El día de la bestia
1995 

7.1
76,110
Comedia. Acción. Fantástico. Terror
Un sacerdote cree haber descifrado el mensaje secreto del Apocalipsis según San Juan: el Anticristo nacerá el 25 de diciembre de 1995 en Madrid. Para impedir el nacimiento del hijo de Satanás, el cura se alía con José María, un joven aficionado al death metal. Ambos intentan averiguar en qué parte de Madrid tendrá lugar el apocalíptico acontecimiento. Con la ayuda del profesor Cavan, presentador de un programa de televisión de carácter ... [+]
6 de marzo de 2012
6 de marzo de 2012
51 de 58 usuarios han encontrado esta crítica útil
El día de la bestia sin duda marcó un hito en nuestra cinematografía. Hartos de un panorama rancio e insufrible lleno de batallitas guerracivilescas (mal contadas), baratas comedietas de enredo con desnudos gratuitos, dramas sociales protagonizados en su mayoría por yonkis o putas... a muchos nos sorprendió enormemente allá por 1995 esta irresistible comedia negra repleta de momentos delirantes y gamberradas a tutiplén. Hacía falta savia nueva, algo definitivo y original que rompiese con toda la porquería establecida. Lástima que no todos hayan sabido seguir con el mismo acierto la estela que marcó Álex de la Iglesia, el cual nos volvió a maravillar cinco años después con La comunidad.
El orondo bilbaíno ya presentó credenciales con su interesante pero finalmente fallida ópera prima Acción mutante, una historia con situaciones desternillantes que sin embargo el bueno de Álex jamás supo rematar, un quiero y no puedo por su parte. Pero ya se adivinaban intenciones, imaginación y mucho talento tras la cámara. Era un estilo inédito, una manera diferente de hacer cine y de entenderlo. Démosle tiempo a este señor...
... hasta que llegó El día de la bestia, la película española de culto de los 90. Un argumento tan sólido como desenfrenado, un prodigio de guión con diálogos memorables, escenas icónicas y un collage de alocados personajes formaron parte de esta joya del cine patrio. De la Iglesia supo pulir perfectamente los errores de Acción mutante, consiguiendo con su segunda película la mejor que ha hecho hasta la fecha.
Madrid nunca fue retratada de forma tan aterradora como aquí, pisar esta ciudad supone un descenso a los infiernos. Miseria, corrupción, violencia, crímenes... una brillante atmósfera apocalíptica.
El cura quijotesco y txapeldun, el heviata de risa contagiosa (fantástico Santiago Segura, antes de convertirse en Santiago Segura), el farsante italiano, la ESCALOFRIANTE Terele Pávez, etc. Una amalgama de personajes surrealistas y desquiciados que se instalan en la memoria.
Por cierto, me sorprende mucho que no todos hayan sabido comprender su final, sacando a la luz teorías absurdas y demasiado rebuscadas. En el spoiler explico como lo entendí yo desde el primer visionado.
El orondo bilbaíno ya presentó credenciales con su interesante pero finalmente fallida ópera prima Acción mutante, una historia con situaciones desternillantes que sin embargo el bueno de Álex jamás supo rematar, un quiero y no puedo por su parte. Pero ya se adivinaban intenciones, imaginación y mucho talento tras la cámara. Era un estilo inédito, una manera diferente de hacer cine y de entenderlo. Démosle tiempo a este señor...
... hasta que llegó El día de la bestia, la película española de culto de los 90. Un argumento tan sólido como desenfrenado, un prodigio de guión con diálogos memorables, escenas icónicas y un collage de alocados personajes formaron parte de esta joya del cine patrio. De la Iglesia supo pulir perfectamente los errores de Acción mutante, consiguiendo con su segunda película la mejor que ha hecho hasta la fecha.
Madrid nunca fue retratada de forma tan aterradora como aquí, pisar esta ciudad supone un descenso a los infiernos. Miseria, corrupción, violencia, crímenes... una brillante atmósfera apocalíptica.
El cura quijotesco y txapeldun, el heviata de risa contagiosa (fantástico Santiago Segura, antes de convertirse en Santiago Segura), el farsante italiano, la ESCALOFRIANTE Terele Pávez, etc. Una amalgama de personajes surrealistas y desquiciados que se instalan en la memoria.
