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Interestelar

Ciencia ficción. Drama. Aventuras Al ver que la vida en la Tierra está llegando a su fin, un grupo de exploradores dirigidos por el piloto Cooper (McConaughey) y la científica Amelia (Hathaway) emprende una misión que puede ser la más importante de la historia de la humanidad: viajar más allá de nuestra galaxia para descubrir algún planeta en otra que pueda garantizar el futuro de la raza humana. (FILMAFFINITY)
Críticas 895
Críticas ordenadas por utilidad
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3
13 de noviembre de 2014
11 de 13 usuarios han encontrado esta crítica útil
Cuando se estrenó la tercera parte de Batman vi un estilo diferente a las otras películas de C. Nolan. Noté un montaje más convencional, más lineal a sus otras obras. No fue ese gran final de la trilogía que se esperaba, con esa epicidad que me absorbió en sus anteriores trabajos, llevados a su cima en Origen.
Interstellar confirma otra forma de dirigir. Se vuelve más plana, sin esas secuencias tan grandes como, por ejemplo, las primeras imágenes de Insomnio y El truco final o el tercer acto de Origen; ese rompecabezas tan ingenioso como es Memento (con una teoría que tengo sobre el final que nadie lo ha secundado); recrear un personaje como es el Joker (aunque en la serie animada de batman tiene un cáracter similar) y ser copiado por otros en la escena de la comisaría con el villano (por ejemplo en Skyfall).
Si en vez de Nolan hubiera sido otro el director de Interstellar, no se hubiera notado nada. No reconocí nada de él en esta producción. Un comienzo lento, una parte media interesante y un final de vergüenza. En spoiler lo desarrollo.
No me vi inmerso en la película, solo en la parte media y eso para mí es malo. Y todos los que dicen que sus guiones tienen lagunas, aquí tienen carnaza de sobra. Son oceános en vez de lagunas los que aquí se quiere contar.
Si este va a ser su camino a partir de ahora, no me gusta.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Se publicita que ha contado con la ayuda de Kip Thorne para tener una base sobre la teoría de la relatividad, los agujeros negros y demas temas astrofisícos. Bien. Mi pregunta es, ¿en qué libro dice que el amor es la fuerza motora del universo? Ahí se pasó de listo. No puedes pasarte diez minutos hablando de que el amor es lo que nos va a salvar, porque a mí no me vale. El amor es un sentimiento, es algo abstracto que usamos los seres humanos para superarnos. El amor a otra persona nos hace ser valientes para intentar pasar la vida con él o ella; el amor a un trabajo o una idea nos hace luchar para que salga adelante y no solo por nosotros sino que puede ser beneficioso o peligroso para el resto. Dos ejemplos de lo que creo que es el amor.
¿Pero el amor como algo que se puede utilizar para poder atravesar el agujero negro y llegar a la quinta dimensión y poder mandar mensajes a tu hija en otro espacio-tiempo o elegir el planeta adecuado porque esa persona está enamorada, qué casualidad, de la mujer que va en la nave espacial? No, gracias, no lo compro. Si hubiese sido una secuencia más onírica puede que no rechinara tanto.
Este es el gran fallo de Interstellar. Por lo menos, para mí.
4
18 de diciembre de 2014
10 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
Cuando veo películas de ciencia-ficción parto de la base de que lo que voy a ver es eso, ciencia-ficción, que no es real, pero aún así necesito que haya una cierta credibilidad en lo que veo. Por ejemplo, si se trata de una película ambientada en el año 5268, pues me puedo creer casi todo lo que vea porque no tengo ni idea de cómo puede ser el mundo en ese año, siempre y cuando la película esté bien hecha. Pero si es una película en la que dicen que un meteorito está cayendo a la tierra y llega un tío con una escopeta y dispara al meteorito y desvía su trayectoria, salvando así a la humanidad, pues no me lo voy a creer. Ciencia-ficción si, pero dentro de un orden.

“Interstellar” es entretenidilla, pero tiene tantos errores y tantas cosas increíbles que termina siendo grotesca. Es imposible creerse lo que nos cuenta, imposible. A mí me condicionó mucho eso. Es una chorrada detrás de otra, con inexactitudes continuas, a pesar de lo cual, evidentemente hay muchísima gente que piensa que es un peliculón. Todo un misterio.

