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Relatos salvajes

Comedia. Drama La película consta de seis episodios que alternan la intriga, la comedia y la violencia. Sus personajes se verán empujados hacia el abismo y hacia el innegable placer de perder el control, cruzando la delgada línea que separa la civilización de la barbarie. (FILMAFFINITY)
Críticas 335
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10
21 de septiembre de 2014
6 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
Maravillosa película la cual retrata a través de seis episodios como es la sociedad actual en Argentina, no solo en la Capital Federal, sino también en parte del país, podemos ver muchos temas en tan solo dos horas contados de manera brillante, sin huecos, un guión de esos que se piensan, analizan y son llevados a la pantalla grande de una manera magnífica. Se manifiesta la hipocresía, la burocracia, el estado latente de la sociedad hoy muy crispada en cada ocasión, en cada capítulo. No puedo detallarles cada historia porque es un film indispensable para ver. Las actuaciones me parecieron todas muy correctas, grandes actores se dieron cita a una película que ya hace historia por la gran cantidad de público que acude a las salas de cine, está siendo revolucionaria, porque creo que se atreve a mucho, a contar en forma contundente, clara como es la sociedad del siglo XXI le guste a quien le guste, quizás muchos se sientan tocados por ser parte de ese rompecabezas social cínico en el cual muchos están insertos. Me he reído por muchos momentos porque es el retrato de lo que es la vida hoy. Imperdible.
6
27 de enero de 2015 4 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
“Mese” había pasado la película argentina alabada por la crítica y parte de mis amistades. Pero su elección para competir en los Óscar me la devolvió a una buena sala y me faltaba…
Debo decir en primer lugar que no me ha parecido para tanto. De hecho me ha recordado mucho el neorrealismo o los guiones de Ferreri y muchos guionistas españoles apuntados a la mala baba de aquellos años de plomo. El director argentino quiere ser perturbador pero se queda en los tópicos más destacados y conocidos del cine negro, o mejor del cine en blanco y negro de Ibañez Serrador y compañía.
Exageradamente sarcástica y trenzadamente violenta en las dosis justas para asustar deleitando. Eros y Tanatos. Corrupción y venganza individual. La voladura de las instituciones al gusto del ciudadano. Todo risiblemente fácil. El Director es listo y demagogo. Se ha fabricado una especie de lanzamiento hacia las profundidades de la barbarie. Eso si con la red de seguridad de un público adepto de antemano.
Lo ha visto fácil. Hace en este arte de la magia de las sombras en que todo es imposiblemente posible que el espectador vea reflejado todo eso que pensamos cuando no llega el sueño. O todo aquello en que pensamos cuando queremos alejar de nuestra cabeza ese rosario de anhelos que el corazón nos pide que gritemos. Quien no quiere ser ese héroe de la clase media que es Darín? ¿Quién en la oscuridad después de pensar en ella, no ha pensado como él?
Y si es listo el tal Damian Szifron. Ha montado un teatrillo basado en el conocimiento previo de que la catarsis en la sala ayuda y mucho. Y busca mucho más la complicidad que la reflexión. Y en países de enteraos como Argentina y España; “Pa qué las prisas”.
Y la catarsis hay que buscarla en condiciones. Así que unos soberbios actores con Darín que cada día se parece más a Morgan (cualquier papel te lo crees en su geta, cualquiera). Una puesta en escena muy buena. En plan mengajo en el episodio de la carretera, almodovariano en el del avión (La película está producida por la productora El Deseo) y orgiásticamente de un moderneo y postureo en el último episodio de la boda. Por cierto estupendo el comentario de “tu mamá es un weding planet”. Y la fotografía ad-hoc. La música con un Santaolalla prietas las filas con el director que nos despacha una banda sonora ventajista entre Morricone y Flashdance. Si hay que aplaudir se aplaude, pero a mí me recordó un poco y salva sea la parte el semanario satírico “El Jueves” post Aurelio Romero.
En conjunto divertidísima pero un tanto hueca a mi modo de ver. Cortazariana y judía al tiempo. Parece diseñada para que el lobby dominante en la Academia yanqui la vea con agrado, eso sí escandalizándose a risotadas. No te digo ná y te lo digo tó.
El cine por episodios siempre ha tenido buena acogida. Y a esta película de relaticos solo le ha faltado en plan argentino…. “un cuentito, pibe, un cuentito sobre el agnóstico que iba a Misa para ver a su amor.
Pasas el rato. No deja de ser palomitera a su modo. Eso si les agradezco muchismo, muchismo poder oír Fly me to the moon (in other words) de Bobby Woomack en sonido Dolby. El soul nunca sonó mejor que en los modernos cines.
La ficción rara vez se enfrenta a la justicia. ¿Se disfruta la venganza ¿ SÍ.
Pos EA.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
lo mejor las actuaciones
lo peor: esa sensación de que parece que el final te lo sabes.
Y la novia. la novia es mi p.. heroina. Yo hubiera querido una madre con ese proyecto de vida.
8
8 de diciembre de 2015 4 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Muy buena película!! Son unas historias independientes, que cuentan como en un momento de tu vida, en el que sólo puede ser 1 segundo, puede cambiar el resto de tu vida drásticamente. Como algo en nuestro cerebro hace un "click" y hace girar completamente el transcurso del resto de tu vida.

Muy bien hecha, muy bien realizada, muy bueno actores (aunque parezca que no haya más actores en Argentina que Ricardo Darín y Leonardo Sbaraglia), muy buen montage... espléndida. Una película a recomendar.

