La dama de Shanghai
1947 

7.7
13,181
Cine negro. Intriga
Michael O'Hara (Orson Welles), un marinero irlandés, entra a trabajar en un yate a las órdenes de un inválido casado con una mujer fatal (Rita Hayworth) y queda atrapado en una maraña de intrigas y asesinatos. (FILMAFFINITY)
22 de febrero de 2008
22 de febrero de 2008
33 de 38 usuarios han encontrado esta crítica útil
A menudo hay alguna película mítica que, por una u otra razón, nunca encontramos el momento para ver. Hasta que se produce tal ocasión, se van creando unas expectativas quizá exageradas, y eso hace que, cuando nos ponemos delante de la pantalla, la decepción experimentada es notable. Eso es exactamente lo que me ha ocurrido con “La dama de Shanghai”. Había visto tantas veces la secuencia de los espejos, fotogramas de la Hayworth enfundada en su bañador oscuro, sobre la cubierta del yate, que seguramente había creado de modo inconsciente mi propia película, completándola con un argumento inexistente, construido a partir de dos momentos descontextualizados.
La obra tiene todas las virtudes del cine de Welles: innovadores movimientos de cámara, virtuosismo fotográfico, un sello visual muy adelantado a su tiempo, de estética expresionista y grandes contrastes lumínicos. Una obra fascinante en lo visual, tal vez demasiado moderna para su época. Pero, como toda obra de vanguardia, tiene el enorme inconveniente de que ha quedado para la posteridad como mero experimento estético, vacío, frío y distante, que de pura modernidad, ha quedado anticuado.
Creo que para el estudioso del cine como manifestación artística es una obra esencial de uno de los autores más precoces, rupturistas y geniales del séptimo arte. Otra cosa es su disfrute desde el punto de vista de un espectador no tan selecto que trata de disfrutar de una historia, con cuya trama y personajes se pueda identificar. Bajo esta perspectiva, la película defrauda profundamente, llegando a ser en muchos momentos pedante y, lo que es peor, aburrida. Habrá quien piense que no se hizo la miel para la boca del asno, pero conviene no olvidar tampoco que los primos de Platero también tenemos nuestro corazoncito. Un tierno rebuzno para todos ellos. ¡Ihaaaaaaaaaaaaaaaaa!
La obra tiene todas las virtudes del cine de Welles: innovadores movimientos de cámara, virtuosismo fotográfico, un sello visual muy adelantado a su tiempo, de estética expresionista y grandes contrastes lumínicos. Una obra fascinante en lo visual, tal vez demasiado moderna para su época. Pero, como toda obra de vanguardia, tiene el enorme inconveniente de que ha quedado para la posteridad como mero experimento estético, vacío, frío y distante, que de pura modernidad, ha quedado anticuado.
Creo que para el estudioso del cine como manifestación artística es una obra esencial de uno de los autores más precoces, rupturistas y geniales del séptimo arte. Otra cosa es su disfrute desde el punto de vista de un espectador no tan selecto que trata de disfrutar de una historia, con cuya trama y personajes se pueda identificar. Bajo esta perspectiva, la película defrauda profundamente, llegando a ser en muchos momentos pedante y, lo que es peor, aburrida. Habrá quien piense que no se hizo la miel para la boca del asno, pero conviene no olvidar tampoco que los primos de Platero también tenemos nuestro corazoncito. Un tierno rebuzno para todos ellos. ¡Ihaaaaaaaaaaaaaaaaa!
30 de abril de 2009
30 de abril de 2009
58 de 90 usuarios han encontrado esta crítica útil
Se que con mi crítica voy a ir en contra de la opinión general y seguro que más de uno pensara que me he vuelto loco o bien que no he sabido apreciarla, se que con ello me cierro la puerta al club de los cinéfilos, pero como no hay sitio para todos me conformare con verlo desde la barrera, que tampoco se esta nada mal.
Me esperaba mucho de esta película, sus buenas críticas acompañadas de la fama que precede al Sr. Orson Welles, hacían que mi interés por ella fuera máximo, pero todas estas ilusiones se desvanecieron muy pronto, ya que me encontré con algo esperpéntico, me frotaba los ojos diciéndome que no podía ser, que aquello no era real, incluso detuve el DVD para mirar si me había equivocado de título, pero era el correcto así que me arme de paciencia y busque el lado positivo, me reí con ella.
Una historia mal contada, sencilla y previsible a mas no poder, que no genera ni intriga, ni tragedia, ni morbo, ni pena, no hay nada que te perturbe en ella que te atrape, con cada escena mas te alejan y mas te ríes. Un montón de escenas cómicas y lamentables hacen que la clasifiqué en comedia no en cine negro y el final de la película con lipotimia incluida ya para rematar. A mi me da igual que sea Orson Welles, no me fijo en nombres y a muchos les ha costado suspenderla por esto, a veces pesa más quien la hace que la propia película.
