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El evangelio según San Mateo

Drama En clave neorrealista pero sin apartarse del texto bíblico, el siempre polémico y poliédrico Pasolini realiza un cercano retrato de Jesús de Nazaret. (FILMAFFINITY)
Críticas 38
Críticas ordenadas por utilidad
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8
21 de julio de 2018
5 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
A propósito del tema del film, voy a utilizar un símil descriptivo acorde con la religión, y es que Pasolini nunca fue santo de mi devoción, de ahí que ésta sea mi primera reseña sobre el cineasta boloñés. No obstante he de reconocer que su película me parece muy notable por estar alejada del misticismo. Estrenada en un momento en que la cultura innovadora europea era inaccesible para los españoles, celosamente vigilados por la censura, cuya cúpula era formada por el clero en su mayoría. Alarmados todos ellos por la noticia de que un director marxista se atrevía a filmar la vida de Cristo desde una óptica distinta hasta lo visto entonces. Todo sacerdote que se preciara se atrevió a criticar la obra desde diversas lecturas casi siempre maliciosas debido a la filiación política del cineasta, no digamos ya, su latente homosexualidad.

Llegaron a decir (el clero español), que era una obra irrespetuosa, tendenciosa y un variado ramillete de adjetivos descalificativos, la interpretaron con mucho recelo, pero ya en su momento sorprendió a todo el cine mundial por su sencilla naturalidad y cercanía estética. Frente a los fastos oropeles con que el cine americano había abordado el terreno bíblico, Pasolini propone una lectura muy diferente y terrenal, exento de sobrenaturalidad. El tiempo la ha revalorizado desde su tratamiento formal que en su fotografía intenta acercarse a los lienzos cinematográficos de Dreyer, desde una fotografía cuidada y luminosa de blancos y negros. Otro aspecto a destacar, además del excelente casting en mi opinión, es el cuidado paisaje musical: la obra coral cumbre, “La pasión según San Mateo” de Johan Sebastian Bach, también su concierto para violín y oboe, algo de Prokofiev y también de Mozart, ilustran varios pasajes además de la música compuesta por Bacalov.

