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Anatomía de un asesinato

Drama Frederick Manion (Ben Gazzara), un teniente del ejército, asesina fríamente al presunto violador de su mujer (Lee Remick). Ella contrata como abogado defensor a Paul Biegler (James Stewart), un honrado hombre de leyes. Durante el juicio se reflejarán todo tipo de emociones y pasiones, desde los celos a la rabia. Uno de los dramas judiciales más famosos de la historia del cine. (FILMAFFINITY)
Críticas 111
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10
27 de mayo de 2009
40 de 46 usuarios han encontrado esta crítica útil
Después de verla anoche, acabo de añadir esta película a la lista de mis 10 favoritas. No la he visto por primera vez ahora. Ni por segunda vez. Yo diría que la habré visto unas quince veces. Y siempre me ha parecido buenísima. ¿Por qué entonces precisamente hoy la señalo con tan (tibio) honor? Pues os cuento.

Allí estaba yo viendo la escena esa en la que James Stewart le pide a Arthur O'Connell que le ayude a preparar el caso. Esa escena en la que siempre se me salta una lágrima, como mínimo. Y cuando terminó, tras enjugar esa lagrimita con el puño del pijama, me di cuenta justamente de eso: siempre se me salta una lágrima en esa escena.

Y caí en la cuenta de otras cosas. Siempre siento que me alcanza, como un puño de energía invisible, el altísimo voltaje generado en los duelos entre Stewart y George C. Scott. Siempre suelto la misma risita tonta y sana (mi mujer: "Pero, ¿no la habías visto?") cuando el gran Jimmy sale del despacho del Fiscal tras haberle sonsacado la información secreta sobre el polígrafo. Siempre me quedo literalmente suspendido por los huevos, con perdón, cuando el juez reflexiona un segundo sobre la protesta decisiva del fiscal (¡mientras da cuerda a su reloj de mano ante la expectación de la sala entera, qué hallazgo!) para finalmente decir:
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
- Se rechaza la protesta.

Siempre..., siempre, siempre. No a veces. No con mucha frecuencia. Siempre. Y siempre es siempre.

Por la misma razón por la que las anécdotas que más gracia nos hacen son las de nuestra antigua pandilla, las cuales hemos contado y oído miles de veces. Por la misma razón, yo qué sé, por la que nos casamos con nuestra mujer y no con otras novias que eran más guapas. Por esa razón, porque descubrimos eso tan cursi que es que algo forme parte de nosotros, con naturalidad, sin haberlo elegido, y sin que eso nos suponga alcanzar un estado de armonía cosmológica con el karma. Es como descubrirse una pierna y tocarla: siempre la sentiremos.
9
9 de junio de 2006
40 de 47 usuarios han encontrado esta crítica útil
Elogios merecidos los de este drama judicial, uno de los que más me han gustado en toda mi vida. El guión es sutil, con unos diálogos que comienzan siendo desternillantes para cambiar a serios a medida que el duelo entre los abogados se intensifica. A mí no se me hizo larga en ningún momento; es más, se me pasó volando (eso habla muy bien de una película que supera las dos horas).

Stewart –magnífico, como casi siempre– interpreta a un abogado entrañable que vive apartado de su oficio, en principio presentado como "demasiado puro para las impurezas naturales del ejercicio de la ley " –la frasecita se las trae–, pero que se transforma en un león agresivo, indisciplinado y sarcástico durante los juicios. Necesita el dinero, así que no se lo piensa demasiado a la hora de aceptar este caso.
George C. Scott, Lee Remick y Ben Gazzara también van sobrados.

La conversación sobre lo inadecuado del término "braga" es tremenda. Lo cierto es que un título como "Anatomía de un juicio" sería más adecuado, porque la película es interesantísima como análisis de la profesión, de sus artimañas.

Y si es Duke Ellington quien pone la música, mejor que mejor.

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"El teniente fue a casa de Quill y le metió cinco balas en el cuerpo, con lo que Quill murió de un claro envenenamiento de plomo."

Sulo: Paul, nos están sirviendo la comida. ¿Quieres comer con nosotros?
Paul: ¿Sigue tu hermana de cocinera?
Sulo: Sí, claro.
Paul: Bien, pues salúdala de mi parte, Sulo. He quedado con un amigo para comer en el centro.
(Prestad atención al orden en que Paul enuncia sus dos frases y comprenderéis cuáles son las habilidades culinarias de la hermana de Sulo.)
8
14 de diciembre de 2007
29 de 32 usuarios han encontrado esta crítica útil
Otto Preminguer disecciona los juzgados en este interesantísimo film. "Anatomía de un asesinato" nació gracias a Jonh D. Voelker, juez del Tribunal Supremo de Michigan. Voelker escribió un manuscrito al que llamó "Anatomía de un asesinato". El juez inspiró su manuscrito en un asesinato ocurrido en 1952 en la taberna de Lumberjack de Big Bay (Michigan). La novela fue rechazada en varias ocasiones y finalmente se publicó bajo el pseudónimo de Robert Travers. La novela fue un éxito rotundo y Preminger la adaptó a la pantalla tras diversos contenciosos por sus derechos.

