El pianista
2002 

8.2
155,494
Drama
Wladyslaw Szpilman, un brillante pianista polaco de origen judío, vive con su familia en el ghetto de Varsovia. Cuando, en 1939, los alemanes invaden Polonia, consigue evitar la deportación gracias a la ayuda de algunos amigos. Pero tendrá que vivir escondido y completamente aislado durante mucho tiempo, y para sobrevivir tendrá que afrontar constantes peligros. (FILMAFFINITY)
20 de mayo de 2007
20 de mayo de 2007
48 de 57 usuarios han encontrado esta crítica útil
He vuelto a verla unos años más tarde con la coplilla en la cabeza de que era la mejor adaptación de un libro que jamás había visto y no defraudó. Otra vez recordé aquellos párrafos de un pianista encerrado en un ático que me sobrecogieron de una manera tal que ahora se me siguen poniendo los pelos como escarpias cuando viene a mi mente todo lo que sufrí con las páginas de aquel libro que una buena amiga me prestó.
Valorándola como adaptación de la obra literaria sigue siendo sublime, Polanski capta todo lo que el autor nos intenta transmitir trasladándolo a una perspectiva equisciente que llama la atención al tratarse de una biografía, pero le da un punto de creación que le concede más mérito a la dirección. Quizá su principal fallo reside en que no es un libro, que es una película y multitud de matices, personajes algo flojos y situaciones inacabadas pudieron haber sido corregidas desde la silla de dirección, pero eso no hace desmerecer una adaptación que, en conjunto, es increíble. En ningún momento se dirige a sentir pena del pueblo judío, ni mucho menos; como intentó hacer el autor en su día, se trata de contar algo más, de reaccionar en contra del maniqueísmo, de no culpar ni odiar, de hacer autocrítica, incluso, lo cual es algo que ya se echaba de menos en este tipo de obras.
Polanski da clases a muchos que intentan adaptar y calcan, que fallan en el ritmo, que copian; Polanski fabrica una obra independiente y coherente, Polanski crea y destruye lo que no le gusta, Polanski ADAPTA.
Quizá como película, quitándole el trasfondo de la obra autobiográfica, es algo más floja, aunque no mucho. Como ya he dicho, meter un flujo narrativo del estilo en esta película me satisface enormemente, pues la voz en off me resulta odiosa en todos sus aspectos. Las actuaciones me parecen soberbias, el ritmo, lento en todo momento, pues así lo requiere la historia, es totalmente adecuado, aunque quizá sufra algún altibajo en ciertos momentos, lo que la hace parecer larga, pero el director sabe cómo hacer retornar a cualquier espectador despistado, consigue que te pongas en el papel del protagonista, que te plantees el qué haría yo, fundamental en una historia de este estilo, a lo mejor porque la experiencia propia es la mejor virtud a la hora de narrar, a la hora de formar un personaje. Además, dotando a la obra de una banda sonora excelsa, consigue que la ambientación necesaria, magnífica, pese a que el guión se quede al veces algo flojo, sobre todo maltratando a algunos personajes, como al hermano de Vladek.
Aún así, dicho todo ésto, no me acaba de convencer del todo como obra completa, quizá porque sufrí más con el libro, quizá porque esperaba incluso más, quizá porque la imaginación es aún más fuerte que el medio audiovisual no alcanza esa cota de perfección que podría alcanzar y no llega a hacerlo.
Valorándola como adaptación de la obra literaria sigue siendo sublime, Polanski capta todo lo que el autor nos intenta transmitir trasladándolo a una perspectiva equisciente que llama la atención al tratarse de una biografía, pero le da un punto de creación que le concede más mérito a la dirección. Quizá su principal fallo reside en que no es un libro, que es una película y multitud de matices, personajes algo flojos y situaciones inacabadas pudieron haber sido corregidas desde la silla de dirección, pero eso no hace desmerecer una adaptación que, en conjunto, es increíble. En ningún momento se dirige a sentir pena del pueblo judío, ni mucho menos; como intentó hacer el autor en su día, se trata de contar algo más, de reaccionar en contra del maniqueísmo, de no culpar ni odiar, de hacer autocrítica, incluso, lo cual es algo que ya se echaba de menos en este tipo de obras.
