Las leyes de la frontera
2021 

6.8
18,156
Thriller. Drama
Verano de 1978. Ignacio Cañas (Marcos Ruiz) es un estudiante de 17 años introvertido y algo inadaptado que vive en Girona. Al conocer al Zarco (Chechu Salgado) y a Tere (Begoña Vargas), dos jóvenes delincuentes del barrio chino de la ciudad, se ve inmerso en una carrera imparable de hurtos, robos y atracos. Es la historia en la que Nacho se hace mayor, cruzando la línea que hay entre el bien y el mal, entre la justicia y la ... [+]
18 de octubre de 2021
18 de octubre de 2021
26 de 32 usuarios han encontrado esta crítica útil
Hace 45 años comenzaba en el cine español un género que daría en los siguientes años un buen número de títulos, los cuales tuvieron mucho éxito, tanto en la taquilla, como en el imaginario colectivo. En ellas, jóvenes de clase baja tomaban drogas, atracaban diversos establecimientos, robaban coches y tenían sexo sin los prejuicios de la clase media española de la época. "Las leyes de la frontera" (2021, Daniel Monzón) se podría considerar un ejercicio de nostalgia, pero es mucho más, es una gran película en todos los sentidos que además a los que ya cumplimos los 50 años nos trae una buena cantidad de recuerdos.
Girona, verano de 1978, Nacho (Marcos Ruiz) es un joven tímido de 17 años, que comienza el verano con poca o ninguna expectativa de salir de la rutina consistente en piscina, cine y salas de recreativos. En una de estas salas conoce un día a Tere (Begoña Vargas) y a Zarco (Chechu Salgado), una pareja de jóvenes delincuentes. Nacho se introducirá en la banda de Zarco con el objetivo de conquistar a Tere y, de paso, vivir nuevas experiencias muy alejadas de su vida formal.
Daniel Monzón tras éxitos comerciales como "Celda 211" (2009) o "El niño" (2014) en las que el guión lastraba en gran parte los logros técnicos y artísticos que contenían ambas cintas, ha dado esta vez en el clavo. En su noveno largometraje todos los aspectos del mismo están a un nivel muy alto, consiguiendo cuajar una obra que ca a sentar cátedra y posiblemente sea la culpable (en el buen sentido) del resurgimiento del subgénero quinqui en nuestro cine.
Lo que más me ha llamado la atención es la excelente ambientación que posee "Las leyes de la frontera", ya que han conseguido que el espectador se retrotraiga a esa época en la que España empezaba a desperezarse, en la que la libertad (y el libertinaje) empezaba a asomar a través de una juventud ansiosa de probarlo todo y que se chocaba de bruces contra la España de familia tradicional, toros y vacaciones en el pueblo con la familia. Así, vemos calles sin asfaltar, juke box en los bares, carteles anunciando espectáculos circenses o corridas de toros, pequeños negocios ya desaparecidos hace muchos años y muchos menos coches que ahora. Por poner un par de pequeños peros, en una de las escenas aparece un frasco de tomate, que no existía en ese formato en 1978 y en otra escena se vislumbra un baden en un paso de cebra que tampoco era algo que hubiera en esos años. Así mismo se comenta la muerte de Juan Pablo I, la cual sucedió a finales de Septiembre de 1978, mientras que la película transcurre unos meses antes, durante el verano de ese mismo año.
El trabajo de Monzón en la dirección es excelente, la película tiene un ritmo altísimo durante las más de dos horas de duración de la misma, de tal forma que consigue mantener, en todo momento, la atención de espectadores de todos los niveles. Así mismo, las escenas de acción están rodadas de forma excelente, como suele ser habitual en sus películas, mientras que la puesta en escena de las escenas más dialogadas está muy trabajada y posee bastante originalidad en su planteamiento.
El guión, escrito por el propio director junto con Jorge Guerrivaechevarría, se basa en parte de la novela del mismo título escrita por Javier Cercas en 2012, concretamente en el segmento en el que los protagonistas son más jóvenes. Monzón únicamente muestra la edad adulta de los mismos, al inicio y final del film, mostrando lo que pasa en pantalla como los recuerdos de Nacho, cuando ya sobrepasa ampliamente los cuarenta años. Se trata de un guión muy sólido, sin apenas fisuras y que consigue tocar muchos palos, sin caer de forma excesiva en estereotipos o clichés. Quizás hay una sobredosis de momentos musicales, los cuales son plenamente disfrutables por el espectador, tanto en su aspecto visual como auditivo, pero que pueden pecar de excesivos.
