La chispa de la vida
2011 

5.5
10,936
Drama. Comedia
Roberto (José Mota) es un publicista en paro que alcanzó el éxito cuando se le ocurrió un famoso eslogan: "Coca-Cola, la chispa de la vida". Ahora es un hombre desesperado que, intentando recordar los días felices, regresa al hotel donde pasó la luna de miel con su mujer (Salma Hayek). Sin embargo, en lugar del hotel, lo que encuentra es un museo levantado en torno al teatro romano de la ciudad. Mientras pasea por las ruinas, sufre un ... [+]
14 de mayo de 2014
14 de mayo de 2014
2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Lo que funciona de 'La chispa de la vida' de Álex de la Iglesia es precisamente, esa chispa que dinamita con fuerza y con una gran sátira, el mensaje y la crítica a esta sociedad ignorante de borregos, paletos y marujas bajo hipnosis frente a la TV, que se tragan a todas horas la telebasura que ofrece la mierda del Telecirco como Mujeres y hombres y viceversa, el Sálvame o Gran Hermano ... y por supuesto, las mentiras y manipulación de la prensa, telediarios y medios de comunicación. ¿Hasta donde estarías dispuesto a llegar para convertirte en una estrella mediática? ¿arriesgarías tu propia vida por dinero y publicidad? son algunas de las cuestiones que plantea el film. ¿José Mota y Salma Hayek juntos? ... José Mota no es buen actor, y no le puedes tomar jamás en serio porque actua igual que si estuviera en uno de sus sketch humorísticos, y si a esto, le añadimos un guión simplón y que el film intenta en principio ser una comedia negra para terminar como un drama, al final queda en una película muy regular.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Fernando Tejero:
- "Estás enganchado a la tele y no la puedes apagar ... ¿por qué? porque hay un tipo que se muere en directo y quieres verlo porque eres un morboso hijo de la gran puta".
RUMORE RUMORE.
- "Estás enganchado a la tele y no la puedes apagar ... ¿por qué? porque hay un tipo que se muere en directo y quieres verlo porque eres un morboso hijo de la gran puta".
RUMORE RUMORE.
17 de agosto de 2012
17 de agosto de 2012
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Si algo siempre ha caracterizado a los grandes directores es la sutileza. Ese don tan maravilloso de la sutileza que utilizada correctamente y dosificándola en pequeñas dosis puede producir efectos maravillosos y aportar infinitos y relevantes matices a una película en cada una de sus escenas. Un Maestro del arte de la sutileza, entre otras muchísimas virtudes, fue mi siempre admiradísimo Billy Wilder que en "El gran carnaval" filmó una de sus Obras Maestras más memorables, con una vigencia hoy en día incuestionable pues se adelantó décadas a lo que acabaría convirtiéndose el periodismo sensacionalista y la televisión basura.
Pues bien, Alex de la Iglesia (el cual tiene en su haber, al menos, una Obra Maestra: "El día de la bestia") de "El gran carnaval" ha copiado solo el argumento, pues del buen hacer y la sutileza wilderiana no ha querido (o no ha podido) aportar nada en esta "La chispa de la vida".
En "La chispa de la vida" todo está rodado digamos a martillazos, con vehemencia, con ferocidad y de una forma descarnadamente directa y vulgar, muy vulgar. Como si se hubiese rodado con muchas prisas y por puro encargo (y no es de extrañar, pues el guión extrañamente no es suyo sino del estadounidense Randy Feldman). Todo está filmado como muy pasado de rosca y de una forma tan exagerada que sinceramente no acabo de comprender el porqué.
Quizás el director ha pensado que debe ser duro, directo, visceral, impactante, asequible y obvio para que todo el mundo capte el mensaje de humanidad que pretende arrojar el film, y vaya que sí lo consigue, pero de una forma tan chabacana que parece urdida por esos miserables programas televisivos a los cuales quiere criticar. Es imperdonable que todo esté tan esquematizado y, algunos personajes, como el de Juanjo Puigcorbe o Fernando Tejero sean tan caricaturescos y paródicos que sea imposible creérselos. En la vida real nunca los buenos son tan buenos y los malos son tan malos, sin fisuras, sin matices, sin sutileza al fin y al cabo. Los trazos del guión están escritos con brochazos y eso resta credibilidad al conjunto final. Ay, es exasperante como se malgasta su talento en un guión que le resulta tan ajeno.
