La profesora de piano
2001 

7.3
24,415
1 de septiembre de 2017
1 de septiembre de 2017
3 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Frívola. Sensacionalista. Petulante. Predecible.
De actores pésimamente dirigidos.
De personajes clichés (¿Una profesora de piano que sueña con ser sodomizada?), poco interesantes, nada creíbles.
Haneke nos presenta una narración decepcionante, bastante torpe, falta de agudeza. Nada nos sorprende, todo está dicho desde el principio...
En cuanto a guión se refiere, el autor comienza presentándonos a un personaje en unas circunstancias muy concretas. ¿Y ahora qué? Habla de Schubert, de Brahms... Nos muestra pornografía... Graba cómo los actores tocan el piano... Intenta impostar una estética y una fotografía personal... ¿Y para qué? Precisamente para erigirse como director intelectual y de vanguardia mientras el filme nos deja fríos, indiferentes... (Si todavía abarcara un interesante trasfondo moral o filosófico y no quedase en asunto simplista y superficial...)
En definitiva, ver a Haneke nos recuerda que nunca caracterizará al genio su anhelo de serlo.
De actores pésimamente dirigidos.
De personajes clichés (¿Una profesora de piano que sueña con ser sodomizada?), poco interesantes, nada creíbles.
Haneke nos presenta una narración decepcionante, bastante torpe, falta de agudeza. Nada nos sorprende, todo está dicho desde el principio...
En cuanto a guión se refiere, el autor comienza presentándonos a un personaje en unas circunstancias muy concretas. ¿Y ahora qué? Habla de Schubert, de Brahms... Nos muestra pornografía... Graba cómo los actores tocan el piano... Intenta impostar una estética y una fotografía personal... ¿Y para qué? Precisamente para erigirse como director intelectual y de vanguardia mientras el filme nos deja fríos, indiferentes... (Si todavía abarcara un interesante trasfondo moral o filosófico y no quedase en asunto simplista y superficial...)
En definitiva, ver a Haneke nos recuerda que nunca caracterizará al genio su anhelo de serlo.
1 de octubre de 2021
1 de octubre de 2021
3 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
21/Mayo/2021- Pretenciosa pornografía soft dirigida y escrita por el morboso austriaco Michael Haneke que muchos críticos compraron como una gran maravilla (ejemplo notorio es que en el Festival de Cine de Cannes de 2001 ganó el Gran Premio; los dos protagonistas, Huppert y Magimel, ganaron Mejor Actriz y Mejor Actor) que explora en las represiones sexuales asociadas a las malsanas relaciones familiares, que cual prestigitador que no tiene nada que mostrar se saca conejos de la chistera en modo de escenas impactantes y petulantemente escandalosas y con ello atraparte en sus enfermizas redes, y como no sabes interpretar lo que no se puede, debe ser algo superior intelectualmente (Puaj!!!). Se basa en la novela homónima de 1983 de la escritora austriaca Premio Nobel de 2004, Elfriede Jelinek, cuenta la historia de Erika Kohut, una profesora de piano soltera (Isabelle Huppert) en un conservatorio de Viena, vive con su ultra protectora madre (Annie Girardo), la pianista es una desequilibrada mental con parafilias sexuales (voyerismo, fetichismo, masoquismo, automutilación, sadomasoquismo, coprofilia, …), entabla una relación sadomasoquista con su alumno (Benoît Magimel). Un relato que adolece de coherencia narrativa, donde la protagonista resulta monolítica en su personalidad retorcida, que se comporta de un modo arbitrario, más pronto es dominatrix y al siguiente sumisa sadomasoquista y viceversa.