Dejo lo mejor para el final, la gran sorpresa del film son Begoña Vargas y Chechu Salgado, a quienes se les han dado dos personajes que son dos golosinas y que ellos han sido capaces de aprovecharlos al máximo. Chechu crea un Zarco carismático, íntegro a pesar de sus actividades delictivas y que se fusiona con el espectador sin posibilidad de huida. Para el trabajo de Begoña Vargas mi capacidad descriptiva se va a quedar corta, no se como explicar la excelsa naturalidad con la que ha compuesto una Tere fuerte, libre, bella, graciosa, con una personalidad y un carácter a prueba de bombas. Ambos se merecen cualquier premio que se les quiera otorgar, empezando por más buenos papeles en su próxima agenda de trabajo.
Recomiendo a cualquier cinéfilo, sea de blockbuster o de cine de autor, que vaya a ver "Las leyes de la frontera", pasará un muy buen rato y verá una película de mucha calidad. Si además ha pasado la barrera de los 50 años, tendrá una experiencia sensorial que le pondrá los pelos de punta en varias ocasiones.
Gabriel Menéndez Piñera
Historiasdelceluloide.elcomercio.es
Girona, verano de 1978, Nacho (Marcos Ruiz) es un joven tímido de 17 años, que comienza el verano con poca o ninguna expectativa de salir de la rutina consistente en piscina, cine y salas de recreativos. En una de estas salas conoce un día a Tere (Begoña Vargas) y a Zarco (Chechu Salgado), una pareja de jóvenes delincuentes. Nacho se introducirá en la banda de Zarco con el objetivo de conquistar a Tere y, de paso, vivir nuevas experiencias muy alejadas de su vida formal.
Daniel Monzón tras éxitos comerciales como "Celda 211" (2009) o "El niño" (2014) en las que el guión lastraba en gran parte los logros técnicos y artísticos que contenían ambas cintas, ha dado esta vez en el clavo. En su noveno largometraje todos los aspectos del mismo están a un nivel muy alto, consiguiendo cuajar una obra que ca a sentar cátedra y posiblemente sea la culpable (en el buen sentido) del resurgimiento del subgénero quinqui en nuestro cine.
Lo que más me ha llamado la atención es la excelente ambientación que posee "Las leyes de la frontera", ya que han conseguido que el espectador se retrotraiga a esa época en la que España empezaba a desperezarse, en la que la libertad (y el libertinaje) empezaba a asomar a través de una juventud ansiosa de probarlo todo y que se chocaba de bruces contra la España de familia tradicional, toros y vacaciones en el pueblo con la familia. Así, vemos calles sin asfaltar, juke box en los bares, carteles anunciando espectáculos circenses o corridas de toros, pequeños negocios ya desaparecidos hace muchos años y muchos menos coches que ahora. Por poner un par de pequeños peros, en una de las escenas aparece un frasco de tomate, que no existía en ese formato en 1978 y en otra escena se vislumbra un baden en un paso de cebra que tampoco era algo que hubiera en esos años. Así mismo se comenta la muerte de Juan Pablo I, la cual sucedió a finales de Septiembre de 1978, mientras que la película transcurre unos meses antes, durante el verano de ese mismo año.
El trabajo de Monzón en la dirección es excelente, la película tiene un ritmo altísimo durante las más de dos horas de duración de la misma, de tal forma que consigue mantener, en todo momento, la atención de espectadores de todos los niveles. Así mismo, las escenas de acción están rodadas de forma excelente, como suele ser habitual en sus películas, mientras que la puesta en escena de las escenas más dialogadas está muy trabajada y posee bastante originalidad en su planteamiento.
El guión, escrito por el propio director junto con Jorge Guerrivaechevarría, se basa en parte de la novela del mismo título escrita por Javier Cercas en 2012, concretamente en el segmento en el que los protagonistas son más jóvenes. Monzón únicamente muestra la edad adulta de los mismos, al inicio y final del film, mostrando lo que pasa en pantalla como los recuerdos de Nacho, cuando ya sobrepasa ampliamente los cuarenta años. Se trata de un guión muy sólido, sin apenas fisuras y que consigue tocar muchos palos, sin caer de forma excesiva en estereotipos o clichés. Quizás hay una sobredosis de momentos musicales, los cuales son plenamente disfrutables por el espectador, tanto en su aspecto visual como auditivo, pero que pueden pecar de excesivos.