Pese a todo lo expuesto, no deja de ser cierto que es una obra controvertida, pues aborda la vida de Jesús desde una óptica revolucionaria, pues él viene a cambiar el “Orden establecido”, poniendo “patas arriba” el sistema de aquella vetusta sociedad. La selectiva mención de las “Bienaventuranzas” que solapan un cierto mensaje político, esquivando los mensajes más reaccionarios del evangelio. Intenta buscar el encuentro entre el creyente y el que no lo es, el católico convencido y el suspicaz marxista. La fisicidad del Jesús (Enrique Irazoqui) que nos muestra Pasolini es poco agraciado, es un tipo más bien bajo, de barba rala, y pequeña melena peinada hacia atrás, cejijunto, magro de carnes, tosco y poco afectuoso, con miradas a veces, incluso de ira y desprecio. Nada que ver con la divinidad de lo bello y perfecto. Una película atípica que rompió con los cánones de lo correcto en los films religiosos.
8
28 de enero de 2025 4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Siempre he escuchado, e incluso leído, que esta películas es una de las bíblicas más importantes. En una personalidad -director, actor, crítico, ensayista, dramaturgo, polemista, etc.- tan poliédrica y controvertida se han difícil de creer. Además de ateo y comunista, era profundamente combativo con las tradiciones, con el stratus quo, con la política como institución, y me atrevo a decir que incluso con la iglesia oficial.
Y, sin embargo, se desmarca con esta auténtica maravilla. Respetuosa, tradicional, sensible, delicada, fiel -al parecer, no he leído el evangelio y no puedo opinar con criterio propio, aunque me fío de las opiniones de los entendidos que así lo afirman- el texto bíblico y, desde luego, tremendamente vitalista, optimista, moralista y verdaderamente cristiana.
Los episodios y circunstancias de la vida de Jesús están contados con sencillez, sin artificios, sin recurrir a técnicas complicadas, planos o encuadres artificiosos. Su regocijo en las caras, en los rostros, en la humanidad de los seres nos acerca a una historia personal, individual, de la persona de Jesús, no de su mensaje. No es exactamente así. El mensaje llega desde la humanidad de sus personajes y participantes del discurso.
La música es de Luis Bacalov, con pasajes de la Pasión Según San Mateo de Bach, naturalmente, siempre en los momentos estelares, los que marcan el comienzo de episodios trascendentes. Aporta, además, algunos cantos de espirituales negros, música de iglesia claramente, que dotan a la parte musical de una intemporalidad misteriosa. No se hace raro oír un órgano de Bach y luego una (de mujer negra) voz salmodiando un canto.
Mención aparte merece Enrique Irazoqui, el Jesús de la película. Esta era su primera película, y sin duda la más célebre. Sólo hizo cuarto más y un par de documentales. Supongo que no tenía interés por el cine. Él es Jesús. Punto. Es la imagen canónica de quien fue Jesús. Más pequeño, menudo y feo que la imagen idealizada que se representa de él en el arte tradicional.
Tremendamente respetuosa, no se le aprecia una sombre de crítica, una imagen que deteriore el mensaje de Jesús. Es un fiel retrato de la tradición bíblica. Al pie de la letra. Los milagros son incluso prestados como algo natural, normal, lo que la gracia de un ser divino hacía porque lo hacía. Sin más. Sin mérito.
Seguramente Pasolini quería creer y no pudo. O no tuvo la fe, o su razón no le llevó a la dicha de la fe, o sencillamente renegaba de ella por motivos diferentes a los espirituales. Probablemente su pulsión sexual le alejaba del discurso. Pero la cinta puede verse como un ensayo del propio director para querer creer.
Se suele decir que presenta el pasaje bíblico desde un punto de vista Marxista. No me lo ha parecido. Sencillamente, es que el mensaje de Jesús tiene muchas concomitancias con el mensaje que tradicionalmente se ha extraído de la teoría marxista. Pero únicamente cuando se lee a Marx desde el buenísimo bienintencionados. El Marxismo es, antes que otra cosa, un mensaje económico. Y aquí no hay nada de eso.
Cuando Jesús platica en la película no escatima aspectos característicos de la religión católica. Al fin y al cabo, Jesús era un revolucionario. Alguien que se levantó con otra el poder establecido. Todo un líder de la revolución, religiosa y piadosa en su caso, pero revolución al fin y al cabo.
8
4 de enero de 2010
6 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
No resulta difícil cuando te educan en la religión cristiana dejarse hechizar por lo que no es si no una especie de cuento de hadas no demasiado diferente de los que llenan nuestra infancia. La historia de Jesús penetra con mucha fuerza en los primeros años de nuestra vida más aún si eres como era mi caso un niño imaginativo, inquieto y soñador. Así sucedió conmigo en aquellos días en los que alternaba la misa dominical, la preparación de la primera comunión y el catecismo con Dumbo o con Mary Poppins. Todo formaba parte de mundos alternativos donde las cosas propias de los sueños eran posibles. El cristianismo, así enseñado era entonces una parte importante de mi interior y veía en Jesús un amigo cercano que me protegía en los momentos de miedo e inseguridad.

Sin embargo no te prepara el cristianismo para todos los cambios que se presentan cuando la niñez comienza a esfumarse y la desorientación se adueña de tu ser en los años venideros. Paulatinamente vas descubriendo que aquel amigo invisible que al parecer tanto te amaba no aparecía por ninguna parte cuando requerías de su ayuda y que todo dependía en mayor o en menor medida de ti mismo. Suelen ser años de crecimiento donde la duda deriva en muchos casos en la perdida de la fe. En mi caso dejé abierta una pequeña puerta para que ya que el supuesto camarada Jesús parecía estar demasiado ocupado para dedicarme un par de minutos de su tiempo, supiera que a pesar del desplante continuo había una parte de mí que aún seguía creyendo en el sueño.

Alejado de toda religión en la edad adulta continué teniendo sin embargo la necesidad de seguir buscando al menos un destello donde solo había opacidad y fui descubriendo diversos puntos de vista que hasta entonces desconocía. Si se profundiza en Jesucristo la historia católica oficial se queda en una superficie que solo se complementa con multitud de diferentes prismas, desde los evangelios apócrifos a las diferentes visiones que tienen de él otras religiones pasando por las aportaciones de la ética y la filosofía. Pero todo este estudio detallado de quien fue en realidad aquel llamado El Cristo a pesar de resultar cautivador por novedoso e incluso sorprendente en ocasiones, terminó derivando en una postura agnóstica casi por agotamiento. El problema resultó ser el de siempre. He leído y escuchando tantas cosas pero en realidad, escurridizo amigo ¿Dónde estás?
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Como parte de las tan distintas como numerosas alternativas para intentar comprender su figura, el cine es una de las vías y de entre aquellas películas que se amoldan a la historia oficial es a mi juicio “El evangelio según San Mateo” la más fiel a la par que la más bella siendo realizada curiosamente por un ateo como lo era Pasolini que se quedó paradójicamente maravillado por la historia del Nuevo Testamento tras su estancia voluntaria en un Monasterio donde acudía a unas conferencias organizadas por la Orden Franciscana, donde tuvo ocasión de leer a San Mateo al disponer de una Biblia en su cuarto.