Haneke, fiel a su visión misántropa, donde la Condición Humana no parece tener salvación, pues nunca da válvula de escape es una caída constante y sin freno al abismo de los Malo, desplegando un mundo de personajes insoportables y sus historias donde mezcla violencia cuasi-gore, dolor masoquista (rallando, cuando no hundido en lo porno) y violencia atada en muchos casos a lo sexual, aquí parece disfrutar con las acciones patológico-sexuales, pero es incapaz de decirme algo más allá de la presentación de la hermética autodestructiva protagonista, que tras media hora sabemos de ella y su mundo interior de complejos edípicos-insanos, y ya el personaje no evoluciona es un y más y más en una vorágine de momentos desagradables, donde el director como no tiene que decir nos monta en una huida hacia delante de violencia sexual, en donde queda atrapado el rol del muchacho, otra incoherencia con patas, pues nadie se cree que este Adonis se pueda sentir atraído por esta mujer de mediana edad sin atractivo físico y sin encantos sexuales, pero es que además luego cuando la conoce lo normal es que huya de la pianista como de la mierda, pero NO, da un cambio radical solo creíble en un mundo de pacientes de psiquiátricos muy bipolares (pero muy). Seres con los que nunca llegas a empatizar mínimamente, y con ello en su carácter frio me importa bledo lo que les pase, para llegar a su rush final epítome de lo repugnante, para una conclusión (que no sé si es la del libro, ni me importa, yo aquí comento sobre un film) irritante, propia de los que se ríen del espectador. Ah, y para darle un patinado de calidad (impostada) lo enmarcamos todo en el microuniverso elitista de la música clásica, que eso da lustre (puaj!).
Una película debe moverme a emociones, a sonreír, intrigarme, tensarme, hacerme estremecer, meterme miedo, pero lo que veo en esta cinta es solo a un director que se cree un Maestro de Marionetas que ansía manipularme con una sucesión de momentos mórbidos y con ello, querer saber si en la siguiente escena se superará, y eso para mí no es cine, es sensacionalismo artificioso. Ni tan siquiera las actuaciones de las galas Isabelle Huppert y Annie Girardot consiguen hacerme sentir algo más allá de que buenas actrices desperdiciadas en este amarillista cinta.
Por hablar de algo interesante, comentaré la relación tóxica de Erika con su madre (las duermen juntas, a pesar de que la madre puede valerse por sí misma, y la hija tiene su propio dormitorio, lo cual habla de su envenenada relación), él único personaje que despierta algo parecido a humanidad, en lo que es un dardo (habitual en el cine de Haneke) a la institución de la familia, un entente constante de amor-odio, una alienación mutua desgarradora, que ya comienza con un maltrato sádico de la hija a la madre y punto seguido una muestra de cariño. Queriendo mostrar (entiendo yo) que esta relación alienante es el origen de la mente nociva de Erika, pero esto nunca se desarrolla, queda expuesto en un esbozo de 5 minutos y ya está. Si acaso, se intenta paralelizar (no sé en qué sentido) con la relación de una alumna adolescente, Anna Schober y el amor de esta por su hija, pero si es así, es tan esquemático como superficial.
Haneke, fiel a su visión misántropa, donde la Condición Humana no parece tener salvación, pues nunca da válvula de escape es una caída constante y sin freno al abismo de los Malo, desplegando un mundo de personajes insoportables y sus historias donde mezcla violencia cuasi-gore, dolor masoquista (rallando, cuando no hundido en lo porno) y violencia atada en muchos casos a lo sexual, aquí parece disfrutar con las acciones patológico-sexuales, pero es incapaz de decirme algo más allá de la presentación de la hermética autodestructiva protagonista, que tras media hora sabemos de ella y su mundo interior de complejos edípicos-insanos, y ya el personaje no evoluciona es un y más y más en una vorágine de momentos desagradables, donde el director como no tiene que decir nos monta en una huida hacia delante de violencia sexual, en donde queda atrapado el rol del muchacho, otra incoherencia con patas, pues nadie se cree que este Adonis se pueda sentir atraído por esta mujer de mediana edad sin atractivo físico y sin encantos sexuales, pero es que además luego cuando la conoce lo normal es que huya de la pianista como de la mierda, pero NO, da un cambio radical solo creíble en un mundo de pacientes de psiquiátricos muy bipolares (pero muy). Seres con los que nunca llegas a empatizar mínimamente, y con ello en su carácter frio me importa bledo lo que les pase, para llegar a su rush final epítome de lo repugnante, para una conclusión (que no sé si es la del libro, ni me importa, yo aquí comento sobre un film) irritante, propia de los que se ríen del espectador. Ah, y para darle un patinado de calidad (impostada) lo enmarcamos todo en el microuniverso elitista de la música clásica, que eso da lustre (puaj!).
