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Carretera perdida

Intriga. Cine negro Fred Madison (Bill Pullman), un músico de jazz que vive con su esposa Renee (Patricia Arquette), recibe unas misteriosas cintas de vídeo en las que aparece una grabación de él con su mujer dentro de su propia casa. Poco después, durante una fiesta, un misterioso hombre (Robert Blake) le dice que está precisamente en su casa en ese instante. Las sospechas de que algo raro está pasando se tornan terroríficas cuando ve la siguiente cinta de video... (FILMAFFINITY) [+]
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9
28 de octubre de 2015 3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Carretera perdida es un locurón. Una de las películas más extrañas que podrán ver en su vida. Tan tan extraña que es casi imposible saber qué está pasando de verdad o de qué va todo.
Pero no se asusten. También es una obra inclasificable, a medio camino entre muchas cosas (cine noir, thriller criminal, road movie, cierto terror, etc), y el resultado es absolutamente fascinante, tanto que no se puede apartar los ojos de la pantalla. Es rara, sí, muy rara, pero también es brillante, espeluznante, misteriosa. Y finalmente, buena. Muy buena. Es cine en mayúsculas, como casi siempre ocurre con Lynch. Hay que verla y disfrutarla/sufrirla volverse loco con sus giros argumentales y su caótica narración y estilo visual.
Fascinante es la palabra. Véanla.

Lo mejor: Lo fascinante, siniestra y brillante que es
Lo peor: ¿Quién entiende qué porras está pasando de verdad?
9
6 de abril de 2020 3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
–HAY SPOILERS, PERO, EN FIN, ES LYNCH..–

Fred Madison (Bill Pullman), protagonista de Highway Lost, es un sujeto que, alimentado por la psicosis, “esta soñando su propio ser”, y que, por negación de la verdad esta sumido en una elipsis infinita; un sueño eterno (atemporal) en forma de delirio soñado (inmanencia psíquica). El sueño de “ser-otro-Fred Madison”; una carretera perdida hacia sí mismo

Highway Lost esta compuesta de tres partes: la primera parte concluye con la transformación de Fred Madison en Pete Dayton. La segunda parte alcanza hasta la transformación de Pete en Fred. Y finalmente, la última parte (que abarca los veinte minutos restantes de la película), que es dónde se da consistencia las dos partes anteriores.
Con la finalidad de llevar a cabo una interpretación (más o menos) lógica, parece necesario considerar el film de un modo cronológico. Por tanto, hay que empezar estableciendo que todos los hechos narrados en la película ya han acontecido (cronológicamente) cuando comienza la acción del film. Aceptando esto, se puede decir que lo que el espectador ve durante el metraje es la representación de unos hechos acontecidos previamente, ahora dibujados -libremente- en la mente del protagonista.
Fred Madison (Bill Pullman) es un músico de jazz que vive casado con una mujer llamada Renee (Patricia Aquette). Su matrimonio no funciona: sus relaciones sexuales son frías e insatisfactorias, y Fred se culpa a sí mismo. En la secuencia que Fred interpreta “Red Bats with Teeth” cree ver a su esposa junto con Andy (Michael Massee), del que sospecha que es su amante. Dadas las sospechas, Fred descubre el pasado como actriz de cine pornográfico de su mujer. Al descubrir esto, Fred se da cuenta que la culpa de la insatisfacción sexual de su mujer no es suya, sino del pasado de ella, hecho que imposibilita que él pueda despertar su libido. Por ello, Fred enloquece y asesina a Renee, a Andy y a Dick Laurent (Robert Loggia -productor de las películas en las que los dos primeros participaban). Dicho esto, el espectador no asiste a los asesinatos de Andy y Laurent, sino a la recreación que de ellos hace la mente de Fred, sin embargo, el caso del asesinato de Renee, como veremos, es muy distinto.