Y revisando de nuevo esta bellísima aproximación de Pasolini a las escrituras, no puedo evitar reconocer que la historia que nos cuenta sigue conteniendo belleza, sabiduría y armonía atravesando durante su visionado diferentes estados que me retrotraen a las diferentes etapas que con respecto al cristianismo he tenido a lo largo de mi vida haciéndome soñar y dudar a partes iguales. Supongo que lo que me sucede es que en el fondo sigo esperando a Jesús aunque esto me lleve de decepción en decepción, la verdad es que se hace demasiado de rogar hasta los límites donde los sueños dan paso a la evidencia casi palpable del ateismo.


P.D.- Esta crítica está dedicada a Gilbert.

https://corazonesenelprecipicio.blogspot.com
8
6 de abril de 2015
6 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
64/21(31/03/15) Probablemente el mejor film sobre la vida de Jesucristo, el más poético, crudo, seco, paradójico lo realizara un ateo, marxista y gay declarado como Pier Paolo Pasolini. De remarcado acento naturista, exhibiendo una autenticidad doliente, con semejanzas al cuasi-documental, gracias entre otras cosas al acertado casting de actores no profesionales, autóctono de las zonas de rodaje, campesinos y pescadores la mayoría. Se apoyo exclusivamente en los escritos, sin más guión que el Evangelio, sus frases, monólogos y diálogos, sintetizándolo lo mejor posible, eliminando lo necesario para dar un metraje aceptable, solo añade que de los labios de Jesús salgan los nombres de los apóstoles, aunque entiendo que Pasolini pasó por su particular filtro, maximizando la ambigua vertiente comunista que se le atisba a Jesús, sobre todo en sus incendiarias diatribas en contra del poder establecido.

Analizando fríamente la cinta puede extraerse una visión de Jesús cercana al revolucionario, los discursos de Jesús son interpretados de modo cercano al sindicalista que busca enardecer a los oprimidos proletariados, al beligerante contra los ricos, llega a decir <Es casi imposible que un rico entre en el Reino de los Cielos>, contra el capitalismo, cuando en un ataque de ira destroza los puestos de mercadillo en el interior del Templo, es alabado por los pobres, en el Icónico Domingo de Ramos, es repudiado por poder establecido que lo ve como una amenaza a su status, belicoso por momentos <No vengo a traer la paz, si no la espada>, intransigente <El que no está conmigo, está contra mí>, algo atemporal que se puede ver reflejado hoy día en cualquier izquierdista con ínfulas de cambiarlo todo.

Pasolini despoja de artificios embellecedores la historia, se atiene a presentar de modo asceta el dramático Santo Relato, experimenta con los ritmos, encuadres, luz, diferentes tonos, crea sensación de realismo construido en base a pura sencillez, expone a un Jesús que repudia la codicia de los ricos, desdeña a los acomodaticios gobernantes, loa la solidaridad, la misericordia, el perdón, la justicia, poniendo el acento en la compasión y el amor. Pasolini, al contrario que la posterior “La Pasión de Cristo” de Gibson, se centra en las enseñanzas, en sus mensajes, en los valores morales que intenta inculcar, hace escasas las imágenes del dolor de Jesús, no vemos le golpean, solo le ponen una corona de espinas, hasta el Vía Crucis es presentado como que Jesús apenas llevó los maderos, transita junto a otro que los lleva, la Crucifixión es bastante tenue. Film en muchos aspectos contemplativo, introspectivo, reflexivo, meditabundo, nos abstrae de los componentes políticos de la época, Palestina ocupada por los invasores romanos, son presencia testimonial con Poncio Pilatos. Pasolini edifica la historia de Cristo insuflado de un halo místico poderoso, de gran profundidad. Para aumentar esta sensación que lo importante son las palabras en pos de la humanización de Jesús, son la representación de los milagros, reflejados de un modo muy natural, sin exaltación artificiosa de fotografía o música, la curación del leproso, plano contra-plano y ya está sanado, del mismo modo la multiplicación de los panes y peces, o el andar por el agua, sin fanfarrias que la adornen de modo acartonado.

