El hombre atrapado
7.0
1,478
Thriller
Un cazador inglés que está de vacaciones en Baviera, se adentra en un bosque y desde lo alto de la colina descubre una residencia. Con la mira telescópica divisa casualmente al mismísimo Hitler en una terraza y simula darlo caza, desde ese momento será implacablemente perseguido por agentes de la Gestapo. (FILMAFFINITY)
18 de enero de 2013
18 de enero de 2013
11 de 13 usuarios han encontrado esta crítica útil
Quisiera insistir en el original planteamiento y en el conflicto ético que entraña. Un cazador que tiene ante sí la posibilidad de liquidar, eliminar, al principal autor del mayor genocidio de la Historia. ¿Es lícito? Pero sin duda el gran acierto es el personaje que interpreta Joan Bennet, Jerry. Este personaje fue censurado pero, y eso es lo mejor, cualquiera adivina en todo momento que se trata de una prostituta con un corazón enorme y de una belleza y transparencia en la mirada que tan sólo puede generar ternura. Y ya nos anticipa que será destruida por esa terrible maquinaria humana que es la intransigencia, por la soberbia, apisonadora implacable que destruye todo lo hermoso. La genialidad de Lang, su sensibilidad como director sitúa en una escena a Jerry como una niña acurrucada en su cama, rodeada de sus pequeñas cosas casi infantiles, femeninas, como en un bordado de sombras, llorosa porque no entiende la falta de deseo de quien ama, porque intuye la marcha del único hombre que la ha tratado con respeto. Esto es algo que hemos visto en el cine pero nunca de un modo tan bello, con menos énfasis y mejor iluminado. El corazón del espectador sensible se encoge hasta extremos en los que falta el aire, como se encoge ese pequeño espacio que es la cama de Jerry, como la propia Jerry convertida en niña desconsolada, virginal. Genial, Lang.
Pero la separación final en el puente, la entrega de Jerry y su sacrificio, en una tarde(?) de niebla en la que sólo parece haber tres seres en el mundo y están en ese puente, únicamente son posibles y van en la mano y habitan en el corazón de las verdaderas pero humildes heroínas que han hecho de nuestra vida algo soportable. No es sino el envés de la escena final de Casablanca. Pero aquí el sacrificio no es triunfal sino de entrega, derrota y fracaso. Un heroísmo sordo, injusto. No hay orquesta, ni primeros planos. Hay soledad, distancia, silencio y sequedad, pero es todo mucho más genuino. (Man Hunt 1941, Casablanca 1942) La figura del Capitán Alan Thorndike (Walter Pidgeon) queda eclipsada o al menos reducida a un héroe menor. Es tal el poder de Jerry, su fuerza y su magnetismo que cualquier personaje por importante que sea, y en este caso lo es, parece un vulgar patán persiguiendo quimeras al que finalmente despertarán las pesadillas sobre la única verdad importante: ella ya no está, ya no existe. Hacía muchos años, quizá me tenga que remontar a la extrema sensibilidad de Chaplin o Murnau para llegar a recordar una composición femenina semejante.
En Lang sólo puede haber un componente de compromiso frente a la crueldad. No es un narrador impasible. Hoy estamos acostumbrados a percibir incluso en el cine la fascinación de algunos directores por seres abominables (véanse a los Hnos. Coen, Scorsese, Tarantino…, o quizá mejor olvidarlos). Lang responde a una época en la que el humanismo no admite las trincheras del "voyeur" ni su cobardía. Él, como genio y como hombre, carga la escopeta y se arroja al campo enemigo, a la caza del monstruo. Y solo, sin compañía si es necesario. La simple muerte de Jerry lo justifica. Responde así al interrogante inicial, porque no hay otra respuesta individual posible frente a la atrocidad y el horror. No se caza al animal, sino a la bestia, a la barbarie. Eran otros tiempos. El tiempo de las verdades que a todo ser humano competen, y no el de las ambigüedades de todo tipo. Gracias Lang.
