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Melancolía

Drama. Ciencia ficción Justine (Kirsten Dunst) y su prometido Michael (Alexander Skarsgård) celebran su boda con una suntuosa fiesta en casa de su hermana (Charlotte Gainsbourg) y su cuñado (Kiefer Sutherland). Mientras tanto, el planeta Melancolía se dirige hacia la Tierra... (FILMAFFINITY)
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Críticas ordenadas por utilidad
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7
19 de marzo de 2012 3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Esa es la cuestión, es dificil hablar de esta película sin desvelar nada, y sobre todo es curioso decirlo cuando apenas sucede nada en casi todo el metraje, aunque aclaremoslo, suceden, y muchas. Estamos ante una de esas películas que son planas, con apenas giros de guión y tan sólo con alguna voz un poco más alta que otra y es la que hace darnos cuenta de que estamos ante algo muy lineal...pero ojo!, en el mismo ritmo argumental todo el tiempo. No sé que tienen las películas de Von Trier que a mi me hechizan, me agobian, me hacen sentir incluso como en algún momento de la película se siente el protagonista, sin respiración y tenso.

Es bella, es el dolor humano hecho poesía, Melancholia se acerca, paradojicamente, detrás de el sol, que similitud verdad¿? Detrás de la belleza de la vida, encontramos cualquier sentimiento oculto, en este caso y como podría haber sido más oportuno, Melancolía.
5
9 de abril de 2012 3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Sin duda, este hombre va a peor, hace años consiguió hacer obras peculiares, diferentes e incluso obras maestras pero desde El jefe de todo esto, este hombre no ha hecho nada nuevo, al contrario, esta haciendo cosas muy irregulares y tirando a malas.

Después de la decepción que supuso Anticristo, Melancolía es una película que sigue su misma línea. Una fotografía muy parecida, un guión irregular, escenas largas que no van a ningún sitio, busca poesía pero no la consigue…demasiados defectos para una gran película.

En cada película del danés se espera mucho y quizás sea lo peor, que esperamos mucho pero lo malo es que da igual, esta película resulta muy irregular, quiere contar mucho y no cuenta nada.

La película comienza con una primera parte casi igual a Celebration, y aquí viene lo peor, todo el mundo lo comparará y todo el mundo dirá que para nada, que es una cosa súper irregular e incluso hasta mala.
Con la técnica de cámara al hombro, tal como hacía al principio de su cine, parece que promete, Lars ha vuelto a sus orígenes para satisfacer a su fiel seguidor pero en vez de satisfacer a su fiel seguidor lo decepciona por completo pues parece que ha olvidado aquellos años grandiosos. En la primera parte intenta recordarnos a su gran cine pero todo decepciona, nada cuadra y todo se mueve en lo inseguro.

La segunda parte es el final del mundo por culpa de un planeta que se acerca y no podemos hacer nada para evitarlo, así es una hora y media, más de una hora que no pasa nada, aburridas escenas que no son ni poéticas ni nada, solamente escenas en donde se dicen que el mundo se acaba y yo pensaba…por favor que esto se acabe ya porque esta película va a dar conmigo.

Unas escenas bonitas engañan al público haciéndole creer que verá poesía en la gran pantalla pero para nada, uno ve escenas lentas que no van a ningún sitio ni tratan de nada.

Las actuaciones son correctas pero aquí la única que encaja con las locuras de Lars es la francesa Gainsbourg, es sin duda la mejor de todas y cada escena con ella es un tesoro, le deberían haber dado a ella una vez más el premio.
Dunst no lo hace mal pero simplemente no se lo acaba de creer, lo único creíble son sus pechos, en la primera parte se espera que en algún momento se le escapará pero en la segunda parte…todo para fuera. Su interpretación me gusta pero para nada me sorprende.

