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Hace un millón de años

Fantástico En tiempos prehistóricos, los hombres se guian por sus instintos de supervivencia, compitiendo contra las grandes depredadores y las tribus rivales. En una de ellas, Tumak es expulsado de su clan, el Pueblo de las Piedras, por haberse peleado con su padre. Tras vagar durante días, es salvado por el pacífico Pueblo de las Conchas, y allá Tumak se enamora de Loana, una de sus miembros. (FILMAFFINITY)
Críticas 30
Críticas ordenadas por utilidad
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7
25 de julio de 2011
10 de 12 usuarios han encontrado esta crítica útil
Versión de Hace un millón de años (1940) en la que, aunque ya sin Lon Chaney Jr., se puede ver a Raquel Welch por las playas canarias lo que casi siempre es mejor plan que no tener plan. Esta película es la primera de la saga de la prehistoria de la productora británica Hammer (mítica por su fascinante combinación de terror, ciencia-ficción, erotismo y cartón-piedra); le siguieron Mujeres prehistóricas (1967) también con Martine Beswick, Cuando los dinosaurios dominaban la tierra (1970) con Victoria Vetri y Criaturas olvidadas del mundo (1971) con Julie Ege.

Las exigencias del guión y el casting tipo Hugh Hefner sugieren que, más que una saga sobre la prehistoria, sea una tetralogía encubierta del escote y el bikini leopardado. Para contribuir al espectáculo visual hay interesantes efectos especiales del maestro artesano Harryhausen aunque para muchos hoy sean jurásicos (el stop motion fue el rey del efecto desde los orígenes del cine, como en Chomón o Starewicz).

Debido a que la película solo pretende entretener, agrega más errores científicos e históricos, en este caso prehistóricos, que en toda la filmografía de Mel Brooks junta. Los interesados en profundizar sus conocimientos sobre la prehistoria deberían acudir a otros foros más académicos a no ser que sean simpatizantes del creacionismo, en cuyo caso se encontraran con una película de culto y podrán disfrutar doblemente del film: por una parte, dejarse llevar por las aventuras de la exuberante Raquel Welch entre monstruos mesozoicos y peludos (John Richardson) y, al mismo tiempo, tomar apuntes de cómo era la vida prehistórica de las personas aunque aparezcan claramente con los atributos (psicológicos y físicos) propios del siglo XX. Sin embargo, cuidado, porque contemplando a Raquel Welch uno puede creer súbitamente en la teoría de la evolución: parece claro que algunas personas tienen los huesos y los genes mejor colocados que otras.

Lo peor es el título: Hace 1.000.000 de años. En el siglo XVII un arzobispo irlandés calculó que el universo fue creado por Dios el 22-10-4004 AC por la tarde, la humanidad el viernes 28 (los animales un día antes) y el arca de Noé tomó tierra el miércoles 5-5-1491 AC con todas las especies animales. En el siglo XXI, en numerosas comunidades religiosas de EE.UU. (y aunque menos, en otros países) todavía se acepta esta cronología como verdadera. En el parque del creacionismo (Petersburg, Kentucky) todo se explica a través del Génesis y aunque, obviamente, la Biblia no menciona a los dinosaurios, creen en la coincidencia temporal humano-dinosaurio. En los museos y libros de ciencias manejan otras cifras aproximadas: el universo surgió hace 13.700.000.000 años, la vida hace 4.000.000.000 años, hace 248.000.000 años surgen los primeros dinosaurios, hace 65.000.000 años se extinguen, el género Homo aparece hace 2.000.000 años y hace apenas 200.000 años el Homo sapiens, especie a la que pertenecemos todos los seres humanos incluida Raquel Welch.
7
27 de diciembre de 2009
10 de 13 usuarios han encontrado esta crítica útil
Desconozco cuantos espectadores se acercaron al film con la ingenua esperanza de hacer un master sobre "Desarrollo, evolución y vicisitudes del género humano. Lucha por la supervivencia de la especie". Tampoco sé cuantos lo hicieron atraídos por los taparrabos de Raquel, aunque imagino que fueron algunos más. Pero, lo que estoy en disposición de asegurarles es que los segundos salieron muchísimo más satisfechos que los primeros.