Polanski da clases a muchos que intentan adaptar y calcan, que fallan en el ritmo, que copian; Polanski fabrica una obra independiente y coherente, Polanski crea y destruye lo que no le gusta, Polanski ADAPTA.
Quizá como película, quitándole el trasfondo de la obra autobiográfica, es algo más floja, aunque no mucho. Como ya he dicho, meter un flujo narrativo del estilo en esta película me satisface enormemente, pues la voz en off me resulta odiosa en todos sus aspectos. Las actuaciones me parecen soberbias, el ritmo, lento en todo momento, pues así lo requiere la historia, es totalmente adecuado, aunque quizá sufra algún altibajo en ciertos momentos, lo que la hace parecer larga, pero el director sabe cómo hacer retornar a cualquier espectador despistado, consigue que te pongas en el papel del protagonista, que te plantees el qué haría yo, fundamental en una historia de este estilo, a lo mejor porque la experiencia propia es la mejor virtud a la hora de narrar, a la hora de formar un personaje. Además, dotando a la obra de una banda sonora excelsa, consigue que la ambientación necesaria, magnífica, pese a que el guión se quede al veces algo flojo, sobre todo maltratando a algunos personajes, como al hermano de Vladek.
Aún así, dicho todo ésto, no me acaba de convencer del todo como obra completa, quizá porque sufrí más con el libro, quizá porque esperaba incluso más, quizá porque la imaginación es aún más fuerte que el medio audiovisual no alcanza esa cota de perfección que podría alcanzar y no llega a hacerlo.
10 de julio de 2005
10 de julio de 2005
42 de 50 usuarios han encontrado esta crítica útil
Ay, señor Polanski. Uno no piensa bien las cosas en su momento y luego pasa lo que pasa. Hollywood quería adaptar al cine La lista de Schindler y el proyecto pasa por varias manos: Scorsese dice “no puedo hacerla, no podría ser objetivo porque soy judío”, Polanski “además de ser judío yo viví en ese gueto de Cracovia, no puedo hacerla”. Tras varias discusiones con Spielberg (también judío) finalmente la dirige éste. Años después te arrepientes de no haberla dirigido y ¿qué haces?. Pues haces otra maravilla. En cierto modo recuerda a Kubrick, que rechazó dirigir El exorcista (también su secuela) y luego para desquitarse (también del fracaso comercial de Barry Lyndon) rueda El resplandor.
Todos quedamos sobrecogidos con esta película. Las comparaciones con el trabajo de Spielberg fueron inmediatas pero sucedió algo que pocas veces ha sucedido en la historia del cine: ambas películas gozaban del favor de pública y crítica y en la comparación nunca salía una por encima de otra. Las dos son obras maestras.
Lo mejor: las interpretaciones, el manejo del ritmo y tempo, la dirección, la ambientación, el guión...
Lo peor: que esté basado en hecho reales.
Todos quedamos sobrecogidos con esta película. Las comparaciones con el trabajo de Spielberg fueron inmediatas pero sucedió algo que pocas veces ha sucedido en la historia del cine: ambas películas gozaban del favor de pública y crítica y en la comparación nunca salía una por encima de otra. Las dos son obras maestras.
Lo mejor: las interpretaciones, el manejo del ritmo y tempo, la dirección, la ambientación, el guión...
Lo peor: que esté basado en hecho reales.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
La película está llena de grandes momentos: un comienzo en blanco y negro rodado como lo hacían las cámaras de entonces (¡sólo con esto ya nos está diciendo Polanski que todo lo que vamos a ver fue verdad, “ha sido recogido por la cámara”!), cómo poco a poco pasan de “los judíos deberán identificarse con la cruz de David” a son salvajemente asesinados (y lo peor es a los que no asesinan), las bellas imágenes de Szpilman tocando el piano.... La primera vez que se nos muestra a los nazis (quizá no sea correcto llamarlos alemanes) irrumpen en las casas, arrojan a un anciano inválido por el balcón, tirotean a los judíos y se alejan en un coche pasando por encima de uno de los que, todavía, no había muerto. Terrorífico, y así toda la película.
