El juez
6.5
17,494
Drama
Hank Palmer (Robert Downey Jr.), un importante abogado, regresa a su hogar tras la muerte de su madre. Se entera entonces de que su padre (Robert Duvall), que es el juez del pueblo y de quien está distanciado, es sospechoso de haber cometido un crimen. Su decisión de investigar el caso lo lleva poco a poco a restablecer con los suyos una relación que estaba rota. (FILMAFFINITY)
7 de noviembre de 2014
7 de noviembre de 2014
1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Un más que excelente reparto que según avanza la película no hace más que mejorar, mejorar y volver a mejorar. De repente caes en la cuenta de que estas a más de la mitad y el tiempo ha pasado volando. He llegado a la conclusión de que en un momento dado que el largometraje andaba solo. Me explico: cuando se cuenta con ese elenco y, añado, en estado de gracia, el trabajo sale por sí sólo y va a más cada momento que pasa. Lo extraño es que no hayan reemplazado la edición, dirección etc.. por los mismos actuantes que creo que cada uno de ellos por sí sólo esta en situación de hacerse cargo de una película como esta sin problema ninguno
El peso de esta realidad cae sobre la última tercera parte de la cinta. El argumento pierde coherencia. Pareciera como si la dirección se hubiera asustado del resultado que iba obteniendo y se haya dejado llevar, como si se viera en la necesidad de trivializar un poco ya que se le desbordaron las expectativas. Y no es para menos.
Básicamente de lo que trata la historia embutida en el subgénero cinematográfico de juicios a la americana es de la nefasta y horrorosa relación de dos personas, padre e hijo, que se quieren mucho pero no pueden evitar chocar a fuerza de encontronazos.
Un juez recto con toda una vida dedicada a su labor que ha hecho del ejercicio de su actividad profesional una parte esencial de su identidad de forma que asocia todo lo concerniente a su vida con ella tiene tres hijos: el complaciente y cumplidor, un discapacidado mental y un tercero, abogado, con quien definitivamente choca.
El problema de ambos, padre y abogado, es que en la misma medida que al complaciente apenas se le tiene que estimular y todo son recompensas para los padres, a la inversa el futuro abogado demanda de toda la atención que el otro no necesita y además de forma constante durante la niñez y el padre apenas le dedica las sobras. Ese pobre estímulo acaba por producir una sensación de abandono en el crío con la consecuente explosión en la adolescencia. A la familia este tema le pasa realmente factura, tiene consecuencias y definitivamente no lo llevan bien.
A menudo se oye como un tópico el que algún hijo de familia bien echa en cara a los padres el que no le hayan cuidado lo suficiente como justificación de su rebeldía y a mucha gente que no ha tenido la suerte en la vida de nacer en el seno de una familia acomodada le suena a excusa pueril de malcriado caprichoso
La vuelta al hogar del finalmente exitoso abogado con motivo de la muerte de la madre reaviva el problema que nunca se solucionó con el agravante de que ahora es el juez, por diversos motivos, el que se halla necesitado de atención.
Y es aquí donde se inicia la historia.
El peso de esta realidad cae sobre la última tercera parte de la cinta. El argumento pierde coherencia. Pareciera como si la dirección se hubiera asustado del resultado que iba obteniendo y se haya dejado llevar, como si se viera en la necesidad de trivializar un poco ya que se le desbordaron las expectativas. Y no es para menos.
Básicamente de lo que trata la historia embutida en el subgénero cinematográfico de juicios a la americana es de la nefasta y horrorosa relación de dos personas, padre e hijo, que se quieren mucho pero no pueden evitar chocar a fuerza de encontronazos.
Un juez recto con toda una vida dedicada a su labor que ha hecho del ejercicio de su actividad profesional una parte esencial de su identidad de forma que asocia todo lo concerniente a su vida con ella tiene tres hijos: el complaciente y cumplidor, un discapacidado mental y un tercero, abogado, con quien definitivamente choca.
El problema de ambos, padre y abogado, es que en la misma medida que al complaciente apenas se le tiene que estimular y todo son recompensas para los padres, a la inversa el futuro abogado demanda de toda la atención que el otro no necesita y además de forma constante durante la niñez y el padre apenas le dedica las sobras. Ese pobre estímulo acaba por producir una sensación de abandono en el crío con la consecuente explosión en la adolescencia. A la familia este tema le pasa realmente factura, tiene consecuencias y definitivamente no lo llevan bien.