Me esperaba mucho de esta película, sus buenas críticas acompañadas de la fama que precede al Sr. Orson Welles, hacían que mi interés por ella fuera máximo, pero todas estas ilusiones se desvanecieron muy pronto, ya que me encontré con algo esperpéntico, me frotaba los ojos diciéndome que no podía ser, que aquello no era real, incluso detuve el DVD para mirar si me había equivocado de título, pero era el correcto así que me arme de paciencia y busque el lado positivo, me reí con ella.
Una historia mal contada, sencilla y previsible a mas no poder, que no genera ni intriga, ni tragedia, ni morbo, ni pena, no hay nada que te perturbe en ella que te atrape, con cada escena mas te alejan y mas te ríes. Un montón de escenas cómicas y lamentables hacen que la clasifiqué en comedia no en cine negro y el final de la película con lipotimia incluida ya para rematar. A mi me da igual que sea Orson Welles, no me fijo en nombres y a muchos les ha costado suspenderla por esto, a veces pesa más quien la hace que la propia película.
14 de enero de 2007
14 de enero de 2007
30 de 36 usuarios han encontrado esta crítica útil
Orson Welles dirige y protagoniza esta cinta, catalogada como un clásico del cine negro. Le acompaña la sensual, sobrepasada por el mito, Rita Hayworth, en el papel de mujer fatal. Welles interpreta a Michael O'Hara, un hombre corriente, experimentado en la vida, y que entiende de barcos, al que le llega la oferta de formar parte de la tripulación de uno, propiedad de Arthur Bannister (Everett Sloane), casado con Elsa (Rita Hayworth). Entre los tres personajes, y alguno más, no hay que olvidarse de George Grisby (Glenn Anders), socio de Bannister en el bufete, crearán una maraña de turbios engaños, amores, intrigas y asesinatos, resumidos en una parábola relatada por Michael a sus compañeros: como tiburones hambrientos...
La película está rodada excelentemente. Las tomas mostradas a ras de suelo son de gran talento. Hay escenas para quitarse el sombrero: una conversación entre los personajes protagonistas durante una noche de 'lingotazos' en una excursión; la escena del acuarium; y por supuesto la grandiosa y archicomentada escena de los espejos, sólamente puede ser producto de la mente de un excelente director, como es Welles.
Parte de la película está narrada por el O'Hara, y aunque es difícil acertar en el ritmo mezclando narración con diálogos, Welles lo consigue excelentemente, dando un ritmo perfecto al film.
Qué decir de las portentosas interpretaciones, todos están estupendos, tanto que, en mi opinión, no sobresalen en exceso Rita y Orson, están todos a un grandísimo nivel.
Algunas frases que se te quedan clavadas, siempre recordadas en la escena precisa, claro:
"Ya te dije que no sabes nada de la vida" (Elsa a Michael cuando él se hace un importante ofrecimiento)
Tampoco tiene ningún desperdicio el diálogo de Grisby y Michael, cuando el primero realiza su petición. Comienza así: (G) "Crees que el mundo durará eternamente", (M) "Supongo que no. Si tuvo un comienzo también tendrá un final"
Lo dicho, recomendadísima película, para los amantes del buen cine negro.
Nota: 8.8
La película está rodada excelentemente. Las tomas mostradas a ras de suelo son de gran talento. Hay escenas para quitarse el sombrero: una conversación entre los personajes protagonistas durante una noche de 'lingotazos' en una excursión; la escena del acuarium; y por supuesto la grandiosa y archicomentada escena de los espejos, sólamente puede ser producto de la mente de un excelente director, como es Welles.
Parte de la película está narrada por el O'Hara, y aunque es difícil acertar en el ritmo mezclando narración con diálogos, Welles lo consigue excelentemente, dando un ritmo perfecto al film.
Qué decir de las portentosas interpretaciones, todos están estupendos, tanto que, en mi opinión, no sobresalen en exceso Rita y Orson, están todos a un grandísimo nivel.
Algunas frases que se te quedan clavadas, siempre recordadas en la escena precisa, claro:
"Ya te dije que no sabes nada de la vida" (Elsa a Michael cuando él se hace un importante ofrecimiento)
Tampoco tiene ningún desperdicio el diálogo de Grisby y Michael, cuando el primero realiza su petición. Comienza así: (G) "Crees que el mundo durará eternamente", (M) "Supongo que no. Si tuvo un comienzo también tendrá un final"
Lo dicho, recomendadísima película, para los amantes del buen cine negro.
