El juez
6.5
17,494
Drama
Hank Palmer (Robert Downey Jr.), un importante abogado, regresa a su hogar tras la muerte de su madre. Se entera entonces de que su padre (Robert Duvall), que es el juez del pueblo y de quien está distanciado, es sospechoso de haber cometido un crimen. Su decisión de investigar el caso lo lleva poco a poco a restablecer con los suyos una relación que estaba rota. (FILMAFFINITY)
6 de febrero de 2021
6 de febrero de 2021
1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Hace poco escuché a un psicólogo que decía: "La mayoría de los traumas, inseguridades y demás problemas mentales de los seres humanos están causados por sus progenitores". Para muestra, un botón.
La culpa de que Robert Downey Jr. sea un capullo integral, o lo parezca, es de su padre. Al menos, en gran parte, de igual forma que tendríamos que remontarnos a su abuelo para entender lo áspero del carácter de Robert Duvall. El protagonista necesita el coche más lujoso, la casa más grande, la mujer más guapa, el mayor éxito en el trabajo y, sobre todo, odiar a su padre con todas sus fuerzas, lo necesita para no hundirse, pero pese a ese odio, justificado o no, ahí está cuando el viejo lo necesita. La escena en el avión, a punto de despegar y sin querer mirar el móvil porque sabe que si algo pasa, debe quedarse, es el resumen de la película.
Los dramas familiares son el culmen de todos los géneros habidos y por haber, por eso me gusta "El juez" y por eso "Agosto" es una de mis películas favoritas, aunque esta que nos ocupa no llega a su nivel por varios motivos: el primero, por Robert Downey Jr; el segundo, porque ningún secundario es interesante (en "Agosto" cada personaje merece una película propia); el tercero, porque el reparto tampoco es para tirar cohetes, a excepción de un Robert Duvall que no necesita hacer casi nada para estar inmenso; el cuarto, por un interés que decae por momentos debido a subtramas que poco importan; y el quinto y último motivo, porque la película peca de tramposa, efectista y excesivamente inverosímil en algunos diálogos y en un final demasiado oportuno y edulcorado.
Pero que no quede ninguna duda de que "El juez" es, fundamentalmente, una buena película.
La culpa de que Robert Downey Jr. sea un capullo integral, o lo parezca, es de su padre. Al menos, en gran parte, de igual forma que tendríamos que remontarnos a su abuelo para entender lo áspero del carácter de Robert Duvall. El protagonista necesita el coche más lujoso, la casa más grande, la mujer más guapa, el mayor éxito en el trabajo y, sobre todo, odiar a su padre con todas sus fuerzas, lo necesita para no hundirse, pero pese a ese odio, justificado o no, ahí está cuando el viejo lo necesita. La escena en el avión, a punto de despegar y sin querer mirar el móvil porque sabe que si algo pasa, debe quedarse, es el resumen de la película.
Los dramas familiares son el culmen de todos los géneros habidos y por haber, por eso me gusta "El juez" y por eso "Agosto" es una de mis películas favoritas, aunque esta que nos ocupa no llega a su nivel por varios motivos: el primero, por Robert Downey Jr; el segundo, porque ningún secundario es interesante (en "Agosto" cada personaje merece una película propia); el tercero, porque el reparto tampoco es para tirar cohetes, a excepción de un Robert Duvall que no necesita hacer casi nada para estar inmenso; el cuarto, por un interés que decae por momentos debido a subtramas que poco importan; y el quinto y último motivo, porque la película peca de tramposa, efectista y excesivamente inverosímil en algunos diálogos y en un final demasiado oportuno y edulcorado.
Pero que no quede ninguna duda de que "El juez" es, fundamentalmente, una buena película.
14 de septiembre de 2015
14 de septiembre de 2015
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Sólo me voy a fijar en un aspecto del contenido. Las relaciones familiares, tan importantes para ser feliz, y tan fáciles de echar a perder. Como siempre sucede, el no hacer caso de lo que dicen los niños y las personas limitadas, lleva a grandes equivocaciones. La película comienza con la discusión del abogado de éxito con su mujer. Todo se limita a echarse en cara el uno al otro a gritos su comportamiento.No hablan, no se comprenden, no se perdonan.
El juez se ha convertido en una máscara de sí mismo. La muerte de su mujer le arrebata su único cauce de sinceridad.Acostumbrado a imponer su voluntad, no sabe escuchar, no sabe dialogar ni comprender la frustración de ese hijo exitoso en su profesión y fracasado en su vida personal.
La erotización de las relaciones entre hombres y mujeres hace que parezcan imposibles relaciones sencillas de afecto y respeto. El propio protagonista se alarma por haber podido caer en el incesto. Es una de las grandes pérdidas de estas sociedades sexualizadas.
Sin duda el guión exagera la tensión inicial para que pueda haber una progresión poositiva de las relaciones.Pero parece que el cine no sirve como maestro de la vida.No hay una verdadera reflexión , ni se dicen las cosas con claridad.Interesante, a pesar de todo, aunque lo será más para los americanos que conozcan su intrahistoria, de donde vienen estos lodos.
