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MidoriMediometrajeAnimación

Midori
6.3
956
Animación. Drama. Terror Basado en un clásico de la literatura japonesa, "La chica de las camelias" cuenta la historia de una niña desamparada que, a partir de su trabajo en una feria de monstruos, entabla una relación como asistente y amante de un misterioso mago enano. A causa de esta relación, Midori acaba confundiendo progresivamente las fronteras entre la realidad y el sueño o la pesadilla. No obstante, bajo esta apariencia surreal, subyace la trama ... [+]
Críticas 12
Críticas ordenadas por utilidad
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8
8 de mayo de 2021 2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Un relato que visualmente puede aspirar a fantasía pero poco tiene de ella. Relata la magra vida de una niña de quizá apenas 12 años, quién después de quedar huérfana se encuentra con un hombre bondadoso que le ofrece un hogar, la pesadilla de sus próximos días. Un circo de atracción de lo que otrora se denominará freaks.
Desde el principio Midori se verá horrorizada, y cómo culparla si siendo una niña se ve obligada a convivir con el sexo, y estados mentales y físicos deplorables. Mientras es forzada y explotada para trabajar en la carpa.

Cuando el circo empieza a pasar por malos días, un pequeño hombre llega como salvador con magia del oriente. Salvador económico y emocional de Midori "chan".
Al descubrir a la bella Midori "chan" comienza a cortejarla, nada extraño sólo que es un hombre de quizá 40 años. Y menos extraño que el amor de Midori sea recíproco, después de todo lo que ha soportado alguien ha llegado a salvarla. Pero hay cosas que están por ocurrir...

Una historia que bien le puede estar ocurriendo a cualquier niño huérfano, donde los freaks no necesitan ser personas faltantes de una extremidad o con extrañas facciones que incomode al de un lado. Pueden ser freaks con una mente retorcida, problemas emocionales o avaros, que no les molesta cargar con el sufrimiento de otros, llevándolos a rastras.

La historia va fuertemente anclada a la ilustración, puede que haya a quién no le guste pero debe entender que al todologo le tomó 5 años producirla pues para su época era grotesco ya de por sí el manga. Personalmente me gusta y basta que se cuente con apenas unos dibujos, evitando caer en morbosidad que nada aporta a la historia, y no hace falta para sentir pena por la vida de Midori y sus camelias. Las cuales por cierto aportan simbología a los capítulos de su vida, para que les pongan atención.
4
9 de agosto de 2020 2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
No tengo ni idea de como será la obra original, pero a mí esta adaptación no me ha gustado. El principal defecto que le veo es su animación. Es muy mala y en algunos tramos de la película es inexistente. Tampoco me ha parecido que destaque ni a nivel de diseño, ni en la banda sonora. La peli tiene algún momento muy gore pero, a estas alturas, no vas a ver nada que no hayas visto ya, y más si estas acostumbrado a ver anime. La historia es muy dura, para mi gusto demasiado desagradable, sobre todo porque contamos con que la protagonista es una niña de unos 14 años y durante el poco tiempo que dura la peli no lo pasa demasiado bien. El film busca en todo momento provocar al espectador y genera un ambiente muy incomodo. En algún momento el estilo me ha recordado un poco a Jodorowsky.

Hay que reconocerle que son 45 minutos que no te van a dejar indiferente. A mí a nivel artístico no me ha convencido pero reconozco que es curiosa. No creo que la vuelva a ver nunca más pero tampoco me ha parecido una perdida de tiempo.
6
27 de enero de 2021 1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
No se realmente como puntuar esto. Una de las películas más grotescas y enfermizas que uno se puede encontrar, al menos en su tiempo, basada en una historia que no le leído, pero que siendo japonesa, no dudo en que puede parecerse bastante o demasiado.

Una animación extraña, que te deja mala sensación en el cuerpo en todo momento, escenas muy crudas en algunos momentos y una historia rara, rara y estremecedora.

Reconozco que había oído tantísimo sobre la película que me la esperaba incluso peor, pero tiene algunas escenas, que son una locura.
6
28 de febrero de 2017 Sé el primero en valorar esta crítica
Nada más comenzar esta historia los yokais nos rodean. Sus grandes bocas, tentáculos, garras, ojos saltones y cuerpos retorcidos representan el Mal del Mundo, se acumulan y no dejan espacio para huir, y su hedor asfixia.
Es uno de los infiernos de la tradición japonesa, el de Midori. Y sí, salir de él es imposible...

A pesar de ser rechazado por la poderosa Weekley Shonen Jump y otras compañías, el actor, pintor y "outsider" del manga Suehiro Maruo pasaría a la Historia de las creaciones "underground" por "Shojo Tsubaki", publicada de forma clandestina desde 1.981 pero ganando una increíble atención de los jóvenes de la época; tal vez ninguno de ellos sabría que la leyenda de Midori ya formaba parte de la antigua tradición japonesa de los kamishibai (cuentos narrados a pie de calle en forma de teatro de figuras de papel). Su oscuridad, como su sufrida protagonista, se hunde en aquellos lejanos años de principios de la era Showa.
A Junji Ito se le contraería el hígado ante las grotescas imágenes y el enfermizo mundo creado por Maruo alrededor de esa niña que, tras quedar huérfana en una sociedad tan precaria, deja de vender flores en la calle para ser lanzada al peor de los horrores, figurado en un espectáculo ambulante de fenómenos. Entonces Hiroshi Harada, otro de mente inquieta y espíritu anárquico que no logró encajar en la industria del dibujo y la animación, ve en "Shojo Tsubaki" una comunión milagrosa con su estilo nada comercial, la obra perfecta para expresar sus ambiciones y liberar sus demonios personales.