Ante la imposibilidad de poder aceptar el triple homicidio, el presente de Fred se ve precipitado hacía la representación de un pasado distinto a aquél que fue real, creando, así, un pasado distorsionado, un espacio habitable en forma de “realidad-delirante”, o, de acuerdo, de nuevo, con Zambrano, un “sueño de obstáculos”. En los “sueños de obstáculos”, el “objetivo” y la “situación del protagonista” son dos absolutos que se corresponden. Dicho de otro modo, el objetivo de Fred, saber quién grabó las cintas de vídeo y cometió un triple asesinato, se corresponde con la situación del personaje “Fred”, aquel que a lo largo del film se va dando cuenta que su mente es la que está reconstruyendo los hechos mediante una representación que, no siendo fiel a la realidad, sufre la imposibilidad de crear un espacio dónde no se filtre la verdad -sea esta, que él fue quien grabó las cintas de vídeo y cometió el triple asesinato-.
Dicho esto, en este “sueño de obstáculos”, Fred imagina que sigue casado con Renee en una bonita casa, y su existencia se ve amenazada por unas cintas de vídeo (tres, concretamente) que recibe de forma anónima, y que muestran el interior de la casa, quedando al descubierto la intimidad de la pareja. Quien graba estas imágenes es el llamado (en los títulos de crédito finales) “Hombre misterioso” (Robert Blake). Este personaje, comúnmente mal interpretado, es una especie de “retrato de Dorian Gray” de Fred que se manifiesta en su sueño como medio para despertar de susodicho estado psicótico, en tanto que, análogamente al director (David Lynch), el “Hombre misterioso” es el camarógrafo de la verdad de Fred, aquél que quiere mostrar a Fred su irrevocable condición de asesino, y no es sino cuando Fred ve las imágenes de él mismo asesinando a su mujer cuándo da cuenta, tanto de su condición, la de estar “soñando su propio ser”, como del motivo de su condición, la realidad del asesinato. Ante esta intrusión de algo intolerable (real) en su existencia (falsa), lleva a Fred a aceptar, en su sueño, las consecuencias del asesinato: la cárcel. Pero, en realidad, ¿Fred ingresa en la cárcel?

La respuesta, por supuesto, es no. Si uno se fija, en la cárcel hay ocho funcionarios trabajando (el director, el médico, tres guardas, y unos hombres trajeados), para… ¿solo un preso? Vemos a Fred, solo, en el patio. Solo le oímos a él en el pasillo. Así pues, ¿qué lleva a Fred a prisión? La toma de consciencia de la verdad del enunciado: “Fred es un asesino”; el extrañamiento previo al “despertar” del estado de inmanencia del sueño.
Pero, como se ha apuntado anteriormente, el sueño de Fred no está libre de representación -como sucede con el sujeto ensimismado, sino que él, ante la imposibilidad de aceptar dicha verdad (y viendo que no hay suficiente con tergiversar la realidad para esconder la misma), crea otra realidad distinta: la vida de Pete Dayton.

En la vida de Pete Dayton, Fred vuelve a enamorarse de Renee (ahora, Alice -Patricia Arquette), y los acontecimientos, como reminiscencias en una mente sin recuerdos, acaban precipitándose de nuevo: Alice convence a Pete para llevar a cabo un robo que les permitirá alejarse de Mr. Eddy (Dick Laurent). En el desarrollo del delito, Pete mata a la víctima del robo, Andy (de nuevo, el pasado irrumpe en la vida de Fred). Una vez realizado el robo, Pete y Alice se dirigen a un presunto perista que ella dice conocer, y que resulta ser el “Hombre Misterioso”: es ahora Alice, como antes Mr. Eddy, el perro del vecino, los policías (y etc.), quien es un instrumento en manos del subconsciente de Fred. Para dar soporte a esta interpretación, no hace falta más que recordar la frase: “No se llama Alice. Su nombre es Renee. Si te ha dicho que su nombre es Alice, miente”.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
En el último tramo de la película, y tras la frase “Nunca me tendrás” de Alice a Pete (lo cual viene a decir que Alice (Renee) le dice a Pete (Fred) que jamás la tendrá porque él la mató), vuelve a aparecer el personaje de Fred, que debe responder a la pregunta -formulada por el “Hombre misterioso”- más importante de todas las que se le pudieran plantear a Fred: “Y tú, ¡¿Como coño te llamas?!”. La respuesta a la pregunta, tras el primer tramo de la película, pasa por aceptar que “Fred Madison” es “Fred Madison el asesino”, y esto es lo que hace una parte de Fred en el sueño, el Fred Madison que llega al hotel Lost Higway y mata a Dick Laurent junto al “Hombre misterioso” (quien ya no graba, porqué no hay nada que enseñar a Fred, pues lejos quedo aquél que quería olvidarse de sí mismo). Así pues, se podría decir que, en este punto, Fred ha aceptado que es un psicópata, en tanto que asesino de Dick Laurent. Por ello vuelve a casa y graba la frase del inicio del film, “Dick Laurent a muerto”, pero, el problema es que dentro de la casa está otra parte de Fred, que no es sino el mismo Fred, un hombre incapaz de aceptar que mató a su mujer; y así, ad infinitum.