Extraño a ese Lars que analizaba al hombre y la vida desde dentro, cuando lo destripaba sin piedad y sin poesía, todo en él era genial ahora sin embargo tenemos a un poeta bohemio y algo loco.
7
12 de septiembre de 2012 3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Ya el título es una declaración de intenciones del director. Melancolía es el nombre que ha recibido la enfermedad de la depresión durante siglos. Cuando el planeta melancolía se acerca a la tierra, el personaje de Claire dice a su marido que no puede respirar… eso es lo que nos ocurre a todos cuando nos invade la ansiedad… y esa ansiedad o deperesión puede llegar a destruir todo nuestro mundo…

Aunque no soy muy fan de los excesos de Von Trier (capaz de lo más hermoso y de lo más repugnante), y salvo contadas excepciones detesto el cine rodado cámara en mano, tengo que reconocer que esta película funciona mucho mejor como metáfora y conjunto global armónico que su anterior “Anticristo”; y aunque dista un trecho de la frescura o sobriedad de algunas de sus obras capitales como “Rompiendo las olas” o “Dogville”, la película se sostiene con ingenio y momentos de gran belleza cinematográfica .

Von Trier conoce bien el mundo que aquí retrata, ese en el que reina el dolor, la incomunicación, la insatisfacción, y que ha sido originado por culpa de infancias dolorosas y familias desestructuradas, como es el caso de las protagonistas de este filme. En su arte como narrador de historias, Von Trier es capaz de mostrar la cara más fea del ser humano o de la propia naturaleza (de una manera mucho más agresiva que directores como Kubrick, Polanski o Bergman) y, en definitiva, y bajo mi punto de vista personal, realiza un cine tan despiadado y con tan mala leche (golpeándote sin piedad), que rara vez me ha apetecido ver una película suya en más de una ocasión… no se si será el caso de “Melancolia”… pero lo que tengo claro ahora mismo es que me voy a poner alguna película agradable y positiva para pasar el trago amargo que me ha quedado…
9
13 de septiembre de 2012 3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
He seguido la trayectoria de esta película desde el principio, desde que Von Trier, el director, dijera en su momento cual era el nombre de su siguiente película y quien debía ser la protagonista. Penelope Cruz, la actriz para la que escribió el papel, y que finalmente no se embarcó en el proyecto. Algunos dicen que por ahorrarse sufrir de cerca la mala fama del director, otros que no pudo por que le coincidía con el rodaje de ‘Piratas del Caribe 4′. Yo no sé que creer, lo único que puedo decir es que cuándo me enteré de que finalmente Cruz no protagonizaría lo nuevo de Von Trier me sentí decepcionado. Ahora no puedo sentirme más contento de que Cruz no estuviera ahí.

Kirsten Dunst, oh Kirsten, que maravilla de actuación. Ahora solo puedo decir que nunca olvidaré su trabajo en este film. Un papel inolvidable, bellísimo, deprimente. Un desnudo de una belleza inolvidable en su momento más bajo como persona, o bajo la luz de Melancolía.

Cuando vi las primeras imágenes de el film en cuestión recuperé la ilusión por verla, aunque tengo que admitir que en el último momento me sentía dubitativo, no sabía que me esperaba, porque después de ver Anticristo quedé totalmente decepcionado y temía que este nuevo experimento del danés solo fuera una nueva manera de llamar la atención sin más. Por suerte no lo fue. Temía salir deprimido del cine, ya que me habían advertido de que la película podría ser un poco deprimente, pero salí con una sonrisa de oreja a oreja, maravillado por el bello espectáculo que acababa de presenciar, por lo muy acertado que había estado Lars Von Trier con esta nueva película, deseando verla otra vez.

No pude quitarme de la cabeza en toda la noche la melodía de la magnifica pieza que acompaña a la película. ‘Tristán e Isolda’ de Wagner.
Gran placer el de escuchar música clásica acompañada de grandiosas imágenes, profundas y cargadas de sentimientos como la canción.
Gran placer de ver grandes actuaciones, de ver a Charlotte Gainsbourg muy acertada, haciendo un papel tan diferente al de Anticristo que acabé por adorarla (aunque he de admitir que al principio todavía le guardaba cierto rencor) y saliendo tan victoriosa que debería ser reconocida con premio.

