Los crímenes de la academia
2022 

5.8
9,142
9 de enero de 2023
9 de enero de 2023
20 de 30 usuarios han encontrado esta crítica útil
Otra que no sabe lo que quiere contar.
Lo peor: como a casi todas las películas actuales, le sobra entre 30 y 40 minutos.
Es tramposa, solemne, cursi, y aburrida.
No sabe en quién centrarse, si en Landor o Poe, por lo que los tiene compitiendo a ver cuál roba más protagonismo, ese duelo no beneficia a la historia ni a los personajes, al contrario.
Lo mejor: una muy buena puesta en escena, recreación de época, fotografía, vestuario, etc. Interpretaciones correctas, destacando por sobre el resto a Harry Melling.
Lo peor: como a casi todas las películas actuales, le sobra entre 30 y 40 minutos.
Es tramposa, solemne, cursi, y aburrida.
No sabe en quién centrarse, si en Landor o Poe, por lo que los tiene compitiendo a ver cuál roba más protagonismo, ese duelo no beneficia a la historia ni a los personajes, al contrario.
Lo mejor: una muy buena puesta en escena, recreación de época, fotografía, vestuario, etc. Interpretaciones correctas, destacando por sobre el resto a Harry Melling.
9 de enero de 2023
9 de enero de 2023
14 de 21 usuarios han encontrado esta crítica útil
Me gustó. Un buen entretenimiento. Fotografía esplendida. Poesía en la nieve. Y crímenes que hay que resolver desde la pericia de los sabuesos.
Hay empatía en casi todos los personajes. Muy especialmente entre el que hace vida Christian Bale y Harry Melling. Lo de Melling me impresionó encarnando a un muy joven Edgar Allan Poe. La verdad es que la poesía poco pega en un ambiente de academia militar. Y que la presencia del ocultismo satánico es un tanto forzado. No obstante, Los crímenes de la academia, sobreviven a estos deslices.
De éste director tengo buenos recuerdos. Corazón rebelde (2009) me gustó mucho. Black Mass (2015) con un muy sobre actuado Johnny Depp más o menos. En cambio Hostiles (2017) es la que más me gustó de todas. Además, fue la última película que pude ver en París, Francia, en los primeros meses del año 2018 en un mega cine cerca de la recién inaugurada Biblioteca Francois Miterrandd.
Hay empatía en casi todos los personajes. Muy especialmente entre el que hace vida Christian Bale y Harry Melling. Lo de Melling me impresionó encarnando a un muy joven Edgar Allan Poe. La verdad es que la poesía poco pega en un ambiente de academia militar. Y que la presencia del ocultismo satánico es un tanto forzado. No obstante, Los crímenes de la academia, sobreviven a estos deslices.
De éste director tengo buenos recuerdos. Corazón rebelde (2009) me gustó mucho. Black Mass (2015) con un muy sobre actuado Johnny Depp más o menos. En cambio Hostiles (2017) es la que más me gustó de todas. Además, fue la última película que pude ver en París, Francia, en los primeros meses del año 2018 en un mega cine cerca de la recién inaugurada Biblioteca Francois Miterrandd.
9 de enero de 2023
9 de enero de 2023
17 de 28 usuarios han encontrado esta crítica útil
Me sorprende encontrar una valoración tan tibia, a mi me ha parecido excelente.
La trama va al grano, captando el interés rápidamente, sin perder mucho tiempo en una introducción inmersiva como sucede a menudo con las historias de época. Ese trabajo de inmersión sucede de forma inmediata por una cuidada ambientación (por fin una película en la que los interiores de ese periodo se ven NUEVOS y no envejecidos para el público ignorante) y un excelente trabajo de vestuario. La fotografía es bestial. Localizaciones, todo.
