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The Grandmaster

Drama. Acción Un relato sobre las artes marciales y el alma de la civilización china. Dos maestros de kung fu, Ip Man (Tony Leung), el hombre que entrenó al mítico Bruce Lee, y la bella Gong Er (Zhang Ziyi) se reúnen en la ciudad natal de Ip Man en vísperas de la invasión japonesa de 1936. El padre de Gong Er, un gran maestro de renombre, también viaja a esa ciudad para la ceremonia de su jubilación, que tendrá lugar en el legendario burdel El ... [+]
Críticas 52
Críticas ordenadas por utilidad
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6
16 de julio de 2013
18 de 23 usuarios han encontrado esta crítica útil
Bueno: (dos puntos)
(se arremanga)

Yo a Wong Kar-Wai le tengo tirria. Ya está, ya lo he dicho. Con una gran y única excepción en su filmografía: "Chunking Express". Esa película es maravillosa y nunca entendí por qué no volvió a hacer algo parecido.
Eeeh... vuelvo al tema: ya sé que los círculos amalgámicos y el Festival de Cannes lo adoran, pero a mi este señor no me la da con queso. Ahora justificaré mi opinión:
Tengo la sensación de que siempre y sobretodo estos últimos años sus películas se centran en el argumento de manera muy superficial. Los dilemas de los personajes siguen tratándose de la misma manera (sean homosexualidad, infidelidad, represión sexual...), en forma de miradas anhelantes, suspiros de decepción, sonrisas convalecientes y silencios infinitos. Sin embargo, en vez de profundizar en ellos se dedica a resaltar los planos dramáticos y el brillo del pintalabios de Gong Li o Zhang Ziyi. Creo que lo que le ha hecho vender en Occidente ha sido esa obsesión por el preciosismo...Pero sus personajes son muñecos y muñecas que padecen pero no se mueven. Son siempre pasivos.

Por eso: Cuando delante de mis ojos Youtube reprodujo el trailer "The Grandmaster", con el fantástico trío que siempre me hace tan feliz (Zhang Ziyi, Tony Leung, y mi adorado Chang Chen), dirigido por el mismísimo Wong Kar-Wai, yo pensé: "esta combinación tiene que funcionar de alguna manera, aunque sus diálogos sean nulos".
Me imaginé una buena coreografía de Wushu rodada de la mano de este hombre y pensé que tenía que ser genial.
...

Y ahora me expresaré al respecto.

Chang Chen: Yo lo amo.

Pero su papel en esta película me ha parecido sobrante. En primer lugar: Chang Chen no es un actor especializado en danza y Wushu como lo son Tony Leung y Zhang Ziyi. Por lo tanto, ponerlo al nivel de sus personajes, interpretando a "La Cuchilla" Yixiantian, es, cuando menos, curioso. Que conste que no lo ha hecho mal para ser quien es, pero no era un papel necesario. Sobretodo porque nunca nos explican a lo largo del film qué relación pueden tener Yixiantian y Yip Man. ¿O Yixiantian y Gong Er? ¿Está basado en hechos reales?
Aún así, la escena del tren en la que Gong Er encubre a Yixiantian para que no descubran sus manchas de sangre después de matar a unos japoneses es un acierto porque es realmente muy bonita.
En fin, yo supongo que Wong Kar-Wai también está enamorado de Chang Chen (no lo culpo) y por eso quería meterlo ahí haciendo filigranas. Dijo: "Si cuela, cuela, y si no, me la pela"
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Las coreografías y el rodaje de escenas de acción:

Jum... Me esperaba algo más. Me esperaba más naturalidad, como en "Tigre y Dragón". Es decir, sin prescindir de la típica utilización de cables para que vuelen (alguien me dijo una vez que a muchos directores les gusta utilizar esta técnica sin disimular el artificioso movimiento, porque lo consideran una reminiscencia del teatro chino), pero sí, yo tenía en mente coreografías más definidas, donde los movimientos se visualizaran bien (no hay queja de las escenas en el burdel, pero la pelea de Zhang Ziyi y Masan no me gustó mucho por el escenario). Tuve la sensación de que algunos planos eran un poco cortos de más, no permitiendo ver bien la coreografía. En las películas de artes marciales siempre agradezco algún que otro plano desde arriba, y Wong Kar-Wai no ha usado muchos.