Pero la separación final en el puente, la entrega de Jerry y su sacrificio, en una tarde(?) de niebla en la que sólo parece haber tres seres en el mundo y están en ese puente, únicamente son posibles y van en la mano y habitan en el corazón de las verdaderas pero humildes heroínas que han hecho de nuestra vida algo soportable. No es sino el envés de la escena final de Casablanca. Pero aquí el sacrificio no es triunfal sino de entrega, derrota y fracaso. Un heroísmo sordo, injusto. No hay orquesta, ni primeros planos. Hay soledad, distancia, silencio y sequedad, pero es todo mucho más genuino. (Man Hunt 1941, Casablanca 1942) La figura del Capitán Alan Thorndike (Walter Pidgeon) queda eclipsada o al menos reducida a un héroe menor. Es tal el poder de Jerry, su fuerza y su magnetismo que cualquier personaje por importante que sea, y en este caso lo es, parece un vulgar patán persiguiendo quimeras al que finalmente despertarán las pesadillas sobre la única verdad importante: ella ya no está, ya no existe. Hacía muchos años, quizá me tenga que remontar a la extrema sensibilidad de Chaplin o Murnau para llegar a recordar una composición femenina semejante.
En Lang sólo puede haber un componente de compromiso frente a la crueldad. No es un narrador impasible. Hoy estamos acostumbrados a percibir incluso en el cine la fascinación de algunos directores por seres abominables (véanse a los Hnos. Coen, Scorsese, Tarantino…, o quizá mejor olvidarlos). Lang responde a una época en la que el humanismo no admite las trincheras del "voyeur" ni su cobardía. Él, como genio y como hombre, carga la escopeta y se arroja al campo enemigo, a la caza del monstruo. Y solo, sin compañía si es necesario. La simple muerte de Jerry lo justifica. Responde así al interrogante inicial, porque no hay otra respuesta individual posible frente a la atrocidad y el horror. No se caza al animal, sino a la bestia, a la barbarie. Eran otros tiempos. El tiempo de las verdades que a todo ser humano competen, y no el de las ambigüedades de todo tipo. Gracias Lang.
21 de enero de 2009
21 de enero de 2009
22 de 36 usuarios han encontrado esta crítica útil
33(20/01/09) Una de las más flojas cintas del Gran director alemán. Todo en ella resulta poco creíble, desde su punto de arranque, con Thorndike (Walter Pidgeon) apuntando a Hitler pero sin pretensión de matarlo, lo que el llamó <un acecho deportivo>, que pretendía si le pillaban? Que le dieran un premio, como de vergüenza ajena es su fuga, la historia de amor tiene menos química que tomar sardinas con café, por no hablar de su final, patético. Decir que el guión resulta poco trabajado es decir mucho. Me da la impresión que el film solo tiene un objetivo, y es el de su propaganda antinazi en plena W.W.II, que tiene su culmen en el discurso de su protagonista en el final, pero hay films con este carácter que le dan mil vueltas a este, se me viene a la cabeza una obra maestra de Jean Renoir, "Esta es mi tierra", magistral, este "Man Hunt" es un borrón en la maravillosa carrera de este genial director. Destacable es la belleza maravillosa de Joan Bennett, que no su papel, de lo más forzado. Recomendable a los incondicionales de Lang. Fuerza y honor!!!
15 de noviembre de 2010
15 de noviembre de 2010
9 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
Fritz Lang es uno de los más grandes, colaboró en su etapa alemana con el desarrollo del expresionismo alemán con una gran obra como Metropolis en 1927 y otras grandes películas como M o el Testamento del Dr Mabuse.
"El hombre atrapado" no me parece tan notable como la mayoría de su filmografía pero sí puedo ver en ella un alegato personal, un mensaje con el que el mismo director se identifica teniendo en cuenta que en su día recibió la propuesta de dirigir los estudios de la UFA alemanes de la mano de Goebbels y lo descartó por su ideología política contraria a la de los nazis. Entonces quizás el hombre atrapado lo era él mismo pero decidió no firmar la sentencia y seguir su propio camino, el cual le permitió en su etapa americana filmar grandísimas obras.
Una buena cinta de intriga con sello personal y un gran reparto interpretativo.
"El hombre atrapado" no me parece tan notable como la mayoría de su filmografía pero sí puedo ver en ella un alegato personal, un mensaje con el que el mismo director se identifica teniendo en cuenta que en su día recibió la propuesta de dirigir los estudios de la UFA alemanes de la mano de Goebbels y lo descartó por su ideología política contraria a la de los nazis. Entonces quizás el hombre atrapado lo era él mismo pero decidió no firmar la sentencia y seguir su propio camino, el cual le permitió en su etapa americana filmar grandísimas obras.
Una buena cinta de intriga con sello personal y un gran reparto interpretativo.