Por cierto, me sorprende mucho que no todos hayan sabido comprender su final, sacando a la luz teorías absurdas y demasiado rebuscadas. En el spoiler explico como lo entendí yo desde el primer visionado.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
No existe ningún Anticristo con forma de macho cabrío, nunca existió. La forma del demonio es mucho más compleja: la sádica y despiadada dueña de la pensión, los policías corruptos, timadores televisivos, los patéticos cuarentones que se dedican a sembrar el caos asesinando a indigentes, inmigrantes, etc... precisamente en estos últimos se centra Álex de la Iglesia para recrear el clímax final. No olvidemos que el cura y José Mari están de tripis hasta arriba, demasiado aturdidos y perturbados. Lo que ellos ven (el diablo) es pura alucinación psicodélica, y esa alucinación el director la emplea a su vez como una sensacional metáfora: los fascistas de "Limpia Madrid" (aunque sólo lo representa en uno de ellos) personifican al demonio. Unos desalmados que ni cortos ni perezosos acaban de cometer un acto tan brutal como asesinar a una pareja de vagabundos y al bebé recién nacido. Toda esa genial pantomima de los signos, señales, apocalipsis... únicamente servía como mero pretexto para conducirnos hasta este final tan revelador.
Poco después nos lo deja mucho más claro: cuando el cura baja de la azotea y halla la masacre entre cartones podemos ver mientras tanto a la sombra del diablo avanzando, con sus simbólicos cuernos. El sacerdote se vuelve y lo mata, de modo que en el siguiente fotograma vemos como el supuesto Belcebú vuelve a tomar forma humana, lo que al fin y al cabo siempre ha sido.
Impactante forma de cerrar la alocada historia, una bestial denuncia a toda una inhumana y podrida sociedad. Denuncia bastante más contundente y significativa de lo que una buena mayoría piensa.
Yo, tú o el vecino de al lado, cualquiera de nosotros podemos ser el mismísimo Anticristo.
Poco después nos lo deja mucho más claro: cuando el cura baja de la azotea y halla la masacre entre cartones podemos ver mientras tanto a la sombra del diablo avanzando, con sus simbólicos cuernos. El sacerdote se vuelve y lo mata, de modo que en el siguiente fotograma vemos como el supuesto Belcebú vuelve a tomar forma humana, lo que al fin y al cabo siempre ha sido.
Impactante forma de cerrar la alocada historia, una bestial denuncia a toda una inhumana y podrida sociedad. Denuncia bastante más contundente y significativa de lo que una buena mayoría piensa.
Yo, tú o el vecino de al lado, cualquiera de nosotros podemos ser el mismísimo Anticristo.
4 de febrero de 2017
4 de febrero de 2017
29 de 33 usuarios han encontrado esta crítica útil
Sobrevalorada por la peña de Film Affinity, generalmente sorprendida ante lo delirante, perverso, esperpéntico, sórdido y transgresor. No cabe duda que el film de De la Iglesia goza de una poderosa imaginería visual plasmada sobre un paisaje dominado por la violencia. Se trata de una tragicomedia con decidida vocación “sofisticutre” del cineasta, una mirada agria y satírica sobre el cada día más degradado entorno social. Desde una mirada apocalíptica de finales del siglo pasado que se inspira en un sarcástico cruce entre el Madrid castizo de los sainetes y la resaca de la post-movida madrileña, donde pululan todo un universo de personajes grotescos y en decadencia que aperecen en yuxtaposición, entre fondas cercanas al derribo, sofisticados apartamentos, neones psicodélicos fantasmales en desolados paisajes urbanos, mezcladas con escenas jocosas y delirantes.
Ganadora de varios premios en la ceremonia de los Goya de la Academia del cine español, ceremonia que debería servir para publicitar y promocionar nuestro cine y que con el tiempo se ha convertido en el instrumento de una determinada ideología excluyente. “El día de la bestia” recrea un universo idóneo para la pesimista parábola en tono de comedia negra en la que el director se sirve de un Don Quijote moderno en el personaje del padre Beirrartúa (excelente Alex Angulo), dispuesto a encontrar al Anticristo en la Nochebuena madrileña de 1995, que acabará siendo superado por la realidad social de la época, que por otra parte no difiere mucho de la actual si eliminamos cierta estética figurativa y temporal. Me refiero a la dictadura de la televisión basura de programas deleznables, que están en la mente de todos, pues en aquel tiempo acababan de irrumpir las televisiones privadas con programas estrellas parecido al del film, por no comentar el de las “mamachichos” y cosas parecidas.
