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Sombras

Drama Benny, Lelia y Hugh son tres hermanos negros que comparten piso en Nueva York. Lelia sale con David, un intelectual neoyorquino, pero en una fiesta conoce a Tony y hacen el amor. Cuando Tony descubre que Lelia es mestiza no puede evitar sentir prejuicios raciales, por lo que Hugh le impide que vuelva a ver a su hermana... La película se rodó inicialmente en 1957 y se proyectó en unas pocas salas en 1958, pero la mala recepción llevó a ... [+]
Críticas 23
Críticas ordenadas por utilidad
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8
21 de octubre de 2013
14 de 16 usuarios han encontrado esta crítica útil
El anglicismo “Jam Session” es un término acuñado en los años treinta para definir esos conciertos desenfadados que, sin otro fin que pasarlo en grande interpretando temas propios o versionando sobre las grandes leyendas, reunían en clubes, casas o en medio de la calle a músicos de jazz que improvisaban con sus instrumentos, para deleite de los afortunados que estuvieran presentes o pasaran casualmente por allí.
Este era el objetivo de un joven actor y su grupo de amigos, cuando en 1959 se plantó en las calles de Nueva York con una cámara de 16 mm, unos pocos ahorros que había conseguido recaudar representando pequeños papeles para la televisión, un mensaje que transmitir y muchas ideas en la cabeza. Allí mismo se escribió el guión, sobre la marcha, línea por línea los actores comenzaron a interpretar, o a improvisar, lo que acordaban minutos antes de una escena que siempre quedaba abierta a la modificación “in situ” del diálogo en beneficio de los propios protagonistas. Con aquella obra nacía el cine independiente estadounidense.
Lo que en principio iba a formar parte de un ejercicio para el taller de interpretación de John Cassavetes, hecho que explica porqué los actores conservan sus nombres reales durante el filme, terminó siendo una de las obras más influyentes de la historia de la cultura underground americana. Premiada en el festival de Venecia, galardón que le sirvió para conseguir una distribuidora interesada en su comercialización, representa el movimiento iconoclasta vivido en la escena neoyorquina de los años cuarenta.
“Colored Only”, rezan los carteles que en parques, cines, bares y demás sitios públicos de la ciudad, señalan los lugares que permiten la entrada de afroamericanos. Con el racismo como telón de fondo, el filme avanza a ritmo de jazz por los lugares más característicos de la gran manzana mediante una banda sonora compuesta por Charles Mingus, contrabajista y compositor también conocido por su faceta de activista en contra del racismo, e interpretada por el saxofonista Shafi Hadi.
Ben, es un espíritu libre, un joven inquieto y fiel representante de la contracorriente Hipster, entre cuyas señas de identidad se encontraba, no sólo la pasión por el jazz, sino también, el uso de un argot propio, la diversidad racial y la exploración sexual. Junto a su pandilla, Ben se pasa las tardes deambulando sin ningún tipo de meta, a excepción de la de encontrar una nueva chica con la que pasar la noche. Leila, su hermana, es una joven de apariencia muy dulce pero de armas tomar que un día conoce a Tony, y los dos quedan totalmente enamorados. Cuando Tony conoce al hermano mayor de Leila, Hugh, un aspirante a cantante, no puede evitar que surjan en él prejuicios raciales que crearán una situación de conflicto, avivada por la tensa situación que se vivía en una época de tremenda discriminación étnica. Rupert es el carismático representante de Hugh, los dos se ganan la vida con pequeñas actuaciones, viajando de un lado para otro y volviendo siempre a casa con las manos y los bolsillos vacíos.
Ópera prima de Cassavetes que narra tres diferentes historias paralelas de gente muy real en el transcurso de un episodio cualquiera de sus vidas. Un director que cambió el concepto del cine, y lo que resulta aún más admirable, al que el cine no pudo cambiar sus principios.
Tras el inesperado éxito de su primera película, fue contratado por la productora Paramount para rodar Too Late Blues, 1962 y Ángeles sin paraíso, 1963. Nada particularmente bueno salió de aquel periplo por Hollywood, por lo que el realizador decidió volver a sus raíces para brillar con Faces, 1968, con la que retomaría su faceta más indie, y comenzaría una sucesión de obras maestras del género, entre las que destacan, El asesinato de un corredor de apuestas chino, 1976, y Una mujer bajo la influencia 1974, con la que consiguió dos nominaciones a los Oscar, entre ellas, mejor director, compitiendo con autores de la talla de François Truffaut, que presentaba entonces La noche americana, Roman Polanski, con Chinatown, y un tal Francis Ford Coppola que estrenó El Padrino II.
Un director que siempre se mantuvo muy fiel a su estilo, y aunque nunca repitió el experimento de improvisación de Sombras, sí que continuó con sus filmes de bajo presupuesto, rodados cámara en mano y financiados por él mismo gracias a los ingresos que obtenía actuando en películas como, Doce del patíbulo o La semilla del diablo. Sin un estudio muy detallado de los encuadres y recurriendo con asiduidad al uso del plano-contraplano, el director deja que sus actores se diviertan, no pone orden en la distribución, sino que sigue a los protagonistas con la cámara, y consigue una conexión que raya lo espiritual con los melancólicos lamentos del saxo, un instrumento que llega a cobrar vida, marcando el ritmo de la cinta y aportando una carga emocional que acentúa el cariz de las palabras del fantástico elenco. Poco más se puede decir del apartado técnico, ya que un breve rótulo al final de la cinta aclara el concepto que se quería dar a transmitir: “Lo que acaban de ver es el resultado de una libre improvisación”
Cerrando la reseña, y en palabras del introvertido, pero siempre elocuente Benny,
-No más Jazz para mí esta noche, chicos.
5
26 de octubre de 2008
11 de 13 usuarios han encontrado esta crítica útil
Cassavetes conforma la parte más visible de la nueva generación de directores que aparecen en Estados Unidos en la década de los sesenta; directores hastiados del decadente cine norteamericano que deciden insuflarle un soplo de aire fresco, a su vez alejado del cine comercial; es como si lo norteamericanos decidiesen dar respuesta a las nuevas tendencias europeas como el neorrealismo, la nouvelle vague o el free cinema. "Sombras" resulta un buen ejemplo de esta especie de subgénero, que para muchos hoy es considerado como cine de culto. Rodada con poquísimos medios y con un guión improvisado por actores amateur, el director consigue imprimir a la historia fuerza y verosimilitud que hacen de la cinta un producto interesante que ha sabido aguantar el paso del tiempo.
8
22 de julio de 2013
11 de 13 usuarios han encontrado esta crítica útil
Del 1959 al 1960 se produjeron una serie de cambios que hicieron que el cine tradicional se tambaleara desde los cimientos más profundos. No volvería a ser como antes. En el 1959 el crítico de cine francés Francçois Truffaut dirige los Cuatrocientos golpes. Un año más tarde, en el 1960 se estrena al final de la escapada, un film realizado por el enfant terrible, Godard. Ambas películas funcionan de manera más que correcta en taquilla. La nueva ola francesa o Nouvelle vague estaba inaugurada. Estos jóvenes directores introdujeron una serie de conceptos que harían que el cine tradicional cambiara para siempre.