Demonios e inquietudes que son visibles en su pequeño trabajo previo, "Nidoto mezamenu Komoriuta", donde ya trataba la desolación, la pobreza y el abuso infantil (que él mismo sufrió), y sin ningún inversor que arriesgara en un manga de contenido tan peligroso el joven de 25 años puso todos sus ahorros en juego y prácticamente solo dio voz y movimiento a Midori; la precariedad a la hora de trasladar el dibujo da como resultado un efecto desconcertante, pero es el adecuado. Se traslada literalmente, viñeta a viñeta, casi sin sensación de movimiento y plasmado a todo color con recursos escasos pero imaginativos.
Las esferas sombrías de Kazuo Umezu y las viscosidades orgánicas de Hideshi Hino son una influencia en este teatro del terror angustioso que engendró Maruo. En los rincones del show de monstruos donde Midori ha sido introducida a la fuerza no existe una vía de oxígeno, todo lo cubre la suciedad, la sangre, el vómito, las vísceras y la miseria humana en su más literal concepción, y si en el show de los "Freaks" de Browning latía cierta compasión y piedad, aquí sólo germina la maldad, en todos y cada uno de los seres de pesadilla que humillan, maltratan y violan a la joven.

Sus deformidades físicas se extrapolan a sus emociones retorcidas y sexo sádico. Es la era Showa más espeluznante que uno podría concebir, también una historia romántica...pues hay cierto romanticismo trágico alrededor de Midori; nace al llegar el personaje de Masamitsu, hombrecillo de poderes que desafían la lógica y que a pesar de su aspecto elegante que le diferencia del resto de criaturas posee un aura inquietante; la protagonista (a quien Minako Naka presta el intenso dolor de su voz) se revela no sólo como un objeto de humillación o abuso, sino también de imposible felicidad.
Pues aunque viva un instante de amor con el enano, alivio poco reconfortante, éste, surgido de la pedofilia, lleva a un terrible deseo de posesión; un milagro en forma de cazatalentos (gran referencia a la época, cuando Shochiku aún era la incipiente Shochiku Kamata) es aplastado por su personalidad dominante. Su peso en la historia desplaza a todos los demás y, con poquísimos medios, Harada toma buena nota de las viñetas de Maruo expresando a vivo color esa quiebra en la realidad que realiza Masamitsu a través de la magia, catapultando a su heroína hacia reinos de pesadilla donde pasado, trauma y alucinación se cruzan.

Pesadilla es lo que mejor define los momentos en que aparecen los poderes desconocidos de éste, en especial durante su ataque de rabia hacia un público que la experimentará en sus propias carnes; el espectáculo desafía el ojo de cualquier espectador, porque Harada estira la duración de los planos fijos hasta que no queda un milímetro en la pantalla libre de sangre, desmembramientos y fluidos corporales. La brutalidad en el anime de finales de los '80 y principios de los '90 fue ganando terreno gracias a cosas como "Wicked City" o "Urotsukidoji", pero al menos en ellas la fantasía podía servir de vía de escape.
En "Shojo Tsubaki" subyace una muy creíble realidad histórica concreta, por mucho que la cabaña de los fenómenos de Koijiro sea más bien una brecha a un mundo de espectros, de yokais, alejado del mundo real. Y podría parecer que hay cierta redención en Maruo cuando abandona a su suerte a la troupe y ajusticia al perverso enano, pero también es a costa de Midori, quien, en sus últimos gritos y definitivamente perdida en su locura (luego consciente de ello) durante esa catarsis climática donde ya no se sabe muy bien en qué realidad nos hallamos, puede postular a personaje más sufrido de la tradición folclórica nipona.

La valentía de Harada para dar a conocer este fenómeno "underground" no es menos reseñable. Debido a la polémica del contenido ni pensó en llevarlo a cines comerciales; en su lugar organizaba proyecciones clandestinas creando para la ocasión funciones acordes al tono de la película, con una parafernalia y pirotecnia al más puro estilo de William Castle.
Para cuando se lanzó su popularidad ya era tan objeto de culto como de censura (como es lógico), siendo prohibidas las exportaciones internacionales, destruyéndose muchas copias en el proceso. Sólo con el paso de los años pudo ser desenterrado este cuento extraño, bello a su manera y cuyo romanticismo fascinante de una época remota se puede encontrar entre tanta víscera, putrefacción y pesadilla.
4
7 de junio de 2023 Sé el primero en valorar esta crítica
Este anime viene precedido por toda una leyenda negra de "film maldito" o "film prohibido" (efectivamente no se permitió su exhibición en Japón durante muchos años) y no puede faltar en todo ranking que se precie sobre películas "disturbing". Esto, obviamente, genera toda una serie de expectativas que, como suele ser habitual, desembocan en una profunda decepción al visionarlo. Es cierto que incluye unas cuantas imágenes "crudas", pero son tan fugaces y tan gratuitas que su impacto queda reducido a la mínima expresión.
Pero es que, al margen de que el film pueda cumplir o no con su intención de sacudir al espectador, se trata de una película muy pobre en rasgos generales. La animación es tan simple que en ocasiones brilla por su ausencia; en algunos planos en lugar de haber movimiento simplemente se pasa de una imagen a otra mediante un fundido. Además, su corta duración (apenas 45 minutos), aunque facilita el visionado, dificulta el desarrollo de la historia: todo resulta atropellado (sé que es una característica habitual de muchos animes, pero no lo termino de asimilar, sorry), lo que impide empatizar con la historia, algo totalmente necesario especialmente si lo que se pretende es impactar después al espectador.
En definitiva, no me parece una película recomendable, aunque también es verdad que es demasiado corta como para considerar una pérdida de tiempo su visionado, y siempre queda la curiosidad por ver una de esas películas que pasan a la historia por su sordidez.
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