Ciudad de Dios
2002 

8.4
130,964
Drama. Acción. Thriller
Basada en hechos reales, describe el mundo del crimen organizado en Cidade de Deus, un suburbio de Río de Janeiro, desde finales de los sesenta hasta principios de los ochenta, época durante la cual el tráfico de drogas y la violencia impusieron su ley en las favelas. A finales de los sesenta, Buscapé, un niño de 11 años tímido y sensible, observa a los niños duros de su barrio, sus robos, sus peleas, sus enfrentamientos diarios con la ... [+]
20 de marzo de 2013
20 de marzo de 2013
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Ciudad de Dios, la película más famosa de Fernando Meirelles, transita entre la esperanza y el pesimismo.
La esperanza, representada por Buscapé, el chaval de buen corazón que sueña con ser fotógrafo y queda al margen de la espiral de crimen de la favela gracias a su ilusión por conseguir lo que desea.
El pesimismo, representado por el grupo de niños criminales (no son los protagonistas, pero su participación es lo más aterrador de una película ya de por sí durísima) y por supuesto por Ze Pequeno. Acaba la película, y Meirelles, Katia Lund y Braulio Mantovani dejan claro que la historia va a volver a repetirse, que no hay lugar para el cambio en Ciudad de Dios.
Lo más destacado de Ciudad de Dios, además de su retrato del mundo de las bandas en los barrios pobres de Brasil y la reflexión acerca de la soledad cuando se está en lo más alto (ver la escena en que Ze Pequeno pide a una chica que baile con él en la discoteca, o todas sus escenas con Bené), es sin duda la realización de Meirelles y Lund. El descarnado realismo de su cámara nos mete de lleno en la vida de la favela, haciéndonos sentir sus olores, sus colores, su música, su miseria, el efecto de las drogas y el tacto de la sangre de los que mueren. Pero igualmente Meirelles y Lund se permiten momentos de auténticos maestros de lo visual, como por ejemplo ese plano fijo que narra en dos minutos la historia del local de los traficantes, pasando ante nuestros ojos las distintas imágenes, en una secuencia maestra. La fotografia de Cesar Charlone es igualmente sobresaliente, con esos tonos anaranjados en el segmento de los 60, y esa paleta de azules y negros en los 70. La favela parece literalmente otra, cuando no han pasado tantos años entre una trama y otra, y es gracias al trabajo de Charlone. La interpretación de todos los jóvenes actores es creíble, emocionante y entregada.
La narración, durante el flashback ambientado en los años 60, además, no puede ser más perfecta. La manera en que la historia y sus múltiples detalles se va desgranando poco a poco es absolutamente magistral (ver el desenlace de la trama del hermano de Buscapé, en la que Dadinho tiene mucho que ver). Es una pena que esa brillantez no se mantenga durante el resto del metraje, demasiado alargado y falto de garra, a pesar de ese final apabullante y de secuencias logradísimas, como la de la discoteca.
Ciudad de Dios no es una obra maestra, y no es perfecta, pero sí es una magnífica película, muy necesaria y que hay que ver.
Lo mejor: Todo el segmento ambientado en los 60. Simplemente perfecto. Y el trabajo de Meirelles, Lund y Charlone.
Lo peor: Tendría que haber sido más corta, y el ritmo se hace algo pesado en ciertos momentos.
La esperanza, representada por Buscapé, el chaval de buen corazón que sueña con ser fotógrafo y queda al margen de la espiral de crimen de la favela gracias a su ilusión por conseguir lo que desea.
El pesimismo, representado por el grupo de niños criminales (no son los protagonistas, pero su participación es lo más aterrador de una película ya de por sí durísima) y por supuesto por Ze Pequeno. Acaba la película, y Meirelles, Katia Lund y Braulio Mantovani dejan claro que la historia va a volver a repetirse, que no hay lugar para el cambio en Ciudad de Dios.