En estados Unidos también se produjeron cambios, aunque la historiografía no se ha centrado tanto en explorar el cine revolucionario que se produjo en las Américas. Seguramente porque la Nouvella Vague (la nueva ola francesa) eclipsó absolutamente el panorama y además funcionó con el público. El cine de Cassavetes, no tuvo nunca una repercusión tan grande como el cine de Godard, quizá por eso el director quedará relegado en un profundo olvido, siendo rescatado en años posteriores a la realización de Shadows. En 1959 dirigió Shadows, una película que tiene mucha relación con las películas que se estaban cociendo en Europa.

Shadows es cine underground de pura cepa. En cierto punto, Shadows condiciona de manera impactante lo que hoy conocemos como cine independiente o Indie. Muchos han sido los que han considerado la película como la precursora del movimiento. Pero Cassavetes nunca se quedó totalmente apartado del sistema de estudios. Durante largo tiempo el director realizó interpretaciones en películas exitosas que le dieron el poder suficiente como para poder permitir realizar sus películas de manera mucho más artísticas, teniendo más control sobre ellas.Cassavetes adoptó pues, una posición intermedia en el mundo de Hollywood. Acostumbró a dirigir películas Undergrounds mientras que de cara al público realizaba papeles en otro tipo de películas muy diferentes.

Shadows coincide en muchos aspectos con al final de la escapada de Godard. El impulso vital es el sentido que más predomina en la película. Pero no sólo ya el de los personajes, sino la propia manera de realizar, en la que la cámara se convierte en un auténtico torrente de pasiones. Si Godard realizaba distintos cortes de una misma escena para crear un simple efecto estético (y sin que este recurso tuviera nada que ver con la trama) realiza también experimentos muy parecidos, así como planos y encuadres que seguramente dejaron al espectador que se atrevía a mirarlos en el 1959, totalmente descolocado.

Incluso la trama parece coincidir con la obra de Godard. Los personajes, jóvenes los dos (no podía ser de otra manera, son personalidades que se identifican con sus personajes, en un mundo en el que constantemente intentan traspasar las reglas elaboradas por una sociedad más vieja y caduca) son seres que se encuentran al borde de la ley. En Shadows, el director realiza un magnífico retrato sobre los suburbios y los personajes que hay en ellos. Es cierto que en el cine negro ya se habían mostrado dichos personajes, pero siempre se habían glorificado de alguna manera, o ensalzándolos como mitos, recordemos el gánster interpretado por James Cagney en Al rojo vivo (1949). En shadows no hay dicha mitificación. Los personajes se mueven por impulsos primitivos y el director no trata de adornar o elogiar sus acciones.