El estilo es de comedia negra, o de thriller con toques de terror con un humor muy bien acertado.
9
8 de septiembre de 2014 3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Damián Szifrón cambió la televisión argentina y la hizo crecer de golpe más de una década atrás, con su serie “Los simuladores”. Por entonces, la fórmula empleada por el director argentino parecía estar ahí, esperando que a alguien se le ocurriera aplicarla: intriga, guiones y actuaciones de excelencia, ritmo cinematográfico, confianza en la creatividad y abandono del tradicional menosprecio a la adultez del espectador medio. Por supuesto, el éxito y los premios lo acompañaron desde el vamos.

En esta nueva producción, “Relatos salvajes”, alentado por inversores de monta, entre los cuales asoman nada menos que los hermanos Almodóvar y la Warner, ahora Szifrón da un paso enorme, que alienta una consagración algo más internacional. ¿Previo a Hollywood? Es que el cine del director argentino está mucho más emparentado con la idiosincrasia y tradiciones del cine del norte, que en las dificultosas experiencias de sus correligionarios latinos.

Ya en sus viejas incursiones por el espectáculo televisivo, el director había mostrado su capacidad por lograr productos de comprensión global, luego comprobado por las reiteradas remakes internacionales que habían obtenido sus creaciones en la pantalla chica. El espectador pudo solazarse con guiones apasionantes, y efectismos de cámara, edición y arte como pocas veces fueran ensayadas antes en el paupérrimo mundo de la tele latina.

Sus otras dos creaciones cinematográficas anteriores fueron –apenas- ensayos de muy menor monta en esta nueva incursión que lo consagraban, también, como cineasta.

“Relatos salvajes” es una incursión del grotesco muy argentino, emparentado con lo más bizarro (y exitoso) del cine, el teatro, el tango, y hasta el comic nacional. Relatos de trazo grueso, en donde se combinan diálogos y acciones más cercanas a los márgenes de las menos admitidas conductas de la sociedad.

El juntar y mezclar cine gore, con culto a las técnicas más refinadas de la venganza, el relato negro que deja a la vista lo más bajo del alma humana, el crimen, la corrupción y el reiterado descontrol de la ira, llevan a Szifrón a una zona que oscila entre el mundo de Tarantino y las cada vez más abundantes series y miniseries de la tele Premium.

Este film está llevando mucha gente al cine. Un público que abandona por un rato la atracción por los chismes y escándalos que les sirven en la televisión diaria, atraído por los comentarios boca a boca de sus amigos, compañeros o vecinos. Es que, por un rato, dejarán de escandalizarse de la bailarina que cuenta como fue delicadamente penetrada por un actor que ella ignoraba que estaba casado, dado que ver a una actriz nadando en sangre o a un actor mostrando sus desbordes escatológicos en primer plano, son delicatesen que la tele todavía no se anima a exhibir.

Pero sería una injusticia detenerse a juzgar el cine de Szifrón por sus desbordes amarillistas, en función de que nos brinda un espectáculo sumamente ameno, refinado y elaborado con recursos que lo elevan a ser considerado entre los mejores cineastas de la actualidad.

Y si es verdad que la obra de un artista trasciende el análisis desde las limitaciones de un solo trabajo, es la hora de aguardar cómo continúa labrándola este joven realizador argentino.
8
17 de octubre de 2014 3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Me cuentan los que pescan que la clave para capturar al animal es dar y tirar de sedal, anticipando sus movimientos, con firmeza pero delicado, convenciéndole a la postre de que se entregue. Qué es estéril resistirse. Que haga lo que haga, terminará en la buchaca.
Sí, sí, parece fácil, me aclaran, pero en el toma y daca, es muy posible que el bicho gane la partida, la tanza tense demasiado y se rompa, siendo ya imposible recuperar al pez que se irá libre, lejos, muy lejos, de donde no volverá, pues sabe bien lo que hay.
Damián Szifron es un consumado pescador. De esos que podría dar mil y un consejos como los que apuntaba. Y todos impagables. Curtido en televisión (“Los Simuladores”, “Hermanos y Detectives”) donde el share te puede convertir, de un día para otro, en picadillo para surimi, sabe cómo hacer que el espectador muerda el anzuelo y ya no lo suelte jamás.
“Relatos Salvajes” es paradigmática de cuanto digo. En ella las historias se tensan dramáticamente y se destensan con comicidad, para al final, de con un certero golpe dejarte como pez fuera del agua, desarmado y presa de quién te ha sabido guiar a donde no esperabas.
Entre los valiosos aparejos del autor de “Tiempo de valientes”, encontraremos un manejo de las herramientas audiovisuales pasmoso, en el que aspectos como la fotografía, el montaje o los insertos musicales actúan en apoyo envidiable de unas historias que embaucan y prenden así definitivamente.
Si tuviese que quedarme con uno de los relatos salvajes, ejemplificante de todo lo que comento, lo haría, sin dudarlo, con el último. Una mascletá de recursos narrativos que tensa hasta límites insospechados una historia que camina siempre al filo del abismo, y que bien podría romperse en cualquier instante, malográndose por ridícula con el consiguiente cabreo del personal, pero que su director (y guionista, y montador, y…) sabe coronar del único modo posible, después de habernos hecho vivenciar una montaña rusa de sensaciones.
Visto lo cual, no me resisto, ningún inconveniente en seguir picándole, señor Szifron, me tiene usted en su red.

By @magnumcallahan
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