Todo ello en presencia de un atribulado Sancho Panza en el personaje de un “heavy” memorable creado por el talento de Santiago Segura. Lo que desmerece, en mi opinión, es que no contento con todo lo expuesto, la ambición de De la Iglesia le lleva a construir, además, un cuento de terror, sembrando entonces la duda sobre el material narrado, moviéndose en la ambigüedad de no saber si lo que estamos viendo es real o sólo el producto de una extraña conjunción entre el azar y varias mentes desquiciadas: por los libros de teología estudiados del cura, por los “tripis” del poco aseado rockero, o por el sentimiento de culpa del presentador de la telebasura.
Asistimos a imágenes alucinantes y fantásticas, de un mal que nos aqueja, pero que más bien parece no tener un origen sobrenatural, sino que está firmemente enraizado en la decadencia de nuestra propia civilización. El argumento resulta algo enrevesado e incongruente si nos centramos atentamente en la trama, le falta limar y encajar algunos aspectos descuidados, ciertas situaciones se resuelven sin una lógica consecuente, me refiero al personaje de Teree Pávez, por ejemplo, así como una cierta violencia exhibicionista que termina agotando en cierto modo al espectador. Por otro lado es de destacar las localizaciones conocidas que aparecen en el film, que están muy bien insertadas en la trama ayudando en su densidad narrativa, la de una fábula humana que bien parece un chiste macabro. Un film divertido e interesante pese a no ser redondo.
Ganadora de varios premios en la ceremonia de los Goya de la Academia del cine español, ceremonia que debería servir para publicitar y promocionar nuestro cine y que con el tiempo se ha convertido en el instrumento de una determinada ideología excluyente. “El día de la bestia” recrea un universo idóneo para la pesimista parábola en tono de comedia negra en la que el director se sirve de un Don Quijote moderno en el personaje del padre Beirrartúa (excelente Alex Angulo), dispuesto a encontrar al Anticristo en la Nochebuena madrileña de 1995, que acabará siendo superado por la realidad social de la época, que por otra parte no difiere mucho de la actual si eliminamos cierta estética figurativa y temporal. Me refiero a la dictadura de la televisión basura de programas deleznables, que están en la mente de todos, pues en aquel tiempo acababan de irrumpir las televisiones privadas con programas estrellas parecido al del film, por no comentar el de las “mamachichos” y cosas parecidas.
Todo ello en presencia de un atribulado Sancho Panza en el personaje de un “heavy” memorable creado por el talento de Santiago Segura. Lo que desmerece, en mi opinión, es que no contento con todo lo expuesto, la ambición de De la Iglesia le lleva a construir, además, un cuento de terror, sembrando entonces la duda sobre el material narrado, moviéndose en la ambigüedad de no saber si lo que estamos viendo es real o sólo el producto de una extraña conjunción entre el azar y varias mentes desquiciadas: por los libros de teología estudiados del cura, por los “tripis” del poco aseado rockero, o por el sentimiento de culpa del presentador de la telebasura.
Asistimos a imágenes alucinantes y fantásticas, de un mal que nos aqueja, pero que más bien parece no tener un origen sobrenatural, sino que está firmemente enraizado en la decadencia de nuestra propia civilización. El argumento resulta algo enrevesado e incongruente si nos centramos atentamente en la trama, le falta limar y encajar algunos aspectos descuidados, ciertas situaciones se resuelven sin una lógica consecuente, me refiero al personaje de Teree Pávez, por ejemplo, así como una cierta violencia exhibicionista que termina agotando en cierto modo al espectador. Por otro lado es de destacar las localizaciones conocidas que aparecen en el film, que están muy bien insertadas en la trama ayudando en su densidad narrativa, la de una fábula humana que bien parece un chiste macabro. Un film divertido e interesante pese a no ser redondo.