Se supone que se trata de un melodrama, y yo, que soy sumamente impresionable, no me emocioné lo más mínimo. Tal vez porque la intención se ve venir, se fuerza, y entonces ya no hace efecto, por lo menos a mí.

En cuanto al viaje espacial, muy flojito. Cuando vamos a ver una película de astronautas esperamos un viaje lleno de aventuras, en el que se transmitan al espectador las sensaciones que se debe experimentar estando mucho tiempo en el espacio: la soledad, el aislamiento, la incertidumbre, el peligro, las penurias físicas derivadas de estar mucho tiempo encerrado en una nave… etc. Pues nada de eso. El espectador no percibe absolutamente nada de eso. Están en una nave espacial como podrían estar en un autobús que va de Madrid a Segovia.

Nolan toma al espectador por tonto continuamente. Primero pensando que se va a tragar cualquier cosa que le cuente, por disparatada que sea. Y luego porque se afana por explicar las cosas continuamente. Y ¿como lo hace? Pues no se le ocurre otra cosa que hacer que los astronautas se lo expliquen unos a otros. Por ejemplo, para explicar lo que es un agujero gusano, un astronauta se lo pregunta a otro, y éste se lo explica. O sea, como si un ingeniero electrónico le explica a otro lo que es un circuito impreso.

Y además, no siempre lo explican bien. Como Nolan tiene la idea de que el espectador es tonto, ni siquiera se esfuerza en explicar las cosas con rigor científico, sino que hace unos diálogos chapuceros con frases pseudocientíficas y ya está. Qué más da, si el espectador no lo va a entender igualmente…

Nolan pretende plantear cuestiones filosófico-sociales y… tampoco. Quiere hablar del amor paterno-filial, del compañerismo, del sentido del deber, de la solidaridad, de anteponer el bien común al individual, pero nada de eso llega a las butacas ante un guión tan absurdo que hace que no te tomes nada en serio.

Tras esos vanos intentos de plantear temas filosóficos, viene el remate final de Nolan: El amor lo puede todo. Pero no el amor de pareja, no. El amor a la familia. Eso es lo que consigue salvar a la humanidad. No la ciencia, ni el valor, ni la solidaridad, ni el altruismo. El amor a la familia es lo que más puede. No el amor de pareja, que es más bien un obstáculo, ya que te atonta y te impide razonar objetivamente. El amor a a la familia es distinto, te da fuerza para superarlo todo, está en armonía con el resto de la humanidad y no hay agujero negro que se le resista.

Los actores tampoco se salvan de la quema. Matthew McConaughey resuelve la papeleta con cierta dignidad y Jessica Chastain también. En cambio el resto del lujoso elenco (Anne Hathaway, Casey Affleck, Matt Damon, Michael Caine, John Lithgow, etc.) no logran salvar unos personajes que no tienen gancho alguno.

Para que todo tuviera su coherencia, tampoco me gustó la música del afamado Hans Zimmer. Tediosa, irritante y hasta fuera de tono.

El desenlace final es vergonzoso, de lo peor que he visto nunca. Si toda la película es increíble, el final es directamente imposible. Un disparate.

En fin, un guión incoherente, unos diálogos pobres, una música mal utilizada, un trabajo de actores muy flojito… y ni siquiera hay un espectáculo visual de efectos especiales que salve la papeleta, que es lo mínimo que uno espera de una película de ciencia-ficción. En su lugar, muchos primeros planos de los astronautas. Bien, Nolan, chavalote.