Bale nunca decepciona, ofreciendo un protagonista con profundidad, una interpretación honesta y emotiva y Harry Melling (no he sido capaz de reconocerlo aun habiendo visto a saga de HP varias veces!) me ha parecido que ha sabido dar naturalidad a un personaje excéntrico y cautivador. Por otra parte, las breves apariciones de una Gillian Anderson inquietante, con un acento perfecto y Lucy Boynton no podía ser una elección mejor para encarnar el ideal del romanticismo, frágil, terrible, hipnótica.
Me ha gustado lo bien que están integrados los elementos sobrenaturales. Da la sensación de estar dentro de una novela gótica.
El diseño de vestuario es sensacional. Uniformes perfectamente documentados con el corte correcto y en cuanto al vestuario femenino, la silueta de la época perfectamente solucionada, con tejidos plausibles. Es una lástima que los años 30 del siglo XIX no aparezcan más en películas y series en aras de la época regencia/imperio o la victoriana, siendo uno de los periodos más divertidos y extravagantes de la moda. Pocas concesiones a reinterpretaciones modernas, salvo quizás el vestido de noche blanco de Lea, pero no resulta raro porque la silueta es perfecta. Unicamente el vestido de la escena final de Mattie parecía fuera de la época, anterior, pero siendo una chica no excesivamente pudiente podía llevar un vestido anticuado, o podría haber pertenecido a su madre.
Película muy entretenida y recomendable.
La trama va al grano, captando el interés rápidamente, sin perder mucho tiempo en una introducción inmersiva como sucede a menudo con las historias de época. Ese trabajo de inmersión sucede de forma inmediata por una cuidada ambientación (por fin una película en la que los interiores de ese periodo se ven NUEVOS y no envejecidos para el público ignorante) y un excelente trabajo de vestuario. La fotografía es bestial. Localizaciones, todo.
Bale nunca decepciona, ofreciendo un protagonista con profundidad, una interpretación honesta y emotiva y Harry Melling (no he sido capaz de reconocerlo aun habiendo visto a saga de HP varias veces!) me ha parecido que ha sabido dar naturalidad a un personaje excéntrico y cautivador. Por otra parte, las breves apariciones de una Gillian Anderson inquietante, con un acento perfecto y Lucy Boynton no podía ser una elección mejor para encarnar el ideal del romanticismo, frágil, terrible, hipnótica.
Me ha gustado lo bien que están integrados los elementos sobrenaturales. Da la sensación de estar dentro de una novela gótica.
El diseño de vestuario es sensacional. Uniformes perfectamente documentados con el corte correcto y en cuanto al vestuario femenino, la silueta de la época perfectamente solucionada, con tejidos plausibles. Es una lástima que los años 30 del siglo XIX no aparezcan más en películas y series en aras de la época regencia/imperio o la victoriana, siendo uno de los periodos más divertidos y extravagantes de la moda. Pocas concesiones a reinterpretaciones modernas, salvo quizás el vestido de noche blanco de Lea, pero no resulta raro porque la silueta es perfecta. Unicamente el vestido de la escena final de Mattie parecía fuera de la época, anterior, pero siendo una chica no excesivamente pudiente podía llevar un vestido anticuado, o podría haber pertenecido a su madre.
Película muy entretenida y recomendable.
7 de enero de 2023
7 de enero de 2023
9 de 13 usuarios han encontrado esta crítica útil
Ojo porque en la fase de desarrollo se tira en exceso de metraje, esto puede provocar cierto tedio, por que pasan los minutos y solo hay diálogos, escenas en un lugar y otro; se añade poco a lo que se ha presentado en la fase del planteamiento inicial. Y cuando llega el desenlace, tiene intensidad pero se ha predispuesto a que el espectador esté casi aletargado, y no consiga más impacto esta buena fase de la película.
Se plantea un misterio por resolver, en la academia militar de West Point están sucediendo extraños asesinatos. Se hace la presentación de todos los personajes, entre ellos está Augustus Landor (C. Bale) veterano detective con el que contactan los mandos de la academia, para resolver el primer crimen. Entre los cadetes está Edgar A. Poe (Harry Melling) que tratará de colaborar con Landor. La desconfianza va recayendo entre todos los personajes que tienen relación con la academia. Otro asesinato vuelve a sacudir a la academia, todo apunta en una dirección y en un posible ajuste de cuentas entre compañeros.