Y eso sin contar una de las mejores frases de la película, tan sencilla como eficaz: Nuestro pianista lleva el abrigo de un oficial nazi en pleno invierno, desnutrido y enfermo, los soviéticos le disparan y cuando ven que es polaco preguntan: “¿Por qué coño lleva ese abrigo?”, Szpilman responde con la mejor respuesta: “Tengo frío”.
Y eso sin contar una de las mejores frases de la película, tan sencilla como eficaz: Nuestro pianista lleva el abrigo de un oficial nazi en pleno invierno, desnutrido y enfermo, los soviéticos le disparan y cuando ven que es polaco preguntan: “¿Por qué coño lleva ese abrigo?”, Szpilman responde con la mejor respuesta: “Tengo frío”.
19 de agosto de 2008
19 de agosto de 2008
31 de 31 usuarios han encontrado esta crítica útil
Magistral obra de Polanski que nos refleja la dura realidad que a principios de los años 40 vivieron miles de personas; la invasión de Polonia por parte del tercer reich en 1939 y la consiguiente masacre del pueblo judío.
Spilzman, un reconocido pianista judío interpretado por un raquítico Brody, sobrevive a la deportación nazi hacia los campos de exterminio del este a los que su familia ha sido enviada. Es entonces cuando vivirá el verdadero horror de la guerra en su pleno esplendor.
El insomnio, el hambre, la soledad y el miedo entran en combate con las ganas de sobrevivir del protagonista.
La actuación de Brody es soberbia. En sus ojos se pueden leer las terroríficas vivencias que en su tiempo miles de judíos habrían vivido. Su extrema delgadez contribuye satisfactoriamente al dramatismo que el personaje se ve obligado a sufrir.
Brody hace de su personaje a lo largo de todo el film una autentica retahíla de simbolismos, desde sus manos, citados ojos o exasperantes respiraciones hasta los propios andares del mismo.
Sellada con un dramatismo casi omnipresente a lo largo de toda la obra y con una exquisita incorporación de cierto “macabrismo” Polanski introduce con suma sutilidad silencios en las escenas mas escalofriantes, duras y dramáticas del filme (el silencio se hace dueño de la sala de cine y hacen ver al sujeto que esta ahí sentado en la sala la cruda realidad), así como piezas de piano en las que el espectador puede identificar el estado de animo de Spizlman.(en el spoiler detallaré mas esto último).
La historia puede ser dividida en dos partes bastante bien diferenciadas.
En la primera se pueden observar los desbarajustes sociales y económicos que se están viviendo dentro del guetto en el que nuestro protagonista es "prisionero" junto a su familia.
Durante dicho fragmento los Spilzman se las ingenian para llegar a fin de mes en primeros instantes, comer mas tarde y finalmente sobrevivir ante lo que lamentablemente para ellos es inevitable.
En la segunda parte de la obra asume todo el peso del reparto nuestro personaje principal. A pesar de no ser enviado a los campos de concentración, él sigue preso en una "celda" aristada por paredes quebradas, ventanas rotas, tejados inestables y aceras plagadas de cadáveres, por no hablar de un carcelero asesino que más que carcelero cobra el papel de verdugo.
Sin duda alguna unos de los mejores dramas bélicos de la historia del cine, plagado de simbolismo; con un vehemente ritmo que hace que a pesar de la dureza que entraña esta obra no te levantes del asiento.
Nota: 8,7
Spilzman, un reconocido pianista judío interpretado por un raquítico Brody, sobrevive a la deportación nazi hacia los campos de exterminio del este a los que su familia ha sido enviada. Es entonces cuando vivirá el verdadero horror de la guerra en su pleno esplendor.
El insomnio, el hambre, la soledad y el miedo entran en combate con las ganas de sobrevivir del protagonista.
