El verdugo
1963 

8.2
42,686
Comedia
José Luis, el empleado de una funeraria, proyecta emigrar a Alemania para convertirse en un buen mecánico. Su novia es hija de Amadeo, un verdugo profesional. Cuando éste los sorprende en la intimidad, los obliga a casarse. Ante la acuciante falta de medios económicos de los recién casados, Amadeo, que está a punto de jubilarse, trata de persuadir a José Luis para que solicite la plaza que él va a dejar vacante, lo que le daría derecho ... [+]
14 de noviembre de 2020
14 de noviembre de 2020
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Lo más sorprendente de 'El verdugo' reside en la capacidad de Luis García Berlanga para contar algo tan grave de una forma en que, de cuando en cuando, al espectador le resulta imposible no esbozar una sonrisa. Porque el tema central de la película es, aparte de una crítica y oposición frontal e inteligente contra el franquismo, la muerte, que sobrevuela y se inmiscuye de manera sutil en la vida de los protagonistas, más allá de las profesiones de estos. "¿Dónde te gustaría morir?", pregunta José Luis (Nino Manfredi) a Carmen (Emma Penella) en su primera cita, hastiados ya, tan temprano, de la vida que les ha tocado o les han impuesto llevar.
La otra gran cuestión que trata el filme es la deshumanización del ciudadano que vive bajo la idiosincrasia propia de cualquier régimen dictatorial. Esto se manifiesta de muy diferentes modos a lo largo de la cinta, pero hay dos momentos que son clave para entender que los designios del ejecutor, un funcionario del Estado, se escapan fuera de su voluntad, y que este se ha alienado, perdiendo toda razón, empatía y cualquier tipo de sentimiento. "Ve y no hagas el ridículo", le espeta Amadeo (Pepe Isbert) a su aprendiz y yerno cuando el segundo reniega de su trabajo, que no es otro que el de quitar vidas por decreto. Para acentuar todavía más lo que supone esa carga, y en otro alarde de maestría tras la cámara, Berlanga convierte al verdugo en víctima en una escena en la que el tono rompe radicalmente con el del resto de la película.
El contexto, lógicamente, es un personaje más con el que el propio director juega para mostrar el atraso social de un país, España, que entonces se empezaba a asomar a un ligero aperturismo, que comenzaba a recibir una avalancha de turistas y continuaba su proceso de industrialización. El escenario era bien distinto para los locales, que aprovechaban un destino laboral para, de rebote, celebrar su luna de miel en Mallorca, o se las ingeniaban para, aprovechándose del intrincado sistema burocrático del régimen, recibir un piso donde tratar de salir adelante.
La otra gran cuestión que trata el filme es la deshumanización del ciudadano que vive bajo la idiosincrasia propia de cualquier régimen dictatorial. Esto se manifiesta de muy diferentes modos a lo largo de la cinta, pero hay dos momentos que son clave para entender que los designios del ejecutor, un funcionario del Estado, se escapan fuera de su voluntad, y que este se ha alienado, perdiendo toda razón, empatía y cualquier tipo de sentimiento. "Ve y no hagas el ridículo", le espeta Amadeo (Pepe Isbert) a su aprendiz y yerno cuando el segundo reniega de su trabajo, que no es otro que el de quitar vidas por decreto. Para acentuar todavía más lo que supone esa carga, y en otro alarde de maestría tras la cámara, Berlanga convierte al verdugo en víctima en una escena en la que el tono rompe radicalmente con el del resto de la película.
El contexto, lógicamente, es un personaje más con el que el propio director juega para mostrar el atraso social de un país, España, que entonces se empezaba a asomar a un ligero aperturismo, que comenzaba a recibir una avalancha de turistas y continuaba su proceso de industrialización. El escenario era bien distinto para los locales, que aprovechaban un destino laboral para, de rebote, celebrar su luna de miel en Mallorca, o se las ingeniaban para, aprovechándose del intrincado sistema burocrático del régimen, recibir un piso donde tratar de salir adelante.
18 de febrero de 2024
18 de febrero de 2024
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Rafael Azcona y Luis García Berlanga confluyen de nuevo, tras el rotundo éxito de "Plácido", en esta inigualable y única en su género propuesta fílmica.
Sátira sobre la pena de muerte en España; humor mordaz que encubre un profundo pesimismo (no hay lugar para la risa y, por momentos, se sufre con el drama al que se enfrenta la familia del verdugo).