Hay que decir pero, que Cassavetes no improvisaba en ningún momento. El problema es que la manera en como el director rodaba las secuencias (la puesta en escena está construida en su mayoría con planos sacados de cámara al hombro) y como sus actores interpretaban de manera tan diferente a como lo hacían las grandes estrellas de Hollywood, no fueron pocos los críticos que acusaron al director de que sus películas eran nada más que obras totalmente improvisadas. Nada más lejos de la realidad, Cassavetes era un artista bastante controlador. Otra cosa es que su manera de dirigir fuera más laxa que la de sistema de estudios.

Lo que si es cierto es que hay muchos elementos que se rompen con el cine Holywoodiense. Pero Cassavetes no descuida los detalles, lo hace a propósito. Si hay escenas en la que el raccord de acción no corresponde (entre miradas de personajes o movimientos) no es porque el director no se haya dado cuenta, sino que es una estrategia más de la que se sirve el director para acrecentar el poder estético del film. Las consecuencias de Shadows no hacen falta ni comentarlas. Todo cine actual directa o indirectamente bebe de esta manera de hacer cine.

La música que está patente en la película define bastante bien lo que el espectador ve ante sus ojos. La película recoge bastantes partituras de Jazz en la que las líneas rítmicas predominan ante las melódicas. Cassavetes hace lo mismo en la película, se dedica a rodar el ritmo y no la melodía.

http://neokunst.wordpress.com/2013/07/22/ciclo-john-cassavetes-shadows/
5
15 de marzo de 2009
19 de 32 usuarios han encontrado esta crítica útil
118/15(14/03/09) Sobrevalorada ópera prima de uno de los pioneros del cine independiente John Cassavetes. Rodada con presupuesto ínfimo, actores desconocidos, y según dicen sin guión, yo no me lo creo, supongo que es porque el film pretende ser un homenaje al jazz, que es todo improvisación. La cinta posee una atmósfera claramente underground, rodada cámara en mano, con una gran fotografía en blanco y negro. La historia gira en torno a tres hermanos, uno negro y los otros dos blancos, con los problemas que en la época de los 50 conllevaba, tres hermanos que se mueven de fiesta en fiesta. La película está envuelta en ambiente jazzístico, con esta música siempre presente. Esta “Shadows” es un film difícil de tragar y sobre todo recomendable a los amantes del jazz. Fuerza y honor!!!
8
27 de diciembre de 2011
8 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
Me encanta, es la primera película que veo de Cassavetes y me ha gustado. También es su ópera prima. Es un filme de 1959, es en blanco y negro, con lo cual me fascina, es auténtica y me seduce mucho ese ambiente del Nueva York de los 50 y 60. Es un filme totalmente espontáneo donde la improvisación prima por encima de todo. Otra cosa que me ha gustado, ha sido la banda sonora, jazz de la época al estilo bebop, tocada por el maestro contrabajista Charles Mingus
John Cassevetes es todo un referente y una influencia fundamental en el cine. Martin Scorsese, por poner un ejemplo, se identifica con él, y la verdad, si te fijas, las primeras películas de Scorsese son muy del estilo de Shadows, tienen ese aire.... no se, muy urbano, mostrando una ciudad (en este caso Nueva York) con el Jazz como sonido de fondo donde las pandillas o gente ignorante y sin estudios son el tema central de la historia del filme. En "Quién llama a mí puerta" o Malas Calles de Scorsese tienen ese toque... Las interpretaciones (en Shadows) me parecen muy buenas, todo y que fueron, en su mayoría, una improvisación y puede que ahí esté su realismo. A veces, cuando se prepara algo demasiadas veces o con demasiado esmero, creo, que pierde algo de realismo y autenticidad. En aquella época (1959), los actores, en general actuaban de forma muy teatral, que en parte, tiene su gracia y su encanto, pero en Shadows, eso no ocurre, es una de las cosas que más me gustan de esta película, que las actuaciones dejan de ser teatrales para dar un realismo absoluto. Por cierto, la actriz Leila Goldini, me ha encantado, primero que es bella y eso impone, y segundo su actuación es más que es excelente.

Contraportada del Dvd Shadows:

Rodado de forma improvisada en localizaciones de Manhattan, con un reparto casi íntegro de amateurs, Shadows de Cassevetes se convirtió un un largometraje que anticipa la llegada del movimiento independiente de cinematógrafos.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
El tema central de este magnifico filme es el racial. Chico blanco conoce chica de de tez negra (Leila Goldini). Se enamoran después de haber pasado una intensa noche romántica. Una vez ella decide volver a su casa (donde vive con sus dos hermanos) el chico blanco insiste en acompañarla, pero ella no quiere pero él insiste una y otra vez... Al final, después de varias insistencias por parte de él ella accede. Una vez en casa de Leila, aparecen uno de sus (dos) hermanos, que es cantor de jazz (sin éxito alguno) y su inseparable amigo y manager. Cuando el chico blanco se entera de que Leila es negra, este no puede evitar sentirse algo confuso y aflora en su interior el conflicto racial. El hermano de Leila se percata de lo que sucede y eso repercutirá en la relación de Leila y el chico blanco.
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