Dejo lo mejor para el final, la gran sorpresa del film son Begoña Vargas y Chechu Salgado, a quienes se les han dado dos personajes que son dos golosinas y que ellos han sido capaces de aprovecharlos al máximo. Chechu crea un Zarco carismático, íntegro a pesar de sus actividades delictivas y que se fusiona con el espectador sin posibilidad de huida. Para el trabajo de Begoña Vargas mi capacidad descriptiva se va a quedar corta, no se como explicar la excelsa naturalidad con la que ha compuesto una Tere fuerte, libre, bella, graciosa, con una personalidad y un carácter a prueba de bombas. Ambos se merecen cualquier premio que se les quiera otorgar, empezando por más buenos papeles en su próxima agenda de trabajo.
Recomiendo a cualquier cinéfilo, sea de blockbuster o de cine de autor, que vaya a ver "Las leyes de la frontera", pasará un muy buen rato y verá una película de mucha calidad. Si además ha pasado la barrera de los 50 años, tendrá una experiencia sensorial que le pondrá los pelos de punta en varias ocasiones.
Gabriel Menéndez Piñera
Historiasdelceluloide.elcomercio.es
29 de noviembre de 2021
29 de noviembre de 2021
21 de 25 usuarios han encontrado esta crítica útil
No podía esperar menos del director de Celda 211 que habré visto unas cinco veces y no me cansa. Daniel Monzón, ganador de un Goya al mejor director en 2010 nos adentra ahora justo en el momento en el que en nuestro país se atisbaba libertad. Las Leyes de la Frontera, basada en una novela del mismo nombre de Javier Cercas nos lleva directamente a 1978. En la tele que siempre tienen puesta podemos ver hasta entrevistas con Mercedes Milá; mucho blanco y negro todavía, que nos hace meditar sobre si fue una transición tan colorida como nos la pintaban a nosotros en el instituto.
Protagonizada por tres grandes actores, no muy conocidos todavía, pero que te enganchan desde el primer minuto. Ese trío con Marcos Ruiz (El Nudo), Begoña Vargas (La Otra Mirada; Alta Mar) y Chechu Salgado (Fariña; La Caza), que terminarán siendo buenos amigos, convirtiendo una historia quinqui en algo mucho más profundo.
Protagonizada por tres grandes actores, no muy conocidos todavía, pero que te enganchan desde el primer minuto. Ese trío con Marcos Ruiz (El Nudo), Begoña Vargas (La Otra Mirada; Alta Mar) y Chechu Salgado (Fariña; La Caza), que terminarán siendo buenos amigos, convirtiendo una historia quinqui en algo mucho más profundo.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Sí, el filme parece que trata de una banda de poca monta que empieza vendiendo pastillas para terminar robando bancos, pero es mucho más. El bien y el mal están mal diferenciados. Los tres hacen daño a mucha gente, pero a la vez, en cierta manera, salvan a Ignacio (gafitas), que siempre está acosado por sus compañeros de clase, hasta el punto de darle una paliza o que tenga que salir corriendo para que no le peguen más. Pero cuando conoce en los recreativos a La Tere y al Zarco, su vida cambia. Es imposible no enamorarse de La Tere y es que casi inevitable no verte arrastrado por el Zarco. Gafitas termina teniendo, por un tiempo, una familia que no ha elegido. Mucha más seguridad en sí mismo, aunque la cosa se le va bastante de las manos, sobre todo cuando empiezan a utilizar armas para los robos.
Llama la atención que el Zarco sea consciente de que Gafitas puede tener todavía un futuro y que él sí tiene muchas cosas que perder con la vida que está empezando a llevar. Y aunque el final de todo sea amistoso y estemos antes una gran cinta, no podemos defender la violencia de ningún tipo, aunque me alegro de la segunda oportunidad a Gafitas.
Conclusión: desgraciadamente algunas personas pueden tener otra oportunidad para cambiar su futuro, pero otros muchos se quedarán por el camino. La pobreza es un lastre en cualquier sociedad (y hablo de pobreza tanto económica como cultural).
Al final nos queda un sabor agridulce.
Lo peor es que los últimos veinte minutos se hacen un pelín largos y seguro que nos podían haber ahorrado algunas escenas. Por lo demás, muy bien, mejor de lo que esperaba. Daniel Monzón es un gran director español. Y no siempre es bueno elegir actores a los que vemos en todas partes de forma machacona. Me ha gustado mucho no conocerlos apenas.
Llama la atención que el Zarco sea consciente de que Gafitas puede tener todavía un futuro y que él sí tiene muchas cosas que perder con la vida que está empezando a llevar. Y aunque el final de todo sea amistoso y estemos antes una gran cinta, no podemos defender la violencia de ningún tipo, aunque me alegro de la segunda oportunidad a Gafitas.
Conclusión: desgraciadamente algunas personas pueden tener otra oportunidad para cambiar su futuro, pero otros muchos se quedarán por el camino. La pobreza es un lastre en cualquier sociedad (y hablo de pobreza tanto económica como cultural).
