Melancolía
2011 

6.8
32,714
Drama. Ciencia ficción
Justine (Kirsten Dunst) y su prometido Michael (Alexander Skarsgård) celebran su boda con una suntuosa fiesta en casa de su hermana (Charlotte Gainsbourg) y su cuñado (Kiefer Sutherland). Mientras tanto, el planeta Melancolía se dirige hacia la Tierra... (FILMAFFINITY)
3 de octubre de 2011
3 de octubre de 2011
4 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Otro experimento con el sello del director, en contra de las leyes pero apoyándose en las fuerzas de la naturaleza, arte por exceso donde lo extraño parece no tener conclusiones pero va dejando alguna sensación, a veces es más evidente, otras ni eso, esta vez "Melancolía" es un planeta que no entra en mi atmósfera, o quizás sí que haya conseguido que hiperventile, por lo menos en algún momento, quizás en toda la película.
Una boda, un escenario para mostrar los modales y el protocolo, la compostura, los negocios y la familia, no hay intimidad, no hay paz, fuerzas que arrastran a las personas a la vergüenza ajena y personal, la cámara se muestra siempre con un estilo agresivo sobre sueños rotos y tratos de felicidad, el ritmo es el secreto, no se entiende pero va pasando entre sonrisas y mentiras, entre intereses humanos, entre influencias del vividor y de la frustrada, el estilo visual hace todo lo demás.
La película comienza a dejar sensaciones cuando se mueve a impulsos, romper con el miedo, dejar de vivir asustada, de ser fiel, dejar de hacer cosas que no apetecen y no dejar de hacer las que se desean, aunque la principal conclusión es que no hacemos nada por nosotros mismos.
La conexión entre ambos capítulos no queda clara, ¿caer depresiva?..., lo cierto es que cada uno describe la personalidad de cada hermana como muestra de un mundo que está en peligro, ahora se pasa al orden y el cuidado, pero también al miedo del que tiene algo que perder, inquietudes y temores, nuestro planeta está lleno de ellos, el truco puede ser que no es Melancolía quién choca contra nosotros, es la órbita de la Tierra la que es impredecible, la vida en ella es caótica cómo "Melancolía", la película, demasiado libre como para comprenderla a la primera, es una expresión artística de algo que se va asimilando poco a poco, la danza de la muerte altera los instintos animales y a los científicos, incomprensiblemente unos se relajan y otros mueren, unos lo pasan mal y otros parecen ofrecerse a la apocalipsis, como si el mundo entero lo mereciera, la humanidad es malvada, la cámara es agresiva, lo podría haber sido más, más si es de von Trier, consigue impartir justicia, pero no siento seguridad en lo que graba, de más la impresión de querer grabar ese final en la cueva mágica, da la impresión de que el resto se va llenando con ideas sueltas, da la impresión de que siempre impresiona ver este tipo de cine, viene más, esperemos que mejor.
Una boda, un escenario para mostrar los modales y el protocolo, la compostura, los negocios y la familia, no hay intimidad, no hay paz, fuerzas que arrastran a las personas a la vergüenza ajena y personal, la cámara se muestra siempre con un estilo agresivo sobre sueños rotos y tratos de felicidad, el ritmo es el secreto, no se entiende pero va pasando entre sonrisas y mentiras, entre intereses humanos, entre influencias del vividor y de la frustrada, el estilo visual hace todo lo demás.
La película comienza a dejar sensaciones cuando se mueve a impulsos, romper con el miedo, dejar de vivir asustada, de ser fiel, dejar de hacer cosas que no apetecen y no dejar de hacer las que se desean, aunque la principal conclusión es que no hacemos nada por nosotros mismos.