http://keizzine.wordpress.com/
6
23 de noviembre de 2023
9 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
Antes de nada, quiero mostrar el respeto que merecen aquellas personas que no se han dejado llevar por el 'rebaño' del intocable en Filmaffinity, Christopher Nolan y han puntuado esta obra entre los parámetros que merece, es decir una valoración de 3 a 6 como máximo.
'Interstellar' se deja ver, pero todo lo que aparece en pantalla ya lo habían hecho antes otros directores, y ninguno se acerca al 7,9 que, sin merecerlo, se le otorga a ésta.
Para empezar, los primeros 45 minutos de sus 2h:44m de duración, es lo que ya vimos en la película de Spielberg 'La guerra de los mundos', anterior a Interestelar. Un padre y sus dos hijos ante una situación de apocalipsis y de fin del mundo y de la humanidad. El tono es el mismo, y aún así puedo garantizar que esos tres cuartos de hora son los mejores minutos de este metraje.
Total, que el protagonista descubre polvo y pelusas sospechosamente colocados en la habitación de su hija que resultan ser coordenadas, y ahí que dan con los de la NASA. Y ellos pues les ponen en contexto y tal, para que haya película, a ver...
Después nuestros amigos se suben a bordo de una nave espacial, cuyo objetivo es encontrar otro planeta del universo que pueda albergar la vida humana. Una vez están 'navegando' y tripulando por el espacio transcurren las secuencias más aburridas del metraje, donde simplemente están sentados y vestidos con trajes espaciales, esperando llegar a un agujero negro situado junto al planeta Saturno. Esta travesía intergaláctica por el espacio ya pudo ser visionada en 2001 de Kubrik, filmada en los años 60.
Llega entonces, una de las cosas más inverosímiles de la cinta, y es cuando llegan a uno de los futuribles planetas y el cual está compuesto exclusivamente por agua, la cual por cierto sólo cubre hasta la altura de los tobillos, pero genera una ola de las dimensiones del Himalaya.
Total que deben buscar otro planeta, y cuando se reúnen de vuelta con su compañero afroamericano descubre que el colega lleva 23 años esperando. Y el tío ni se volvió loco ni la esquizofrenia se apoderó de él en todo ese tiempo de aislamiento ni nada, se comporta exactamente igual que antes. Sólo que ahora tiene la barba ligeramente blanca, como si se hubiera comido un polvorón o mantecao.
Seguimos con más escenas de relleno y bastante forzadas, pero la que se lleva la palma es la teoría del 'amor más allá del límite del espacio y del tiempo' de Anne Hathaway. En fin...
Total que siguen y siguen, y no voy a seguir contando porque tampoco quiero destripar el argumento para quien no la haya visto y quiera hacerlo.
También decir, que lo de los robots amorfos con 'sentido del humor' es una estupidez supina, que si la hubieran hecho Roland Emmerich, el director de las tan repudiadas 'Independence Day' - 'El día de mañana' o Michael Bay el de 'Armageddon' - 'Transformers' en vez de Nolan, que cuenta con la mayor cantidad de fanáticos y borregos en esta web, se diría que son cosas absurdas, ridículas y que es cine palomitero. Y tendrían razón, Interstellar tiene escaso valor artístico. -O la escena en la que aparece Matt Damon enlatado en escabeche, como si fuera un atún-
Es un film pretencioso y con aires de grandeza, pero que reúne elementos ya vistos hasta la saciedad y si la hubiera dirigido otro director no tendría una valoración tan alta.
Otra cosa más antes de finalizar mi certera y objetiva crítica -yo soy uno de los que no se deja llevar por esa adoración enfermiza por Nolan-, y es que películas que he comentado en mi crítica como Independence Day o Armageddon fueron tachadas de 'americanadas' que a la mínima ponían en pantalla a la bandera de las barras y estrellas. Pero en esta pasa lo mismo, y lo peor es que Emmerich y Bay son americanos. Nolan es británico, así es, de Inglaterra. Es irónico, hipócrita y de una simpleza tan mediocre como el propio Christopher Nolan.
Les recomiendo encarecidamente ver 'El Árbol de la Vida' de Terrence Malick.
· LYNCH ·
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
La escena en la que McConaughey aparece en un espacio multidimensional [resulta que el tiempo es una realidad física, pero el croma no puede ser más feo parece que ha entrado en un código de barras] y mueve los libros y el polvo de la estantería, es lo más ridículo de la película.
Además de la escena de Jessica Chastain gritando a su 'hermano' que su padre ha vuelto mientras sostiene el reloj en la mano, es algo sumamente vergonzoso visto en pantalla.
No contento con eso, Nolan se ve que no se le ocurrían nada más que chorradas para cerrar la película, y optó por copiar el final de 'Capitán América Primer Vengador' y McConaughey despierta, de repente, en el futuro y con más años que Matusalén.
Ni Emmerich ni Michael Bay se atreverieron a tanto. Ni tan siquiera Uwe Boll.
Sobrevalorada.
7
14 de abril de 2015
8 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
“El instinto de supervivencia nos va a salvar”, es la frase del Dr. Mann, colonizador de un posible planeta habitable, mencionada a los protagonistas de la misión que rescatará a la humanidad de la extinción. La película narra las dificultades del viaje aprovechando nuevas tecnologías, y el antagonista es justamente el Dr. Mann, que da las claves para lograr la perpetuación de la especie: “la emoción de estar con otros es el fundamento que nos hace humanos”. Christopher Nolan vuelve al tema que le apasiona, la ilusión o lo aparente, en este caso del tiempo y el espacio que percibimos los seres humanos.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
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La tierra es arrasada por olas de polvo tóxico y están terminándose las variedades de cultivos. Debido a esto, no habrá oxígeno para las siguientes generaciones.