La trama se desarrolla en 1830 en West Point. Tiene buenos exteriores e interiores, buen vestuario, y un reparto de nivel. Me ha sorprendido gratamente la actuación de Harry Melling en el papel de Edgar A.Poe. Los diálogos entre los personajes, te aproximan a la época en la que transcurre la acción. Pero cuando acaba la película la sensación es que podía haberse sacado mucho mas jugo, que está bien pero se hace pesada.
Se plantea un misterio por resolver, en la academia militar de West Point están sucediendo extraños asesinatos. Se hace la presentación de todos los personajes, entre ellos está Augustus Landor (C. Bale) veterano detective con el que contactan los mandos de la academia, para resolver el primer crimen. Entre los cadetes está Edgar A. Poe (Harry Melling) que tratará de colaborar con Landor. La desconfianza va recayendo entre todos los personajes que tienen relación con la academia. Otro asesinato vuelve a sacudir a la academia, todo apunta en una dirección y en un posible ajuste de cuentas entre compañeros.
La trama se desarrolla en 1830 en West Point. Tiene buenos exteriores e interiores, buen vestuario, y un reparto de nivel. Me ha sorprendido gratamente la actuación de Harry Melling en el papel de Edgar A.Poe. Los diálogos entre los personajes, te aproximan a la época en la que transcurre la acción. Pero cuando acaba la película la sensación es que podía haberse sacado mucho mas jugo, que está bien pero se hace pesada.
11 de enero de 2023
11 de enero de 2023
7 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
“Los crímenes de la Academia” nos lleva ante una de esas películas que saben cómo captar la atención del espectador desde los primeros instantes, mantenerla con continuos (pero razonables) cambios de sentido, terminar con un final bastante trabajado y, sin embargo, aún dejando un sabor de boca agradable, no acaba de convencer plenamente. A veinte minutos del final, tienes la sensación de estar ante un notable producto de época que se arriesga con dos clímax finales que, al contrario de lo que ha pasado en otras ocasiones, funcionan y no se anulan entre sí. Así que, entonces, ¿por qué tengo la sensación de que el conjunto era mejorable?
Con un impecable, como siempre, Christian Bale de protagonista absoluto y notables caras conocidas secundándole, el problema no es reparto. Más bien al contrario, Bale está muy bien aprovechado en los momentos iniciales que es donde una película de Netflix se la juega en estos tiempos de catálogos sobrecargados. En la parte técnica, la ambientación es notable en todos los sentidos y todo en la película (arquitectura interior, exteriores, atrezzo) nos lleva a la West Point de principios del XIX con un rigor palpable. Además, “Los crímenes de la Academia” saca partido del gélido Invierno del Nueva York rural para conseguir un entorno de desiertos bosques nevados tan majestuoso como siniestro. No, el problema no es técnico. ¿Quizá meter a Edgar Allan Poe en la trama resulta un tanto artificioso y hortera? Pues igual sí, un poco. Pero creo que el resultado es neutro: no me parece que haga subir el nivel lírico, ni crea un contexto más tétrico, pero el personaje no queda forzado, va más allá de la simple caricatura de relleno y resulta creíble, elegante y refinado. Innecesario, pero da un toque curioso.
Así, las cosas, el problema parece estar en la dirección o en el argumento. O, más concretamente, en la interpretación que hace la dirección del argumento, la forma que tiene de escenificar y llevar las ideas a la pantalla. La historia está llena de giros y cambios de dirección que se hacen llevaderos porque reflejan lo que deben de ser las investigaciones reales, plagadas de pistas falsas, mentiras, versiones contradictorias, callejones sin salida y regresos a la casilla de salida. Y hay que reconocer que por muchas vueltas que da la historia y muchos personajes que salen un minuto para dejar un hilo del que tirar, no resulta confusa y en todo momento son conocidas las líneas de investigación que andan abiertas. Pero por mucho mérito que tenga encajar en algo más de dos horas lo que muchas series te meten como trece episodios de una hora (a episodio por cabo suelto), “Los crímenes de la Academia” lo termina pagando con un ritmo atrozmente lento que, curiosamente, no se hace pesado, pero la mente lo paga a nivel inconsciente.