Una película debe moverme a emociones, a sonreír, intrigarme, tensarme, hacerme estremecer, meterme miedo, pero lo que veo en esta cinta es solo a un director que se cree un Maestro de Marionetas que ansía manipularme con una sucesión de momentos mórbidos y con ello, querer saber si en la siguiente escena se superará, y eso para mí no es cine, es sensacionalismo artificioso. Ni tan siquiera las actuaciones de las galas Isabelle Huppert y Annie Girardot consiguen hacerme sentir algo más allá de que buenas actrices desperdiciadas en este amarillista cinta.
Por hablar de algo interesante, comentaré la relación tóxica de Erika con su madre (las duermen juntas, a pesar de que la madre puede valerse por sí misma, y la hija tiene su propio dormitorio, lo cual habla de su envenenada relación), él único personaje que despierta algo parecido a humanidad, en lo que es un dardo (habitual en el cine de Haneke) a la institución de la familia, un entente constante de amor-odio, una alienación mutua desgarradora, que ya comienza con un maltrato sádico de la hija a la madre y punto seguido una muestra de cariño. Queriendo mostrar (entiendo yo) que esta relación alienante es el origen de la mente nociva de Erika, pero esto nunca se desarrolla, queda expuesto en un esbozo de 5 minutos y ya está. Si acaso, se intenta paralelizar (no sé en qué sentido) con la relación de una alumna adolescente, Anna Schober y el amor de esta por su hija, pero si es así, es tan esquemático como superficial.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
La cinta es una sucesión de escenas entre escabrosas y pornográficas, con algún interludio para mostrar la hipocresía de los personajes. Tenemos a Erika que en su presentación tira d ellos pelos y maltrata su madre; Erika en un sex shop entrando a una cabina de pelis prono y mientras mira coge un clínex de la papelera y lo huele (¿?); Erika en un autocine espiando a una pareja que fornica en el coche, y excitada se pone a orinar junto al mismo; Erika en el baño autolesionándose, no se sabe bien si en la pierna o en la vagina; Cuando por celos de que su admirador ayude a una chica, Erika mete cristales rotos en el abrigo de la joven que tiene en el vestidor para que se dañe la mano; La escena de sexo en los servicios de Erika con Walter, una oda a la agresividad y la incomunicación aplicada al sexo hastiante, cuando ella quiere dominarlo para que no la toque mientras ella lo masturba; La escena de sexo en el almacén de utilería, donde ella vomita tras intentar hacerle una felación; Walter en el dormitorio de Erika con ella, lee una carta grotesca que esta le ja escrito, describiéndole con todo lujo de detalles lo que desee le haga él, todo una oda a la sumisión y los abusos sadomasoquistas más aberrantes. Escena que por cierto me resulta muy poco natural (si es que algo lo es en esta cinta), el modo hierático en que el joven la lee; Cuando Erika se abalanza en la cama de modo violento para tener sexo con ella, da grima; La última visita de Walter a Erika, encierra él a la madre en el dormitorio, tras lo que golpea en la cara a Erika, haciéndola sangrar, pareciendo que quiere él atender al espíritu de la carta, tras lo que él la posee, mientras ella se comporta de modo ataráxico, ni siente, ni padece; El final con Erika cogiendo un cuchillo de la cocina que mete en el bolso, va con su madre a un concierto en ella tocará. En el lobby del teatro espera ella seguramente a Walter (supongo que para apuñalarlo), él llega con su familia y no se para a saludarla. Entonces ella saca el cuchillo y se lo clava en el pecho, brotando sangre (no se sabe si es un rasguño o ha sido más), entonces ella sale del teatro y desaparece, Fin (Puaj!!!).