El juez se ha convertido en una máscara de sí mismo. La muerte de su mujer le arrebata su único cauce de sinceridad.Acostumbrado a imponer su voluntad, no sabe escuchar, no sabe dialogar ni comprender la frustración de ese hijo exitoso en su profesión y fracasado en su vida personal.
La erotización de las relaciones entre hombres y mujeres hace que parezcan imposibles relaciones sencillas de afecto y respeto. El propio protagonista se alarma por haber podido caer en el incesto. Es una de las grandes pérdidas de estas sociedades sexualizadas.
Sin duda el guión exagera la tensión inicial para que pueda haber una progresión poositiva de las relaciones.Pero parece que el cine no sirve como maestro de la vida.No hay una verdadera reflexión , ni se dicen las cosas con claridad.Interesante, a pesar de todo, aunque lo será más para los americanos que conozcan su intrahistoria, de donde vienen estos lodos.
11 de febrero de 2017
11 de febrero de 2017
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Decepcionante película que tiene una calificación superior a la que tendría si no contara con la muchedumbre que se ha acercado a verla por la presencia de Iron Man (Robert Downey Jr.).
Sin menospreciar al cine de los noventas, esta película se puede clasificar como una película de esa década. Una década llena de grandes películas, pero abarrotada de un sinfín de títulos aburridos y comerciales hechos bajo una base de comedia y drama (en partes iguales) que salen cada viernes sólo para engordar los bolsillos de los actores y dar trabajo a directores de tres al cuarto. Esta película es eso. Sirve para que un par de buenos actores se relajen de Los Ángeles y disfruten rodando una película sin efectos especiales y con un guión tan sencillo que hasta un niño podría aprendérselo.
No hay giros argumentales y todo lo que sucede se ve venir desde el minuto cinco del metraje. No hay ningún actor que merezca la pena reseñar. Todos están ahí y no se esfuerzan mucho. Tampoco están para que se les quite el carnet de actor, pero sí para que les llamen la atención y recuerden que su profesionalidad se debe notar hasta en las películas más pequeñas.
Háganme un favor y no pierdan el tiempo viendo esta película.
Sin menospreciar al cine de los noventas, esta película se puede clasificar como una película de esa década. Una década llena de grandes películas, pero abarrotada de un sinfín de títulos aburridos y comerciales hechos bajo una base de comedia y drama (en partes iguales) que salen cada viernes sólo para engordar los bolsillos de los actores y dar trabajo a directores de tres al cuarto. Esta película es eso. Sirve para que un par de buenos actores se relajen de Los Ángeles y disfruten rodando una película sin efectos especiales y con un guión tan sencillo que hasta un niño podría aprendérselo.
No hay giros argumentales y todo lo que sucede se ve venir desde el minuto cinco del metraje. No hay ningún actor que merezca la pena reseñar. Todos están ahí y no se esfuerzan mucho. Tampoco están para que se les quite el carnet de actor, pero sí para que les llamen la atención y recuerden que su profesionalidad se debe notar hasta en las películas más pequeñas.
Háganme un favor y no pierdan el tiempo viendo esta película.
2 de octubre de 2017
2 de octubre de 2017
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“El juez” es un producto hecho, única y exclusivamente para mayor lucimiento de un Robert Downey Jr. al que últimamente solo hemos visto siendo Tony Stark y su álter ego de metal. No por algo el propio Downey Jr. y su mujer son productores de la cinta, ¡para buenas que un papel tan jugoso se lo fueran a dar a otro que no fuese él!
Voy a aclarar que cuando antes he definido “El juez” como producto, no lo he hecho en tono despectivo; seguro que alguien, leyéndolo rápido, lo ha podido pensar. Y es que ese es el quid de la cuestión, la película de David Dobkin es un buen producto que parte con todos los elementos necesarios para ser, cuanto menos, resultona y atractiva. Hay una buena historia, poblada de buenos personajes, y coronado todo ello con un tándem protagonista de altura que solventa el asunto con creces y por la vía rápida. ¿Qué más se puede pedir?... ¡Pues si!, se puede pedir más ya que, “El juez”, es más agradecida que perfecta. Para empezar, el film insinúa durante todo su metraje crear una magnifica atmósfera opresiva en el pueblo donde se desarrollan los acontecimientos, pero el director roza siempre el botón rojo sin atreverse nunca a pulsarlo. Luego la película vive de manera formidable cuando viaja por la senda del drama seco y cínico, alcanzando momentos de gran dureza como el de la ducha; pero cuando al realizador le da por transitar la senda del melodrama fácil y obvio de sobremesa, el asunto flojea. David Dobkin, comandado en la sombra por el Robert Downwy Jr. productor, supongo que ha usado el melodrama como herramienta para intentar gustar a todo el mundo y, pretender eso, es caer en un error ya que esto, ni es Marvel, ni es una película de superhéroes. Al final estos descuidos hacen que el barco que es “El juez” escore demasiado navegando una mar que ni mucho menos está picada.