21 de octubre de 2009
21 de octubre de 2009
29 de 37 usuarios han encontrado esta crítica útil
Álex de la Iglesia desarrolla esta verdad aterradora, contándonos como el anticristo nace el día de nochebuena bajo las torres Kio y como un bondadoso cura se decide a hacer el mal para aplacar al demonio, ayudado por un satánico de Carabanchel.
A mí esta peli siempre me ha hecho gracia. Anoche la ví con mi madre.
Mi madre es una encantadora señora, muy religiosa, que tiene en su habitación una foto del Papa Ratziger enmarcada en plata... Que a mí esto me da un yu-yu... Total, que pensaba que no le iba a gustar, incluso que pudiera ofenderle... nada más lejos de la realidad. Ver a mi madre partirse la caja con las maldades del piadoso curita Angulo y con los comentarios del drogota satánico Segura, fue para mí como volver a ver la peli por primera vez. Qué coño, fue mejor.
Álex, eres un genio.
Al final, mi madre llegó a la misma conclusión que yo. Que la peli es muy ingeniosa y divertida en su primera mitad, pero que tras la secuencia de la Schweppes, pierde fuelle.
A mí esta peli siempre me ha hecho gracia. Anoche la ví con mi madre.
Mi madre es una encantadora señora, muy religiosa, que tiene en su habitación una foto del Papa Ratziger enmarcada en plata... Que a mí esto me da un yu-yu... Total, que pensaba que no le iba a gustar, incluso que pudiera ofenderle... nada más lejos de la realidad. Ver a mi madre partirse la caja con las maldades del piadoso curita Angulo y con los comentarios del drogota satánico Segura, fue para mí como volver a ver la peli por primera vez. Qué coño, fue mejor.
Álex, eres un genio.
Al final, mi madre llegó a la misma conclusión que yo. Que la peli es muy ingeniosa y divertida en su primera mitad, pero que tras la secuencia de la Schweppes, pierde fuelle.
11 de julio de 2009
11 de julio de 2009
24 de 32 usuarios han encontrado esta crítica útil
De entre los no demasiado numerosos recuerdos cinéfilos que conservo de los 90, brilla con luz propia el extraordinario segundo film de Alex de la Iglesia, una de las mejores películas de aquella época marcada por la Universidad, la bohemia, la noche y el rock and Roll. El Día de la Bestia me cogió en el momento justo, en un cine repleto de veinteañeros con unas ganas tremendas de continuar la fiesta en la que llevábamos inmersos desde sólo el diablo sabe cuando y aquello fue el no va más de la carcajada y la diversión. Claro que sí, había ganas de juerga y Alex nos dio exactamente lo que queríamos.
Esta película es sin duda un ente maligno programado para que te lloren los ojos durante todo el metraje, cada personaje, cada frase, cada giro de guión, todo es tan descacharrante que no tienes otra opción que entrar en su juego y romper a reír, descubrirte ante Alex y salir del cine con unas ganas tremendas de quemar los bares con los colegas mientras se recuerdan una y otra vez pasajes del film, cosa que nosotros hicimos durante semanas, porque la sombra de la película se extendió por todas partes como estandarte de lo más cool, cuando ser cool aún molaba de verdad y no se había desvirtuado su significado.
El Día de la Bestia funcionaba tan bien como comedia que podías repetir la experiencia la semana siguiente y partirte la caja aún más que la primera vez porque aguanta varios visionados en un plazo corto de tiempo. Recuerdo haberla visto unas cuatro veces en el periodo de un año y salir siempre entusiasmado del cine. Desde luego que el trío protagonista con un Santiago Segura absolutamente demoledor a la cabeza no podrá igualar jamás lo que aquí se logró, y de la Iglesia, aunque sigue siendo un gran cineasta, probablemente tampoco, mera cuestión de lógica cuando el futuro de tu propia obra se enfrenta a algo tan difícilmente superable.
Como anécdota les contaré que en plena fiebre provocada por el film Alex Angulo fue invitado al Festival de Cine de Gijón y durante su estancia en la ciudad salió de copas con varios amigos míos aunque yo supe de ello después porque no sé donde me encontraba ese día. Lo que me contaron fue que en medio de una cogorza de proporciones descomunales agobiaron a Angulo con todo tipo de preguntas y detalles sobre la película y no hacían más que señalarle y decir en voz alta: Es él!!! Es él!!! Supongo que esto puede parecerles estúpido pero deben achacárselo al alcohol, a la juventud, y sobre todo a la influencia misma que El Día de la Bestia consiguió causar en aquella generación.
