Normal PeopleMiniserie
2020 

7.6
8,493
Serie de TV. Romance. Drama
Miniserie de TV (2020). 12 episodios. De diferentes clases sociales, la inteligente pero inadaptada Marianne (Daisy Edgar-Jones) y el popular y tímido Connell (Paul Mescal) son dos jóvenes estudiantes del mismo instituto que intentan madurar en la Irlanda sumergida por la crisis financiera del 2008. Adaptación de la novela de Sally Rooney, definida por The New York Times como la primera gran escritora 'millennial'.
26 de octubre de 2021
26 de octubre de 2021
21 de 23 usuarios han encontrado esta crítica útil
Normal People arranca como una serie que podría pasar por la típica historia de amor adolescente con sus bailes de graduación, chicas populares versus raritas o miradas furtivas frente a las taquillas del instituto. Pero enseguida nos damos cuenta de que no es así. De que ambos protagonistas, Marianne y Connell, tienen un mundo interior muy desarrollado y una conexión especial más allá del entorno mundano que les rodea, que nos hace empatizar y querer conocer más sobre ellos.
Esta es, sin duda, es una de las series a las que regresaría una y otra vez, como Marianne regresa a Connell y viceversa. Aunque no es especialmente arriesgada y presenta un tema muy manido, consigue atrapar por muchos motivos que, en un primer momento, no sabríamos definir. La serie enamora por la realista construcción de los personajes, que interpretan de forma soberbia Paul Mescal y Daisy Edgar-Jones. Sus personalidades son complejas, interesantes, tan irritantes en ocasiones como fascinantes la mayoría de veces. Su relación accidentada evoluciona en paralelo a su contexto social y a la madurez que van conquistando, y es una delicia para los sentidos gracias a la expresividad y el magnetismo de Marianne y Connell, la cuidada fotografía (hay escenas que son para enmarcar, pura poesía visual), la música, el magistral manejo de los silencios, la naturalidad con la que todo se aborda… Otro punto a favor de la serie es que intercala los puntos de vista de ambos y no se decanta por ninguno. Se limita a mostrarlos descarnados. Nosotros vivimos su inquietud, su frustración, su excitación. Además de los dos protagonistas, me ha enamorado la encantadora madre de Connell, interpretada por Sarah Greene.
Esta es, sin duda, es una de las series a las que regresaría una y otra vez, como Marianne regresa a Connell y viceversa. Aunque no es especialmente arriesgada y presenta un tema muy manido, consigue atrapar por muchos motivos que, en un primer momento, no sabríamos definir. La serie enamora por la realista construcción de los personajes, que interpretan de forma soberbia Paul Mescal y Daisy Edgar-Jones. Sus personalidades son complejas, interesantes, tan irritantes en ocasiones como fascinantes la mayoría de veces. Su relación accidentada evoluciona en paralelo a su contexto social y a la madurez que van conquistando, y es una delicia para los sentidos gracias a la expresividad y el magnetismo de Marianne y Connell, la cuidada fotografía (hay escenas que son para enmarcar, pura poesía visual), la música, el magistral manejo de los silencios, la naturalidad con la que todo se aborda… Otro punto a favor de la serie es que intercala los puntos de vista de ambos y no se decanta por ninguno. Se limita a mostrarlos descarnados. Nosotros vivimos su inquietud, su frustración, su excitación. Además de los dos protagonistas, me ha enamorado la encantadora madre de Connell, interpretada por Sarah Greene.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Por otro lado, me disgusta que hayan caracterizado a los novios de Marianne como personas siempre aburridas, impertinentes, sádicas. También que les cueste tanto a los dos, ya siendo personas maduras, comunicarse de forma clara, sin dar lugar a malentendidos estúpidos.
Una de las mejores escenas de Normal People, a mi juicio, tiene lugar durante el quinto capítulo, cuando Connell pide disculpas a Marianne por su comportamiento en el instituto. Joder, es una pasada. Esa forma de representar la culpa, la tristeza, la nostalgia…
El final te rompe por dentro. Pero es, como el resto de esta historia de gente normal, una demostración de que el amor no tiene que ser perfecto ni desembocar en un enlace idílico para que sea puro y genuino. La experiencia que vamos adquiriendo, las inseguridades que arrastramos a lo largo del tiempo, el contexto que nos acompaña, etc. nos forjan y condicionan la manera en que observamos el mundo y a los demás. Todos estos ingredientes son clave para el éxito o el fracaso de una relación, más allá del amor que podamos sentir en un momento determinado. Deberíamos apartar el miedo a nosotros mismos y al otro y ser capaces de comunicarnos de manera honesta, atendiendo a lo que verdaderamente queremos y no a lo que creemos merecer.