La película enfrenta al viejo y genial actor Pepe Isbert y al joven italiano Nino Manfredi; este último (como nuevo yerno) sucede a aquel en su vil y despreciable trabajo como verdugo, a pesar de su aversión por la violencia, para poder así mantener la vivienda recibida del Estado y a su mujer embarazada.
El mensaje de la cinta es un alegato sin fisuras contra la pena de muerte que no sé cómo pudo sortear la censura del momento. Constituye una de las mejores películas del cine de Berlanga y, por extensión, del cine patrio.
Sátira sobre la pena de muerte en España; humor mordaz que encubre un profundo pesimismo (no hay lugar para la risa y, por momentos, se sufre con el drama al que se enfrenta la familia del verdugo).
La película enfrenta al viejo y genial actor Pepe Isbert y al joven italiano Nino Manfredi; este último (como nuevo yerno) sucede a aquel en su vil y despreciable trabajo como verdugo, a pesar de su aversión por la violencia, para poder así mantener la vivienda recibida del Estado y a su mujer embarazada.
El mensaje de la cinta es un alegato sin fisuras contra la pena de muerte que no sé cómo pudo sortear la censura del momento. Constituye una de las mejores películas del cine de Berlanga y, por extensión, del cine patrio.
8 de junio de 2007
8 de junio de 2007
17 de 33 usuarios han encontrado esta crítica útil
Tengo dos notas para esta película.
En el caso que decidamos que es una comedia le doy un 2. Porque no tiene gracia, no te ríes, sencillamente. Hay situaciones cómicas pero el poder drámatico de esas situaciones te impide reir.
Tiene algunas escenas en las que sueltas unas carcajadas, pero nada más.
Como drama, le doy un 8. Porque es una de las mejores peliculas contra la pena de muerte y casi escapa a mi razón como pudo esquivar la censura franquista. Es una profunda reflexión sobre la etica y la moral, y podría añadir lo legal.
Haciendo la media lo dejo en un 6 porque valoro más el componente drámatico, pero realmente que de comedia , nanay.
En el caso que decidamos que es una comedia le doy un 2. Porque no tiene gracia, no te ríes, sencillamente. Hay situaciones cómicas pero el poder drámatico de esas situaciones te impide reir.
Tiene algunas escenas en las que sueltas unas carcajadas, pero nada más.
Como drama, le doy un 8. Porque es una de las mejores peliculas contra la pena de muerte y casi escapa a mi razón como pudo esquivar la censura franquista. Es una profunda reflexión sobre la etica y la moral, y podría añadir lo legal.
Haciendo la media lo dejo en un 6 porque valoro más el componente drámatico, pero realmente que de comedia , nanay.
8 de abril de 2016
8 de abril de 2016
15 de 29 usuarios han encontrado esta crítica útil
El arranque es potente, no podemos por menos que acomodarnos en el asiento, todo apunta a que veremos algo grande hoy. Pero una vez se cierran las puertas de la cárcel, el tono cae en picado y no remonta en todo el metraje, lo que parecía iba a ser un drama de altura, queda reducido a comedieta mediocre, costumbrista y plana. Y peor que otras tantas de la época, porque los personajes ni siquiera resultan agradables, (¿por qué se gritan malhumorados todo el tiempo?), aunque los actores logran sacar de ellos lo que no hay, y resuelven la papeleta aportando luz y carisma. Al final, la escena en la que atraviesan el patio quiere recuperar el tono, pero sabe a poco y es ya tarde, el poder de esa imagen clavada en el patio, el sombrero caído, la puerta que se cierra, no basta para remontar lo que ya es un fiasco consumado. A buenas horas, mangas verdes.
Aquí no hay ni alegato contra la pena de muerte, ni crítica al régimen franquista, ni salto sobre la censura, ni humor negro ni ácido, ni mordiente dulce, salá, ni nada de nada. Que una cosa es lo que queremos ver, o lo que nos cuentan que vemos, y otra bien distinta lo que realmente vemos. Es una comedia de enredos con los típicos personajes del cine español de los sesenta, lo mismo le podrían haber hecho verdugo a José Luis que pescador en alta mar, y de igual modo habría reaccionado, y la misma reflexión y el mismo fondo tendría la película: osea, ninguno. Es más, yo que soy firmemente contraria a la pena de muerte, y como diría Victor Hugo, es si acaso una de las pocas convicciones que he mantenido siempre, veo en “El verdugo” una banalización de la misma, que si bien no me ha resultado ofensiva, sí me ha incomodado en algunos momentos.