Al final nos queda un sabor agridulce.
Lo peor es que los últimos veinte minutos se hacen un pelín largos y seguro que nos podían haber ahorrado algunas escenas. Por lo demás, muy bien, mejor de lo que esperaba. Daniel Monzón es un gran director español. Y no siempre es bueno elegir actores a los que vemos en todas partes de forma machacona. Me ha gustado mucho no conocerlos apenas.
13 de febrero de 2022
13 de febrero de 2022
12 de 13 usuarios han encontrado esta crítica útil
De todas las situaciones que se dan en la película hay algunas que son más creíbles que otras, cuestión que poco tiene que importarnos cuando el objetivo de entretener se alcanza sobradamente. Diría que en cuanto a capacidad de asombro es una película de notable, porque todos sabemos lo que la gente chunga es capaz de hacer por salir del hoyo en el que suelen vivir, pero que un chaval que crece alejado de la delincuencia se meta de lleno en una espiral que debiera serle ajena es tan llamativo que no queda otra cosa que hacer que elogiarlo. Porque funciona.
No es sólo un homenaje al cine quinqui, no es un homenaje cualquiera, se trata de un grupo de delincuentes que adoptan a uno 'normal' (dicho de esta manera por la policía, algo que no debería pasarnos desapercibido y que entiendo que es clave): si la película destaca algo por encima de todo es porque ese chaval se mete en un grupo de gente chunga de la forma más natural, evoluciona con ellos, no deja de ser "el gafitas", pero hace lo mismo que ellos y se implica como el que más.
Evolución brutal. Inimaginable dirán algunos. No me toques los cojones dirán otros, yo quisiera haber sido el gafitas en mi juventud y haberme enamorado de la tía más chunga. Y ser aceptado. Y demostrar tener valor. Y vivir en primera persona el lado salvaje de la vida.
Una película de notable, con un personaje bisagra que es el padre del que sólo puedo y debo hablar en la zona spoiler de este comentario.
Podrá hablarse mucho de "Las leyes de la frontera" y pocos señalarán que el título es de lo más cutre. Ya ves, otra opinión más que aporta bien poco, como decir que la chica es un cañón, como decir que molan las persecuciones con esos coches. O decir que qué bien suena la palabra quinqui.
No es sólo un homenaje al cine quinqui, no es un homenaje cualquiera, se trata de un grupo de delincuentes que adoptan a uno 'normal' (dicho de esta manera por la policía, algo que no debería pasarnos desapercibido y que entiendo que es clave): si la película destaca algo por encima de todo es porque ese chaval se mete en un grupo de gente chunga de la forma más natural, evoluciona con ellos, no deja de ser "el gafitas", pero hace lo mismo que ellos y se implica como el que más.
Evolución brutal. Inimaginable dirán algunos. No me toques los cojones dirán otros, yo quisiera haber sido el gafitas en mi juventud y haberme enamorado de la tía más chunga. Y ser aceptado. Y demostrar tener valor. Y vivir en primera persona el lado salvaje de la vida.
Una película de notable, con un personaje bisagra que es el padre del que sólo puedo y debo hablar en la zona spoiler de este comentario.
Podrá hablarse mucho de "Las leyes de la frontera" y pocos señalarán que el título es de lo más cutre. Ya ves, otra opinión más que aporta bien poco, como decir que la chica es un cañón, como decir que molan las persecuciones con esos coches. O decir que qué bien suena la palabra quinqui.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Ese padre se lo acaba jugando todo por su hijo, puede que de forma incomprensible los policías no inculpan al gafitas. No duraría ni tres meses en la Modelo, seguro. Y lo dejan libre porque ya tienen al resto de la banda. Sale impune porque el padre le echa un par de huevos. Y lo consiguen. Y aplaudimos. Y jode que digan que el gafitas es 'normal', pero lo entendemos. Vaya si lo entendemos...
6 de diciembre de 2021
6 de diciembre de 2021
13 de 16 usuarios han encontrado esta crítica útil
El conocido como cine quinqui constituye un ejemplo palmario de ese cine nuestro que pudo ser y no fue, debido principalmente a la propia evolución —a mejor— de la sociedad española, pero también a una Ley Miró que de un tiempo a esta parte ha venido condicionando —a mi juicio, negativamente— el audiovisual patrio. Daniel Monzón adapta el texto de Javier Cercas para rendir el homenaje que merecía aquella sabrosísima traducción de los códigos del “polar” al lumpen de la Transición y apenas objeto de un par de tímidas reivindicaciones previas, caso de “Volando voy” (2006), o la muy recomendable “Sesión salvaje” (2019).