La puesta en escena es uno de sus pilares más sólidos, con magno diseño de producción de Luigi Scaccianoce (“Othello” de O. Welles), filmado en Italia, en Viterbo (Lacio), en Puglia, Ginosa, Massafra, Manduria, Castel del Monte, Gioia del Colle, en Basilicata (Potenza y Matera), Lagopesole y Sassi de Matera, Cutro y Le Castella, volcán Etna (Sicilia) y en los estudios Incir de Paolis (Roma), recreando con verismo atroz lares áridos, secos, grises, duros, toda esta sensación atomizada por la descarnada fotografía en glorioso b/n de Tonino Delli Colli (“El verdugo”), de reminiscencias al neorrealismo italiano, con potentes primeros planos de Jesús departiendo (haciéndonos ver nos habla personalmente, de gente que escucha con devoción), panorámicas, sugerentes travellings, fueras de plano sugestivos, barridos simbólicos, todo esto remarca la aspereza del paisaje y atomiza la soledad anímica del protagonista, se inspira en muchas tomas en la pintura y la escultura cristiana, notándosele influencias del pintor italiano del renacimiento Piero Della Francesca (1415-1492), en un reflejo probablemente anacrónico y ecléctico de las vestimentas de los personajes, gracias al llamativo vestuario de Danilo Donati (“Amarcord”), con pomposo vestuario del sanedrín coronado por esos aparatosos gorros, pero donde más destaca es en la imagen de Jesús, lejos de la acostumbrada, sacada del arte bizantino, bebiendo del pintor galo del SXIX Georges Rouault, Jesús es un tipo melifluo, con pelo corto (como judíos de su tiempo), lleva una túnica con capucha que le deja en ocasiones el rostro ensombrecido, con una barba escasa, cejijunto. Todos estos elementos adornados por la ecléctica música, todo una miscelánea singular de temas clásicos sumado a otros de sonidos sacros de diferentes culturas y creencias, coordinada por C. Rusticelli y L.E. Bacalov, como Johann Sebastian Bach (“Misa en si menor” y “Pasión según San Mateo” ), el tema góspel de Odetta ("A veces me siento como un niño sin madre"), en las escenas de María y el niño y los reyes magos, Blind Willie Johnson ("Oscura era la noche, fría ¿Era la tierra "), declaración judía ceremonial "Kol Nidrei", el "Gloria" de los congoleños Missa Luba, Prokofiev ("Cantata de Alexander Nevski"), este durante la masacre de inocentes, estos heterogéneos temas son colocados en el momento justo para elevar las perturbadoras sensaciones. (continua en spoiler)
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
El protagonista es Enrique Irazoqui, actor no profesional, soporta con vigor primeros planos, crea un poderoso carisma a su alrededor que le confiere misticismo, sustentado en la fuerza de sus alocuciones (briosa voz doblada de Enrico Maria Salerno), con eléctrica intensidad, sensibilidad, sabiendo alternar suavidad con ira, impresionante el Sermón De La Montaña, o en su ataque de furia en el Templo, o en sus parábolas, sus parlamentos resultan enfebrecidos, turbadores, alentadores, pontifica con palabra de fuego cuasi-revolucionaria, Irazoqui era un estudiante de primer curso de Económicas de Universidad de Barcelona, sindicalista de 19 años, fue a Italia tras escribir un ensayo sobre Boysvida, quería entrevistarse con Pasolini para recabar apoyo en la lucha contra el franquismo y este lo fichó para el rol.

Resto del elenco resulta secundario, destacar la plácida y serena presencia de Margherita Caruso como la Virgen María de joven, con unos bellos ojos, emiten melancolía y candidez, Marcello Morante como San José de rostro compungido, cansado, pesado, Juan Mario Socrate es Bautista, vigorosa actuación, Otello Sestili el atormentado Judas, encarnado con estremecimiento. Pasolini incluyó a varios de sus amigos como rostros de oyentes del Mesías, los intelectuales escritores Enzo Siciliano, Alfonso Gatto, Francesco Leonetti, los poetas Natalia Ginzburg y Juan Rodolfo Wilcock , el filósofo Giorgio Agamben, o el actor Ninetto Davoli (con el que se dice Pasolini mantuvo una relación de amor desde que tenía 15 años). Asimismo Pasolini dio un controvertido rol a su madre Susanna, la Virgen maría de anciana, la que está con él en la Cruz, se podría pensar que el director ve a Jesús su alter ego.