El hombre que decidió despertar del sueño, “Fred Madison”, frente al hombre que jamás despertará del sueño de “ser-otro-Fred Madison”. Una elipsis infinita en forma de delirio atemporal que, continuamente (y de un modo holístico), llevara a Fred -en términos de Maria Zambrano, de lo “puramente fenoménico” (inicio del estadio de Pete) al “conocimiento fenoménico de su psique” (cuando Fred descubre que él mató a su mujer -momento en que se da un vacío), es decir, el sueño de Fred siempre (literalmente) se moverá des del instante de puro sueño al instante en que se da el mayor extrañamiento, momento en que, por incapacidad de aceptar la verdad de la vigilia, volverá a sumergirse en la vida del sueño, inmanente y atemporal: volverá a ser Pete, volverá a matar a Dick Laurent, y volverá a ver en vídeo como mata a su mujer. Demasiada realidad para Fred, pues, parafraseando al mismo, a veces, parece ser, es mejor recordar las cosas sin ser tal y como sucedieron.
10
29 de abril de 2021 3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Película fascinante donde las haya... de principio a fin. En mi opinión, de las mejores cintas de David Lynch en su faceta más lynchiana.

Podríamos aventurarnos a catalogar "Lost Highway" quizás como un drama psicológico, pero este director no hace cine de género, por lo que nos encontramos con mucho dentro del mismo filme: cine negro, drama, thriller, terror... tiene mucho de terror. El reparto cumple, pero los reyes de la función son Patricia Arquette y Robert Blake. La primera se encarna en una femme fatale impresionante... sin ella, la historia se cae. Necesitas de su presencia y su desparpajo, ademas de su perfecta figura. La actriz se encarna en un doble papel y lo hace muy bien. El segundo, aquel actor de vida polémica es el horror mismo haciendo acto de presencia. Parece que hasta nos estuviese juzgando a nosotros los espectadores... cada aparición de Blake es escalofriante.
El argumento está perfectamente pensado, hilvanado y narrado aunque parezca un caos absoluto. La trama parece difícil de seguir pero no lo es tanto, y cuando termina encaja absolutamente todo.
El soundtrack es un plus, las canciones escogidas acompañan muy bien porque dan con el tono de la obra.

Los seguidores de David Lynch adoramos "Carretera Perdida". No es director para casuales, eso hay que saberlo.

"Me gusta recordar las cosas a mi modo..." - FRED -
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spoiler:
Fred (el saxofonista) asesina a su esposa Renée, hecho que lo condena a pena de muerte. En prisión, Fred se crea una fantasía en la cual se convierte en Pete, quien es: joven, con trabajo, con amigos, con unos padres que lo quieren, funciona sexualmente con las mujeres. Dentro de esta fuga disociativa aparece "Alice" que es la versión de Renée con la que sí le salen bien las cosas, es decir, a ella sí la satisface en la cama, ella lo busca desesperadamente y lo desea... y lo que es más, Alice es pareja de Dick Laurent pero lo engaña con Pete. Todo lo contrario era lo que ocurría en la realidad... Renée le era infiel con Dick y por eso, Fred los asesina a ambos. Las cintas de video en realidad no existen como tal... nos sirve a los espectadores para entender el conflicto del protagonista pero es como si el hombre misterioso, las hubiese grabado. Por eso cerca del final filma a Fred, quien ya no puede escaparse de lo que ha hecho y debe enfrentarlo... Robert Blake vendría a ser como la parte consciente que quiere disuadir a Fred de su sueño, para que acepte su culpa.

Luego de haber asesinado a Dick, Fred regresa a su casa y graba la voz que se oye al principio de la película. Se anuncia así mismo: "Dick Laurent ha muerto."

Entonces comienza la persecución policial y Fred es como si estallara dentro del coche porque en la realidad está siendo ejecutado en la silla eléctrica (tal vez, o algún otro método). Cerrando así el círculo.