A menudo se oye como un tópico el que algún hijo de familia bien echa en cara a los padres el que no le hayan cuidado lo suficiente como justificación de su rebeldía y a mucha gente que no ha tenido la suerte en la vida de nacer en el seno de una familia acomodada le suena a excusa pueril de malcriado caprichoso
La vuelta al hogar del finalmente exitoso abogado con motivo de la muerte de la madre reaviva el problema que nunca se solucionó con el agravante de que ahora es el juez, por diversos motivos, el que se halla necesitado de atención.
Y es aquí donde se inicia la historia.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
La inverosimilitud de la historia con la exnovia, la hija y su reencuentro te despierta del ensimismamiento en el que te sumergen los protagonistas y añade una nota de color que no pasa de eso. Es como un guiño frívolo que te pone un poco los pelos de punta
2 de enero de 2015
2 de enero de 2015
1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Muy buena película que bucea en los sentimientos y pega fuerte con actuaciones a mi humilde juicio sobresalientes principalmente de un gran Robert Duvall (en el ocaso ya de su carrera) y el siempre eficiente y carismático (aquí muy medido en su papel) Robert Downey Jr. La historia nos cuenta el enfrentamiento de un juez y su hijo quien debe defender a su padre acusado de asesinato. Se contraponen diferentes modos de pensar, de vivir, de ser, de elegir todo magníficamente interpretado. Ademas vemos la relación de ese hijo que llega al pueblo de su infancia a reencontrase con sus hermanos y amigos a quien dejo atrás, por su propia elección, hace muchos años. Muy correctos los actores secundarios Vera Farmiga y Billy Bob Thornton (impecable). Para no dejar de ver ni de admirar a estos dos tremendos actores. Me gusto mucho este drama y verdaderamente se las recomiendo.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Hay dos partes sensacionales una cuando viene el huracán y padre e hijo discuten en la casa y vemos cuales son los reproches de uno y otro. La otra es cuando llama al estrado a su padre y este le dice que le había dado muy poca condena al acusado porque lo había visto reflejado a el, allí en ese momento y de manera casi imperceptible a Robert Downey Jr se le cae una lagrima y llama al alguacil eso solo ya vale la película.
16 de febrero de 2015
16 de febrero de 2015
1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
10(13/01/15) Film que atrae por su gran pareja protagonista, los dos Robert, Duvall y Downeyjr. (también produce), y a la hora de la verdad solo queda eso, unas excelentes actuaciones en medio de un artificioso y enclenque argumento despojado de la más mínima originalidad, que navega por un océano de tópicos y estereotipos mil veces vistos ya en cine, en lo que es un desfile interminable de clichés y de situaciones con un molde ya ajado de tanto explotarlo, el del triunfador que debe volver a sus raíces para resolver problemas familiares y enterrar fantasmas del pasado pone aquí un ladrillo más, con un capataz-director de obra, David Dobkin que demuestra ser un ordinario director que con el gran elenco actoral que tiene a sus ordenes hace un edificio del montón.
El protagonista es Hank (Robert Downey Jr.), exitoso y amoral abogado de Chicago de métodos retorcidos, pero que en su vida personal pasa por un momento delicado, su esposa le ha sido infiel y están en camino del divorcio, tienen una hija (LeightonMeester) por la que se avecina una lucha por su custodia. Un día durante un juicio Hank recibe una llamada telefónica de su hermano Glen (Vincent D’Onofrio) para decirle que su madre ha muerto en su pueblo natal, Carlinville (ficticia localidad de Indiana), Hank emprende un viaje a sus orígenes que le supondrá un viaje al pasado, allí chocará con su padre, Joseph Palmer (Robert Duvall), un veterano juez, con el que mantiene una tensa relación, tras el funeral Hank se dirige de vuelta al aeropuerto, cuando es telefoneado por Glen para comunicarle que su padre ha sido acusado de atropellar mortalmente a un hombre, Hank decide regresar para ayudar en la defensa a su padre. En la historia tienen importancia una ex novia de Hank, Sam (Vera Farmiga),la hija de esta, Carla (LeightonMeester), un segundo hermano de Hank, Dale (Jeremy Strong), es retrasado mental y muy aficionado a las grabaciones de video, el fiscal que acusa al juez, Dwight Dickham (Billy Bob Thornton), y un abogado local novato, CP Kennedy (Dax Shepard), el letr5ado que en principio representa a el juez.