Poco a poco, sin que nos demos cuenta, la película nos va desgastando con tanta vuelta y el final aparece como agua de Mayo. Se hace tan reconfortante cruzar esa línea de meta que a medida que todo apunta a un segundo clímax, el resultado, lejos de brillar, genera la desazón de que el esfuerzo mental no ha terminado y no se saborea como se merece. Es una pena y ocurre pocas veces, pero ocurre: haces todo bien y el resultado no queda a la altura. Ni siquiera se le puede reprochar a la dirección que no haya sido capaz de sintetizar, sacrificar conceptos o podar elementos superfluos porque todo es necesario en una historia que es la que es. Una lástima. Pero se merece verla al menos una vez.
Con un impecable, como siempre, Christian Bale de protagonista absoluto y notables caras conocidas secundándole, el problema no es reparto. Más bien al contrario, Bale está muy bien aprovechado en los momentos iniciales que es donde una película de Netflix se la juega en estos tiempos de catálogos sobrecargados. En la parte técnica, la ambientación es notable en todos los sentidos y todo en la película (arquitectura interior, exteriores, atrezzo) nos lleva a la West Point de principios del XIX con un rigor palpable. Además, “Los crímenes de la Academia” saca partido del gélido Invierno del Nueva York rural para conseguir un entorno de desiertos bosques nevados tan majestuoso como siniestro. No, el problema no es técnico. ¿Quizá meter a Edgar Allan Poe en la trama resulta un tanto artificioso y hortera? Pues igual sí, un poco. Pero creo que el resultado es neutro: no me parece que haga subir el nivel lírico, ni crea un contexto más tétrico, pero el personaje no queda forzado, va más allá de la simple caricatura de relleno y resulta creíble, elegante y refinado. Innecesario, pero da un toque curioso.
Así, las cosas, el problema parece estar en la dirección o en el argumento. O, más concretamente, en la interpretación que hace la dirección del argumento, la forma que tiene de escenificar y llevar las ideas a la pantalla. La historia está llena de giros y cambios de dirección que se hacen llevaderos porque reflejan lo que deben de ser las investigaciones reales, plagadas de pistas falsas, mentiras, versiones contradictorias, callejones sin salida y regresos a la casilla de salida. Y hay que reconocer que por muchas vueltas que da la historia y muchos personajes que salen un minuto para dejar un hilo del que tirar, no resulta confusa y en todo momento son conocidas las líneas de investigación que andan abiertas. Pero por mucho mérito que tenga encajar en algo más de dos horas lo que muchas series te meten como trece episodios de una hora (a episodio por cabo suelto), “Los crímenes de la Academia” lo termina pagando con un ritmo atrozmente lento que, curiosamente, no se hace pesado, pero la mente lo paga a nivel inconsciente.
Poco a poco, sin que nos demos cuenta, la película nos va desgastando con tanta vuelta y el final aparece como agua de Mayo. Se hace tan reconfortante cruzar esa línea de meta que a medida que todo apunta a un segundo clímax, el resultado, lejos de brillar, genera la desazón de que el esfuerzo mental no ha terminado y no se saborea como se merece. Es una pena y ocurre pocas veces, pero ocurre: haces todo bien y el resultado no queda a la altura. Ni siquiera se le puede reprochar a la dirección que no haya sido capaz de sintetizar, sacrificar conceptos o podar elementos superfluos porque todo es necesario en una historia que es la que es. Una lástima. Pero se merece verla al menos una vez.
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