La actuación de Brody es soberbia. En sus ojos se pueden leer las terroríficas vivencias que en su tiempo miles de judíos habrían vivido. Su extrema delgadez contribuye satisfactoriamente al dramatismo que el personaje se ve obligado a sufrir.
Brody hace de su personaje a lo largo de todo el film una autentica retahíla de simbolismos, desde sus manos, citados ojos o exasperantes respiraciones hasta los propios andares del mismo.
Sellada con un dramatismo casi omnipresente a lo largo de toda la obra y con una exquisita incorporación de cierto “macabrismo” Polanski introduce con suma sutilidad silencios en las escenas mas escalofriantes, duras y dramáticas del filme (el silencio se hace dueño de la sala de cine y hacen ver al sujeto que esta ahí sentado en la sala la cruda realidad), así como piezas de piano en las que el espectador puede identificar el estado de animo de Spizlman.(en el spoiler detallaré mas esto último).
La historia puede ser dividida en dos partes bastante bien diferenciadas.
En la primera se pueden observar los desbarajustes sociales y económicos que se están viviendo dentro del guetto en el que nuestro protagonista es "prisionero" junto a su familia.
Durante dicho fragmento los Spilzman se las ingenian para llegar a fin de mes en primeros instantes, comer mas tarde y finalmente sobrevivir ante lo que lamentablemente para ellos es inevitable.
En la segunda parte de la obra asume todo el peso del reparto nuestro personaje principal. A pesar de no ser enviado a los campos de concentración, él sigue preso en una "celda" aristada por paredes quebradas, ventanas rotas, tejados inestables y aceras plagadas de cadáveres, por no hablar de un carcelero asesino que más que carcelero cobra el papel de verdugo.
Sin duda alguna unos de los mejores dramas bélicos de la historia del cine, plagado de simbolismo; con un vehemente ritmo que hace que a pesar de la dureza que entraña esta obra no te levantes del asiento.
Nota: 8,7
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Polanski introduce muy sabiamente piezas del romántico Chopin a la par de numerosos silencios musicales que hacen de la película un verdadero relieve sonoro de suma belleza.
Las escenas más dramáticas, escalofriantes, impotentes o atosigantes se destacan por la ausencia de música alguna. El silencio musical se convierte en banda sonora por múltiples momentos, los gritos de mujeres, la inocencia de un niño reclamando a voces a su padre o el simple caminar de un pelotón de soldados nazis cobran especial protagonismo introduciéndonos aun más en el pellejo de Spizlman. Veanse fragmentos como:
-Cuando los judíos están a punto de ser enviados a los campos de concentración y esperan al tren. El atosigante calor, el llanto de una madre por mandar a la muerte a su bebé, un niño muriéndose de sed y una madre reclamando agua para el mismo. Y silencio.
- Spizlman recorre las calles que le vieron crecer. Niños fusilados, madres fusiladas, hombres fusilados, casas destrozadas... Y silencio. Solo el llanto del protagonista suena por las calles de Varsovia. Poco después se introduce con suma sutilidad música.
- Spizlman se esconde en un hospital ante el asedio alemán. La escena de los cadáveres quemándose es durísima, así como cuando se escapa del susodicho hospital y salta el muro que le separa del resto de la ciudad. Una escalofriante imagen de Varsovia destruida, muerta, habitada solo por un Brody que a medida que trascurre la película su papel se va volviendo más perfecto. Como no, el silencio se apodera de la escena.
La introducción musical en la película es magnífica. Nos hace trasmitir nostalgia, miedo, impotencia, esperanza...
Dígase:
-Cuando Spizlman esta en el hospital sentado en una silla comienzan a sonar bellas notas de piano que son acompañadas por gestos del protagonista como si un piano estuviera tocando. La nostalgia, la necesidad de sentir en esos momentos tan angustiosos y solitarios la compañía de su instrumento.
-Inolvidable escena del protagonista en compañía de un alto mando nazi que le hace tocar el piano. La pieza magníficamente metida nos hace sentir impotencia, miedo y soberbia.