Las pajas mentales del personal con Berlanga, su verdugo, y este pretendido ejercicio de análisis social y político, sólo se pueden explicar desde la histeria colectiva antifranquista de nuestros días (y creciendo, como sigan así, terminarán ganando la guerra en 2039), y por la obsesión por los señores censores de la dictadura reunidos en oscuros sótanos con el lápiz rojo. Es lógico que la fina y sutil censura de hoy, alimente el recuerdo de aquella burda, paleta e inepta del pasado. Mientras levitamos admirando aquella supuesta valentía y aquellos supuestos elevados alegatos, no los buscamos en el presente, no sea que, como entonces, no los encontremos y nos dé por pensar.
Aquí no hay ni alegato contra la pena de muerte, ni crítica al régimen franquista, ni salto sobre la censura, ni humor negro ni ácido, ni mordiente dulce, salá, ni nada de nada. Que una cosa es lo que queremos ver, o lo que nos cuentan que vemos, y otra bien distinta lo que realmente vemos. Es una comedia de enredos con los típicos personajes del cine español de los sesenta, lo mismo le podrían haber hecho verdugo a José Luis que pescador en alta mar, y de igual modo habría reaccionado, y la misma reflexión y el mismo fondo tendría la película: osea, ninguno. Es más, yo que soy firmemente contraria a la pena de muerte, y como diría Victor Hugo, es si acaso una de las pocas convicciones que he mantenido siempre, veo en “El verdugo” una banalización de la misma, que si bien no me ha resultado ofensiva, sí me ha incomodado en algunos momentos.
Las pajas mentales del personal con Berlanga, su verdugo, y este pretendido ejercicio de análisis social y político, sólo se pueden explicar desde la histeria colectiva antifranquista de nuestros días (y creciendo, como sigan así, terminarán ganando la guerra en 2039), y por la obsesión por los señores censores de la dictadura reunidos en oscuros sótanos con el lápiz rojo. Es lógico que la fina y sutil censura de hoy, alimente el recuerdo de aquella burda, paleta e inepta del pasado. Mientras levitamos admirando aquella supuesta valentía y aquellos supuestos elevados alegatos, no los buscamos en el presente, no sea que, como entonces, no los encontremos y nos dé por pensar.
31 de marzo de 2012
31 de marzo de 2012
4 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
A este tipo:
[Allá por el 2010
--¿Y ya está?--
Peliculilla que ni es comedia ni es drama, y que además echa un tufillo a rancio típico del cine español que a mí por lo menos no me va. Será que los años no perdonan. Dicen que es el mayor alegato contra la pena de muerte que jamás se ha filmado... Podría serlo, si estuviéramos hablando de un libro, en el que personajes y situaciones suelen estar mejor descritos. Yo no veo la intensidad dramática atribuible al tema por ningún lado. Sé que ésta tuvo que ser camuflada por temas de censura y demás, pero ¿tanto? Necesitaré una revisión ocular. A bote pronto, agradezco el intento, y soy consciente de la necesidad de esta película, pero no me convence, y si no lo hace tratando el tema que trata poco futuro le veo al resto del cine español, que al parecer, vuela algo más bajo. Miedo me da.
"La última vez" -dice nuestro sufrido amigo... Se ve que la afectación le sobrepasa.
¡Y yo sin sentir nada en la butaca!]]]
Ni puto caso. Y es que las cosas, por suerte o por desgracia, cambian. Siempre. No es que no tuviera razón, obviamente la tenía, porque su criterio era suyo al fin y al cabo. Además, ese 19/36 de utilidad parecía reafirmarlo en su postura: "no estoy solo" -se diría. Esta bandera no es la mía, en esta patria no me reconozco, todo me da asco.
Sí, amigos, resulta que todo se reduce a eso: el tipo en cuestión, como todo ser humano, tenía sus prejuicios. Aún los tiene, aunque intenta que cada vez sean menos numerosos. Por su propio bien. Por no cerrarse puertas de manera innecesaria. ¿Que qué prejuicios eran esos? Bueno, obviamente ni había visto suficiente cine -mucho menos español- para tener una opinión alejada de embriones, coletazos de personalidad a medio hacer (era muy joven), ni desde luego sabía bien cómo tomarse, de qué manera asimilar, filtrar, las imágenes con que se le bombardeaban desde una "cápsula del tiempo" (te lo cojo prestado, Felipe). Vengo a decir que su abuelo siempre fue de los de pasarse las tertulias rememorando historias de zagalas, que se "movían mejor que un garbanzo en la boca de su abuela". Los temas más seriotes, se los callaba (alguna vez oí, cierto es, que a su hermano se lo cargaron los rojos de un balazo*).