De entrada, “Las leyes de la frontera” cuenta con un título precioso que parece remitir a las desopilantes coproducciones del oeste rodadas en Almería y que, junto al cine quinqui y a las cintas de terror, igualmente pasadas de rosca, de Paul Naschy y Jess Franco aquilataran aquel abortado embrión de industria. A la película de Monzón quizá quepa reprocharle ciertas líneas de diálogo discursivas en exceso —nada extraño, partiendo de una novela de casi cuatrocientas páginas— y que el barrio chino de Gerona, así como las chabolas del otro lado de La Devesa, parecen haber sido reconstruidos con descartes de IKEA. En efecto, le falta a “Las leyes de la frontera” el componente de cutrez, caspa y pana resobada tan propio de la época. Tampoco la caracterización de los personajes se antoja particularmente verosímil, de tan guapos y recién duchados que se ven todos. Supongo que ello se debe a la hipersensibilidad del espectador de hogaño, incapaz de procesar la fealdad de antaño sin verse atacado por una especie de síndrome de Stendhal inverso.
Con todo, la película goza del encanto intrínseco a toda historia iniciática, las escenas de acción están rodadas con pericia reseñable —en especial esas persecuciones en Seat 124— y la banda sonora, a cargo de los Derby Motoreta´s Burrito Cachimba y salpicada de un puñado de temazos de Las Grecas, El Pelos o Los Canarios, es un auténtico pepino.
De entrada, “Las leyes de la frontera” cuenta con un título precioso que parece remitir a las desopilantes coproducciones del oeste rodadas en Almería y que, junto al cine quinqui y a las cintas de terror, igualmente pasadas de rosca, de Paul Naschy y Jess Franco aquilataran aquel abortado embrión de industria. A la película de Monzón quizá quepa reprocharle ciertas líneas de diálogo discursivas en exceso —nada extraño, partiendo de una novela de casi cuatrocientas páginas— y que el barrio chino de Gerona, así como las chabolas del otro lado de La Devesa, parecen haber sido reconstruidos con descartes de IKEA. En efecto, le falta a “Las leyes de la frontera” el componente de cutrez, caspa y pana resobada tan propio de la época. Tampoco la caracterización de los personajes se antoja particularmente verosímil, de tan guapos y recién duchados que se ven todos. Supongo que ello se debe a la hipersensibilidad del espectador de hogaño, incapaz de procesar la fealdad de antaño sin verse atacado por una especie de síndrome de Stendhal inverso.
Con todo, la película goza del encanto intrínseco a toda historia iniciática, las escenas de acción están rodadas con pericia reseñable —en especial esas persecuciones en Seat 124— y la banda sonora, a cargo de los Derby Motoreta´s Burrito Cachimba y salpicada de un puñado de temazos de Las Grecas, El Pelos o Los Canarios, es un auténtico pepino.
29 de diciembre de 2021
29 de diciembre de 2021
11 de 12 usuarios han encontrado esta crítica útil
En conjunto es aceptable, se va cocinando a fuego lento, mientras asistes como espectador, participando de la corrupción de su protagonista, que va mezclándose con el fango de otros delincuentes de mayor calado aunque similar edad; asistido por la suerte del principiante.
Heredera del cine Kinki, se mueve por sus mismos territorios, aunque a Daniel Monzón, su director, le pilló un poco joven, cuando surgieron aquellos primeros delincuentes que el cine de los ochenta reflejara con innegable singularidad.
Bien ambientada, con cada uno de los detalles cuidados; un guion que va descubriéndose paulatinamente, goteando ese interés creciente; los acontecimientos surgen en el momento preciso. Tal vez al argumento le hubiese venido bien, en algún tramo, mayor osadía e ímpetu.
Me ha gustado y la califico con un 7.
Heredera del cine Kinki, se mueve por sus mismos territorios, aunque a Daniel Monzón, su director, le pilló un poco joven, cuando surgieron aquellos primeros delincuentes que el cine de los ochenta reflejara con innegable singularidad.
Bien ambientada, con cada uno de los detalles cuidados; un guion que va descubriéndose paulatinamente, goteando ese interés creciente; los acontecimientos surgen en el momento preciso. Tal vez al argumento le hubiese venido bien, en algún tramo, mayor osadía e ímpetu.
Me ha gustado y la califico con un 7.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Un final cargado de nostalgias... el paso del tiempo sitúa cada acontecimiento en su órbita correspondiente; aportando esa dimensión donde solo los acontecimientos del pasado pueden dar el sentido último a la realidad presente de su protagonista.
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