15 de noviembre de 2012
15 de noviembre de 2012
9 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
Lo mejor de Lang queda plasmado en los magníficos encuadres que contiene este ágil y entretenido thriller sobre el nazismo. Una ficción argumental bastante llamativa en el año de realización (tuvo un remake televisivo en los setenta de Clive Donner, con Peter O'Toole): un hombre tiene a Hitler en el punto de mira de su rifle y...
... a partir de ahí se convierte en un filme pleno de intriga y suspense, intenso en su desarrollo, aderezado con detalles técnicos en la puesta en escena, como esa en que el protagonista torturado es interrogado por un cínico George Sanders, la cámara muestra al inquisidor mientras se refleja la sombra en el suelo del apresado Walter Pidgeon, que permanece fuera de plano. Pero contiene más momentos apreciables, aunque el punto flaco está en un final absurdo, teniendo en cuenta la coherencia de la trama hilvanada hasta ese momento. La presencia de Joan Bennet añade la dosis de romanticismo sin entorpecer la idea primordial del argumento.
Estamos pues, ante una obra menor del maestro alemán, pero dotada de sus mejores virtudes en cuanto a planificación, fotografía expresionista y ritmo. Un divertimento facturado a base de licencias argumentales que la sapiencia del director sabe llevar a buen puerto, con un borrón desafortunado en el colofón de la aventura.
... a partir de ahí se convierte en un filme pleno de intriga y suspense, intenso en su desarrollo, aderezado con detalles técnicos en la puesta en escena, como esa en que el protagonista torturado es interrogado por un cínico George Sanders, la cámara muestra al inquisidor mientras se refleja la sombra en el suelo del apresado Walter Pidgeon, que permanece fuera de plano. Pero contiene más momentos apreciables, aunque el punto flaco está en un final absurdo, teniendo en cuenta la coherencia de la trama hilvanada hasta ese momento. La presencia de Joan Bennet añade la dosis de romanticismo sin entorpecer la idea primordial del argumento.
Estamos pues, ante una obra menor del maestro alemán, pero dotada de sus mejores virtudes en cuanto a planificación, fotografía expresionista y ritmo. Un divertimento facturado a base de licencias argumentales que la sapiencia del director sabe llevar a buen puerto, con un borrón desafortunado en el colofón de la aventura.
19 de agosto de 2021
19 de agosto de 2021
8 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
Maravilloso thriller de intriga y de cine negro con fondo político, basado en la novela "Rogue Male", publicada en 1939, del afamado escritor británico --hoy menos recordado-- Geoffrey Household (1900-1988), quien, durante la Segunda Guerra Mundial, fue un destacado agente al servicio de su país.
Un hombre que es perseguido por espías nazis tras simular --o querer-- atentar contra Hitler conforma la historia de esta impresionante obra maestra de Fritz Lang --quizás una de las menos mencionadas por la crítica de su etapa americana--, llena de emocionante suspense y de sentimentalidad amorosa.
Con unas interpretaciones memorables, la película nos introduce en una trama de pesadilla con una estética, en varios momentos, expresionista.
A destacar, en especial, la sensible y triste historia de amor que ocupa toda la cinta, la tremenda secuencia en el metro y toda la parte final.
Esta obra de arte estuvo prohibida en España durante décadas por razones políticas. Se trata de un film antinazi, antifascista, y en 1941 --y durante muchos años más--, no causaría mucho entusiasmo ni su argumento ni su finalidad a las autoridades franquistas.
Sobresaliente film. Para un 8.5 o un 9, en mi opinión. Muy recomendable para todos los amantes del cine.
Un hombre que es perseguido por espías nazis tras simular --o querer-- atentar contra Hitler conforma la historia de esta impresionante obra maestra de Fritz Lang --quizás una de las menos mencionadas por la crítica de su etapa americana--, llena de emocionante suspense y de sentimentalidad amorosa.
Con unas interpretaciones memorables, la película nos introduce en una trama de pesadilla con una estética, en varios momentos, expresionista.
A destacar, en especial, la sensible y triste historia de amor que ocupa toda la cinta, la tremenda secuencia en el metro y toda la parte final.
Esta obra de arte estuvo prohibida en España durante décadas por razones políticas. Se trata de un film antinazi, antifascista, y en 1941 --y durante muchos años más--, no causaría mucho entusiasmo ni su argumento ni su finalidad a las autoridades franquistas.
Sobresaliente film. Para un 8.5 o un 9, en mi opinión. Muy recomendable para todos los amantes del cine.
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