Me queda un producto sensacionalista con el que no comulgo, igual soy un Don Quixote luchando contra Molinos con forma de Gigantes, pero me ha sido un film irritante. Fuerza y honor!!!
PD. Parece que no solo a Haneke es adicto al sadomasoquismo, pues la Hupert 15 años después protagonizó una película con temática similar (salvando las distancias) como fue “Elle” (2016) de Pul Verhoeven.
Me queda un producto sensacionalista con el que no comulgo, igual soy un Don Quixote luchando contra Molinos con forma de Gigantes, pero me ha sido un film irritante. Fuerza y honor!!!
PD. Parece que no solo a Haneke es adicto al sadomasoquismo, pues la Hupert 15 años después protagonizó una película con temática similar (salvando las distancias) como fue “Elle” (2016) de Pul Verhoeven.
5 de junio de 2022
5 de junio de 2022
3 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
He leído por aquí a alguien que decía que Michael Haneke carga tanto las tintas que las convierte en imposibles. Es exactamente eso.
Supongo que habrá gente así por el mundo, de todo hay en la viña del señor, pero me cuesta creer que actúen como lo hacen aquí, ya que no hay lógica de ningún sentido, y aunque la tuviesen, francamente, hay cosas que no me apetece ver en pantalla. No sólo no he conectado con la película sino que, además, no ha logrado mantener mi interés. A veces por escenas que son sencillamente aburridas, otras porque no me trago lo que veo y otras porque vista la primera perversión, vistas todas.
Isabelle Huppert, en su línea inexpresiva. Hacer lo que hace es relativamente fácil, ya que poner cara de vaca viendo pasar un tren lo puede hacer casi cualquiera. Lo que no se compra ni se vende es el carisma, y ella lo tiene. Y lo sabe. Y por eso nunca interpreta. Sólo se mueve en su zona de confort, la cual es tan insólita y demente que la eleva a la categoría de actriz genuina. No lo niego, porque actuar no sólo es mutar de personalidad, sino conseguir que se crean a tus personajes, y a los suyos me los creo. Otra cosa son sus circunstancias y cómo me las presenta, en este caso, Haneke. De "La pianista" me quedo con su intención de provocar, su valor y su abrazo a la demencia, pero no con su consecución y todo lo demás.
Supongo que habrá gente así por el mundo, de todo hay en la viña del señor, pero me cuesta creer que actúen como lo hacen aquí, ya que no hay lógica de ningún sentido, y aunque la tuviesen, francamente, hay cosas que no me apetece ver en pantalla. No sólo no he conectado con la película sino que, además, no ha logrado mantener mi interés. A veces por escenas que son sencillamente aburridas, otras porque no me trago lo que veo y otras porque vista la primera perversión, vistas todas.
Isabelle Huppert, en su línea inexpresiva. Hacer lo que hace es relativamente fácil, ya que poner cara de vaca viendo pasar un tren lo puede hacer casi cualquiera. Lo que no se compra ni se vende es el carisma, y ella lo tiene. Y lo sabe. Y por eso nunca interpreta. Sólo se mueve en su zona de confort, la cual es tan insólita y demente que la eleva a la categoría de actriz genuina. No lo niego, porque actuar no sólo es mutar de personalidad, sino conseguir que se crean a tus personajes, y a los suyos me los creo. Otra cosa son sus circunstancias y cómo me las presenta, en este caso, Haneke. De "La pianista" me quedo con su intención de provocar, su valor y su abrazo a la demencia, pero no con su consecución y todo lo demás.
14 de septiembre de 2010
14 de septiembre de 2010
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Una película peculiar diferente a todo lo que se haya visto.
Traída por el mismísimo Haneke, esta película donde el silencio y el color blanco son los protagonistas, nos muestra usando la vida de una profesora de piano solterona, cómo las apariencias engañan.