Esta película es sin duda un ente maligno programado para que te lloren los ojos durante todo el metraje, cada personaje, cada frase, cada giro de guión, todo es tan descacharrante que no tienes otra opción que entrar en su juego y romper a reír, descubrirte ante Alex y salir del cine con unas ganas tremendas de quemar los bares con los colegas mientras se recuerdan una y otra vez pasajes del film, cosa que nosotros hicimos durante semanas, porque la sombra de la película se extendió por todas partes como estandarte de lo más cool, cuando ser cool aún molaba de verdad y no se había desvirtuado su significado.
El Día de la Bestia funcionaba tan bien como comedia que podías repetir la experiencia la semana siguiente y partirte la caja aún más que la primera vez porque aguanta varios visionados en un plazo corto de tiempo. Recuerdo haberla visto unas cuatro veces en el periodo de un año y salir siempre entusiasmado del cine. Desde luego que el trío protagonista con un Santiago Segura absolutamente demoledor a la cabeza no podrá igualar jamás lo que aquí se logró, y de la Iglesia, aunque sigue siendo un gran cineasta, probablemente tampoco, mera cuestión de lógica cuando el futuro de tu propia obra se enfrenta a algo tan difícilmente superable.
Como anécdota les contaré que en plena fiebre provocada por el film Alex Angulo fue invitado al Festival de Cine de Gijón y durante su estancia en la ciudad salió de copas con varios amigos míos aunque yo supe de ello después porque no sé donde me encontraba ese día. Lo que me contaron fue que en medio de una cogorza de proporciones descomunales agobiaron a Angulo con todo tipo de preguntas y detalles sobre la película y no hacían más que señalarle y decir en voz alta: Es él!!! Es él!!! Supongo que esto puede parecerles estúpido pero deben achacárselo al alcohol, a la juventud, y sobre todo a la influencia misma que El Día de la Bestia consiguió causar en aquella generación.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Háganse un favor si no la han visto aunque hay cosas que me desconciertan como ese raquítico 7,1 que luce en Filmaffinity.
"-¿Ha leido usted a Tritemio?
- ¿A Tritemio? No, creo que no
-Pues es fundamental"
https://corazonesenelprecipicio.blogspot.com
"-¿Ha leido usted a Tritemio?
- ¿A Tritemio? No, creo que no
-Pues es fundamental"
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23 de julio de 2014
23 de julio de 2014
21 de 27 usuarios han encontrado esta crítica útil
101/07(21/07/14) Está crítica es un tributo al gran actor vasco Álex Ángulo, en la que probablemente sea su mejor actuación en un film. El también vasco realizador Álex De La Iglesia en su segundo largometraje dio un pastel de papel que no desaprovechó. Es una cinta trepidante, muy entretenida, sugestiva, en su momento un soplo de aire fresco al cine algo rancio patrio, una ingeniosa mezcla de thriller, terror y comedia negra, apocalíptica narración que recoge los miedos sociales que devinieron con la cercanía del cambio de siglo, los retuerce en una comedia gamberra.
Ángel Berriatúa (gran Álex ängulo) es un sacerdote vasco, asimismo es téologo y cree haber hayado un mensaje encriptado en el Apocalipsis según San Juan Evangelista que dice que el Anticristo nacerá en Madrid en Nochebuena, allí se dirige en solitario con la intención de impedir este satánico alumbramiento. En una Madrid decadente, caótica, tenebrosa, el sacerdote consigue la ayuda de un aficionado al heavy-metal y adicto a los tripis, José Mari (gran Santiago Segura), entre los dos secuestran a un presentador de un programa televisivo de ciencias ocultas, profesor Cavan (buen Armando Razza) que creen tiene los medios para el enigma. También tienen importancia en la historia Rosario (gran Terele Pávez), la dueña de la pensión donde se hospeda el sacerdote, madre de José María, y que tiene de asistenta a Mina (buena Nathalie Seseña).