La NASA, en forma oculta, ha estado desarrollando viajes espaciales usando los campos gravitacionales de los planetas. Dicen que “ellos” crearon hace cincuenta años un agujero de gusano que es el portal hacia otros mundos. Las llamadas Misiones Lázaro son las responsables de investigar el hábitat más propicio, que es un sistema con tres posibles planetas habitables. Existe un plan A (encontrar dicho mundo y volver por los sobrevivientes de la Tierra) y un plan B consistente en plantar óvulos fertilizados con diversidad genética para crear una nueva colonia de seres humanos.

Una vez que cruzan el agujero de gusano, el tiempo y el espacio se distorsionan y se vuelven relativos: unas cuantas horas en ese otro espacio son años transcurridos en la Tierra. El primer planeta no es apto para la vida humana y los familiares de los astronautas, contactados por mensajes binarios, ya se han vuelto personas adultas. El segundo planeta tampoco resulta apto y ocurre una narración paralela entre ese espacio futuro y el tiempo pasado de la Tierra. Una historia entre padre (piloto Cooper) e hija (Murph a los 10 años), que le da a la cinta una dimensión emotiva. Justamente la hija del protagonista será la encargada de continuar los estudios del Profesor Brand (padre de la Dra. Brand) para salvar a la población sobreviviente de la Tierra, solo que todavía no ha encontrado la manera.

Mientras la Dra. Brand (uno de los cuatro astronautas) buscará posibilidades de asentarse en el tercer planeta, Cooper viaja de vuelta por el agujero de gusano y se ve obligado a eyectar en su traje espacial. Queda suspendido en un espacio pentadimensional que “ellos” le han construido para que se comunique con su hija. La emoción de que hablaba el Dr. Mann es el amor por tus hijos y, más ampliamente, por la humanidad. Hay que entender esta premisa, de lo contrario no disfrutarás de la historia. Metafóricamente Cooper está al otro lado del librero de la casa (dos puntos lejanos en realidad pueden compartir el mismo punto en otra dimensión) y Murph se da cuenta que el fantasma que percibía en el pasado era su propio padre, que le da claves en código morse, desde el futuro, a través del segundero de un reloj que le regaló antes de partir. Y esos mensajes serán la piedra angular de la teoría para que se hagan posibles los viajes en el tiempo y el espacio.
4
11 de noviembre de 2014
12 de 16 usuarios han encontrado esta crítica útil
El mundo que conocemos se muere. Cada minuto que pasa las opciones se reducen y sobre el futuro de la raza humana planea una enorme interrogación. Mientras el pueblo se sacude el polvo de encima y mira al cielo esperando agua, como siempre ha hecho el hombre desde que se convirtió en agricultor, las mentes superiores, esto es los integrantes de la NASA, se sacuden las opiniones que cuestionan su labor y miran al cielo esperando que proporcione una autopista hacia un lugar mejor.

Nadie mejor para ejercer de colono interestelar que el piloto Cooper al que da vida Matthew McConaughey un duro tejano (¡yiiiiihaaaa!) acostumbrado a los rigores del clima ("Hay cuatro estaciones en Texas: casi verano, verano, todavía verano y Navidad") algo muy útil cuando no sabes qué tipo de atmosfera te vas a encontrar en el nuevo planeta.

El caso es que Cooper, además de piloto ingeniero, es elegido para conducir y liderar al grupo de exploradores que si cumplen su misión habrán realizado la mayor hazaña en la historia de la humanidad: viajar más allá de nuestra galaxia para descubrir si algún otro planeta puede depararnos una nueva oportunidad, un futuro.