Por lo general, el cine tiene su campo de acción y el National Geographic el suyo. Cada cual en su casa y Dios en la de todos. Y si el cine ofrece exactitudes históricas carbono 14 pues muy bien y si en su lugar ofrece entretenimiento pues también. De eso se trata. Lo digo desde la defensa de un cine que aúne diversión y comercialidad con sus pinceladas de cultura.

Ha pasado el equivalente a un millón de años desde que Don Chaffey realizó esta película en 1966. El señor Harryhausen era el rey de los dinosaurios, hoy destronado por el software de última generación y no existían ni Digital Plus ni el canal Historia. Y con tantas dificultades consiguieron un producto digno con propuestas interesantes para los espectadores que, entre curvas y bikinis, asimilaban de que iba aquello que luego se llamó "el origen de las especies y la teoría de la evolución".

La parte comercial quedaba indiscutiblemente confiada a Raquel Welch, pero la coexistencia de grupos humanos en diferentes estadios evolutivos o también la supervivencia del homo sapiens (o mono evolucionado si lo prefieren) frente a las especies gigantescas antediluvianas no resultan ideas descabelladas. No sé si las puntas de silex o los abalorios de conchas son coetáneos. ¿Lo saben ustedes?. Tampoco sé cuanto hay de ciencia y cuanto de ficción. Pero en cualquier caso, la mezcla de ambas me resultó curiosa y entretenida sin importarme para nada que al finalizar el film no repartiesen diplomas de aprovechamiento del curso. Cuarenta y cuatro años después siguen sin repartirlos en el Canal National Geographic.
7
17 de septiembre de 2011
10 de 14 usuarios han encontrado esta crítica útil
Vale el título de la crítica como homenaje a una forma de hacer efectos especiales artesanales con pequeñas maquetas y juguetitos en donde distintos tipos de lagartijas chocan entre sí creando la ilusión del movimiento, que digo del movimiento, de la pelea pura y dura. No obstante, creo que esta modesta peli surge como invitación de lujo, y de culto, a una forma de hacer cine que poco o nada tiene que ver con los efectos especiales.

A que me refiero, me refiero al hecho de que Hace un millón de años tiene el inocente sarcasmo de pasarse por el traste cualquier tipo de rigurosidad científica. Los años 60 lo permiten y sería erróneo tildar a la peli por sus errores de cálculo. Toleramos maravillas disparatadas como La guerra de las galaxias y no podemos tolerar que hombres y dinosaurios convivan juntos. No seamos injustos con la fresca y siempre bienvenida ingenuidad de nuestro pasado más o menos reciente.

Pero quiero ir al grano: me encantó no por su ambientación o por sus efectos artesanales. Me encantó porque es una peli "muda" en pleno cine hablado. Que no haya diálogos fue, seguramente, lo más difícil de hacer y sin embargo nos entendemos perfectamente con la peli. Se podría decir que nos entendemos porque el guión es ultra simple, pero eso no es un defecto, es una exigencia por los códigos que maneja la obra. Ahora bien...¿ultra simple? Sinopsis: en la prehistoria un hombre de las cavernas llamado Tumak ha perdido su grupo de pertenencia, lo cual lo lleva a extender su territorios más allá del territorio conocido con el fin de poder ser aceptado en eso que llamamos sociedad. Sí, sociedad, en plena prehistoria ya hay grupos sociales que interactúan, y una solapada historia de amor para hacer lucir a Raquel Welch.