De todos modos, "La chispa de la vida" aunque esté vulgarmente contada debe visionarse para recapacitar acerca de su terrible mensaje sobre la crisis, el paro, las injusticias, la dignidad y, sobre todo, el afán de sensacionalismo desalmado que nos rodea.
www.eldespotricadorcinefilo.com
Pues bien, Alex de la Iglesia (el cual tiene en su haber, al menos, una Obra Maestra: "El día de la bestia") de "El gran carnaval" ha copiado solo el argumento, pues del buen hacer y la sutileza wilderiana no ha querido (o no ha podido) aportar nada en esta "La chispa de la vida".
En "La chispa de la vida" todo está rodado digamos a martillazos, con vehemencia, con ferocidad y de una forma descarnadamente directa y vulgar, muy vulgar. Como si se hubiese rodado con muchas prisas y por puro encargo (y no es de extrañar, pues el guión extrañamente no es suyo sino del estadounidense Randy Feldman). Todo está filmado como muy pasado de rosca y de una forma tan exagerada que sinceramente no acabo de comprender el porqué.
Quizás el director ha pensado que debe ser duro, directo, visceral, impactante, asequible y obvio para que todo el mundo capte el mensaje de humanidad que pretende arrojar el film, y vaya que sí lo consigue, pero de una forma tan chabacana que parece urdida por esos miserables programas televisivos a los cuales quiere criticar. Es imperdonable que todo esté tan esquematizado y, algunos personajes, como el de Juanjo Puigcorbe o Fernando Tejero sean tan caricaturescos y paródicos que sea imposible creérselos. En la vida real nunca los buenos son tan buenos y los malos son tan malos, sin fisuras, sin matices, sin sutileza al fin y al cabo. Los trazos del guión están escritos con brochazos y eso resta credibilidad al conjunto final. Ay, es exasperante como se malgasta su talento en un guión que le resulta tan ajeno.
De todos modos, "La chispa de la vida" aunque esté vulgarmente contada debe visionarse para recapacitar acerca de su terrible mensaje sobre la crisis, el paro, las injusticias, la dignidad y, sobre todo, el afán de sensacionalismo desalmado que nos rodea.
www.eldespotricadorcinefilo.com
6 de septiembre de 2012
6 de septiembre de 2012
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Se nota que Alex de la Iglesia se mueve en su terreno con La chispa de la vida, pero también extraña que no lo haga con mayor soltura, y sobre todo con mayor personalidad. La chispa de la vida es anodina y casi insignificante estéticamente, y eso le resta mucha fuerza a una historia que podría y debería ser brutal.
Parece que Alex de la Iglesia no estaba entusiasmado haciendo esta película. Es imperdonable la estética de telefilm que se gasta, al igual que el desfile de personajes que parece una excusa para dar trabajo a amiguetes. La chispa de la vida, aunque esté escrita en clave de comedia, encierra en su fondo poderosas reflexiones, que desgraciadamente se diluyen con tanto forzar el argumento. Una pena que no se aproveche esta historia como debería.
Además, parece que Alex de la Iglesia vuelve a dar una lección de escasa sutilidad, decantándose muchas veces por la brocha gorda y el chiste fácil. Al igual que en Balada triste de trompeta, De la Iglesia dispara al bulto, como enfadado, sin matices.
La chispa de la vida comienza floja, pero hay que reconocer que va ganando enteros conforme avanza. Aunque no es una gran película, y cuando miremos en retrospectiva la carrera de Alex de la Iglesia la tildaremos de película menor, tiene aciertos y se deja ver. Yo me la esperaba peor. Por cierto, buen trabajo de José Mota.
Parece que Alex de la Iglesia no estaba entusiasmado haciendo esta película. Es imperdonable la estética de telefilm que se gasta, al igual que el desfile de personajes que parece una excusa para dar trabajo a amiguetes. La chispa de la vida, aunque esté escrita en clave de comedia, encierra en su fondo poderosas reflexiones, que desgraciadamente se diluyen con tanto forzar el argumento. Una pena que no se aproveche esta historia como debería.
Además, parece que Alex de la Iglesia vuelve a dar una lección de escasa sutilidad, decantándose muchas veces por la brocha gorda y el chiste fácil. Al igual que en Balada triste de trompeta, De la Iglesia dispara al bulto, como enfadado, sin matices.
La chispa de la vida comienza floja, pero hay que reconocer que va ganando enteros conforme avanza. Aunque no es una gran película, y cuando miremos en retrospectiva la carrera de Alex de la Iglesia la tildaremos de película menor, tiene aciertos y se deja ver. Yo me la esperaba peor. Por cierto, buen trabajo de José Mota.
27 de febrero de 2013
27 de febrero de 2013
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Fiel a su estilo, Alex de la Iglesia se vale de su humor negro habitual pero esta vez con un toque más dramático, para contarnos la historia de un hombre, un publicista para más señas, que acuciado por la crisis y a pesar de ella no esta dispuesto a que le arruine también su vida personal y decide hacer lo contrario a lo que dictaría la lógica, porque ya de perdidos al río que diría aquel.