Lo más destacado de Ciudad de Dios, además de su retrato del mundo de las bandas en los barrios pobres de Brasil y la reflexión acerca de la soledad cuando se está en lo más alto (ver la escena en que Ze Pequeno pide a una chica que baile con él en la discoteca, o todas sus escenas con Bené), es sin duda la realización de Meirelles y Lund. El descarnado realismo de su cámara nos mete de lleno en la vida de la favela, haciéndonos sentir sus olores, sus colores, su música, su miseria, el efecto de las drogas y el tacto de la sangre de los que mueren. Pero igualmente Meirelles y Lund se permiten momentos de auténticos maestros de lo visual, como por ejemplo ese plano fijo que narra en dos minutos la historia del local de los traficantes, pasando ante nuestros ojos las distintas imágenes, en una secuencia maestra. La fotografia de Cesar Charlone es igualmente sobresaliente, con esos tonos anaranjados en el segmento de los 60, y esa paleta de azules y negros en los 70. La favela parece literalmente otra, cuando no han pasado tantos años entre una trama y otra, y es gracias al trabajo de Charlone. La interpretación de todos los jóvenes actores es creíble, emocionante y entregada.
La narración, durante el flashback ambientado en los años 60, además, no puede ser más perfecta. La manera en que la historia y sus múltiples detalles se va desgranando poco a poco es absolutamente magistral (ver el desenlace de la trama del hermano de Buscapé, en la que Dadinho tiene mucho que ver). Es una pena que esa brillantez no se mantenga durante el resto del metraje, demasiado alargado y falto de garra, a pesar de ese final apabullante y de secuencias logradísimas, como la de la discoteca.
Ciudad de Dios no es una obra maestra, y no es perfecta, pero sí es una magnífica película, muy necesaria y que hay que ver.
Lo mejor: Todo el segmento ambientado en los 60. Simplemente perfecto. Y el trabajo de Meirelles, Lund y Charlone.
Lo peor: Tendría que haber sido más corta, y el ritmo se hace algo pesado en ciertos momentos.
20 de julio de 2013
20 de julio de 2013
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Pros: 1- Cómo conseguir tantas actuaciones tan creíbles?
2- Muy llevadera.
3- La eficiencia para la narración de una historia intrincada es admirable.
4- Estética original con sello brasileño. Destacable.
5- Tiene elementos del cine de acción, los que combina con elementos del cine testimonial y más también.
6- Bien resuelto el final.
Contras: 1- Algunos elementos de violencia y crueldad. Pero están correcta, justa y necesariamente colocados. No me parecen golpes bajos efectistas. Para mí son una virtud, lo coloco en 'Contras' pues puede afectar en algunas escenas a personas sensibles.
2- Muy llevadera.
3- La eficiencia para la narración de una historia intrincada es admirable.
4- Estética original con sello brasileño. Destacable.
5- Tiene elementos del cine de acción, los que combina con elementos del cine testimonial y más también.
6- Bien resuelto el final.
Contras: 1- Algunos elementos de violencia y crueldad. Pero están correcta, justa y necesariamente colocados. No me parecen golpes bajos efectistas. Para mí son una virtud, lo coloco en 'Contras' pues puede afectar en algunas escenas a personas sensibles.
24 de enero de 2014
24 de enero de 2014
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Ciudad de Dios es probablemente una de las mejores películas jamás realizadas en América Latina y sin duda la mejor protagonizada por niños, en esta cinta que brilla con luz propia y que bebe de los estilos de Quentin Tarantino, Guy Ritchie y Martin Scorcese los protagonistas son gángsteres adolescentes en los que su paso de la infancia a la mayoría de edad se ve obstaculizada por la difícil existencia en una favela de Rio de Janeiro. Ya se habían realizado otros films sobre favelas como Pixote, la ley del más débil u Orfeu y también se realizarían otras notables como Tropa de élite pero ninguna captó la esencia de una época y un lugar como en el film de Fernando Meirelles.