La conexión entre ambos capítulos no queda clara, ¿caer depresiva?..., lo cierto es que cada uno describe la personalidad de cada hermana como muestra de un mundo que está en peligro, ahora se pasa al orden y el cuidado, pero también al miedo del que tiene algo que perder, inquietudes y temores, nuestro planeta está lleno de ellos, el truco puede ser que no es Melancolía quién choca contra nosotros, es la órbita de la Tierra la que es impredecible, la vida en ella es caótica cómo "Melancolía", la película, demasiado libre como para comprenderla a la primera, es una expresión artística de algo que se va asimilando poco a poco, la danza de la muerte altera los instintos animales y a los científicos, incomprensiblemente unos se relajan y otros mueren, unos lo pasan mal y otros parecen ofrecerse a la apocalipsis, como si el mundo entero lo mereciera, la humanidad es malvada, la cámara es agresiva, lo podría haber sido más, más si es de von Trier, consigue impartir justicia, pero no siento seguridad en lo que graba, de más la impresión de querer grabar ese final en la cueva mágica, da la impresión de que el resto se va llenando con ideas sueltas, da la impresión de que siempre impresiona ver este tipo de cine, viene más, esperemos que mejor.
27 de octubre de 2011
27 de octubre de 2011
4 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Uno piensa al contemplar los primeros impactantes minutos de esta película, donde se suceden breves escenas ralentizadas de factura tan bella como tenebrosa, que se prepara a ver una obra más propia de un museo que de una sala de cine. Contundente inicio y efectivo preludio que pone en situación al espectador ante lo que va a encontrarse.
La tragedia y el pesimismo cubren toda la historia como una capa oscura cada vez más espesa que va cerniéndose sobre las vidas de las hermanas protagonistas. Justine no sabe ser feliz. Vive en una eterna depresión, en una búsqueda infatigable de su propia infelicidad. Claire teme la colisión contra la tierra de un misterioso planeta que había estado oculto todo el tiempo tras el sol. “Melancolía”, un planeta azul (blue, triste). Justine no teme esto. Hace ya tiempo que ese planeta eclipsó su sol y, con satisfacción, espera que colisione también contra su hermana, para satisfacer así ese particular y egoísta sentimiento que tenemos las personas cuando estamos tristes, de que el resto del mundo también lo esté.
El metafórico argumento muestra con violencia y crudeza las devastadoras consecuencias de la pérdida de la ilusión por la vida. Siguiendo la senda iniciada con brillantez por Ingmar Bergman, dentro de este sub-género que podría denominarse “existencialismo nórdico” en constante exploración de las doctrinas de Kierkegaard, Lars von Trier firma una película escalofriante y depresiva, donde las concesiones al tormento que provoca hay que buscarlas en la puesta en escena, concretamente en la fotografía, predominando la mencionada introducción, en una ambientación en preciosos escenarios, y en la música, con el inquietante preludio de “Tristán e Isolda” de Richard Wagner como telón de fondo. La combinación de estos factores con las interpretaciones, sentidas y emocionantes, de Kirsten Dunst y Charlotte Gainsbourg, logran crear una serie de sensaciones contrarias; un remanso de paz en la tristeza, belleza en la desilusión y en el fin de la esperanza.
El provocador Lars von Trier, siempre más interesante detrás de las cámaras que hablando delante de ellas, mueve su desencadenada cámara entre las rencillas familiares y los sentimientos más desesperados en un remoto castillo, perdido entre bosques y brumas. Desde el concurrido salón de celebraciones con la rancia boda –con grandes interpretaciones de conocidos nombres como John Hurt, Stellan Skarsgard o Kiefer Sutherland-, hasta la más absoluta soledad del resto de habitaciones, el autor logra algo no carente de mérito: el conseguido retrato de un sentimiento.
La tragedia y el pesimismo cubren toda la historia como una capa oscura cada vez más espesa que va cerniéndose sobre las vidas de las hermanas protagonistas. Justine no sabe ser feliz. Vive en una eterna depresión, en una búsqueda infatigable de su propia infelicidad. Claire teme la colisión contra la tierra de un misterioso planeta que había estado oculto todo el tiempo tras el sol. “Melancolía”, un planeta azul (blue, triste). Justine no teme esto. Hace ya tiempo que ese planeta eclipsó su sol y, con satisfacción, espera que colisione también contra su hermana, para satisfacer así ese particular y egoísta sentimiento que tenemos las personas cuando estamos tristes, de que el resto del mundo también lo esté.