Capitulo aparte merecen sus dos protagonistas. Los dos Roberts están sublimes en su continuo duelo a muerte, casi como dos vaqueros en un western. Al cínico y deslenguado Robert Downey Jr. siempre le da una buena replica el contundente Robert Duvall, y entre los dos se comen la pantalla. Y a pesar del fuerte peso de estos dos personajes, David Dobkin en ningún momento descuida a los secundarios, error en el que se podía caer fácilmente, y cosa que ayuda a darle más consistencia al producto final.
En resumidas cuentas, “El juez” es un radical y acertado cambio de registro para David Dobkin, que abandona la comedia sin pretensiones para recalar en un drama contundente que, si bien no es redondo, si que por lo menos es agradable a la vista y de digno poso en el espectador.
Voy a aclarar que cuando antes he definido “El juez” como producto, no lo he hecho en tono despectivo; seguro que alguien, leyéndolo rápido, lo ha podido pensar. Y es que ese es el quid de la cuestión, la película de David Dobkin es un buen producto que parte con todos los elementos necesarios para ser, cuanto menos, resultona y atractiva. Hay una buena historia, poblada de buenos personajes, y coronado todo ello con un tándem protagonista de altura que solventa el asunto con creces y por la vía rápida. ¿Qué más se puede pedir?... ¡Pues si!, se puede pedir más ya que, “El juez”, es más agradecida que perfecta. Para empezar, el film insinúa durante todo su metraje crear una magnifica atmósfera opresiva en el pueblo donde se desarrollan los acontecimientos, pero el director roza siempre el botón rojo sin atreverse nunca a pulsarlo. Luego la película vive de manera formidable cuando viaja por la senda del drama seco y cínico, alcanzando momentos de gran dureza como el de la ducha; pero cuando al realizador le da por transitar la senda del melodrama fácil y obvio de sobremesa, el asunto flojea. David Dobkin, comandado en la sombra por el Robert Downwy Jr. productor, supongo que ha usado el melodrama como herramienta para intentar gustar a todo el mundo y, pretender eso, es caer en un error ya que esto, ni es Marvel, ni es una película de superhéroes. Al final estos descuidos hacen que el barco que es “El juez” escore demasiado navegando una mar que ni mucho menos está picada.
Capitulo aparte merecen sus dos protagonistas. Los dos Roberts están sublimes en su continuo duelo a muerte, casi como dos vaqueros en un western. Al cínico y deslenguado Robert Downey Jr. siempre le da una buena replica el contundente Robert Duvall, y entre los dos se comen la pantalla. Y a pesar del fuerte peso de estos dos personajes, David Dobkin en ningún momento descuida a los secundarios, error en el que se podía caer fácilmente, y cosa que ayuda a darle más consistencia al producto final.
En resumidas cuentas, “El juez” es un radical y acertado cambio de registro para David Dobkin, que abandona la comedia sin pretensiones para recalar en un drama contundente que, si bien no es redondo, si que por lo menos es agradable a la vista y de digno poso en el espectador.
5 de junio de 2018
5 de junio de 2018
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En una partida de cartas si tienes la mejor mano ganas y si tienes una de las mejores manos, tus probabilidades son de un 80%, pero lo peor es cuando tienes una buena mano y no sabes jugarla. Esto se podría aplicar a 'El juez'.
David Dobkin, el director, es quien juega la partida y sus mejores bazas son Robert Downey Jr y Robert Duvall, quienes dan unas actuaciones a flor de piel como se teorizaba que podía ser; sin embargo, la carta del guión no la sabe usar porque es una cinta que se queda a medio gas de lo que podría haber sido, un filme que tiene dos horas y veinte minutos parcialmente desaprovechados, aunque tiene buenos momentos (el momento del tornado, por ejemplo).
Las cartas del resto del reparto son buenas, pero no lo suficientes para ganar la partida. Dobkin tiene buena mano dirigiendo, pero ha fallado en el momento de sacar la carta del guión.
Lo que sí hay que reconocerle es el valor al director de probar el drama y alejarse de la comedia a la que estaba acostumbrado. No lo ha hecho mal aquí y quien sabe si en el futuro podría dar algo todavía mejor.
David Dobkin, el director, es quien juega la partida y sus mejores bazas son Robert Downey Jr y Robert Duvall, quienes dan unas actuaciones a flor de piel como se teorizaba que podía ser; sin embargo, la carta del guión no la sabe usar porque es una cinta que se queda a medio gas de lo que podría haber sido, un filme que tiene dos horas y veinte minutos parcialmente desaprovechados, aunque tiene buenos momentos (el momento del tornado, por ejemplo).
Las cartas del resto del reparto son buenas, pero no lo suficientes para ganar la partida. Dobkin tiene buena mano dirigiendo, pero ha fallado en el momento de sacar la carta del guión.
Lo que sí hay que reconocerle es el valor al director de probar el drama y alejarse de la comedia a la que estaba acostumbrado. No lo ha hecho mal aquí y quien sabe si en el futuro podría dar algo todavía mejor.
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