Drama judicial con crítica social incluida, mezclado, de manera admirable, con una evocación nostálgica y poética del mítico mundo de la infancia; y sobre todo, de ese padre idealizado, honesto, y fundamentalmente bueno, interpretado por un convincente Gregory Peck en un papel que parece hecho expresamente a su medida. Una mención, también, para la exquisita dirección de Robert Mulligan, la música de Elmer Bernstein, así como para la dirección artística y los soberbios actores infantiles (sobre todo la niña interpretada conmovedoramente por Mary Badham).
Una película que nos recuerda al niño que todavía habita en nuestro corazón, ese niño para el cual papá era la encarnación de un dios omnipotente y protector, y el mundo exterior, una promesa de aventura, misterio, y maravilla.

Ya se han dicho muchas cosas. Sólo quisiera añadir la confluencia en esta película de tantos valores en la actualidad perdidos o espero que sólo olvidados. Cada frase, cada escena, cada diálogo transmiten con exquisita sensibilidad la trascendencia de la memoria, la dignidad, la igualdad, la educación, el respeto, la convivencia, la responsabilidad, ...
Maravillosa película basada sin duda en una maravillosa novela. Imprescindible. Película de culto.

Film norteamericano, basado en un libro, que cuenta, desde la perspectiva de unos niños, la defensa que hace su padre de un hombre de color acusado injustamente de una violación.
Con G. Peck como el abogado defensor, este drama me sorprendió positivamente. Es que no imaginaría que con una mirada infantil se pueda abordar el tema de los prejuicios y el racismo con tal altura. Incluso me pasó que partes relativas a los niños me parecían incluidas de más, y sin embargo luego sentí que suman. Tiene algunas escenas (ej: la del hombre de color atestiguando) recordables, y buenas interpretaciones. Muy recomendable.

Los mensajes de esta película, son grandes valores, sobre la empatía y la igualdad del hombre principalmente. Lo raro es ver un abogado bueno, un abogado justo y honrado, con razón no vivía en el lujo, Peck o el señor Atticus consigue el claro ejemplo de la elegancia y el saber actuar en cada momento, cuestión que inculca a sus hijos. Aceptar lo diferente y ponerse en el lado del otro, evitar el miedo a lo desconocido, los prejuicios, que evitan la evolución del hombre.
Toda la carga de profundidad moral que lleva la película, tratada sin sensiblería, unido a una fotografía en blanco y negro excelente; lleva a que esta sea una obra itemporal, un clásico del cine y una obra maestra.

Una historia de mediados del siglo XX, de una América profunda, con un racismo arraigado en las gentes y un elegante Gregory Peck viudo, educando a sus dos hijos pequeños. Una historia bien contada, de la educación, la clase y los buenos modales sobre la incultura y sobre todo, sobre el racismo.
Gregory Peck es elegante e inteligente, todo un ejemplo de conducta, de honor y de clase.

Por lo demás, la película me ha parecido lenta y creo que se ha quedado muy anticuada, se han hecho películas posteriormente con temas parecidos y aunque entiendo que tenga una puntuación tan alta porque es uno de los títulos clásicos con un Gregory Peck sobresaliente.

La narración desde el punto de vista de los niños, hablando en pasado de Atticus y de como vivieron tiempos tan convulsos, quitando importancia a la muerte y la injusticia del racismo. En su momento tuvo que escocer a mas de uno.