Una de las mejores escenas de Normal People, a mi juicio, tiene lugar durante el quinto capítulo, cuando Connell pide disculpas a Marianne por su comportamiento en el instituto. Joder, es una pasada. Esa forma de representar la culpa, la tristeza, la nostalgia…
El final te rompe por dentro. Pero es, como el resto de esta historia de gente normal, una demostración de que el amor no tiene que ser perfecto ni desembocar en un enlace idílico para que sea puro y genuino. La experiencia que vamos adquiriendo, las inseguridades que arrastramos a lo largo del tiempo, el contexto que nos acompaña, etc. nos forjan y condicionan la manera en que observamos el mundo y a los demás. Todos estos ingredientes son clave para el éxito o el fracaso de una relación, más allá del amor que podamos sentir en un momento determinado. Deberíamos apartar el miedo a nosotros mismos y al otro y ser capaces de comunicarnos de manera honesta, atendiendo a lo que verdaderamente queremos y no a lo que creemos merecer.
24 de julio de 2020
24 de julio de 2020
17 de 19 usuarios han encontrado esta crítica útil
Las series están teniendo un protagonismo reforzado, mayor de lo habitual, durante este año tan atípico a nivel planetario (por causas que no hace falta explicar). Pero entre trending topic y trending topic, televisivamente hablando, una ficción irlandesa asomó la cabeza sin hacer mucho ruido y no es poco probable que acabe figurando en numerosas listas de lo mejor del año. Gente normal, una historia normal, mil veces contada… pero de una manera que la hace única.
Doce episodios de no más de 35 minutos bastan a la serie de Sally Rooney (que adapta su propia novela homónima) y Alice Birch para construir el drama romántico más intenso y a la vez más sincero que la "pequeña pantalla" ha parido en mucho tiempo. No me limitaría a definirla como la gran historia de amor millennial (generación a la que pertenecen sus creadoras, de hecho), pues su relato tiene carácter universal y transciende su contexto temporal, generacional, geográfico y sociológico. Es la fuerza del primer amor, que siempre vuelve, que nunca se va del todo porque nunca habrá otro como él.
Marianne y Connell, Connell y Marianne. La estudiosa solitaria y el chico popular, deportista. Desde el instituto hasta los estudios de posgrado, en la antesala de enfrentarse a un mercado laboral más incierto que nunca. No, no es otra estúpida película adolescente de Hollywood. Es la carretera comarcal con curvas que es la vida, en un tramo donde las decisiones no siempre son las más sabias. Y sí, hay mucho rencor, mucha toxicidad, autodestrucción, mucho dolor… ¿y acaso todo eso no lo hay en la vida misma?
Esta historia es el resultado de una voz auténtica y que sale de dentro, no desde una observación externa y sesgada. Por eso consigue escapar de los peores vicios del melodrama y la lágrima fácil y provocarnos un impacto emocional auténtico. El factor humano siempre se acaba imponiendo como factor de vínculo y fidelización en la buena ficción seriada y por eso es más probable identificarse de una manera más estrecha que conflictos (reales) de gente corriente que nos pueden ocurrir en cualquier momento a cualquiera de nosotros que con historias extraordinarias y rocambolescas, pero carentes de alma.
Doce episodios de no más de 35 minutos bastan a la serie de Sally Rooney (que adapta su propia novela homónima) y Alice Birch para construir el drama romántico más intenso y a la vez más sincero que la "pequeña pantalla" ha parido en mucho tiempo. No me limitaría a definirla como la gran historia de amor millennial (generación a la que pertenecen sus creadoras, de hecho), pues su relato tiene carácter universal y transciende su contexto temporal, generacional, geográfico y sociológico. Es la fuerza del primer amor, que siempre vuelve, que nunca se va del todo porque nunca habrá otro como él.
Marianne y Connell, Connell y Marianne. La estudiosa solitaria y el chico popular, deportista. Desde el instituto hasta los estudios de posgrado, en la antesala de enfrentarse a un mercado laboral más incierto que nunca. No, no es otra estúpida película adolescente de Hollywood. Es la carretera comarcal con curvas que es la vida, en un tramo donde las decisiones no siempre son las más sabias. Y sí, hay mucho rencor, mucha toxicidad, autodestrucción, mucho dolor… ¿y acaso todo eso no lo hay en la vida misma?
