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El evangelio según San Mateo

Drama En clave neorrealista pero sin apartarse del texto bíblico, el siempre polémico y poliédrico Pasolini realiza un cercano retrato de Jesús de Nazaret. (FILMAFFINITY)
Críticas 38
Críticas ordenadas por utilidad
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10
20 de octubre de 2007
16 de 21 usuarios han encontrado esta crítica útil
Una película enorme. Sí, enorme, por pequeña y leve que pueda parecerle a uno tras haberla visto (nada que ver con la grandilocuente y harto artificiosa "Pasión de Cristo" de Gibson, y tantas otras). Es una película simple rodada por el comunista escritor de las bellísimas páginas de "Una vida violenta" o del poemario "Poesía en forma de rosa". Esta fuerza del pasado (como él se define en el poemario citado) nos lleva al mismo en calidad de espectadores, como un asistente más de la vida de Jesucristo. Puede que lo mejor de la película sea eso: se recrea el texto evangélico con la sencillez y naturalidad de la época, sin efectos especiales, ni sangre a raudales, sino con nosotros detrás de Jesús, siguiendo sus pasos, tratando de hacernos lugar por entre las espaldas de la gente que lo sigue más de cerca (he aquí uno de los grandes aciertos: la cámara no es omnisciente, no ocupa siempre el ángulo más espectacular, sino que se confunde entre la gente, tal como haríamos nosotros, alzando la cabeza y moviéndonos sin parar para intentar ver qué está pasando, qué maravilloso ser ha congregado a tanta gente).

La cámara toma otra perspectiva cuando Jesús habla: se hace en primer plano, hecho que sugiere que el mensaje sí es personal, para cada uno, para que cada cual traduzca a Jesús en su interior y sus palabras se graben en la memoria del oyente para, tal como dice Borges en su fragmento de evangelio apócrifo, ilumine nuestros días. Por contra, los acontecimientos fueron descontrolados y fundaron un ente objetivo, ajeno a cada ser, que es la Iglesia Católica. Sin embargo, ajeno a iglesiadas, esta película muestra con sinceridad a uno de los místicos cuyas enseñanzas suponen un salvoconducto a la felicidad.

Además, hay que tener en consideración que esta película, a diferencia de cualquier otra realizada sobre el mismo personaje, prima su palabra y minimiza las truculentas escenas que solemos esperar. Las lágrimas son sinceras y calladas; las alegrías, contenidas.