Bajo una poblada barba y unos dedos de aparente flaqueza pertenecientes a un judío sucio se hace ver que la música es un idioma internacional de tan suma belleza que hasta un nazi puede sentirse emocionado con la misma (como ya hizo Kubrick en Senderos de Gloria).
Las escenas más dramáticas, escalofriantes, impotentes o atosigantes se destacan por la ausencia de música alguna. El silencio musical se convierte en banda sonora por múltiples momentos, los gritos de mujeres, la inocencia de un niño reclamando a voces a su padre o el simple caminar de un pelotón de soldados nazis cobran especial protagonismo introduciéndonos aun más en el pellejo de Spizlman. Veanse fragmentos como:
-Cuando los judíos están a punto de ser enviados a los campos de concentración y esperan al tren. El atosigante calor, el llanto de una madre por mandar a la muerte a su bebé, un niño muriéndose de sed y una madre reclamando agua para el mismo. Y silencio.
- Spizlman recorre las calles que le vieron crecer. Niños fusilados, madres fusiladas, hombres fusilados, casas destrozadas... Y silencio. Solo el llanto del protagonista suena por las calles de Varsovia. Poco después se introduce con suma sutilidad música.
- Spizlman se esconde en un hospital ante el asedio alemán. La escena de los cadáveres quemándose es durísima, así como cuando se escapa del susodicho hospital y salta el muro que le separa del resto de la ciudad. Una escalofriante imagen de Varsovia destruida, muerta, habitada solo por un Brody que a medida que trascurre la película su papel se va volviendo más perfecto. Como no, el silencio se apodera de la escena.
La introducción musical en la película es magnífica. Nos hace trasmitir nostalgia, miedo, impotencia, esperanza...
Dígase:
-Cuando Spizlman esta en el hospital sentado en una silla comienzan a sonar bellas notas de piano que son acompañadas por gestos del protagonista como si un piano estuviera tocando. La nostalgia, la necesidad de sentir en esos momentos tan angustiosos y solitarios la compañía de su instrumento.
-Inolvidable escena del protagonista en compañía de un alto mando nazi que le hace tocar el piano. La pieza magníficamente metida nos hace sentir impotencia, miedo y soberbia.
Bajo una poblada barba y unos dedos de aparente flaqueza pertenecientes a un judío sucio se hace ver que la música es un idioma internacional de tan suma belleza que hasta un nazi puede sentirse emocionado con la misma (como ya hizo Kubrick en Senderos de Gloria).
31 de diciembre de 2007
31 de diciembre de 2007
30 de 37 usuarios han encontrado esta crítica útil
Es, sencillamente, de las mejores películas que nunca he visto. Aunque el tema sea crudo y desagradable, Polanski la sabe llevar adelante con una gran elegancia y humanidad. Es una de esas películas que te dan que pensar y es idónea para comentarla con otras personas que la hayan visto. Nos muestra la guerra desde un punto de vista humano que pocas películas del género, como por ejemplo "La vida es bella", saben hacer.
La actuación de Adrien Brody es soberbia. Además, el gesto que tiene ya de por sí su rostro, le viene que ni pintado para el papel. No me extraña nada que lo premiaran. Refleja perfectamente lo que una persona sufre cuando debe poner en práctica el instinto de supervivencia.
Una película así sólo aparece una vez cada mucho tiempo. Muy recomendable.
La actuación de Adrien Brody es soberbia. Además, el gesto que tiene ya de por sí su rostro, le viene que ni pintado para el papel. No me extraña nada que lo premiaran. Refleja perfectamente lo que una persona sufre cuando debe poner en práctica el instinto de supervivencia.
Una película así sólo aparece una vez cada mucho tiempo. Muy recomendable.