Especial mención a esos prólogo y final, magníficos (y corto me quedo). Melancolía solo tiene una cosa en común con Anticristo, aparte del director y Charlotte, no dejará indiferente a nadie, aunque esta vez sin duda para bien.
9
17 de marzo de 2013 3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Los cuerpos celestes avanzan, lentamente, o a la velocidad de la luz - depende de la perspectiva - en dirección a Terra, para luego estallar brutalmente. Escuchamos la noticia mientras masticamos la cena que toca para estas crudas noches invernales. Ingesta de sopa caliente mientras de paso, nuestras impermeables retinas absorben inmunes la imagen de más de mil cuerpos humanos dañados por un cuerpo no humano. No hay parpadeo alguno, ni asimilación de la noticia, porque como le podríamos responder a Juan Perro, no quedan sueños que la caja tonta nos pueda robar cuando ya perdimos del todo la capacidad para soñar.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Entonces, nos viene a la cabeza Melancholia, el extraño planeta que Lars Von Trier hace un par de años hizo colisionar con nuestra bola gigante. Pensamos algunas, en que películas como esta, funcionan como señales apocalípticas más que como piezas de arte o episodios refinados de entretenimiento. Apabulla el hecho de estar dentro de la película, y de que esta se convierta en un metadiscurso de una realidad que desconcierta a todas las partes. Como en el llanto del androide cuando descubre la verdad. Sólo que ya escribieron acerca de esto. Acerca del estallido de las Torres Gemelas, mil y una veces, claro. Acerca del vivir la ficción hasta las últimas consecuencias, aunque esta ficción esté alimentada de pura realidad.

Después de todo, no se le puede culpar a nadie de buscar el neón en pleno abismo. No se le puede culpar a nadie el buscar el cálido refugio del electroduende.

No nos resulta extraña entonces esta parábola, cuando el propósito de desensibilización de la noticia, ha obtenido sus frutos, ofreciendo el cerebro generador de dicha noticia, una cadena de masacres perfectamente elegidas, como modelos antes de salir a pasarela y a la hora exacta: la de cenar. Diana pornoterrorista afirma que es ahí donde reside el esperpento, no en la desnudez o en el acto sexual explícito, por más que éste nos pueda llegar a chocar.

Nuevamente, no se equivoca.

Con este idéntico dar cuerda, algunos quizás, si hay tiempo, si cabe decir algo entre bocado y bocado, entre imagen nefasta y más nefasta, sorprendidos de repente por un imprevisto parpadeo, nos preguntemos: ¿Cómo puede ser que la explosión de este reciente meteoro aterrizado en tierras rusas, que liberó la energía de treinta bombas atómicas, el más grande registrado en un siglo, y que dañó a tantísimas almas, nos resulte tan trivial?

Renombrados astrónomos aseguran que los NEO (Near Earth Object) no suponen un peligro real para la humanidad pues poseemos la tecnología suficiente para poder evitar estas colisiones. Sin embargo ocurrió. Con tecnología punta y todo. Preferimos ignorar que incluso la bola tendrá un día, un fin. Quizás porque la conciencia de tal vulnerabilidad cósmica superaría con creces hasta el más último interés por el relleno, por las cosas, por lo perecedero: las vestiduras de la bola.

Más allá de lo fallido del medio que nos transmite la noticia, algo más no anda bien. Aquello que en la obra maestra de Von Trier, nos aterroriza; (la intromisión de un planeta que ponga fin al nuestro, que ponga fin de repente y sin aviso a nosso colectivo estofado de egos en un cosmos que pensábamos nos pertenecía) parafraseado por otra parte en nuestra realidad pesada (no ficticia), puede llegar a aturdir, a asombrar. Pero estirado hasta el máximo el chicle de nuestra capacidad para sorprendernos, con el consecuente deglutir que dicho verbo implica; caemos de bruces por enésima vez, en la pista accidentada del autoengaño. Necesitamos que así sea. Con la misma liviandad que la inescrutable blonda Dunst cuando manda al diablo a su atónito esposo en plena boda, porque sabe que eso no es nada comparado con lo que muy pronto se le vendrá encima-nunca mejor dicho-.

Comprometerse, agradar, cumplir con las formas y las normas, incluso mantener la cordura, sólo tiene sentido dentro de una línea de mínima eternidad. El problema es que esta engañifa no se sostiene por demasiado tiempo, y que sólo algo tan radical y poco frecuente como la explosión de un cuerpo celeste contra la Tierra, podrá despertarnos de golpe de un embotamiento que construimos involuntaria pero concienzudamente, gen a gen y ladrillo a ladrillo, bajo la promesa impuesta de felicidad desde el primer día de los tiempos. Puede que mereciera la pena, al fin de al cabo y después de todo… si los fragmentos cósmicos de Heráclito nos devolvieran la capacidad de soñar.

Deunavezyparasiempre.

Rosanna Moreda
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