El guión es de David Schenk (“Gran Torino”) y Bill Dubuque, sobre una historia del primero y del director, pone su acento en el drama familiar, siendo una excusa efectista el drama judicial, toca superficialmente temas como, la integridad personal, el sentido del deber, los principios morales, la redención, o las complicadas relaciones intergeneracionales entre padres e hijos, el enfrentamiento en entre justicia y legalidad, el duelo entre lo moralmente correcto y los subterfugios legales, hace una plúmbea reflexión sobre como los fantasmas del pasado siempre vuelven. El film arranca sobre el género de la comedia agradable, sobre terreno muy trillado, pero entretenida de ver, con un Downey que se mueve en el cinismo y la socarronería de lujo, y de repente se convierte en un drama oscuro sobre rencillas familiares que todos sabemos saldrán y se resolverán, aunque en este caso de modo demasiado edulcorado. Todo esto es desarrollado de modo naif, con un acuciante sentido del deja vú, la previsibilidad es atronadora, buscando conmover de modo ramplón, a empujones, resultando una cinta carente de alma, de personalidad, de peso alguno, todo los huevos están puestos en el tour de forcé Duvall vs Downey, sus poderosos ententes son lo que hacen que su alargadísisisisisimo metraje se pueda medio llevar casi a medias, tanto es así que los estupendos secundarios, Vincent D’Onofrio, Vera Farmiga y Billy Bob Thornton resultan meros apósitos de carácter plano. Es un film donde la sorpresa es algo que resplandece por su estruendosa ausencia,al igual que la sutileza, todo queda muy masticado, donde la emoción y la tensión resultan más planas que una mesa. Y encima para coronarlo todo nos llega un final con unos tintes atropelladamente políticamente correctos, con cero riesgo, intentando moralizar sobre el bien y el mal.
La escena más destacada es por supuesto la que está destinada a maniqueamente manipularte, la de Hank metiendo a su padre desnudo en la bañera para lavarlo, muy tierna, pero esto se nota almibarado y sintiendo zarandeado a sentirte emocionado, ello estaría bien si el resto del metraje no se sintiera un yermo de anodinas situaciones convencionales realizadas con molde. Asimismo está bien una toma sobre el principio, cuando Hank se acerca con su vehículo al pueblo, la cámara comienza en la ventanilla del auto con el abogado, para a continuación en una espectacular toma-travelling alejarse hacia el cielo, y desde allí ver los inmensos y bellos campos de trigo zarandearse mecidos por el viento, y en medio Hank, preciosa secuencia, aunque o bien he leído analizándola se puede entender como paradigma del propio film, o sea unos muy buenos efectos visuales son los que provocan este momento, y la cinta es puro artificio, especiales son los os Robert, y efectista es una película artificiosa.
Robert Downeyjr. Está radiante imprimiendo cinismo y causticidad a su rol, y a su lado un Robert Duvall carismático, majestuoso, brillante, y entre los dos una tremenda química, saltan chispas de compenetración, un enfrentamiento de capacidades actorales donde el vencedor es el espectador que obtiene de un lineal film algo de sustancia por la que se siente no ha perdido el tiempo viendo el film. El resto del elenco actoral, lo dicho, adornos con mucho nombre y poca presencia de peso.
La puesta en escena cumple con creces, con elegancia, con una hermosa fotografía del polaco JanuszKaminski (¨La lista de Schindler” o “Lincoln”), jugando como en él es habitual con el contraste entre interiores y exteriores, con las luces y contrales, asimismo embelleciendo los lindos paisaje. La música corre a cargo de Thomas Newman acercándose al autoplagio de “American Beauty”, sin dejar huella, ni molestar.
En conjunto un entretenido a ratos y manido, aunque extenso film, que solo se recordará por su gran pareja protagonista. Fuerza y honor!!!
El protagonista es Hank (Robert Downey Jr.), exitoso y amoral abogado de Chicago de métodos retorcidos, pero que en su vida personal pasa por un momento delicado, su esposa le ha sido infiel y están en camino del divorcio, tienen una hija (LeightonMeester) por la que se avecina una lucha por su custodia. Un día durante un juicio Hank recibe una llamada telefónica de su hermano Glen (Vincent D’Onofrio) para decirle que su madre ha muerto en su pueblo natal, Carlinville (ficticia localidad de Indiana), Hank emprende un viaje a sus orígenes que le supondrá un viaje al pasado, allí chocará con su padre, Joseph Palmer (Robert Duvall), un veterano juez, con el que mantiene una tensa relación, tras el funeral Hank se dirige de vuelta al aeropuerto, cuando es telefoneado por Glen para comunicarle que su padre ha sido acusado de atropellar mortalmente a un hombre, Hank decide regresar para ayudar en la defensa a su padre. En la historia tienen importancia una ex novia de Hank, Sam (Vera Farmiga),la hija de esta, Carla (LeightonMeester), un segundo hermano de Hank, Dale (Jeremy Strong), es retrasado mental y muy aficionado a las grabaciones de video, el fiscal que acusa al juez, Dwight Dickham (Billy Bob Thornton), y un abogado local novato, CP Kennedy (Dax Shepard), el letr5ado que en principio representa a el juez.