Dispara con bala doblemente, no solo porque refleja el actual panorama de crisis económica si no que también hace de paso una denuncia hacia la telebasura la cual se nutre habitualmente del drama ajeno cual ave carroñera.
Un reparto lleno de caras conocidas para una historia tan trágica como surrealista. Lo acostumbrado de su director.
Dispara con bala doblemente, no solo porque refleja el actual panorama de crisis económica si no que también hace de paso una denuncia hacia la telebasura la cual se nutre habitualmente del drama ajeno cual ave carroñera.
Un reparto lleno de caras conocidas para una historia tan trágica como surrealista. Lo acostumbrado de su director.
14 de abril de 2013
14 de abril de 2013
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Realmente sorprendente el resultado de una película mitad drama trágico mitad sátira caricaturesca que parte de inicio prometiendo poco y acaba dándolo prácticamente todo. Me atrevería a decir que Álex de la Iglesia es ya un auténtico experto en el arte de dejar boquiabierto a su público, ya que no es la primera vez que una producción suya nos sorprende (ya sea para bien o para mal) de esta manera.
Brillante y emotivo el que considero el primer papel serio de José Mota en el mundo del cine y agradecer al humorista que durante hora y media dejara a un lado ese papel cómico que tanto le caracteriza y que, en contraposición, nos ofreciera una tremenda interpretación de un personaje lleno de personalidad y plagado de reflexiones que calarán hondo en el espectador que se deje invadir por la trama que propone el largometraje.
En general, todo el reparto lo hace verdaderamente bien, ya sean papeles protagonistas o papeles secundarios con apenas una o dos intervenciones. La caricatura crítica del mundo de la publicidad y los medios de comunicación llega a ser tan dura, pero a la vez tan verídica, que roza los márgenes de la moralidad en varias ocasiones y logra crear en el espectador un sentimiento de odio continuo hacia la mayoría de dichas disciplinas.
Y ya, para completar, está la actitud del protagonista a lo largo de todo el film, pensando en el futuro y bienestar de su familia y maquinando ideas para sacar algo de beneficio de una tragedia de tal magnitud que les permita seguir viviendo aun siendo consciente de que su propia vida podría estar en peligro; una actitud ejemplar que hace reflexionar sobre hasta qué punto puede llegar la desesperación de una persona en tiempos difíciles, situación que, por desgracia, no es tan ficticia como podríamos desear.
Una reflexión profunda, atrevida, correcta, estricta y triste sobre la cruda realidad en la que hoy vivimos. ¿Mejorable? Por supuesto que sí, pocas cosas en esta vida (y más concretamente en el cine) son perfectas, pero el resultado planteado por Álex de la Iglesia es de lo más acertado y logra con creces alcanzar su emotivo y conmovedor objetivo.
Brillante y emotivo el que considero el primer papel serio de José Mota en el mundo del cine y agradecer al humorista que durante hora y media dejara a un lado ese papel cómico que tanto le caracteriza y que, en contraposición, nos ofreciera una tremenda interpretación de un personaje lleno de personalidad y plagado de reflexiones que calarán hondo en el espectador que se deje invadir por la trama que propone el largometraje.
En general, todo el reparto lo hace verdaderamente bien, ya sean papeles protagonistas o papeles secundarios con apenas una o dos intervenciones. La caricatura crítica del mundo de la publicidad y los medios de comunicación llega a ser tan dura, pero a la vez tan verídica, que roza los márgenes de la moralidad en varias ocasiones y logra crear en el espectador un sentimiento de odio continuo hacia la mayoría de dichas disciplinas.
Y ya, para completar, está la actitud del protagonista a lo largo de todo el film, pensando en el futuro y bienestar de su familia y maquinando ideas para sacar algo de beneficio de una tragedia de tal magnitud que les permita seguir viviendo aun siendo consciente de que su propia vida podría estar en peligro; una actitud ejemplar que hace reflexionar sobre hasta qué punto puede llegar la desesperación de una persona en tiempos difíciles, situación que, por desgracia, no es tan ficticia como podríamos desear.
Una reflexión profunda, atrevida, correcta, estricta y triste sobre la cruda realidad en la que hoy vivimos. ¿Mejorable? Por supuesto que sí, pocas cosas en esta vida (y más concretamente en el cine) son perfectas, pero el resultado planteado por Álex de la Iglesia es de lo más acertado y logra con creces alcanzar su emotivo y conmovedor objetivo.
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