Tony Leung tiene cierto parecido con el personaje real, pero lo noto más inexpresivo que nunca. No hay ninguna escena en la que me haya conmovido o impresionado un mínimo, ni siquiera luchando. Especialmente interesante la escena de la rotación del pan con Gong Yutian.
A propósito de ella, aquí no se si he malinterpretado algo porque es sólo una teoría. Da la sensación de que en algunos momentos Wong Kar Wai apunta a los dos estilos de Wushu/Kungfu: norte (Chan Chuan) y sur (Nan Chuan) como una metáfora de la división política del país en la época. Tampoco va mucho más allá.....jum... nunca se moja mucho este hombre.
Y bueno, Ziyi tiene momentos intensos, porque su personaje está con el dilema de la venganza, y eso siempre da juego. La escena del rezo en el templo es especialmente bonita.

La banda sonora:
Siempre pasa lo mismo con este director. Momentos álgidos y bonitos dentro de la monotonía, pero luego ese violín, ese violín, que siempre suena tan rococó-cursi, que parece que va a aparecer Maria Antonieta de un momento a otro. Cómo le gustan los violines cursis a este tío, qué pesado.

La historia en sí:
Los acontecimientos vienen uno detrás de otro sin pena ni gloria, y a pesar de que realmente son sucesos muy dramáticos, el ritmo de narración hace pensar que es como que está lloviendo (de hecho, llueve mucho). Pasa esto, ahora vienen los japoneses (¿saqueos?, ¿violaciones?, ¿repercusión política? Wong Wong no se mete mucho en el rollo ese, nos dice que son muy, muy malos y que la familia de Yip Man pasa mucha hambre.....luego desaparece completamente de escena, así, sin más), los años pasan y todos siguen teniendo la misma cara, ¿dónde ha estado Gong Er antes de que Ma San haya matado a su padre? no se, bueno....llega el final de la película.... ¿Qué narices hace Chang Chen con una bata de dentista? será porque no le dejaron reciclar el disfraz de monja de "La fundación del partido"?

Ah, que no se me olvide: Yip Man fue el maestro de Bruce Lee. Qué mínimo que dedicarle una pequeña escena a su discípulo. Por lo menos para que el público que no conozca a Yip Man haga una asociación rápida. Pues no. Wong Wong no quiere. Wong Wong quiere hacer películas con colores bonitos.

Pues nada, hijo. In the mood for love. Butterflies , blueberries y todo lo que quieras.
7
14 de junio de 2013 5 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
La última película del gran director de Hong Kong Wong Kar-wai, director de excelentes filmes como In the Mood for Love, Happy Together y 2046. En esta oportunidad, nos trae un biopic sobre la vida de Yip Man, el gran maestro de las artes marciales chinas, quien además fue el maestro del famoso Bruce Lee. Pero Lee es otra historia, esta es la historia de Man, un hombre que rescató e hizo posible la difusión de las artes marciales alrededor del mundo.

La película, dirigida y escrita por Kar-Wai, nos transporta a la vida de este hombre, que como él mismo define en la película, vivió su primavera hasta los 40 años, gracias a la herencia de sus ancestros, lo que le permitió dedicarse al estudio de las artes marciales y al perfeccionamiento de sus técnicas. Luego de los 40, vendría su invierno, que coincidiría con el conflicto entre China y Japón en el año de 1937 hasta 1945. Tiempo en el que tuvo que reacomodar su vida. Nos muestra su relación con su esposa e hijos, algunos de sus innumerables y míticos combates, y su íntima relación imposible con Gong Er, la heredera de la familia Gong, una de las más importantes y prestigiosas en aquel tiempo.

El filme me ha gustado, es el regreso del director, que es uno de mis favoritos, luego de su pasado largometraje presentando en el 2007 “My Blueberry Nights”. Cuenta la historia desde su particular estilo visual y poético, haciendo de las luchas hermosas coreografías, que condimentan ese repaso vital en la historia de las artes marciales.

Debo reconocer que el filme se extiende un poco, dura un poco más de dos horas, con algunas escenas que creo que pudieron depurarse, pero en general quedo hipnotizado con algunas de sus escenas, sobre todo en esa que llega casi al final, donde se hace presente un Kar-Wai totalmente reconocible, en filmar la nostalgia, el anhelo, el desamor o los amores imposibles. Esas escenas están tan cargadas de belleza, que me hacen olvidar inmediatamente todos los pequeños puntos negros de la trama.