El guión es de David Schenk (“Gran Torino”) y Bill Dubuque, sobre una historia del primero y del director, pone su acento en el drama familiar, siendo una excusa efectista el drama judicial, toca superficialmente temas como, la integridad personal, el sentido del deber, los principios morales, la redención, o las complicadas relaciones intergeneracionales entre padres e hijos, el enfrentamiento en entre justicia y legalidad, el duelo entre lo moralmente correcto y los subterfugios legales, hace una plúmbea reflexión sobre como los fantasmas del pasado siempre vuelven. El film arranca sobre el género de la comedia agradable, sobre terreno muy trillado, pero entretenida de ver, con un Downey que se mueve en el cinismo y la socarronería de lujo, y de repente se convierte en un drama oscuro sobre rencillas familiares que todos sabemos saldrán y se resolverán, aunque en este caso de modo demasiado edulcorado. Todo esto es desarrollado de modo naif, con un acuciante sentido del deja vú, la previsibilidad es atronadora, buscando conmover de modo ramplón, a empujones, resultando una cinta carente de alma, de personalidad, de peso alguno, todo los huevos están puestos en el tour de forcé Duvall vs Downey, sus poderosos ententes son lo que hacen que su alargadísisisisisimo metraje se pueda medio llevar casi a medias, tanto es así que los estupendos secundarios, Vincent D’Onofrio, Vera Farmiga y Billy Bob Thornton resultan meros apósitos de carácter plano. Es un film donde la sorpresa es algo que resplandece por su estruendosa ausencia,al igual que la sutileza, todo queda muy masticado, donde la emoción y la tensión resultan más planas que una mesa. Y encima para coronarlo todo nos llega un final con unos tintes atropelladamente políticamente correctos, con cero riesgo, intentando moralizar sobre el bien y el mal.
La escena más destacada es por supuesto la que está destinada a maniqueamente manipularte, la de Hank metiendo a su padre desnudo en la bañera para lavarlo, muy tierna, pero esto se nota almibarado y sintiendo zarandeado a sentirte emocionado, ello estaría bien si el resto del metraje no se sintiera un yermo de anodinas situaciones convencionales realizadas con molde. Asimismo está bien una toma sobre el principio, cuando Hank se acerca con su vehículo al pueblo, la cámara comienza en la ventanilla del auto con el abogado, para a continuación en una espectacular toma-travelling alejarse hacia el cielo, y desde allí ver los inmensos y bellos campos de trigo zarandearse mecidos por el viento, y en medio Hank, preciosa secuencia, aunque o bien he leído analizándola se puede entender como paradigma del propio film, o sea unos muy buenos efectos visuales son los que provocan este momento, y la cinta es puro artificio, especiales son los os Robert, y efectista es una película artificiosa.
Robert Downeyjr. Está radiante imprimiendo cinismo y causticidad a su rol, y a su lado un Robert Duvall carismático, majestuoso, brillante, y entre los dos una tremenda química, saltan chispas de compenetración, un enfrentamiento de capacidades actorales donde el vencedor es el espectador que obtiene de un lineal film algo de sustancia por la que se siente no ha perdido el tiempo viendo el film. El resto del elenco actoral, lo dicho, adornos con mucho nombre y poca presencia de peso.
La puesta en escena cumple con creces, con elegancia, con una hermosa fotografía del polaco JanuszKaminski (¨La lista de Schindler” o “Lincoln”), jugando como en él es habitual con el contraste entre interiores y exteriores, con las luces y contrales, asimismo embelleciendo los lindos paisaje. La música corre a cargo de Thomas Newman acercándose al autoplagio de “American Beauty”, sin dejar huella, ni molestar.
En conjunto un entretenido a ratos y manido, aunque extenso film, que solo se recordará por su gran pareja protagonista. Fuerza y honor!!!
