería a su pozo, les amenazan con escopetas, y hasta hay métodos más elegantes en un infiltrado abogado.
Todas estas etapas desarrolladas con un grado de tensión por Sorogoyen asfixiante, te cala la zozobra ambiental, ayudado por el modo de rodar, gracias a la notable cinematografía del habitual del realizador madrileño, Alejandro de Pablo, con algunos dramáticos planos secuencia (marca de la casa Sorogoyen) notas que la tragedia está a punto de explotar. Hay con algún remanso, como la cena de Navidad con amigos, o los encuentros del francés con un pastor en el monte (este tiene solo un muy pictórico momento*), queriendo mostrar esto el Edén que los galos creen habitar.
El director deja su particular huella en un excelente plano fijo sin cortar de varios minutos en el bar donde Antoine invita a los Anta aun vino para poder llegar a algún acuerdo. Antoine expone sus motivaciones par ano querer vender, ahora además forzado por la pérdida de su cosecha (no quiere spoilear el motivo), mientras el expeditivo Xan deja claro su deseo de dejar este miserable para él modo de vida por el que siempre han olido a mierda, por lo que hasta las mujeres del prostíbulo los detestaban. Entonces el director consigue eso tan difícil que empaticemos con los malos, que sintamos que ellos tienen sus razones por las que los ‘nuevos’ les impiden realizar sus sueños. Donde los actores demuestran una enorme capacidad de emitir su vida interior convulsa.
En las actuaciones destaca un Titán fulgente, un volcán en permanente erupción en su fuerza y carisma, un Luis Zahera sublime como Xan, formidable como proyecta amenaza, la rabia con la que habla, su atronadora expresividad, su lenguaje gestual, su rostro con media sonrisa aterradora, no siendo un malo plano, le otorga alma y dimensión humana, sobre todo esto por el fenomenal plano secuencia comentado arriba; Denis Ménochet está bien en su rol de sufridor de la presión a la que es sometido por los Anta, sentimos sus temores. Aunque en su relación con la esposa me queda un poco difusa; Diego Anido da vida al hermano de Xan, Lorenzo, sin ser sobreactuado, notamos que es disminuido mental, con sutilidad.
Me falla que se tira la piedra y se esconde la mano, en el sentido que el drama lo desencadena la oferta de una empresa de molinos eólicos que quiere instalar en la zona, y los Denis Ménochet se niegan a firmar. Y es que esto hubiera dado juego sobre el mal que hacen estos molinos al paisaje, como se apoderan cual manto de peste con aspas de hermosos parajes. Pero esto es solo un McGuffin, nunca se entra en esta contaminación. Es más, ni siquiera fue el motivo real del enfrentamiento; Tampoco entiendo el comportamiento pasota de la guardia civil, que además en la ruralidad son muy activos.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Lo malo de una película que iba bastante bien, es que a la hora y media da un giro copernical y se convierte en otra cosa, el protagonismo pasa a la mujer de Antoine, Olga (Marina Foïs), ella lleva la mayor parte del peso de los tres cuartos de hora finales, con un poco para la visitante a la granja de los gabachos de la hija Marie (Marie Colomb). La cinta baja el rimo hasta lo monocorde, desaparecen de escena los Anta. Olga refleja el dolor femenino, la dignidad, el orgullo, la seguridad en sí misma. Sobre todo, expuesto en otro plano secuencia que, a diferencia del mencionado, la cámara gira sobre las protagonistas en la cocina mientras discuten y abren sus corazones hasta herirse en sus formas de ver el mundo. Pero en el cambio de registro el tono vira de forma que me siento en cierta forma estafado en las expectativas creadas, torna a un melodrama materno-filial con el que no conecto (por cierto, a que viene el desnudo gratuito de la hija?). Hay en esta parte una escena atractiva cuando Olga va a la granja de los Anta a hablar con la matriarca, la tensión se masca en el aire. Pero la resolución, que pretende ser original me queda anticlimática, me deja frio, esperaba que lo se había estado cociendo a fuego lento, a ritmo pétreo, y al final todo se desinfla. No ayuda que el metraje para lo que cuenta es desproporcionado, a veces menos, es más.
Spoiler:
*Cuando el pastor muere al amanecer, en silencio en medio de un infinito paisaje rural, la calma y la paz lo inundan todo, muy poética muerte.