A pesar de todo, tengo que reconocer que no es uno de los mejores trabajos del director, pero aún así me ha parecido un homenaje especial a la figura de Yip Man y a las mismas artes marciales. Como siempre, el trabajo visual y técnico es destacable, con una excelente fotografía y buen uso de la música. Pero si hay algo que resaltar, además de la destreza visual del director, es el trabajo de los actores, que aquí cuenta con tres de los mejores actores del cine asiático, desde el excelente Tony Leung, que aquí brilla con luz propia, la hermosa Zhang Ziyi, quien interpreta a Gong Er, que aquí también hace un excelente trabajo y otro de los actores fetiche del director, como es Chang Chen.

En síntesis, aunque no es de los mejores trabajos del director, es una cinta recomendada, para ver apartes de la vida de este personaje tan importante de las artes marciales, para ver el excelente trabajo de los actores, y para ver una vez más el trabajo, tras de cámaras, de uno de los mejores artistas visuales del cine contemporáneo.

http://asbvirtualinfo.blogspot.com/2013/06/the-grandmaster-wong-kar-wai.html
6
14 de febrero de 2014 5 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Me gusta el Wuxia. Como mostró Tarantino, es el Western oriental. Me encanta el Western. Ambos géneros son más que hermosa fotografía y escenas de acción, tiros o peleas. Hay un potencial trágico y operístico en ellos. Con sus paisajes inabarcables, las sucias tabernas o los recargados burdeles, una épica reposada y profunda, duelos y la intensa carga emocional arrastrado por sus personajes, son géneros perfectos para dilatar y concentrar el tiempo al antojo de delicados climas emocionales que nos envuelven profundamente. Son géneros perfectos para crear películas emotivas y reflexivas con el tiempo como figura central. Sergio Leone lo sabía. Adoro a Sergio Leone.

Hay mucho Sergio Leone en esta película. Mucho de Erase una vez en América (Once Upon Time in America, 1984) más allá de los arreglos a la formidable composición de Ennio Morriconne Deborah’s Theme. The Grandmaster también es una narración subjetiva movida por la memoria en que bucea su protagonista. Allí, “Noodles” (Robert de Niro) hilvanaba el humo de sus recuerdos sobre la amistad perdida con el ambicioso Max (James Wood) dilatando el tiempo de la narración por sus emociones; del mismo modo, aquí, el mítico Ip Man, maestro de Bruce Lee, viaja en busca del tiempo perdido. Una búsqueda imposible en pos de un amor sutil que pudo ser y no fue, perdido en el devenir del tiempo. Un tema en absoluto ajeno para el director de Deseando amar (In the Mood For Love, 2000). El opio siempre es un consuelo para el recuerdo. Ip Man, que a causa de la guerra pasó de tenerlo todo a ser un inmigrante más en Hong Kong, sin una manta si quiera que echarse sobre los hombros, escogió otra alternativa. Escogió el Kung Fu. Más que un arte marcial: una forma de vida. The Grandmaster es un homenaje a este hombre.

La memoria no es aséptica y la recuperación del pasado es siempre emocional, nunca histórica. Por ello es tan hipnótico el clima creado por Wong Kar Wai. Onírico, subjetivo, provocando cierta sensación de irrealidad, como corresponde al recuerdo. Hasta las peleas, coreografiadas por el experto Yuen Woo-ping (Matrix, Kill Bill, Tigre y dragón), contribuyen a esta sensación. Cámara lenta, gotas de lluvia (o nieve) rotas por el combate, primeros planos de los pies o las manos danzando, o de los elementos del entorno, como los hipnóticos rostros de las estáticas prostitutas. Especial atención merece el íntimo duelo entre la pareja protagonista.

Para Wong Kar Wai la memoria va más alá de los personajes, y a través de sus recuerdos, presenciamos la historia del Kung Fu, y la de China. Al director de 2046 (id, 2004) le interesa ahora la primera generación que emigró a Hong Kong con lo puesto cuando China se agitaba tras la guerra. Ahí se juntaron gentes de lo más variado, confluyeron innumerables escuelas de Kung Fu y Bruce Lee se hizo discípulo de Ip Man. Así es como Hong Kong se ha convertido en lo que es.