21 de octubre de 2015
21 de octubre de 2015
1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Decepcionante producto judicial, apoyado en una premisa interesante y atractiva, con un buen reparto de intérpretes, Robert Duball y Robert Downey Jr., malgastando su talento.
El punto de partida del relato es interesante, un juez es acusado de haber cometido un crimen y su hijo es el encargado de defenderlo. La trama ofrece numerosas posibilidades y senderos: intriga, suspense, misterio, drama, pero lo cierto es que los responsables de la película no logran decantarse por un camino claro y terminan por ofrecer un viaje pesado y denso, algo que Robert DowneyJr., con su interpretación, no consigue aclarar. El intérprete vuelve a abusar de sus gestos cómicos, haciendo que la película no adquiera el tono de seriedad deseado.
El director demuestra que no sabe qué hacer con el material que tiene, abre muchas puertas: comedia, drama familiar, juicio, y no logra salir del atolladero en el que se mete. Un profundo y oscuro pozo de miseria, cayendo en síntomas evidentes del paso del tiempo y de la vejez, ofreciendo escenas del día a día grotescas e innecesarias con las que intenta ganarse el aplauso fácil del público, pero que un intérprete del valor de Robert Duvall no necesita para demostrar sus dotes como actor. Personalmente prefiero quedarme con la imagen triunfal de Duvall en Apocalypse now que con la ofrecida en esta película por la que le han nominado al Oscar.
La trama se sigue con cierto interés, pero a medida que avanza, va cayendo en la reiteración de ideas, entrando en un bucle interminable donde da la sensación de que nadie sabe por dónde se anda. Es cierto que las interpretaciones de Duvall y Downey Jr., son intensas y magnéticas, pero lo cierto es que no logran tapar los numerosos agujeros argumentales del relato. El director prolonga en exceso la película, parece que no sabe cómo salir del laberinto barato de desgracias y alarga, en exceso, un argumento que no daba para mucho más, los últimos minutos de la película resultan soporíferos e interminables.
El renombre de los intérpretes y el atractivo inicial del argumento se quedan en nada. Yo no soy El juez, pero esta película es culpable de ser pesada, aburrida y lamentable; nada recomendable.
El punto de partida del relato es interesante, un juez es acusado de haber cometido un crimen y su hijo es el encargado de defenderlo. La trama ofrece numerosas posibilidades y senderos: intriga, suspense, misterio, drama, pero lo cierto es que los responsables de la película no logran decantarse por un camino claro y terminan por ofrecer un viaje pesado y denso, algo que Robert DowneyJr., con su interpretación, no consigue aclarar. El intérprete vuelve a abusar de sus gestos cómicos, haciendo que la película no adquiera el tono de seriedad deseado.
El director demuestra que no sabe qué hacer con el material que tiene, abre muchas puertas: comedia, drama familiar, juicio, y no logra salir del atolladero en el que se mete. Un profundo y oscuro pozo de miseria, cayendo en síntomas evidentes del paso del tiempo y de la vejez, ofreciendo escenas del día a día grotescas e innecesarias con las que intenta ganarse el aplauso fácil del público, pero que un intérprete del valor de Robert Duvall no necesita para demostrar sus dotes como actor. Personalmente prefiero quedarme con la imagen triunfal de Duvall en Apocalypse now que con la ofrecida en esta película por la que le han nominado al Oscar.
La trama se sigue con cierto interés, pero a medida que avanza, va cayendo en la reiteración de ideas, entrando en un bucle interminable donde da la sensación de que nadie sabe por dónde se anda. Es cierto que las interpretaciones de Duvall y Downey Jr., son intensas y magnéticas, pero lo cierto es que no logran tapar los numerosos agujeros argumentales del relato. El director prolonga en exceso la película, parece que no sabe cómo salir del laberinto barato de desgracias y alarga, en exceso, un argumento que no daba para mucho más, los últimos minutos de la película resultan soporíferos e interminables.
El renombre de los intérpretes y el atractivo inicial del argumento se quedan en nada. Yo no soy El juez, pero esta película es culpable de ser pesada, aburrida y lamentable; nada recomendable.
7 de octubre de 2016
7 de octubre de 2016
1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
La historia que nos propone ‘El juez’ ahonda en los problemas familiares de un abogado cuya adolescencia estuvo marcada por los reproches y el desencuentro de un padre autoritario, pero también por la vida truncada de su hermano, que pasó de tener un prometedor futuro en el baseball a vender neumáticos en el pueblo debido a un desgraciado accidente. Pero David Dobkin decide añadir un componente de humor que a mi parecer resta enteros a la trama por lo innecesario que resulta.