En este caso nos encontramos con una obra maestra, estéticamente bien elaborada y con un guión que sobrepasa lo inimaginado, dándonos unas dosis de escenas fuertes y completamente desagradables, pero aún así, no atenuan la exquisités de la película.
Este extraño contraste sólo pudo ser posible, gracias a la ya mencionada estética de Haneke y a las potentes interpretaciones de los protagonistas.
Sin duda una película que no es para todo el mundo, pero para los que puedan dejar a un lado esta abrumadora experiencia sexual-violenta, y en cambio ver la delicadez de la película, seguro las gustará.
Traída por el mismísimo Haneke, esta película donde el silencio y el color blanco son los protagonistas, nos muestra usando la vida de una profesora de piano solterona, cómo las apariencias engañan.
En este caso nos encontramos con una obra maestra, estéticamente bien elaborada y con un guión que sobrepasa lo inimaginado, dándonos unas dosis de escenas fuertes y completamente desagradables, pero aún así, no atenuan la exquisités de la película.
Este extraño contraste sólo pudo ser posible, gracias a la ya mencionada estética de Haneke y a las potentes interpretaciones de los protagonistas.
Sin duda una película que no es para todo el mundo, pero para los que puedan dejar a un lado esta abrumadora experiencia sexual-violenta, y en cambio ver la delicadez de la película, seguro las gustará.
14 de febrero de 2012
14 de febrero de 2012
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Analizando en profundidad esta película podemos encontrar varios puntos a tratar dentro del comportamiento de la protagonista. El tema principal es la relación que existe con su madre, por un lado de sobreprotección por parte de la progenitora, y por otro la dependencia.
El tema del control abusivo al que se somete Erika por su madre, aunque a simple vista parezca obsesivo, no es más que un reflejo de la sociedad en la que vivimos, es decir, en las familias más tradicionales con fuerte arraigo a nuestras creencias, no es de extrañar que la hija se encargue del cuidado de su madre hasta su vejez.
Erika tiene una fijación sexual conocida como el complejo de Edipo, en la que muestra interés por su madre, por identificación con la progenitora. Es más, hay una parte en la que Erika se arroja sobre la madre e intenta besarla, como si su propia madre fuera objeto sexual de ésta.
Este tipo de perversión junto a sus tendencias al voyeurismo y sadomasoquismo se podría decir que viene dado porque busca el placer por el mismo placer, es decir, no tiene en cuenta el medio por el cual busca ese placer pero si la meta.
Comúnmente entendemos que para tener placer sexual es necesario bien depender de uno mismo o de otra persona, independientemente que sea del mismo sexo o no, pero Erika entiende que hay otras formas de placer con las que se pude excitar y llegar al culmen, ya sea mutilándose como es el caso de los cortes que se hacía con las hojas de cuchillas de afeitar o bien, con otras prácticas como observar a otras parejas mientras mantienen relaciones sexuales o recurrir al sadomasoquismo.
El tema del control abusivo al que se somete Erika por su madre, aunque a simple vista parezca obsesivo, no es más que un reflejo de la sociedad en la que vivimos, es decir, en las familias más tradicionales con fuerte arraigo a nuestras creencias, no es de extrañar que la hija se encargue del cuidado de su madre hasta su vejez.
Erika tiene una fijación sexual conocida como el complejo de Edipo, en la que muestra interés por su madre, por identificación con la progenitora. Es más, hay una parte en la que Erika se arroja sobre la madre e intenta besarla, como si su propia madre fuera objeto sexual de ésta.
Este tipo de perversión junto a sus tendencias al voyeurismo y sadomasoquismo se podría decir que viene dado porque busca el placer por el mismo placer, es decir, no tiene en cuenta el medio por el cual busca ese placer pero si la meta.