Es aquí donde tiene sentido el personaje de el Navaja, pero a cambio de una dispersión que resta fuerza al relato y convierte el film en una obra maestra fallida. Más incluso de lo habitual en el director chino de gafas oscuras, la narración se vuelve confusa. Vuele a ocurrirme lo habitual en sus películas: me sumerjo maravillado por el tono emocional de la película y me produce una honda sensación que permanece tiempo después de abandonar el cine, pero me cuesta seguir el hilo, saber qué me está contando el director cantonés.

En cualquier caso, The Grandmaster es el acercamiento autoral de Wong Kar-Wai a un género injustamente denostado. No tiene la magia de Ang Lee en Tigre y dragón (Wo hu cang long, 2000), ni la espectacular lírica de la trilogía wuxia de Zhang Yimou -formada por Hero (2002), La casa de las dagas voladoras (2004), y la fallida La maldición de la flor dorada (2006)-, ni lo pretende. The Grandmaster es la aproximación íntima y reflexiva de un género y un arte marcial ideal para ello. Pero es, ante todo, una película de imágenes (no es de extrañar los múltiples montajes hechos por el director), imágenes que persisten en la memoria.

Me gusta The Grandmaster.
3
14 de octubre de 2014 4 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
¿Qué no trasmite? Pues lo que otras películas de cultura asiática si consiguen transmitir.
Honorabilidad, respeto, lealtad, aprendizaje, valores.... no veo nada de sentimiento en la película y tampoco está basada en unos efectos especiales que maravillen.
Bien montadas las peleas y bien ejecutado el "timing" pero poco más.
8
12 de enero de 2014 3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
The Grandmaster se ha vendido al mundo como una película sobre Ip Man, el maestro de artes marciales de Bruce Lee, sin embargo no ha sido nunca la intención de Wong hacer un biopic sobre este peculiar personaje, y mucho menos sobre como Ip Man entrenó a Bruce Lee o cualquier otra cosa parecida. Su intención mas bien ha sido hacer un retrato de la época en la que vivió Ip Man, un retrato de como las artes marciales han marcado la vida de los chinos y como ha evolucionado todo ello con el paso del tiempo, por supuesto, teniendo a Ip Man como punto de referencia.

Sin embargo, cabría destacar que el título original de la película no es The grandmaster, sino The Grandmasters en plural, pues Ip Man (interpretado magistralmente por Tony Leung chiu-wai) no es el único maestro que aparece en la película, y ahí es donde entra Gong Er, una hermosa mujer (interpretada con la elegancia habitual de Zhang Ziyi) que tiene una filosofía sobre las artes marciales y sobre la vida totalmente opuesta a la de Ip Man. A mi modo de ver, Wong ha pretendido mostrar la diversidad que ha habido siempre en las artes marciales chinas.
Por otra parte, hay un último maestro que merece nuestra atención, y es "El cuchilla" interpretado por Chang Chen. Este personaje aparece de forma esporádica en la película, pero en ningún momento se nos explica quien es exactamente, ni que pinta en la historia ni nada de nada, y por mas que he investigado no he descubierto nada sobre este personaje, aunque aparece en una de las escenas más hermosas de la película. Es posible que nos hayamos perdido la historia de este personaje ya que la película ha tenido que ser cortada y no aparece en la versión final todo el material que Wong rodó, además de que el montaje realizado para su estreno en Occidente no es el mismo que para China.

Al margen de este tema, Wong retoma algunas de sus constantes como no cabía esperar otra cosa. Obviamente está el desamor, su tema predilecto y que no podía faltar, pues sus protagonistas son siempre personas heridas, que parece que huyan de la felicidad. También nos encontramos con sus habituales estilemas técnicos y estéticos. Su estilo personal no ha variado por mas que sea una película muy diferente a las demás, sigue siendo tan maravillosa y visualmente poderosa como las demás.

La ciudad vuelve a ser el marco de su historia, y como siempre son ciudades melancólicas, acorde con los sentimientos de los protagonistas, los cuales se cruzan en sus lugares comunes y típicos en las películas de Wong, como son los restaurantes, los trenes, los callejones... Su particular uso de la cámara hace de las escenas de lucha una delicia, algunas de estas escenas son fantásticas, como la pelea de la estación que ha sido la más glorificada por la crítica en general. Los rótulos temporales y la voz en off son nuevamente usados para cubrir las lagunas de la narración, y en mi opinión no molestan para nada, es más los críticos que han dicho que estos intertítulos molestan es que nunca han visto una película de Wong o no han comprendido su cine.
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