Esta historia es el resultado de una voz auténtica y que sale de dentro, no desde una observación externa y sesgada. Por eso consigue escapar de los peores vicios del melodrama y la lágrima fácil y provocarnos un impacto emocional auténtico. El factor humano siempre se acaba imponiendo como factor de vínculo y fidelización en la buena ficción seriada y por eso es más probable identificarse de una manera más estrecha que conflictos (reales) de gente corriente que nos pueden ocurrir en cualquier momento a cualquiera de nosotros que con historias extraordinarias y rocambolescas, pero carentes de alma.
18 de enero de 2023
18 de enero de 2023
15 de 15 usuarios han encontrado esta crítica útil
O entre la calidad y lo del montón. O entre el drama romántico bien hecho y la más pura adolescentada.
«Normal people» deambula sobre esa línea constantemente, traspasándola aleatoriamente hacia un lado o hacia el otro y consiguiendo que los espectadores no sepamos muy bien a qué atenernos.
Es indudable que la serie atesora momentos de calidad.
Hay diálogos y situaciones muy bien llevadas en el ámbito emocional, y las interpretaciones de ambos protagonistas (particularmente la de Paul Mescal) son más que notables.
La música, los primeros planos, los estudiadísimos desenfoques, las elipsis narrativas... No hay duda de que quien está detrás de la serie sabe qué quiere contar y cómo hacerlo.
Pero, ay, en ella también tenemos algo de drama romántico juvenil sin demasiadas pretensiones.
Querer convertir a toda costa la relación de los protas en un amor imposible se lleva por delante gran parte de la verosimilitud y choca frontalmente con las bondades que antes he detallado.
Como tantas otras veces, creo que una cuidada síntesis que mantuviese únicamente lo que da valor a la relación de Marianne y Connell (¿6 u 8 capítulos?) le habría venido de perlas a la serie.
«Normal people» deambula sobre esa línea constantemente, traspasándola aleatoriamente hacia un lado o hacia el otro y consiguiendo que los espectadores no sepamos muy bien a qué atenernos.
Es indudable que la serie atesora momentos de calidad.
Hay diálogos y situaciones muy bien llevadas en el ámbito emocional, y las interpretaciones de ambos protagonistas (particularmente la de Paul Mescal) son más que notables.
La música, los primeros planos, los estudiadísimos desenfoques, las elipsis narrativas... No hay duda de que quien está detrás de la serie sabe qué quiere contar y cómo hacerlo.
Pero, ay, en ella también tenemos algo de drama romántico juvenil sin demasiadas pretensiones.
Querer convertir a toda costa la relación de los protas en un amor imposible se lleva por delante gran parte de la verosimilitud y choca frontalmente con las bondades que antes he detallado.
Como tantas otras veces, creo que una cuidada síntesis que mantuviese únicamente lo que da valor a la relación de Marianne y Connell (¿6 u 8 capítulos?) le habría venido de perlas a la serie.
15 de diciembre de 2020
15 de diciembre de 2020
38 de 62 usuarios han encontrado esta crítica útil
Creo que hay pocas cosas que hayan conseguido sacarme de mis casillas tanto como esta serie. Y ojo, que tampoco digo que sea mala. Aunque huela un poquito a telefilm de Antena 3 la verdad es que tiene una fotografía muy cuidada, buenos diálogos y personajes bastante bien construidos.
Mi principal problema con ella (entre otros muchos) es el argumento. Se supone que pretende ser un retrato del amor en la época millenial. De cómo este va evolucionando conforme evolucionan las personas. Bueno, pues si tu concepto de amor es una historia tóxica de narices, es lo tuyo (sigo en el spoiler)
Mi principal problema con ella (entre otros muchos) es el argumento. Se supone que pretende ser un retrato del amor en la época millenial. De cómo este va evolucionando conforme evolucionan las personas. Bueno, pues si tu concepto de amor es una historia tóxica de narices, es lo tuyo (sigo en el spoiler)
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Entrando más en detalles, el argumento consiste en cómo esta chiquilla, Marianne, procedente de una familia rica que la trata de pena, termina con Connel, un chaval de su instituto bastante cuqui de primeras pero que básicamente pasa de ella cuando tiene ocasión y deja que sus amigos le hagan todo el bulling que quieran sin mover ni uno de sus adorables dedos.