El guión es un trabajo conjunto entre el propio director y un colaborador habitual suyo, Jorge Guerricaechevarria (“La Comunidad” o “Celda 211), entre los dos perpetran un relato inteligente, mordaz, con mucho humor negro, y mucha crítica social soterrada, arremetiendo contra las paranoias, contra la religión, contra la Navidad, contra la telebasura, contra las actitudes fascistas, y más dardos envenenados, un relato con muy mala baba, con una galería delirante de personajes disfuncionales que se mueven por un universo cuasi-apocalíptico, gracias a una ambientación superlativa. En su poderoso arranque ya te atrapa proponiéndote un viaje homérico para salvar el mundo, capitaneado por un sacerdote que cree que hacer cosas malas le hará más fácil su misión y ya con su unión con el satánico José Mari las situaciones delirantes y los diálogos sibilino-desternillantes se atomizan, salpicado de dosis de violencia cuasi-gore, componiendo unas cuantas escenas que se te quedaran por siempre en el subconsciente.
Gran parte del acierto del film es su gran trabajo en diseño de producción de José Luis Arribazalaga (“La Comunidad”) y Biaffra (“Muertos De Risa”), transmitiendo un Madrid al borde del fin del mundo, una urbe decadente, mugrienta, feista, sombría, lluviosa, con calles pobladas de mendigos, pensiones decrépitas, rascacielos abandonados, vehículos añejos, discotecas lúgubres, servicios asquerosos, represión violenta policial, y todo esto enaltecido por la espléndida fotografía de Flavio Martínez Laviano (“Non-Stop”), fotografía oscura, expresionista, con tomas angustiosas, planos cenitales prodigiosos, contrapicados desasosegantes, uso primoroso de las sombras, de los claroscuros, creando una atmósfera irrespirable, y todo adornado por la “infernal” música de Battista Lena, a lo que se añaden canciones avernales de Def Con Dos, Extremoduro o Siniestro Total, que le quedan muy ajustadas al tono Fin Del Mundo de la cinta. Cabe destacar el juego que dan para De La Iglesia lugares míticos de Madrid, la Gran Via y las Torres Kio aquí, pero ya en “Balada triste De Trompeta” saca partido del Valle De Los Caídos, y en “Las Brujas Zugarramurdi” arranca en la Puerta Del Sol, muy de agradecer.
Álex Ángulo está impresionante, su más aclamado papel, en probablemente su único rol protagónico, demuestra lo desaprovechado que ha estado en cine, exhibiendo un tremendo carisma, una poderosa personalidad, con un lenguaje corporal y gestual muy expresivo, irradia una tremenda fe en lo que hace, ello sin caer en el fácil histrionismo, sobresaliente. Santiago segura en su primer papel con metraje realiza una aportación humorística arrolladora, con momentos jocosos superlativos, transpira que no actúa que es así, grande. Armando Razza cumple con soltura y naturalidad. Terele Pávez es huracán, una fuerza incontrolable de la naturaleza, desparrama genio, autosuficiencia, brío, energía, un torbellino glorioso, épico su duelo con Ángel. Nathalie Seseña reulta muy dulce en su Mina.
La cinta posee unos cuantos momentos que resultaran perennes en la memoria: El aplastamiento por la enorme cruz del párroco, o todas las secuencias en la pensión, son magníficas, de un poderío visual añejo estupendo, de aquí parte una de las gloriosas escenas del film, la titánica lucha entre el cura y Rosario, con los atronadores disparos, con Terele Pávez sacando la cabeza de Angulo por una ventana, con las caídas por las escaleras, fenomenal, o por la que es si icono, los 3 salvadores (el cura, el heavy y el experto parapsicólogo), colgados del fastuoso luminoso Schweppes en el edificio Capitol en la Gran Vía, con José Marí haciendo cabriolas sobre el letrero, disparatadamente divertido, o el estruendoso tiroteo en la peatonal y concurridísima calle Preciados en medio de la Navidad y con los Reyes Magos coronando la escena, o la ruidosa secuencia en la sala Infierno, el final me resulta no digno del resto del metraje. (Continua en spoiler por falta de espacio)
Ángel Berriatúa (gran Álex ängulo) es un sacerdote vasco, asimismo es téologo y cree haber hayado un mensaje encriptado en el Apocalipsis según San Juan Evangelista que dice que el Anticristo nacerá en Madrid en Nochebuena, allí se dirige en solitario con la intención de impedir este satánico alumbramiento. En una Madrid decadente, caótica, tenebrosa, el sacerdote consigue la ayuda de un aficionado al heavy-metal y adicto a los tripis, José Mari (gran Santiago Segura), entre los dos secuestran a un presentador de un programa televisivo de ciencias ocultas, profesor Cavan (buen Armando Razza) que creen tiene los medios para el enigma. También tienen importancia en la historia Rosario (gran Terele Pávez), la dueña de la pensión donde se hospeda el sacerdote, madre de José María, y que tiene de asistenta a Mina (buena Nathalie Seseña).