El metafórico argumento muestra con violencia y crudeza las devastadoras consecuencias de la pérdida de la ilusión por la vida. Siguiendo la senda iniciada con brillantez por Ingmar Bergman, dentro de este sub-género que podría denominarse “existencialismo nórdico” en constante exploración de las doctrinas de Kierkegaard, Lars von Trier firma una película escalofriante y depresiva, donde las concesiones al tormento que provoca hay que buscarlas en la puesta en escena, concretamente en la fotografía, predominando la mencionada introducción, en una ambientación en preciosos escenarios, y en la música, con el inquietante preludio de “Tristán e Isolda” de Richard Wagner como telón de fondo. La combinación de estos factores con las interpretaciones, sentidas y emocionantes, de Kirsten Dunst y Charlotte Gainsbourg, logran crear una serie de sensaciones contrarias; un remanso de paz en la tristeza, belleza en la desilusión y en el fin de la esperanza.
El provocador Lars von Trier, siempre más interesante detrás de las cámaras que hablando delante de ellas, mueve su desencadenada cámara entre las rencillas familiares y los sentimientos más desesperados en un remoto castillo, perdido entre bosques y brumas. Desde el concurrido salón de celebraciones con la rancia boda –con grandes interpretaciones de conocidos nombres como John Hurt, Stellan Skarsgard o Kiefer Sutherland-, hasta la más absoluta soledad del resto de habitaciones, el autor logra algo no carente de mérito: el conseguido retrato de un sentimiento.
10 de noviembre de 2011
10 de noviembre de 2011
4 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Melancolía ha dado mucho de que hablar. Lamentablemente, los desafortunados comentarios de su director sobre Hitler durante la presentación de la cinta en el festival de Cannes han eclipsado las críticas entusiastas y los distintos reconocimientos que ésta ha ido acumulando. Pero a lo que vamos, la película, rodada como suele ser habitual con cámara en mano, se compone de dos bloques muy bien diferenciados. Cada uno de ellos lleva por título el nombre de sus protagonistas principales (y hermanas): Justine (Kirsten Dunst) y Claire (Charlotte Gainsbourg). El primero se centra en la boda de Justine, el segundo en cómo un planeta llamado Melancolía amenaza con chocar contra el nuestro.
Pero que los fans del danés no se asusten, en realidad no estamos ante una película de catástrofes o ciencia ficción, sino ante un drama con el fin del mundo como telón de fondo. Porque lo que vemos durante sus dos horas de duración se acerca más a sus primeros trabajos que a cualquier superproducción tipo 2012 (¿alguien lo dudaba?).
No soy seguidor del polémico realizador, pero tampoco un detractor. Rompiendo las olas (Breaking the Waves) me gustó bastante en su día, pero Anticristo (Antichrist), el trabajo que precedía al que nos ocupa, me pareció ciertamente desafortunado (aunque no completamente desdeñable). Melancolía se queda a medio camino, ya que tiene tantos aciertos (por encima de todo el trabajo de sus dos protagonistas, especialmente de una inmensa, al menos durante el segundo acto, Dunst) como fallos (la primera hora es bastante más floja que la segunda, actores como John Hurt o Charlotte Rampling están francamente desaprovechados…). Como curiosidad señalar que Penélope Cruz rechazó el papel que acabó interpretando Kristen Dunst, quien se hizo con él tras demostrarle al director que estaba pasando por una depresión similar a la de su personaje, para poder rodar junto a Johnny Depp la cuarta entrega de Piratas del Caribe (Pirates of the Caribbean).
Pero que los fans del danés no se asusten, en realidad no estamos ante una película de catástrofes o ciencia ficción, sino ante un drama con el fin del mundo como telón de fondo. Porque lo que vemos durante sus dos horas de duración se acerca más a sus primeros trabajos que a cualquier superproducción tipo 2012 (¿alguien lo dudaba?).