El film es impecable, desde la dirección soberbia de Preminger, pasando por su impecable fotografía, a un guión adaptado magnífico y unas interpretaciones grandiosas. James Stewart dio vida al abogado defensor Paul Biegler (inspirado en el propio Voelker). Lee Remick interpreta brillantemente a Laura Manion (la mujer violada), mientras que Ben Gazzara da vida al marido que asesina al violador de Laura. Todos están sensacionales.

Tal vez ha quedado algo anticuada la moral puritana de la que está impregnada la película. Decir "bragas" en un juzgado parecía algo bochornoso. El film nos muestra las entrañas de un proceso judicial y está acompañado constantemente por un hilo conductor, el jazz. La música acompaña y atina con la anatomía de un asesinato. Brillante.
8
29 de marzo de 2009
29 de 35 usuarios han encontrado esta crítica útil
Me atraen las películas que unen lo enciclopédico y lo emotivo. Películas donde uno aprende y también, donde se siente que el conocimiento tiene grietas, y que esas grietas constituyen, acaso, la esencia de lo humano. Es decir, el aprendizaje se produce en tiempo real y la película, a la vez que lo expone, lo contradice.

Por estas razones, tengo mi excusa legal para iniciar esta crítica en el minuto 24 de la película. No he visto aún lo que sigue, pero iré comentando a medida que las cosas avanzan. Haré paréntesis en el tiempo real, demostrando que el tiempo real posee tantas grietas como el aprendizaje mismo y que, por tanto, la mejor definición de lo humano sería, a mi juicio (momentáneo, como puede ya verse), “la suma de las grietas de todas las cosas”

Minuto 32: (spoiler)

Minuto 49: (spoiler)

Minuto 53: (spoiler)

Minuto 63: (spoiler)

Minuto 70 (spoiler)

Minuto 94 (spoiler)

Minuto 110: (spoiler)
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Minuto 32: Digamos que la mujer, para haber sido violada, se muestra demasiado coqueta. El quid del asunto reside en la relación entre el abogado tímido y la esposa de su cliente, una mujer provocadora, quien no muestra el más mínimo resentimiento psicológico, tras la supuesta agresión física a que fue sometida. ¡Pobre James Stewart! En qué problema te has metido. Pero sigamos…

Minuto 49: Stewart, como buen ajedrecista, arma un puzzle cuyo entramado no sospechamos pero que él ve cinco o seis jugadas más adelante. Digamos que cada película es como una enciclopedia compuesta, por un lado, de elementos ocultos y por otro, de obviedades rasas. Por el momento, me complace saber que el abogado Stewart maneja la enciclopedia de esta película tomándose la libertad de añadir, de tanto en tanto, un par de elementos insospechados. Pero sigamos…

Minuto 53: ¿Este es Duke Ellington tocando en vivo junto a James Stewart? Estas son las epifanías que me encantan del cine…cuando lo real se hace irreal y viceversa, cuando podemos sentir nuestras emociones vivas, desafiando el orden sepulcral de la Enciclopedia.

Minuto 63: El viejo ayudante de Stewart lanza un eructo: “Maldita soda de fresa”. Luego, después de un descubrimiento legal importante: “Esta soda de fresa casi sabe a whisky”

Minuto 70: Ahora nos enteramos, con estupor, que hubo espermatogénesis en el occiso, en el momento de la muerte. “En otras palabras, el occiso no era estéril”. (poco después asistimos a una objeción en contra de una ‘pregunta argumentativa’ de Stewart, ya que ‘trata de impugnar la intención de los representantes del Estado”. La Enciclopedia se luce en su afán de ilustrarnos y deleitarnos a un tiempo.)

Minuto 94: Se trataba de buscar un sustituto temporal para la palabra ‘bragas’. Pero un abogado era soltero, otro no había escuchado a su mujer llamarlas de otra forma, y el otro estuvo en Francia mucho tiempo, y sólo conocía la palabra en francés.

Minuto 110: “Como abogado he aprendido que la gente no es solo buena o mala. La gente es muchas cosas”. Lo mismo podríamos decir de las películas. Son buenas en ocasiones, malas en otras y sobre todo, son muchas otras cosas además de buenas o malas. Por tanto, ¿qué significa decir que Anatomía de un asesinato es una buena película?
6
25 de abril de 2008
34 de 51 usuarios han encontrado esta crítica útil
Dos horas y media largas de película que bien se hubieran podido reducir a casi la mitad. Vale, con el responsable de “Laura”, su única verdadera gran película, podemos ser un poco condescendientes. No hay duda de que la película de Preminger rezuma oficio y una factura técnica, incluso narrativa, impecable. Tampoco hay que olvidar que las interpretaciones cumplen de largo con su cometido, aunque si en el personaje de abogado defensor no hubiera estado James Stewart (como dice la marca de cerveza, probablemente, el mejor actor del mundo), tal vez mucha gente no tendría reparos en admitir que se ha aburrido como una ostra viendo un juicio por momentos tedioso e inacabable. Tampoco anda la obra escasa de efectismo y algunos de los tópicos más vistos del género de juicios. Creo que, casualmente, lo mejor de la película es la hora inicial, antes de que empiece el proceso, y los dos minutos finales, cuando conocemos el desenlace, hasta cierto punto inesperado. Unas bragas dan de sí en un juicio, pero si se tensan más de la cuenta, se acaban desgarrando. Aunque sean las de Lee Remick. James, eres un crack.
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