Cuenta principalmente la historia de dos chicos bien distintos a los que el destino termina por juntarlos de alguna manera. Buscape es un niño sensible de la favela que crece sin meterse en líos al ver como a su hermano le fue mal en el mundo de la delincuencia y que sueña con ser fotógrafo algún día. Su dominio del territorio y su habilidad para no mezclarse con quien no debe le convierte en un observador casi invisible de su entorno lo que le llevará a ser un fiel testigo fotográfico de lo que sucede a su alrededor. Por otra parte Zé Pequeño, a quien Buscape trata de evitar a toda costa, es un brutal asesino, despiadado y sin remordimientos que controla la mayoría de la favela tras haberse hecho con ella mediante métodos violentos pero siguiendo la línea de quien todo lo quiere acaparar, decide meterse en una guerra contra un capo rival que dejará la favela al borde del caos. Al final se muestra como la existencia en Ciudad de Dios es cíclica y parece que se da a entender que un sitio donde se han perdido los valores humanos de empatía y convivencia nada se puede arreglar.
El rodaje estuvo acompañado de dificultades, se le pidió permiso a un jefe local que accedió a cambio de contratar a gente de su favela y uno de los protagonistas se empeñó hasta tal punto en conseguir su papel, que se pasó varios meses viviendo en una favela, todo esto aportó mayor realismo al film quizá por ello la violencia es retratada con realismo y las situaciones llegan a incomodar pero tiene la curiosa virtud de no llegar a ser visceral, gracias a una narrativa ligera, con situaciones cómicas y personajes desenfadados. El ritmo es frenético, la voz en off ayuda a entender como se entrecruzan con maestría varias historias y personajes distintos, los guiños cinematográficos al cine anglosajón de gangsteres de las últimas décadas están presentes así que los acercamientos de zoom e imágenes impactantes abundan. En definitiva Ciudad de Dios es un soplo de aire fresco al género y una película de altísimo nivel.
Cuenta principalmente la historia de dos chicos bien distintos a los que el destino termina por juntarlos de alguna manera. Buscape es un niño sensible de la favela que crece sin meterse en líos al ver como a su hermano le fue mal en el mundo de la delincuencia y que sueña con ser fotógrafo algún día. Su dominio del territorio y su habilidad para no mezclarse con quien no debe le convierte en un observador casi invisible de su entorno lo que le llevará a ser un fiel testigo fotográfico de lo que sucede a su alrededor. Por otra parte Zé Pequeño, a quien Buscape trata de evitar a toda costa, es un brutal asesino, despiadado y sin remordimientos que controla la mayoría de la favela tras haberse hecho con ella mediante métodos violentos pero siguiendo la línea de quien todo lo quiere acaparar, decide meterse en una guerra contra un capo rival que dejará la favela al borde del caos. Al final se muestra como la existencia en Ciudad de Dios es cíclica y parece que se da a entender que un sitio donde se han perdido los valores humanos de empatía y convivencia nada se puede arreglar.
El rodaje estuvo acompañado de dificultades, se le pidió permiso a un jefe local que accedió a cambio de contratar a gente de su favela y uno de los protagonistas se empeñó hasta tal punto en conseguir su papel, que se pasó varios meses viviendo en una favela, todo esto aportó mayor realismo al film quizá por ello la violencia es retratada con realismo y las situaciones llegan a incomodar pero tiene la curiosa virtud de no llegar a ser visceral, gracias a una narrativa ligera, con situaciones cómicas y personajes desenfadados. El ritmo es frenético, la voz en off ayuda a entender como se entrecruzan con maestría varias historias y personajes distintos, los guiños cinematográficos al cine anglosajón de gangsteres de las últimas décadas están presentes así que los acercamientos de zoom e imágenes impactantes abundan. En definitiva Ciudad de Dios es un soplo de aire fresco al género y una película de altísimo nivel.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
La frase: “En Ciudad de Dios si corres te cogen y si paras te matan.”
El momento: El apocalíptico final en el que los raterillos matan a Zé Pequeño en acto de venganza.
El momento: El apocalíptico final en el que los raterillos matan a Zé Pequeño en acto de venganza.
8 de mayo de 2020
8 de mayo de 2020
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Imprescindible, hay que verla una vez en la vida como poco.
¿Es posible hacer una película tan buena con un presupuesto así?
Destacamos el montaje que simplifica la historia, los actores que no eran profesionales, la crudeza de algunas escenas.