No soy seguidor del polémico realizador, pero tampoco un detractor. Rompiendo las olas (Breaking the Waves) me gustó bastante en su día, pero Anticristo (Antichrist), el trabajo que precedía al que nos ocupa, me pareció ciertamente desafortunado (aunque no completamente desdeñable). Melancolía se queda a medio camino, ya que tiene tantos aciertos (por encima de todo el trabajo de sus dos protagonistas, especialmente de una inmensa, al menos durante el segundo acto, Dunst) como fallos (la primera hora es bastante más floja que la segunda, actores como John Hurt o Charlotte Rampling están francamente desaprovechados…). Como curiosidad señalar que Penélope Cruz rechazó el papel que acabó interpretando Kristen Dunst, quien se hizo con él tras demostrarle al director que estaba pasando por una depresión similar a la de su personaje, para poder rodar junto a Johnny Depp la cuarta entrega de Piratas del Caribe (Pirates of the Caribbean).
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Y sí, al final el director opta por destruir nuestro planeta (sic).
23 de diciembre de 2011
23 de diciembre de 2011
4 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Aguanté, aguanté. Es verdad que el videoclip del principio es muy mono, ocho minutos con Wagner a to trapo y videomontajes de lujo. Pero aguantar to lo que dura la peli, sin guión, con unos personajes insoportables, a la par que el dire, que "mola cantidad" pero es unplasta... No sé de qué me quejo, ya estaba advertido, pero es que "somos tanintelectualesssss", que tenemos que ir a verlas todas las de Lars, y no movernos del asiento. Y encima, aprobar la peli (5 raspao) por aquello de que "es que son buenos actores y la fotografía es mu buena". También es estupenda mi cama, donde dormiría mejor, sin aguantar a las dos petardas de delante, que no paraban de comentar mientras arreglaban el proyector a cuántas salas indies de Cádiz, Sevilla o Madrid iban a ver películas enrolladas VOS, y mandaban callar a la de detrás que hacía ruido con su bolsa de conguitos. Si la culpa es mía. Que hay más pelis. Que queremos ponerle la "x" de "la he visto" para quedar bien no se sabe ante quién. Pues... vaya rollo macabeo de peli de dire depresivo que no tiene pudor en transmitirnos su depresión sin darnos NADA más para nuestras vidas.
3 de febrero de 2013
3 de febrero de 2013
4 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Pretenciosa, pedante, fastuosa y un melodrama llevado al extremo. Donde la mayoría dice que ve una fotografía artística yo veo un añadido bizarro que carece total y absolutamente de sentido y significado. MacGuffin visuales que sólo pretenden aumentar el halo místico del que -sin duda- le encanta estar rodeado al director danés.
Me da la impresión de que realiza este tipo de películas para el deleite de su propio onanismo y megalomanía y que festivales como Cannes, cada día más sobrevalorados, le rindan pleitesía ante su supuesta genialidad.
Las interpretaciones tampoco me han parecido nada del otro jueves, Kirsten Dunst hace años que no me resulta creíble y en esta ocasión tampoco me quitan el aliento sus miradas metafísicas. Ni sus tetas, gracias, muy bonitas, por lo demás. Me ha gustado mucho más ver la actuación de Charlotte Gainsbourg, y me ha despertado ternura ver a Kiefer Sutherland actuando.
Cedo gustosamente a los fans intensos del director esta película.
Para ellos, toda entera, envuelta en lazo.
Me da la impresión de que realiza este tipo de películas para el deleite de su propio onanismo y megalomanía y que festivales como Cannes, cada día más sobrevalorados, le rindan pleitesía ante su supuesta genialidad.
Las interpretaciones tampoco me han parecido nada del otro jueves, Kirsten Dunst hace años que no me resulta creíble y en esta ocasión tampoco me quitan el aliento sus miradas metafísicas. Ni sus tetas, gracias, muy bonitas, por lo demás. Me ha gustado mucho más ver la actuación de Charlotte Gainsbourg, y me ha despertado ternura ver a Kiefer Sutherland actuando.
Cedo gustosamente a los fans intensos del director esta película.
Para ellos, toda entera, envuelta en lazo.
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