Film que me había atrapado por las entrañas durante su primer tramo, pero que en su segunda parte se pega un tiro en el pie. Gloria Ucrania!!!
Spoiler:
*Cuando el pastor muere al amanecer, en silencio en medio de un infinito paisaje rural, la calma y la paz lo inundan todo, muy poética muerte.
Film que me había atrapado por las entrañas durante su primer tramo, pero que en su segunda parte se pega un tiro en el pie. Gloria Ucrania!!!
12 de noviembre de 2022
12 de noviembre de 2022
4 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Los actores y actrices de esta notabilísima película no representan; viven sus personajes, Luis Zahera en particular. La tensión y violencia que genera permanecen latentes desde el primer al último minuto de proyección.
Los diálogos madre/hija, y Antoine/vecino mayor Anta, son brillantes, muy elaborados y a la vez fluidos, nada impostados, creíbles.
Esos diálogos ponen en evidencia, por ejemplo, el comportamiento del personaje encarnado por Zahera, que no actúa por simple xenofobia o envidia. No es un malvado unidimensional. Tiene sus aspiraciones, tan modestas, tan simples, que humanizan y a la vez explican su agresivo comportamiento.
Atención a Marina Fois, la conmovedora esposa del francés. Maravilloso y callado personaje, aparentemente pasivo. Dice mucho con su mirada.
Por momentos As bestas parece un western, con la diferencia de que aquí las mujeres tienen papeles relevantes. En las películas clásicas del oeste las mujeres suelen ser personajes secundarios orbitando alrededor de los hombres.
Gran película As Bestas, muy recomendable.
Los diálogos madre/hija, y Antoine/vecino mayor Anta, son brillantes, muy elaborados y a la vez fluidos, nada impostados, creíbles.
Esos diálogos ponen en evidencia, por ejemplo, el comportamiento del personaje encarnado por Zahera, que no actúa por simple xenofobia o envidia. No es un malvado unidimensional. Tiene sus aspiraciones, tan modestas, tan simples, que humanizan y a la vez explican su agresivo comportamiento.
Atención a Marina Fois, la conmovedora esposa del francés. Maravilloso y callado personaje, aparentemente pasivo. Dice mucho con su mirada.
Por momentos As bestas parece un western, con la diferencia de que aquí las mujeres tienen papeles relevantes. En las películas clásicas del oeste las mujeres suelen ser personajes secundarios orbitando alrededor de los hombres.
Gran película As Bestas, muy recomendable.
13 de noviembre de 2022
13 de noviembre de 2022
4 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Película que hace pocas horas que he visto y de la que saco una buena impresión. Mucha imagen, diálogos los precisos, tempo lento pero adecuado, buena puesta en escena y un reparto excelente.
El título alude a la fiesta de “A Rapa das Bestas” de la aldea gallega de Sabucedo, en la cual varios hombres inmovilizan a caballos salvajes para recortarles las crines, desparasitarlos y marcarlos. El cineasta inicia la película con unas imágenes de este rito, como metáfora de lo que vendrá.
En la historia un matrimonio francés, Antoine y Olga son una pareja francesa que se ha instalado ya hace unos meses en una aldea del interior de Galicia. Llevan una vida tranquila y de trabajo agrícola, aunque no mantienen una buena convivencia con los lugareños. Hay un conflicto manifiesto con los hermanos Anta, por intereses personales, lo cual que la tensión crecerá en la aldea hasta alcanzar límites más que preocupantes.
Un Rodrigo Sorogoyen sobrio dirige este thriller psicológico, que es también un drama callado, un filme de venganza y a la vez, de esperanza. Tragedia rural bronca de la España más profunda y negra imaginable, pero sin renunciar a la voz iluminada de lo justo, lo deseable, lo correcto, lo ilustrado.
Magnífico el guion Isabel Peña y el propio Sorogoyen, una música muy cuidada que acompaña perfectamente el rodaje y excelente la fotografía Álex de Pablo. Un reparto donde destaca la pareja de Marina Foïs y Denis Ménochet como el matrimonio francés afincado en el lugar que se niega a dar paso a la energía eólica, subrayándose el trabajo perfecto de Luis Zahera y Diego Anido en unas interpretaciones que dan hasta miedo.
La primera parte del filme se anima con la sed de venganza, el segundo fundamenta su peso en la necesidad de justicia. Si al principio es la violencia el patrón principal de comportamiento, posteriormente será la posibilidad del perdón.