8 de octubre de 2009
8 de octubre de 2009
25 de 27 usuarios han encontrado esta crítica útil
Hoy en día, año 2009, casi veinte países del globo se encuentran en situación de conflicto armado o guerra. Así mismo casi 1.000 millones de personas sobreviven en situación de pobreza. Un continente está siendo diezmado por enfermedades y pandemias. Los regímenes dictatoriales siguen existiendo. Y todavía nos atrevemos a llamarnos a nosotros mismos una raza superior, a considerarnos seres racionales, a tener la desfachatez de consentir que un niño crezca sin padres o que un anciano muera solo en las calles; a asesinar miles de vidas por una idea distinta, por una religión diferente. A disfrazar con moralidad la no cooperación en la solución para pandemias que arrasan – sobre todo – con la parte débil de la población.
Aún después de siglos y siglos de civilización, los seres humanos hemos sido incapaces de conseguir un equilibrio estable entre culturas, ideas, sistemas o economías. En historia moderna el ejemplo más claro de una barbarie de escala mundial, es el Régimen Nazi y su exterminio sistemático (no solo de) los judíos.
Y Polanski sirve con esta incuestionable obra maestra los horrores de la tortura humana más allá de la muerte. Cuando veo o leo esta clase de hechos (que claramente no me ha tocado vivir), no puedo sentir más que una devastadora decepción por lo que una persona, que nace como cualquiera, que crece como cualquiera, que muere como cualquiera; puede llegar a ser capaz de estar tan deshumanizado, por si mismo o por el sistema que lo controla, para llegar a ser capaz de no sentir un leve escalofrío cuando quita una vida, o lleva vidas a ser quitadas. Los Nazis son habitualmente retratados como el alma negra del ser humano contemporáneo. Pero hoy en día también se dispara a civiles por las calles, también casi se pisotea a algún agonizante en las aceras, también se defienden con principios lógicos el asesinato racial, religioso, de género...
Ver El Pianista no es una experiencia agradable. La congoja, el dolor, y la indefensión se apodera de todo ser que aún conserve cierta esperanza en la raza humana. Polanski y Brody llevan al espectador por un viaje emocional mediante miradas a través de ventanas y tras murallas de la Varsovia de la Guerra, pero ver en primera plana esos horrores, como se desmorona una civilización entera, produce una sensación inolvidable. Pero además el poder dramatúrgico de la historia es encomiable, tanto en el plano histórico como en el personal (en cuanto al protagonista y su música; sobrenatural Adrien Brody).
Un documento histórico único y perfecto.
Aún después de siglos y siglos de civilización, los seres humanos hemos sido incapaces de conseguir un equilibrio estable entre culturas, ideas, sistemas o economías. En historia moderna el ejemplo más claro de una barbarie de escala mundial, es el Régimen Nazi y su exterminio sistemático (no solo de) los judíos.
Y Polanski sirve con esta incuestionable obra maestra los horrores de la tortura humana más allá de la muerte. Cuando veo o leo esta clase de hechos (que claramente no me ha tocado vivir), no puedo sentir más que una devastadora decepción por lo que una persona, que nace como cualquiera, que crece como cualquiera, que muere como cualquiera; puede llegar a ser capaz de estar tan deshumanizado, por si mismo o por el sistema que lo controla, para llegar a ser capaz de no sentir un leve escalofrío cuando quita una vida, o lleva vidas a ser quitadas. Los Nazis son habitualmente retratados como el alma negra del ser humano contemporáneo. Pero hoy en día también se dispara a civiles por las calles, también casi se pisotea a algún agonizante en las aceras, también se defienden con principios lógicos el asesinato racial, religioso, de género...
Ver El Pianista no es una experiencia agradable. La congoja, el dolor, y la indefensión se apodera de todo ser que aún conserve cierta esperanza en la raza humana. Polanski y Brody llevan al espectador por un viaje emocional mediante miradas a través de ventanas y tras murallas de la Varsovia de la Guerra, pero ver en primera plana esos horrores, como se desmorona una civilización entera, produce una sensación inolvidable. Pero además el poder dramatúrgico de la historia es encomiable, tanto en el plano histórico como en el personal (en cuanto al protagonista y su música; sobrenatural Adrien Brody).
Un documento histórico único y perfecto.
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