Quizás esa comicidad sea el precio a pagar cuando decides incorporar en el reparto a Robert Downey Jr., un actor de talento innegable pero que últimamente está lastrado por su personaje de Tony Stark... sus mejores momentos aparecen precisamente cuando deja a un lado ese alter ego que tanto dinero le ha reportado. Es durante esos instantes cuando vislumbramos al mejor Robert Downey. En cambio, el veterano Robert Duvall mantiene siempre un ritmo excelente. A lo largo de la película vamos entendiendo sus miedos y arrepentimientos, pero sobre todo terminamos comprendiendo que padre e hijo no son tan diferentes entre sí.
La idea del hijo que trata de reconstruir la relación con su padre ya la tocó Mark Rydell con la película ‘En el estanque dorado’, y aquí más o menos encontramos lo mismo aunque salvando las distancias. Por un lado, está la historia de reconciliación familiar y la exaltación de ciertos valores humanos… pero por el otro hay cierto exceso en el modo en que se busca la lágrima del espectador, con escenas claramente tramposas que ni Jane Fonda ni su padre hubieran firmado jamás. Hay buena intención por parte de Dobkin y un innegable carisma interpretativo, pero al final todo queda un poco cojo, nadando entre subgéneros sin terminar de ubicarse en ninguno.
En definitiva: Creo que ‘El juez’ es una película que merece la pena. Posee unas interpretaciones correctas y lo cierto es que la historia es interesante, por más que no sea nada que no hayamos visto en los últimos 50 años de cine. También es refrescante ver a Robert Downey Jr. intentando despegarse de su armadura roja, aunque el resultado sea agridulce, y por supuesto merece mucho la pena disfrutar una vez más de Robert Duvall, que a estas alturas poco o nada tiene que demostrar.
-Lo mejor: El duelo interpretativo de sus dos protagonistas, sobre todo un Robert Duvall que es capaz de despertar compasión pero no pena.
-Lo peor: Un guión que trata de navegar entre géneros y termina quedándose a medio camino de todos, además de un metraje excesivo que puede conseguir que terminemos mirando la hora.
-Más en: www.cineycine.com
Quizás esa comicidad sea el precio a pagar cuando decides incorporar en el reparto a Robert Downey Jr., un actor de talento innegable pero que últimamente está lastrado por su personaje de Tony Stark... sus mejores momentos aparecen precisamente cuando deja a un lado ese alter ego que tanto dinero le ha reportado. Es durante esos instantes cuando vislumbramos al mejor Robert Downey. En cambio, el veterano Robert Duvall mantiene siempre un ritmo excelente. A lo largo de la película vamos entendiendo sus miedos y arrepentimientos, pero sobre todo terminamos comprendiendo que padre e hijo no son tan diferentes entre sí.
La idea del hijo que trata de reconstruir la relación con su padre ya la tocó Mark Rydell con la película ‘En el estanque dorado’, y aquí más o menos encontramos lo mismo aunque salvando las distancias. Por un lado, está la historia de reconciliación familiar y la exaltación de ciertos valores humanos… pero por el otro hay cierto exceso en el modo en que se busca la lágrima del espectador, con escenas claramente tramposas que ni Jane Fonda ni su padre hubieran firmado jamás. Hay buena intención por parte de Dobkin y un innegable carisma interpretativo, pero al final todo queda un poco cojo, nadando entre subgéneros sin terminar de ubicarse en ninguno.
En definitiva: Creo que ‘El juez’ es una película que merece la pena. Posee unas interpretaciones correctas y lo cierto es que la historia es interesante, por más que no sea nada que no hayamos visto en los últimos 50 años de cine. También es refrescante ver a Robert Downey Jr. intentando despegarse de su armadura roja, aunque el resultado sea agridulce, y por supuesto merece mucho la pena disfrutar una vez más de Robert Duvall, que a estas alturas poco o nada tiene que demostrar.
-Lo mejor: El duelo interpretativo de sus dos protagonistas, sobre todo un Robert Duvall que es capaz de despertar compasión pero no pena.
-Lo peor: Un guión que trata de navegar entre géneros y termina quedándose a medio camino de todos, además de un metraje excesivo que puede conseguir que terminemos mirando la hora.
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