Nota: 8.8
3 de enero de 2007
3 de enero de 2007
17 de 23 usuarios han encontrado esta crítica útil
He visto bastante cine negro. En general no me encandilan especialmente sus tramas por lo repetitivas que pueden llegar a ser, atrayéndome más su atmósfera. Mi sensación al verlas es que son buenas películas a secas por tener una trama elaborada, liosa, por la descripción de personajes, llevándose la guinda la zorra de turno, y la ambientación ya mencionada.
Pues bien, yo con esta película he salido encantado. Ha pasado a ocupar el primer puesto en cuestión de gusto personal referente al cine negro. Y esto es básicamente debido a dos razones, que si bien se manifiestan en otras películas en mayor o menor medida, aquí son expuestas de forma magistral:
- La aparición en diferentes momentos de elementos que jugarán un papel importante en su futura reaparición, introduciendo al espectador en el juego.
- El tratamiento de las imágenes, montaje, que transmiten una idea en cada momento de manera brillantísima. No obstante si se han visto más películas de Welles se sabe que en esto era un genio.
Esta última razón hace en especial que te metas en la película de una manera portentosa, lo cual alcanza su culmen en el final. Acertadísima exposición de la confusión que reina en el personaje mediante elementos metafóricos y surrealistas.
Por ello la recomiendo incluso no gustando el cine negro.
Pues bien, yo con esta película he salido encantado. Ha pasado a ocupar el primer puesto en cuestión de gusto personal referente al cine negro. Y esto es básicamente debido a dos razones, que si bien se manifiestan en otras películas en mayor o menor medida, aquí son expuestas de forma magistral:
- La aparición en diferentes momentos de elementos que jugarán un papel importante en su futura reaparición, introduciendo al espectador en el juego.
- El tratamiento de las imágenes, montaje, que transmiten una idea en cada momento de manera brillantísima. No obstante si se han visto más películas de Welles se sabe que en esto era un genio.
Esta última razón hace en especial que te metas en la película de una manera portentosa, lo cual alcanza su culmen en el final. Acertadísima exposición de la confusión que reina en el personaje mediante elementos metafóricos y surrealistas.
Por ello la recomiendo incluso no gustando el cine negro.
17 de diciembre de 2006
17 de diciembre de 2006
16 de 21 usuarios han encontrado esta crítica útil
Estamos sin ninguna duda ante una de las mejores películas de Welles, una de sus películas más maduras, una de sus películas más personales donde se entronca toda su “filosofía personal” que ya venía manifestando desde “Ciudadano Kane”. Se trata de toda una reflexión sobre la bondad, la maldad, la riqueza, la pobreza, sobre los buenos y los malos. Es también una película donde se deja traslucir toda su filosofía de izquierda expresada mediante sus personajes.
Principalmente iba a ser una película de serie b que nacía de una mediocre novela de quiosco y sin embargo acabó convirtiéndose en una superproducción. Fue rodada en uno de los peores momentos de Welles, tanto cinematográficamente como personalmente.
No se trata tanto de una película policíaca o de cine negro en estado puro, sino que más bien es una película de personas, toda la acción y la tensión depende de los personajes, y en esta película eso está muy bien conseguido, si algo hay que destacar de la película son las portentosas interpretaciones. Desde el propio Welles, que hace aquí una de sus actuaciones más juveniles, de un personaje ingenuo, onírico y anti-romántico. Y luego la interpretación de Rita Hayword, que está realmente soberbia, incluso con el pelo corto, sin esa melena que lucía en “Gilda”. Aquí interpreta sabiamente ese prototipo de mujer fatal, que te dice al principio; “no gracias, no fumo”. Y que sin embargo acaba envuelta en los humos de la traición. Una obra maestra.
Principalmente iba a ser una película de serie b que nacía de una mediocre novela de quiosco y sin embargo acabó convirtiéndose en una superproducción. Fue rodada en uno de los peores momentos de Welles, tanto cinematográficamente como personalmente.
No se trata tanto de una película policíaca o de cine negro en estado puro, sino que más bien es una película de personas, toda la acción y la tensión depende de los personajes, y en esta película eso está muy bien conseguido, si algo hay que destacar de la película son las portentosas interpretaciones. Desde el propio Welles, que hace aquí una de sus actuaciones más juveniles, de un personaje ingenuo, onírico y anti-romántico. Y luego la interpretación de Rita Hayword, que está realmente soberbia, incluso con el pelo corto, sin esa melena que lucía en “Gilda”. Aquí interpreta sabiamente ese prototipo de mujer fatal, que te dice al principio; “no gracias, no fumo”. Y que sin embargo acaba envuelta en los humos de la traición. Una obra maestra.
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