¿Es posible hacer una película tan buena con un presupuesto así?
Destacamos el montaje que simplifica la historia, los actores que no eran profesionales, la crudeza de algunas escenas.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Empezamos hablando del montaje. Un montaje tremendo, puesto que simplifica muchísimo todo el lio de personajes que de cualquier otra forma se nos hubiera complicado bastante. Dándole además buen ritmo y coherencia. Aprovechan muy bien los desvanecimientos para darle ritmo a la película, para explicar todo lo que ha pasado en el local sin mover la cámara, haciendo cambios de tiempo.
Pasamos a los actores, que no eran profesionales, sino que eran jóvenes sacados de Ciudad de Dios, pero que hicieron unas actuaciones formidables. Además del resto del equipo, ya que no contaban con un presupuesto muy grande, pero supieron aprovechar muy bien sus recursos.
Es dura porque es sincera, porque representa la situación real de las favelas. Vemos a niños con armas más grandes que ellos, vemos la corrupción de la policía, vemos que prácticamente la única opción de prosperar es meterse en el mundo de las drogas, vemos que todos los jóvenes consumen alguna droga, y sobre todo las escenas más crudas de la película, como en la que Zé Pequeño le pega el tiro en el pie a los dos niños y le dice al otro crio que mate a uno.
Cuenta la historia de muchos personajes, algunos más desarrollados y otros menos, pero la de casi todo el mundo. Así explica el funcionamiento de la favela, al mismo tiempo que distintos personajes van pasando por su vida, hasta que el final termina siendo el único final bueno posible para alguien salido de Ciudad de Dios.
Pasamos a los actores, que no eran profesionales, sino que eran jóvenes sacados de Ciudad de Dios, pero que hicieron unas actuaciones formidables. Además del resto del equipo, ya que no contaban con un presupuesto muy grande, pero supieron aprovechar muy bien sus recursos.
Es dura porque es sincera, porque representa la situación real de las favelas. Vemos a niños con armas más grandes que ellos, vemos la corrupción de la policía, vemos que prácticamente la única opción de prosperar es meterse en el mundo de las drogas, vemos que todos los jóvenes consumen alguna droga, y sobre todo las escenas más crudas de la película, como en la que Zé Pequeño le pega el tiro en el pie a los dos niños y le dice al otro crio que mate a uno.
Cuenta la historia de muchos personajes, algunos más desarrollados y otros menos, pero la de casi todo el mundo. Así explica el funcionamiento de la favela, al mismo tiempo que distintos personajes van pasando por su vida, hasta que el final termina siendo el único final bueno posible para alguien salido de Ciudad de Dios.
18 de agosto de 2021
18 de agosto de 2021
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Se puede hacer realismo social sin aburrir.
Se pueden añadir momentos humorísticos y escenas de acción a una película seria sin que deje de ser seria. En el mejor sentido de la palabra.
Se puede contar una historia compleja con numerosos personajes (y bien definidos) a un ritmo trepidante y con un montaje dinámico y espectacular.
Se puede hacer una película cruda y sin pamplinas sobre la marginación, la violencia, las drogas, la delincuencia, la corrupción policial y la degradación urbana que te tiene tan absorto mientras la ves que solo cuando termina te paras a reflexionar que lo que has visto es el día a día de mucha gente en muchas partes del mundo, alguna, no lo dudes, bastante cercana a ti, lo creas o no.
Se pueden añadir momentos humorísticos y escenas de acción a una película seria sin que deje de ser seria. En el mejor sentido de la palabra.
Se puede contar una historia compleja con numerosos personajes (y bien definidos) a un ritmo trepidante y con un montaje dinámico y espectacular.
Se puede hacer una película cruda y sin pamplinas sobre la marginación, la violencia, las drogas, la delincuencia, la corrupción policial y la degradación urbana que te tiene tan absorto mientras la ves que solo cuando termina te paras a reflexionar que lo que has visto es el día a día de mucha gente en muchas partes del mundo, alguna, no lo dudes, bastante cercana a ti, lo creas o no.
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