Planos calmosos pulen cada una de las perspectivas. Hasta que, cuando la calma se quiebre de forma definitiva, la cinta deje de discurrir por fuera, para volverse sobre sí misma y convertir de manera íntima cada uno de sus infinitos dolores, algo tremendo que es realmente así.
Película que da miedo, también la paranoia y la furia manifiestas. Thriller rural en que se hace omnipresente el malestar de la España vaciada. Todo ello con estupendo libreto, previa documentación de sus autores: “Hicimos mucho trabajo de campo, y siempre nos encontrábamos con opiniones muy polarizadas (…) Por un lado, la gente de ciudad que se instala para trabajar la tierra y restaurar casas, y por otro, los que se quieren marchar a toda costa”.
En la segunda parte del filme se muestra el tortuoso camino de Olga, compañera de Antoine (Marina Foïs, en el mejor papel de su carrera), con tintes de tragedia griega cargada de una infinita melancolía. En su diálogo con la madre de los hermanos o la discusión entre ella y su hija está sensacional.
Conflicto llevado al límite, filme tenso de enfrentamiento de dos seres venidos de fuera con los oriundos de una aldea gallega, un matrimonio francés decidido a cultivar el campo y favorecer el ecologismo, en un clima de zozobra insoportable.
El título alude a la fiesta de “A Rapa das Bestas” de la aldea gallega de Sabucedo, en la cual varios hombres inmovilizan a caballos salvajes para recortarles las crines, desparasitarlos y marcarlos. El cineasta inicia la película con unas imágenes de este rito, como metáfora de lo que vendrá.
En la historia un matrimonio francés, Antoine y Olga son una pareja francesa que se ha instalado ya hace unos meses en una aldea del interior de Galicia. Llevan una vida tranquila y de trabajo agrícola, aunque no mantienen una buena convivencia con los lugareños. Hay un conflicto manifiesto con los hermanos Anta, por intereses personales, lo cual que la tensión crecerá en la aldea hasta alcanzar límites más que preocupantes.
Un Rodrigo Sorogoyen sobrio dirige este thriller psicológico, que es también un drama callado, un filme de venganza y a la vez, de esperanza. Tragedia rural bronca de la España más profunda y negra imaginable, pero sin renunciar a la voz iluminada de lo justo, lo deseable, lo correcto, lo ilustrado.
Magnífico el guion Isabel Peña y el propio Sorogoyen, una música muy cuidada que acompaña perfectamente el rodaje y excelente la fotografía Álex de Pablo. Un reparto donde destaca la pareja de Marina Foïs y Denis Ménochet como el matrimonio francés afincado en el lugar que se niega a dar paso a la energía eólica, subrayándose el trabajo perfecto de Luis Zahera y Diego Anido en unas interpretaciones que dan hasta miedo.
La primera parte del filme se anima con la sed de venganza, el segundo fundamenta su peso en la necesidad de justicia. Si al principio es la violencia el patrón principal de comportamiento, posteriormente será la posibilidad del perdón.
Planos calmosos pulen cada una de las perspectivas. Hasta que, cuando la calma se quiebre de forma definitiva, la cinta deje de discurrir por fuera, para volverse sobre sí misma y convertir de manera íntima cada uno de sus infinitos dolores, algo tremendo que es realmente así.
Película que da miedo, también la paranoia y la furia manifiestas. Thriller rural en que se hace omnipresente el malestar de la España vaciada. Todo ello con estupendo libreto, previa documentación de sus autores: “Hicimos mucho trabajo de campo, y siempre nos encontrábamos con opiniones muy polarizadas (…) Por un lado, la gente de ciudad que se instala para trabajar la tierra y restaurar casas, y por otro, los que se quieren marchar a toda costa”.
En la segunda parte del filme se muestra el tortuoso camino de Olga, compañera de Antoine (Marina Foïs, en el mejor papel de su carrera), con tintes de tragedia griega cargada de una infinita melancolía. En su diálogo con la madre de los hermanos o la discusión entre ella y su hija está sensacional.
Conflicto llevado al límite, filme tenso de enfrentamiento de dos seres venidos de fuera con los oriundos de una aldea gallega, un matrimonio francés decidido a cultivar el campo y favorecer el ecologismo, en un clima de zozobra insoportable.
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