Desde luego es muchísimo más comprensible que "Inland Empire" (2006), y más interesante la trama.
6
26 de febrero de 2024 3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Valga decir que no soy muy amigo de las películas oníricas, surrealistas… por lo que no suelo congeniar con el director americano. Las dos películas que más me gustan de Lynch, son sin duda las más lineales o las que, no sin cierta maldad, se consideran las “menos Lynch” (hablo de "El hombre elefante" y de "Una historia verdadera").

Por tanto, mis expectativas de partida eran bajas y, por otra parte, al ser advertido de la complejidad de la película, traté de leer sobre ella. No tanto sobre su significado e interpretaciones, sino sobre la narrativa, la evolución del largometraje, sus bloques… Esto me ayudó a encontrar después mi propia explicación de lo que había visto.

Más allá de la selección musical, que incluye a grupos y autores de la talla de Rammstein, Bowie o Lou Reed, lo que más destacaría de esta obra de cine negro es el ejercicio que nos propone Lynch, que no es otro que el de decodificar las imágenes, los personajes que aparecen de forma inesperada, los asesinatos…
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spoiler:
Mi lectura, por tanto, es la siguiente: Renee (Patricia Arquette), la esposa de Fred (Bill Pullman), entra en la industria de la pornografía de la mano del director de las cintas: Andy. Por otro lado, está el productor de las películas, Dick Laurent (Robert Loggia). Cuando Fred descubre el pastel en casa de Andy, donde acude como invitado a su casa, empieza a sospechar, pero acaba confirmando las actividades del triángulo Renee-Andy-Laurent, viendo los videos en la mansión del director, a lo que responde matándolo. Más tarde, acaba también con la vida del productor (en el desierto), y finalmente, de su esposa. En los tres asesinatos podemos ver a Fred (intercambiándose con su personalidad desdoblada: Pete).

Vamos con Pete: Fred, tras el asesinato de su esposa, huye de la policía por la carretera y finalmente le dan captura y le encierran. Es allí donde su delirio genera a Pete, un mecánico joven que deberá salvar de las garras del mafioso Dick Laurent, a Alice (la recreación de Renee), su sometida pareja.

A grosso modo esto es lo que interpreto. Obviamente, fruto del delirio, Fred crea a personajes imaginarios como el hombre pálido misterioso.

En fin, Lynch no trata de hacer cine donde el espectador se sienta a disfrutar sin poner de su parte. Lynch nos obliga a participar, descifrando el enigma, discutiendo sobre ella… Es lo que se ha empezado a llamar "mind-game films" o "puzzle films": películas que se componen de complejos y barrocos entramados de flashbacks y flashforwards, elipsis y saltos espacio-temporales, con narrativas fuertemente dislocadas. Habitualmente se manifiestan como películas de culto. Dicho esto, sino conseguimos interpretarla, acaba (n) siendo un amasijo de sueños e imágenes extrañas que difícilmente disfrutaremos.
8
10 de octubre de 2005
11 de 20 usuarios han encontrado esta crítica útil
Una película del todo sugestiva y fascinante, con una primera parte practicamente magistral (la historia de amor y desazón de un gran Bill Pullman hacia la morena Patricia Arquette resulta un encanto de atmósfera, intensidad y particularísimo sentido narrativo, con esas misteriosas cintas de vídeo y ese extraño y clave personaje), una segunda parte muy correcta, que se ajusta más al molde del thriller clásico de gángster y "femme fatale" (una Patricia Arquette rubia que es la perdición de un joven mecánico recién salido de la cárcel) y un epílogo surrealista, intenso y sugerente, de gran capacidad para crear imágenes y polarizar la atención del espectador, de embaucarle.
Lynch logra uno de sus mejores y más complejos, dentro además de lo inteligible, trabajos. Compone un rompecabezas de narrativa adhesiva, que hace que el espectador se meta en el universo lynchiano a tumba abierta: la atracción hacia el otro lado, hacia lo turbulento, lo malsano, lo morboso, lo peligrosamente curioso; el sexo y sus laberintos; la locura; la dualidad y simetría de mundos (el doble papel de Arquette enlaza con la Isabella Rossellini de "Terciopelo azul"), el desdoblamiento de identidades y personalidades; la superposición de acciones; las pesadillas, antes que los sueños, que el onirismo típico, es lo nebuloso, lo críptico atípico; la creación de imágenes, de atmósferas, la transmisión de poderosas sensaciones.
Maravillosa y cadenciosa música de Angelo Badalamenti, y magistrales, estilizadas, escenas de sexo con una más que aceptable Patricia Arquette.
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