Comúnmente entendemos que para tener placer sexual es necesario bien depender de uno mismo o de otra persona, independientemente que sea del mismo sexo o no, pero Erika entiende que hay otras formas de placer con las que se pude excitar y llegar al culmen, ya sea mutilándose como es el caso de los cortes que se hacía con las hojas de cuchillas de afeitar o bien, con otras prácticas como observar a otras parejas mientras mantienen relaciones sexuales o recurrir al sadomasoquismo.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Cuando la protagonista conoce a Walter, ésta intenta darle a conocer los medios por los cuales ella quiere obtener placer, Erika busca la igualdad entre ambos sexos, cada uno a su manera, él recibe placer por parte de ella de la forma que él quiera, pero ella le pide a él otras cosas las cuales no está dispuesto a hacer, como que la amordaze, la golpee, la viole... se puede entender como si tuviera un matiz “machista” que se encarga de destruir ese camino para llegar a su meta, el culmen máximo del placer, ya que ella ni siente, ni padece.
A simple vista, ésto se nos presenta como una perversión, bien podemos pensar que Erika está enferma, pero ella lo que realmente busca es llegar al culmen del placer por otros medios a los que nos llama de sobremanera la atención.
Me gustaría comentar una cita del Dr. E. Fromm de su libro anatomía de la Destructividad Humana:
"Las motivaciones principales del hombre son sus pasiones racionales e irracionales: su ansía de amor, de ternura de solidaridad, de libertad y de verdad, así como el impulso de mandar, de someter, de aniquilar; el narcisismo, la voracidad, la envidia y la ambición. Estas pasiones lo mueven y excitan; son la materia de que están hechos no solo nuestros sueños sino todas las religiones, los mitos, el teatro, las obras de arte......en resumen todo lo que da sentido a la vida”
Vemos como en el transcurso de la película se dan todas estas motivaciones, ansias de amor (con Walter y amor paterno y materno), de libertad (por parte de su madre), impulso de mandar (cuando recurre a un comportamiento excesivamente severo ante sus alumnos para marcar su autoridad), de sometimiento (carta que le escribe a Walter donde predomina el control de él sobre ella), envidia (parte en la que introduce los cristales rotos en la chaqueta de la alumna para que se hiera la mano cuando la había visto antes hablando con Walter), narcicismo ( su errónea autoestima), ambición (intento de llegar al éxito en su carrera profesional).
En definitiva, como dice Fromm, búsqueda de todo lo que le da sentido a la vida, sea por unos medios u otros, todos los seres humanos de una forma u otra queremos llegar al culmen de todas estas emociones.
A simple vista, ésto se nos presenta como una perversión, bien podemos pensar que Erika está enferma, pero ella lo que realmente busca es llegar al culmen del placer por otros medios a los que nos llama de sobremanera la atención.
Me gustaría comentar una cita del Dr. E. Fromm de su libro anatomía de la Destructividad Humana:
"Las motivaciones principales del hombre son sus pasiones racionales e irracionales: su ansía de amor, de ternura de solidaridad, de libertad y de verdad, así como el impulso de mandar, de someter, de aniquilar; el narcisismo, la voracidad, la envidia y la ambición. Estas pasiones lo mueven y excitan; son la materia de que están hechos no solo nuestros sueños sino todas las religiones, los mitos, el teatro, las obras de arte......en resumen todo lo que da sentido a la vida”
Vemos como en el transcurso de la película se dan todas estas motivaciones, ansias de amor (con Walter y amor paterno y materno), de libertad (por parte de su madre), impulso de mandar (cuando recurre a un comportamiento excesivamente severo ante sus alumnos para marcar su autoridad), de sometimiento (carta que le escribe a Walter donde predomina el control de él sobre ella), envidia (parte en la que introduce los cristales rotos en la chaqueta de la alumna para que se hiera la mano cuando la había visto antes hablando con Walter), narcicismo ( su errónea autoestima), ambición (intento de llegar al éxito en su carrera profesional).
En definitiva, como dice Fromm, búsqueda de todo lo que le da sentido a la vida, sea por unos medios u otros, todos los seres humanos de una forma u otra queremos llegar al culmen de todas estas emociones.
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