El guión es un trabajo conjunto entre el propio director y un colaborador habitual suyo, Jorge Guerricaechevarria (“La Comunidad” o “Celda 211), entre los dos perpetran un relato inteligente, mordaz, con mucho humor negro, y mucha crítica social soterrada, arremetiendo contra las paranoias, contra la religión, contra la Navidad, contra la telebasura, contra las actitudes fascistas, y más dardos envenenados, un relato con muy mala baba, con una galería delirante de personajes disfuncionales que se mueven por un universo cuasi-apocalíptico, gracias a una ambientación superlativa. En su poderoso arranque ya te atrapa proponiéndote un viaje homérico para salvar el mundo, capitaneado por un sacerdote que cree que hacer cosas malas le hará más fácil su misión y ya con su unión con el satánico José Mari las situaciones delirantes y los diálogos sibilino-desternillantes se atomizan, salpicado de dosis de violencia cuasi-gore, componiendo unas cuantas escenas que se te quedaran por siempre en el subconsciente.
Gran parte del acierto del film es su gran trabajo en diseño de producción de José Luis Arribazalaga (“La Comunidad”) y Biaffra (“Muertos De Risa”), transmitiendo un Madrid al borde del fin del mundo, una urbe decadente, mugrienta, feista, sombría, lluviosa, con calles pobladas de mendigos, pensiones decrépitas, rascacielos abandonados, vehículos añejos, discotecas lúgubres, servicios asquerosos, represión violenta policial, y todo esto enaltecido por la espléndida fotografía de Flavio Martínez Laviano (“Non-Stop”), fotografía oscura, expresionista, con tomas angustiosas, planos cenitales prodigiosos, contrapicados desasosegantes, uso primoroso de las sombras, de los claroscuros, creando una atmósfera irrespirable, y todo adornado por la “infernal” música de Battista Lena, a lo que se añaden canciones avernales de Def Con Dos, Extremoduro o Siniestro Total, que le quedan muy ajustadas al tono Fin Del Mundo de la cinta. Cabe destacar el juego que dan para De La Iglesia lugares míticos de Madrid, la Gran Via y las Torres Kio aquí, pero ya en “Balada triste De Trompeta” saca partido del Valle De Los Caídos, y en “Las Brujas Zugarramurdi” arranca en la Puerta Del Sol, muy de agradecer.
Álex Ángulo está impresionante, su más aclamado papel, en probablemente su único rol protagónico, demuestra lo desaprovechado que ha estado en cine, exhibiendo un tremendo carisma, una poderosa personalidad, con un lenguaje corporal y gestual muy expresivo, irradia una tremenda fe en lo que hace, ello sin caer en el fácil histrionismo, sobresaliente. Santiago segura en su primer papel con metraje realiza una aportación humorística arrolladora, con momentos jocosos superlativos, transpira que no actúa que es así, grande. Armando Razza cumple con soltura y naturalidad. Terele Pávez es huracán, una fuerza incontrolable de la naturaleza, desparrama genio, autosuficiencia, brío, energía, un torbellino glorioso, épico su duelo con Ángel. Nathalie Seseña reulta muy dulce en su Mina.