Posee un inicio hipnótico en pleno silencio los personajes se expresan, en primer plano María mira al frente, otro primer plano de José, otro de María, baja la mirada, José tuerce el gesto, plano general de María, la vemos embarazada enmarcada en un arco de piedra (al parecer la segunda vez que una mujer se veía en cinta en un film occidental, la primera fue “Spartacus” con Jean Simmons), entonces José se marcha de la casa, María lo observa tristemente, se aleja por un camino árido, llega al pueblo, mira a unos niños jugar y se tumba sobre una piedra a dormir, sabemos que su pensamiento es creer que es un cornudo, es despertado abruptamente por el Arcángel que le Anuncia (primeras palabras del film) María va a tener el hijo de Dios, José vuelve a casa, es recibido por María, se miran y se sonríen, muy lírico.

Uno de los grandes momentos del film es el Sermón de la Montaña, tres capítulos en el Evangelio de Mateo, Pasolini insuflado por teólogos que dicen esto no fue un solo discurso, si no varios en diferentes momentos y lugares, Pasolini lo monta de forma original, nosotros solo veremos en uno solo, hay un primer plano, entona de modo vibrante las palabras, pero el fondo y la luz cambia de forma anárquica, el día, el sol, la tarde, la noche, sugiriendo con sutilidad lo que los teólogos piensan, son cinco bellos minutos de gran trascendencia.Hay más grandes momentos pero el límite de caracteres...

Los puntos flojos del film los achaco a varios momentos mal expuestos, uno es la masacre de inocentes, filmada de modo torpón, alejado del realismo asceta del resto del metraje, muy mal diseñada, tanto que cae en el ridículo, tampoco resulta satisfactorio el tramo que atañe al baile de Salomé (Paola Tedesco), una niña que danza de modo absurdo con unas flores, nada de sensualidad, nada que nos haga empatizar con las aviesas miradas de los hombres que la contemplan con lascivia, a esto se une que de la nada, sin que sepamos por que decide pedirle la cabeza de Juan bautista a Herodes, muy confuso.

En conjunto una notable obra, haciendo original una historia tantas veces vista. Fuerza y honor!!!

Crítica sesgada por el límite de caracteres, ver íntegra en: http://tomregan.blogspot.com/2015/04/el-evangelio-segunsan-mateo.html
10
18 de noviembre de 2017
5 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
El que la generalmente considerada mejor película sobre la vida de Cristo sea obra de un rojo y ateo puede ser debido a que Pasolini se tomó el reto fundamentalmente como una adaptación literaria. Al fin y al cabo, el evangelio es un libro. Recogerá o no hechos históricos, será o no de inspiración divina o reflejará sencillamente leyendas y doctrinas surgidas de aquí y de allá. Pero, en uno u otro caso, es un libro. Y Pasolini es un gran adaptador literario. No busca recrear lo narrado de forma que resulte verosímil sino que en sus películas lo escrito sigue pareciendo escrito. Los apóstoles marchan detrás de Jesús como hipnotizados cuando él los recluta porque así es como está narrado. Los ángeles son rostros hermosos en saya que no pegan nada con el resto del escenario, porque así son en el texto. Las conversaciones no tienen asomo de verosimilitud sino que reflejan el debate que el texto transmite. Y el resultado es magnífico y de total coherencia. En ninguna película, por cristiana que intente ser, las palabras evangélicas adquieren la intensidad que tienen en ésta: en primeros planos que se suceden (a veces no del rostro), en discursos que se encadenan, alternando un acento de dulzura con otro de briosa censura. El uso de la cámara al hombro, colocada detrás del público que asiste a una predicación, provoca al espectador la sensación de ser un curioso más que se apelotona para vislumbrar qué es lo que mira todo el mundo. La sobriedad de escenarios y vestuario no coarta su credibilidad básica. Y aunque la palabra de Cristo prevalece sobre los hechos milagrosos, estos están igualmente presentes, mientras que la secuencia de la crucifixión toma el dramatismo y la crudeza precisas, sin necesidad del gore que tanto entusiasma a los teólogos de vocación masoquista que tanto aplaudieron la versión de Gibson.
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