Menos mal que Marianne es una chavala lista y pasa lo que todos aquellos que hemos dejado atrás esa horripilante etapa que es el instituto sabemos que va a pasar. Llega la universidad, empieza a tener amigos, recupera la confianza en sí misma y básicamente empieza a vivir. ¿Qué sucede entonces? Por supuesto, nuestro querido Connel, que ahora que ha dejado atrás a sus amigos los bullies ya no es tan molón, vuelve a entrar en escena. Una suerte que Marianne tenga un novio imbécil y unas amigas un poco de pega, porque así puede encontrar su oportunidad para volver a la acción. Tristemente, tras varias escenas de sexo larguísimas que no sé muy bien a cuento de qué vienen, lo vuelven a dejar. Y aparece un nuevo novio para Marianne que como no es Connel, evidentemente vuelve a ser imbécil. Menos mal que el chaval sigue rondando y se lían alguna vez. Y entre medias un capítulo en Italia muy Call me by your name con paseito en bici para hacerle captura y ponerlo de fondo de pantalla incluido.
Nueva serie de idas y venidas y ahora nos mudamos a Suiza, donde conocemos al novio imbécil número tres que ya llega a todos los niveles de maltrato. Y joder, como no va a quedar Connel de maravilloso si él es solo el chaval de la relación tóxica que viene arrastrando desde el instituto. Así que acaba con él después de todo el baile porque aparentemente no hay ninguna otra persona decente que la vaya a querer en el mundo y colorín colorado que historia de amor tan preciosa, le doy un par de Emmys. Mira hombre, mira.
(Si queréis seguir leyendo como me quejo de cosas tenéis la crítica completa en mi blog http://www.lesath.es/)
Menos mal que Marianne es una chavala lista y pasa lo que todos aquellos que hemos dejado atrás esa horripilante etapa que es el instituto sabemos que va a pasar. Llega la universidad, empieza a tener amigos, recupera la confianza en sí misma y básicamente empieza a vivir. ¿Qué sucede entonces? Por supuesto, nuestro querido Connel, que ahora que ha dejado atrás a sus amigos los bullies ya no es tan molón, vuelve a entrar en escena. Una suerte que Marianne tenga un novio imbécil y unas amigas un poco de pega, porque así puede encontrar su oportunidad para volver a la acción. Tristemente, tras varias escenas de sexo larguísimas que no sé muy bien a cuento de qué vienen, lo vuelven a dejar. Y aparece un nuevo novio para Marianne que como no es Connel, evidentemente vuelve a ser imbécil. Menos mal que el chaval sigue rondando y se lían alguna vez. Y entre medias un capítulo en Italia muy Call me by your name con paseito en bici para hacerle captura y ponerlo de fondo de pantalla incluido.
Nueva serie de idas y venidas y ahora nos mudamos a Suiza, donde conocemos al novio imbécil número tres que ya llega a todos los niveles de maltrato. Y joder, como no va a quedar Connel de maravilloso si él es solo el chaval de la relación tóxica que viene arrastrando desde el instituto. Así que acaba con él después de todo el baile porque aparentemente no hay ninguna otra persona decente que la vaya a querer en el mundo y colorín colorado que historia de amor tan preciosa, le doy un par de Emmys. Mira hombre, mira.
(Si queréis seguir leyendo como me quejo de cosas tenéis la crítica completa en mi blog http://www.lesath.es/)
29 de julio de 2020
29 de julio de 2020
42 de 71 usuarios han encontrado esta crítica útil
La serie no esta mal desarrollada, quizás para los amantes de series o mini series románticas Normal People les encantará, pero para las expectativas tan altas con las que se vende la serie no ha acabado de convencerme.
No he terminado de entender a los personajes, sigo sin saber que realmente quiere Conell(se pasa la mayor parte del tiempo sin saber ni como hablar sobre sus sentimientos y sin hablar con claridad de lo que quiere) ni lo que quiere Marianne(Tampoco llega a ser clara, por no hablar de ciertas escenas que en su personaje no veo que afecten a la trama) es un viaje de idas y venidas que al principio llega a gustar, pero que al final acaba cansando, demasiado repetitivo.
Quizás lo único que llegue a salvar son los 3 primeros capítulos, a partir de ahí, la serie cae.
No he terminado de entender a los personajes, sigo sin saber que realmente quiere Conell(se pasa la mayor parte del tiempo sin saber ni como hablar sobre sus sentimientos y sin hablar con claridad de lo que quiere) ni lo que quiere Marianne(Tampoco llega a ser clara, por no hablar de ciertas escenas que en su personaje no veo que afecten a la trama) es un viaje de idas y venidas que al principio llega a gustar, pero que al final acaba cansando, demasiado repetitivo.
Quizás lo único que llegue a salvar son los 3 primeros capítulos, a partir de ahí, la serie cae.
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