La importancia de la familia, gente sencilla luchando contra la adversidad, vecinos que se apoyan en caso de catástrofes. Las tormentas de polvo están tan bien logradas que casi hacen que carraspees y te lleves una mano a la boca para protegerla. Hasta ahí la historia parece atractiva y es asequible.

La cosa empieza a complicarse cuando introducimos un ingrediente, siempre conflictivo, en la mezcla: el deber. Ser ese padre que, por encima de todo, ama a sus hijos y jamás los abandonaría, o ser ese héroe que elige el sacrificio individual en aras del bien colectivo. "Ser o no ser, he ahí la cuestión". Aunque no crean, tampoco es que Cooper se lo piense mucho tiempo porque entre cultivar maíz y sentarse en el porche de su granja a esperar una lluvia que nunca llega, o calzarse las botas de cowboy espacial y poner rumbo a lo desconocido, la elección la tiene clara incluso antes de que se lo propongan.

Agujeros de gusano, relatividad, espacio/tiempo, dimensión, tridimension, cuatridimension, singularidad, densidad, viajes en el tiempo... El verdadero problema comienza con el despegue de la nave porque a partir de ahí la historia solo es apta para físicos teóricos, astrofísicos, ingenieros aeroespaciales y frikis muy frikis que con tal de experimentar la gravedad cero un par de horas (bueno en esta ocasión casi tres) son capaces de perdonarle al director todo lo que no entiendan. ¡Por algo es el futuro!

He leído que Nolan ha sido asesorado por un astrofísico, Kip Thorne, profesor de física teórica en el California Institute of Technology, ya jubilado, que ha dedicado gran parte de su vida a estudiar los agujeros negros, esas estrellas del cosmos que en lugar de explotar o apagarse, colapsan hacia un punto llamado singularidad. Resultado: la película tiene más de ciencia que de ficción, con el consiguiente sacrificio del entretenimiento.

Es indudable que en este tipo de superproducciones, en las que se invierte tanto dinero, siempre hay cosas espectaculares, ¡que menos! Así destacan los robots que en esta ocasión han rechazado el antropomorfismo prefiriendo una figura geométrica, con forma de bloque rectangular, que se desplaza tanto como una hélice como imitando el movimiento de los gorilas. ¡Son geniales! Igualmente me parecieron preciosas las imágenes del planeta helado. ¡Y qué decir de las olas gigantes!

En cuanto al prototipo de nave de la película no es nada original pues Stanley Kubrick, allá por el año 1968, ya llevó al cine en "2001: una odisea del espacio" la idea de una nave que gira constantemente para generar gravedad. Pero el nombre de la misma, Endurance (algo así como resistencia), me recordó el libro "Atrapados en el hielo" de Caroline Alexander que me recomendó mi amigo Juan. Narra la hazaña del famoso explorador Ernest Shackleton y una tripulación de veintisiete hombres que, en agosto de 1914, partieron hacia el Atlántico sur para realizar el primer viaje a pie por la Antártida. Tras abrirse camino por helado mar de Weddell, y cuando les faltaban sólo ciento sesenta kilómetros para llegar a su destino, su barco, el Endurance, quedó atrapado en los hielos y su tripulación, abandonada a su suerte. Su terrible experiencia duró veinte meses en los que realizaron dos intentos casi fatales de escapar antes del rescate final. El texto va acompañado de las increíbles fotografías que Frank Hurley tomó durante la aventura y que muestran la muda e impresionante belleza del océano Austral, la terrible destrucción del barco y la heroica lucha diaria de la tripulación para sobrevivir. Es un libro fantástico y estremecedor.

Volviendo a nuestra aventura espacial no hay ningún papel memorable pese a contar con buenos actores como Jessica Chastain o Michael Caine. Podemos destacar, por lo mala, la interpretación de Anne Hathaway de una mema, cursi y sentimentaloide científica, que nos tortura con complicadas teorías sobre que el amor es una fuerza potente cuyos resultados desconocemos.

¡Cada vez que sale en pantalla acabas deseando que te trague un agujero negro!

En fin, que quieren que les diga.

Desde mi punto de vista el intento de Nolan de insuflarle alma, corazón y vida a las matemáticas y a los cálculos cuánticos fracasa estrepitosamente y acaba pasando factura a los espectadores.

Dicho lo cual, que cada palo aguante su vela.
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