La cinta posee unos cuantos momentos que resultaran perennes en la memoria: El aplastamiento por la enorme cruz del párroco, o todas las secuencias en la pensión, son magníficas, de un poderío visual añejo estupendo, de aquí parte una de las gloriosas escenas del film, la titánica lucha entre el cura y Rosario, con los atronadores disparos, con Terele Pávez sacando la cabeza de Angulo por una ventana, con las caídas por las escaleras, fenomenal, o por la que es si icono, los 3 salvadores (el cura, el heavy y el experto parapsicólogo), colgados del fastuoso luminoso Schweppes en el edificio Capitol en la Gran Vía, con José Marí haciendo cabriolas sobre el letrero, disparatadamente divertido, o el estruendoso tiroteo en la peatonal y concurridísima calle Preciados en medio de la Navidad y con los Reyes Magos coronando la escena, o la ruidosa secuencia en la sala Infierno, el final me resulta no digno del resto del metraje. (Continua en spoiler por falta de espacio)
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Como en casi toda la filmografía de Álex De La Iglesia sus finales dejan mucho que desear, todo lo genial que son sus tres primeros cuartos lo enmarrana en un tramo final chapucero que intenta enmascarar la falta de ideas en una orgia de persecuciones, peleas, y clímax “infernal”, las situaciones de humor chispeante, las frases brillantes dan paso a una enmarañada recta final, dejándonos un final confuso, abierto a interpretaciones (spoiler), pero ninguna buena, llegando al absurdo, muy chusco, hace que el resto de lo bueno sumado a esto negativo baje la calidad final.
Diálogo para el recuerdo: Ángel <Tu eres satánico, verdad?> José Mari <Si señor. Y de Carabanchel.>
En conjunto sumado lo bueno y malo que queda una notable película, un delirante entretenimiento lastrado por un tramo final errado. Fuerza y honor!!!
Spoiler:
Su errado final posee varias interpretaciones, la más plausible es que todo lo paranormal que hemos visto ha sido producto de las drogas que “los 3 salvadores del mundo” han tomado, que el anticristo está entre nosotros desde hace mucho, en forma de pobreza, de miseria moral, en la telebasura, de gente que apaliza a otros por creerlos inferiores, es por ello que el sacerdote ve en uno de los malos “Limpia Madrid” el rostro del Anticristo modo macho-cabrío, producto psicotrópico por los tripis tomados, pues bien, esta explicación tiene agujeros-trampa, primero que al inicio una cruz sepulta a un cura ante Ángel, señal inequívoca de la presencia del maligno, aún las drogas no han hecho acto de presencia, o no es mi teoría referida o De La Iglesia es un mal trilero, además, está bien que uno de ellos vea a Satanás, pero los 3 viendo lo mismo es bastante chirriante. Hay otra visión bastante chusca por torticera y es el Anticristo era el bebé que lloraba bajo los cartones con los indigentes y que los “Limpia Madrid” mataron, carece de toda coherencia. Resultado, un final que no cierra la trama con la inteligencia mostrada en casi todo el film, se enredan sin saber cómo concluir, se queda en tierra de nadie rozando el insulto a la inteligencia, incluso cabe achacarle un liviano manejo visual en la lucha final de las Torres Kio.
Diálogo para el recuerdo: Ángel <Tu eres satánico, verdad?> José Mari <Si señor. Y de Carabanchel.>
En conjunto sumado lo bueno y malo que queda una notable película, un delirante entretenimiento lastrado por un tramo final errado. Fuerza y honor!!!
Spoiler:
Su errado final posee varias interpretaciones, la más plausible es que todo lo paranormal que hemos visto ha sido producto de las drogas que “los 3 salvadores del mundo” han tomado, que el anticristo está entre nosotros desde hace mucho, en forma de pobreza, de miseria moral, en la telebasura, de gente que apaliza a otros por creerlos inferiores, es por ello que el sacerdote ve en uno de los malos “Limpia Madrid” el rostro del Anticristo modo macho-cabrío, producto psicotrópico por los tripis tomados, pues bien, esta explicación tiene agujeros-trampa, primero que al inicio una cruz sepulta a un cura ante Ángel, señal inequívoca de la presencia del maligno, aún las drogas no han hecho acto de presencia, o no es mi teoría referida o De La Iglesia es un mal trilero, además, está bien que uno de ellos vea a Satanás, pero los 3 viendo lo mismo es bastante chirriante. Hay otra visión bastante chusca por torticera y es el Anticristo era el bebé que lloraba bajo los cartones con los indigentes y que los “Limpia Madrid” mataron, carece de toda coherencia. Resultado, un final que no cierra la trama con la inteligencia mostrada en casi todo el film, se enredan sin saber cómo concluir, se queda en tierra de nadie rozando el insulto a la inteligencia, incluso cabe achacarle un liviano manejo visual en la lucha final de las Torres Kio.
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