Y se sigue diciendo que el guión es simple. Sí, en apariencia. Y en lo que a mi respecta...apariencia mis polainas.
3
19 de julio de 2011
10 de 17 usuarios han encontrado esta crítica útil
¿Hemos evolucionado?
Bueno, supongo que sí. No me refiero a los móviles, a las viviendas inteligentes a los ordenadores..., etc, sino al comportamiento del ser humano. Un hombre del cromagnon (que no lo será pero para los cálculos vale) llega agotado hasta los dominios del homo sapiens y conecta sentimentalmente con una de las mujeres del grupo (Raquel Welch) que le ayuda. Veremos violencia, celos, y el inevitable afán de dominar a los demás por parte del más fuerte.

Podremos ver también a los hombres peludos que salen, mucho más bárbaros e ignorantes, el eslabón perdido entre el hombre y el mono. No puede decirse que la película sea mala porque Raquel Welch sale en bikini de pieles, ni mucho menos tratar de hacer un juicio sobre contradicciones en los albores del hombre sobre La Tierra porque aparecen dinosaurios. Esta aparición de los dinosaurios prueba la intención de crear una película exclusivamente con el sano objetivo de entretener. Los muy eruditos serán capaces de aclarar en su crítica que con el hombre no coexistieron los dinosaurios. Hay que ver.

Hace un millón de años es una película de aventuras cuyos anodinos paisajes demuestran que no se trata de un planteamiento filosófico, didáctico o metafísico, es una propuesta que roza lo ridículo si quieres, que avanza con episodios diferentes sin diálogos como pruebas que la pareja propuesta como protagonista debe ir superando y así hace que exista el interés para ver que pasa. El vestuario no tiene nada, no es provocativo, la banda sonora tampoco, los efectos especiales cansan... Además, porque salga Raquel Welch como mujer más del siglo XXI que como mujer de hace un millón de años, es injusto achacarla toda la responsabilidad. Lo que le pasa a la película es que es aburrida y el cebo, Raquel, que está muy mona, no es suficiente para mantener el interés. Tenían que haber contratado actores y actrices feos o del montón.
8
12 de abril de 2008
6 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
Y con este titular aparentemente machista no me refiero sólo al espectacular físico de la actriz. Aludo también a que el personaje de Raquel Welch, Loana, pertenece a una tribu mucho más evolucionada que la del protagonista. Su grupo conoce el arte rupestre, la pesca, el cultivo de alimentos e incluso el enterramiento de los seres queridos, en contraposición a la salvaje gruta primitiva del expulsado (la escena en que pierden a uno de sus miembros y un ave carroñera acecha a la espera de su presa es bastante significativa).
La historia, aun con sus evidentes fallos, es simple y puede comprenderse sin apenas palabras. El varón héroe de la película es rescatado, al borde de la muerte y de un modo similar a Ulises en "La Odisea", por unas jóvenes muchachas que lo invitan a descubrir su habitat paradisíaco. Una de ellas, admirando el coraje del hombre, decide acompañarlo cuando él es apartado del clan a causa de su rudo comportamiento. Entonces el protagonista decide luchar contra su tiránica familia, sin sospechar que una batalla más terrible por la supervivencia va a tener lugar.
Tomando como referente la otra prehistórica de la época, "Cuando los dinosaurios dominaban la Tierra", esta producción de la Hammer es para mí mucho mejor. Quizá la sobrevalore porque siento debilidad por las películas de terror de esta industria y por los simpáticos efectos especiales de Ray Harryhausen, pero lo cierto es que podemos encontrar bastantes razones para considerarla como se merece: Profundiza en los sentimientos y reacciones de los seres humanos de aquel tiempo (ambición de poder, miedo a lo desconocido, a los monstruos y catástrofes naturales, celos, envidia, búsqueda de protección o incluso subjetivamente la fantasía femenina del macho viril); la ausencia de diálogos es compensada con muchos y más variados "bichos" que contribuyen al entretenimiento; y, como ya he apuntado antes, Raquel Welch hace olvidar a la escultural Victoria Vetri, heroína de "Cuando los dinosaurios dominaban la Tierra" (aunque ambas compartan la expresión "hakita"). De hecho, es un placer contemplar su belleza en las escenas acuáticas de la playa y la cascada. Así debe de ser el paraíso.
Nota: 7,6
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