Claro, luego uno intenta acercarse a la España tan castiza y tan paradigmáticamente nuestra, hoy por hoy, sin tener ni puta idea de cómo iba la cosa, y se da de hostias con un panorama marciano, por no decir devastador. Así fue. He ahí la causa. Chico, la cinta no tiene la culpa, eres tú el que la mira con los ojos que no debe. Intenta traspasar ese habitáculo tan cómodo en el que ahora te amodorras: la vida, el mundo existía mucho antes de que tú nacieras.
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[Allá por el 2010
--¿Y ya está?--
Peliculilla que ni es comedia ni es drama, y que además echa un tufillo a rancio típico del cine español que a mí por lo menos no me va. Será que los años no perdonan. Dicen que es el mayor alegato contra la pena de muerte que jamás se ha filmado... Podría serlo, si estuviéramos hablando de un libro, en el que personajes y situaciones suelen estar mejor descritos. Yo no veo la intensidad dramática atribuible al tema por ningún lado. Sé que ésta tuvo que ser camuflada por temas de censura y demás, pero ¿tanto? Necesitaré una revisión ocular. A bote pronto, agradezco el intento, y soy consciente de la necesidad de esta película, pero no me convence, y si no lo hace tratando el tema que trata poco futuro le veo al resto del cine español, que al parecer, vuela algo más bajo. Miedo me da.
"La última vez" -dice nuestro sufrido amigo... Se ve que la afectación le sobrepasa.
¡Y yo sin sentir nada en la butaca!]]]
Ni puto caso. Y es que las cosas, por suerte o por desgracia, cambian. Siempre. No es que no tuviera razón, obviamente la tenía, porque su criterio era suyo al fin y al cabo. Además, ese 19/36 de utilidad parecía reafirmarlo en su postura: "no estoy solo" -se diría. Esta bandera no es la mía, en esta patria no me reconozco, todo me da asco.
Sí, amigos, resulta que todo se reduce a eso: el tipo en cuestión, como todo ser humano, tenía sus prejuicios. Aún los tiene, aunque intenta que cada vez sean menos numerosos. Por su propio bien. Por no cerrarse puertas de manera innecesaria. ¿Que qué prejuicios eran esos? Bueno, obviamente ni había visto suficiente cine -mucho menos español- para tener una opinión alejada de embriones, coletazos de personalidad a medio hacer (era muy joven), ni desde luego sabía bien cómo tomarse, de qué manera asimilar, filtrar, las imágenes con que se le bombardeaban desde una "cápsula del tiempo" (te lo cojo prestado, Felipe). Vengo a decir que su abuelo siempre fue de los de pasarse las tertulias rememorando historias de zagalas, que se "movían mejor que un garbanzo en la boca de su abuela". Los temas más seriotes, se los callaba (alguna vez oí, cierto es, que a su hermano se lo cargaron los rojos de un balazo*).
Claro, luego uno intenta acercarse a la España tan castiza y tan paradigmáticamente nuestra, hoy por hoy, sin tener ni puta idea de cómo iba la cosa, y se da de hostias con un panorama marciano, por no decir devastador. Así fue. He ahí la causa. Chico, la cinta no tiene la culpa, eres tú el que la mira con los ojos que no debe. Intenta traspasar ese habitáculo tan cómodo en el que ahora te amodorras: la vida, el mundo existía mucho antes de que tú nacieras.
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SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
No sé si aclaro algo o si me estoy haciendo un lío. Para leer alabanzas, grandes palabras y oratorias que yo nunca he tenido ahí están el resto de críticas publicadas. Sólo quería testificar que, una vez más, he cambiado de opinión. No soy el mismo. No tengo más razón de la que tuviera anteriormente -si la tuve. Simplemente juego a desmontarme en este proceso inacabable que es crecer y del que todos somos cómplices. Lo normal, ya sabes. Éste fue mi caso.
*¿Quién es tu verdugo? Todos tenemos uno.
Abuelo, sé que llego tarde, pero cuéntamelo todo...
*¿Quién es tu verdugo? Todos tenemos uno.
Abuelo, sé que llego tarde, pero cuéntamelo todo...
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