Feliz quien vea esta película, pues la austera luz de la felicidad iluminará su rostro y la alegría tonificará sus entumecidos músculos faciales.
5
7 de abril de 2007
20 de 31 usuarios han encontrado esta crítica útil
Una película de cine de autor como fueron las películas de Pasolini; aparte de ser en blanco y negro queda marcada por su puesta en escena, algo que llama enormemente la atención desde la primera escena un mano a mano entre la virgen Maria y su esposo san José, la caracterización de los personajes todos practicamente con rasgos físicos marcados y diferenciados y sin usar maquillaje para dar mayor sencillez y realismo, el vestuario de las gentes y sobretodo en el de escribas y fariseos así como el del Sanedrín; también en sus paisajes siempre áridos buscando la mayor simplicidad posible.
El desarrollo está tomado del evangelio de san Mateo, aunque no lo sigue al completo, se centra primordialmente en las enseñanzas a sus discípulos, las cuales son expuestas una tras otra sin descanso ni preludio, aspectos como la pasión o la resurrección son tratados muy de pasada casi por obligación.
LLama mucho la atención la figura de Jesús, alguién muy directo y sincero, como lo fue en realidad, pero demasiado estricto sin apenas flexibilidad y dando un aire de precipitación que no le corresponde.
Sorprende que una persona atea, comunista y militante, haya escogido este tema para una de sus películas: sin duda da que pensar.
5
9 de junio de 2016
11 de 14 usuarios han encontrado esta crítica útil
La partitura es conocida, se trata de tocarla de otra forma. Y ahí estamos con Pier Paolo. ¿Aporta algo esta versión? Quizás...
Un blanco y negro lechoso y rotundo, unas soledades desérticas y áridas, unos primeros planos abundantes, un esencialismo minimalista, un aluvión de caras, un cine asilvestrado y libérrimo que no acaba de cuajar del todo, cortado abruptamente en el montaje.
Sermoneador, arrogante, milagrero, pelma, orador impenitente, contradictorio, atrabiliario, provocador, caritativo, revoltoso, visionario, profético, sufriente, resignado, quejoso...
Está toda la vaina. El prometido reino de los cielos. Se ve bien. Pero lo mejor, sin duda para mí, es la excelente selección musical, la cual contrasta, su generosa magnificencia, con los parajes lunares, casi paleolíticos, entre los que se mueve con garbo y pena nuestro héroe cristiano de marras.
Por lo tanto, en verdad os digo, versión despojada, humilde, valiente, sencilla. Acertada a medias, en la proposición, no tanto en la enfática realización (la cara obsesivamente discurseadora de Irazoqui), reiterativa y un tanto rala, cortada como a hachazos, descompensada, lo cual impide considerarla una gran obra, más bien queda en curiosidad interesante y extraña; querible y pobretona, seguramente mucho más cercana a los orígenes del tinglado religioso conocido que toda la estrepitosa y vana zambomba jolivudense tan de fanfarria y tentetieso.
9
8 de abril de 2012
8 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
Tanto en su día, cuando la veo de nuevo, casi medio siglo después, la película me parece intemporal y por encima de cualquier moda.
Hay una clara voluntad de atenerse al texto del Evangelio y de rodar con la mayor sencillez posible, sin alardes sin efectos especiales, sin hollywoodurismo.
Quizá Enrique Irazoqui no refleja bien a Cristo, pero no hay actor en el mundo que pueda hacerlo.
Y el asunto de que si Passolini era ateo y cómo hace esta película... No pienso que un ateo de esos recalcitrantes y agresivos pueda hacer algo como esto. Se habló mucho en su día -yo vivía en Italia por aquellos años- de que la película era también un homenaje a la fe de su madre.
En cualquier caso, verdadero cine, una experiencia distinta, quizá irrepetible.
7
3 de abril de 2012 5 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Pier Paolo Pasolini había entrado con fuerza en el cine italiano, influenciado por el neorrealismo demostrando con dos magnos largometrajes como “Accatone” (1961) al lado de su actor fetiche Franco Citti y “Mamma Roma” (1962) con una magnánima Anna Magnani, la dureza y la misería que se vivía en los suburbios de la capital italiana interpretado por éstos sendos personajes marcados por la delincuencia y la prostitución. Unas visiones nada complacientes por una realidad patente (y que aún se puede enmarcar en éstos tiempos que corren) y que Pasolini ya dejaba visionar en algunos reportajes y documentales sobre la vida social italiana, así como algunos escritos como “Una Vida Violenta”.

Sus reflexiones sobre una nueva cultura apoyada por el pluralismo de las masas, le acusó a enfrentarse con la Derecha y la Iglesia. Su filmografía, a medida que avanzaba, se volvía cada vez más provocativa, con los ejemplos evidentes de “Teorema” (1967), “Pocilga” (1969) y su trilogía de la Vida (1971-1974) y su abortada trilogía de la Muerte; iniciada con la provocadora “Salò o los 120 días de Sodoma” (1975) que no pudo ver su estreno en vida, debido a su asesinato en la playa de Ostia por razones que aún no se han esclarecido.

“El Evangelio Según San Mateo” es un film grande, rodado a fe de poesía que por devoción. Una estampa de Pasolini que ofreció al detalle con una excelente selección de la banda sonora (desde Mozart a J.S Bach, la misa Luba congolesa (Gloria) e incluso el espiritual negro con el “Sometimes I Feel Like a Motherless Child”, en la escena de la adoración de los Reyes Magos ). Y sin olvidar la sobresaliente fotografía en blanco y negro de Tonino Delli Colli.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Como adaptador de textos clásicos el director italiano también se interesó por los evangelios. Ateo desde las venas hasta su modo de razonar, Pasolini quiso exponer una visión muy diferente a la que muchas producciones de índole bíblico se habían enseñoreado de la figura de Santos, Evangelistas, Mártires y Redentores… Y recreó su pesebre, con el actor español Enrique Irazoki, en el Sur de Italia (mayormente en las regiones de Calabria y Apulia hasta llegar a Marruecos) más mundano, campesino, pobre y natural (con el rostro de la mayoría de actores no profesionales con sonrisas castigadas por la piorrea ya es un claro ejemplo recurrente en la filmografía pasoliniana), para poner en escena el citado evangelio del título. Desde la anunciación de María (espléndida Margherita Caruso de ojos enormes acuciados con un atisbo de tristeza, así como Susanna Pasolini, madre del director, interpretándola de mayor, con un rostro amargado por la agonía de hijo en la cruz), o un San José (Marcello Morante) que parece un camionero con aspecto de no haber descansado después de un largo trayecto,…. Los pasajes filmados son expuestos con una fuerza brutal dentro de la sencillez.
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