La profesora de piano
2001 

7.3
24,420
23 de octubre de 2011
23 de octubre de 2011
6 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
Uno de los pocos Filmes donde Haneke no innova y recurre a una adaptación, en este caso de una novela de la polémica Elfriede Jelinek, de esta forma el Austriaco consigue la que para mi es su película más redonda.
Tenemos a dos individuos, el primero esta desequilibrado seguramente atormentado por traumas infantiles, sobre-protección maternal y posiblemente relaciones complicadas con hombres en un pasado, además de obsesionado con su trabajo. El segundo es "normal", el espectador tiene que identificarse con él porque parece tener más sentido común.
Tenemos a dos individuos, el primero esta desequilibrado seguramente atormentado por traumas infantiles, sobre-protección maternal y posiblemente relaciones complicadas con hombres en un pasado, además de obsesionado con su trabajo. El segundo es "normal", el espectador tiene que identificarse con él porque parece tener más sentido común.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Contiene escenas de gran violencia psicológica, la escena de los cristales en los bolsillos es brutal por la planificación previa, tan fría y macabra como la mirada de Huppert en una de las mejores interpretaciones femeninas de la década.
Algunos de los temas que suele abordar Haneke en su cine, son la culpa y la hipocresia, lo que lleva a la autocritica, el protagonista masculino, con el que todos nos identificamos hasta el momento que lee la carta, de repente empieza a sentir curiosidad.. y en el climax le pega una paliza a la "enferma".. ¿Cuantos harían lo propio? o mejor aun.., ¿Quien es el enfermo realmente?
Algunos de los temas que suele abordar Haneke en su cine, son la culpa y la hipocresia, lo que lleva a la autocritica, el protagonista masculino, con el que todos nos identificamos hasta el momento que lee la carta, de repente empieza a sentir curiosidad.. y en el climax le pega una paliza a la "enferma".. ¿Cuantos harían lo propio? o mejor aun.., ¿Quien es el enfermo realmente?
28 de junio de 2005
28 de junio de 2005
5 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
Para los que conozcan la obra de Michael Haneke sabrán que este es un autor con cierta capacidad de poner nervioso al espectador con historias donde la tensión va in crescendo hasta producir un nudo en el estomago que aun dura pasado bastante tiempo después de ver la película.
Basta con ver la brutal, cruel y contundente "Funny Games" para cerciorarnos de ello. Con "La Pianista" su cine se revela como frió y vuoyeristico, como si abriese un agujero en una pared y nos cobrase una entrada para mirar. Y lo que miramos no nos gusta. En realidad nos dan ganas de retirar la vista ante un espectáculo francamente desagradable. Nunca antes el reflejo de una sexualidad compleja podía habernos producido tal rechazo.
Esta historia de una fría concertista de piano con tendencias sexuales retorcidas puede llegar a poner realmente incómodo a espectadores poco acostumbrados a películas que juegan con el subconsciente del espectador, y no hablare de esa escena que provoco desmayos en espectadores (sobre todo hombres, curioso) en España. Hay que dejarse llevar por una historia de las que aun se queda encerrada en nuestra mente como si no hubiese acabado aun.
Basta con ver la brutal, cruel y contundente "Funny Games" para cerciorarnos de ello. Con "La Pianista" su cine se revela como frió y vuoyeristico, como si abriese un agujero en una pared y nos cobrase una entrada para mirar. Y lo que miramos no nos gusta. En realidad nos dan ganas de retirar la vista ante un espectáculo francamente desagradable. Nunca antes el reflejo de una sexualidad compleja podía habernos producido tal rechazo.
Esta historia de una fría concertista de piano con tendencias sexuales retorcidas puede llegar a poner realmente incómodo a espectadores poco acostumbrados a películas que juegan con el subconsciente del espectador, y no hablare de esa escena que provoco desmayos en espectadores (sobre todo hombres, curioso) en España. Hay que dejarse llevar por una historia de las que aun se queda encerrada en nuestra mente como si no hubiese acabado aun.
4 de mayo de 2007
4 de mayo de 2007
5 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
Bien, lo primero que he de decir de esta película es que necesité verla tres veces para poder sacarle el mayor significado posible, pero como no tengo el cerebro de Haneke me limitaré a hacer una libre interpretación de la misma. He de decir que soy músico y sigo viendo pasar los días en el interior de un conservatorio. Haneke ha tomado un punto de partida muy interesante al reflejar (de una manera muy libre, sí, pero válida al fin y al cabo) la presunta lejanía y ambiente elitista del mundo que rodea a la música de academia. Ha recuperado el modelo de los recitales privados en casas de familias adineradas del mismo modo que también ha reflejado un mundo asfixiante de competitividad enfermiza que caracteriza el mundo en donde vive nuestra querida protagonista. Desde esta base se construye toda una fantasía de autodestrucción que se mueve entre lo impactante y lo cruel, entre la supuesta cordura y la locura más dañina. La lejanía con la que el hombre de a pie ve el mundo de la música clásica toma aquí la forma de una bestia, pero no por ello ha de ser considerado como tal porque, al fín y al cabo, la verdad no está en manos de nadie. Del mismo modo que interpretar a Schubert, si se quiere, puede llegar a ser un juego de niños. Bravo, Sr. Haneke!!!
16 de abril de 2009
16 de abril de 2009
5 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
Detrás de la supuesta dureza y entereza de cualquier persona fría, profesional y supuestamente inabordable se esconde un ser humano capaz de lo mejor y de lo peor. No queremos afirmarlo con rotundidad (por aquello del trastorno de la doble personalidad) pero todos somos al menos dos y vivimos dentro de los dos a la vez (que diría San Agustín). También es muy humano ser un hipócrita, un sepulcro blanqueado, una víctima de uno mismo...... amparado por excusas más o menos convincentes.
Esta reflexión anterior sirve para introducir La pianista (Michael Haneke), un buen ejercicio de desdoblamiento de actores, sobre todo en el caso de Isabelle Huppert. El director austriaco ha conseguido que nos sintamos incómodos en nuestras butacas y no sólo por algunas escenas muy crudas sino porque esos seres torturados por distintas causas podemos ser cualquiera de nosotros.
Cuando yo ví la película no conocía la existencia de Elfriede Jelinek (Premio Nobel de Literatura en 2004) autora de la novela en que está basado el film. Luego, leyendo alguna entrevista con ella y sabiendo como fue tratada en Austria por su libre-pensamiento he comprendido mejor a los personajes.
Esta reflexión anterior sirve para introducir La pianista (Michael Haneke), un buen ejercicio de desdoblamiento de actores, sobre todo en el caso de Isabelle Huppert. El director austriaco ha conseguido que nos sintamos incómodos en nuestras butacas y no sólo por algunas escenas muy crudas sino porque esos seres torturados por distintas causas podemos ser cualquiera de nosotros.
Cuando yo ví la película no conocía la existencia de Elfriede Jelinek (Premio Nobel de Literatura en 2004) autora de la novela en que está basado el film. Luego, leyendo alguna entrevista con ella y sabiendo como fue tratada en Austria por su libre-pensamiento he comprendido mejor a los personajes.
30 de enero de 2012
30 de enero de 2012
5 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
Considero a Hanake un perturbado, pero también un virtuoso. Sus virtudes cinematográficas las pone al servicio de su perturbación mental, que es auténtica y retorcida, nada fácil de narrar. Hay por ahí mucho cineasta loco por llamar la atención que se esfuerza por escandalizar, pero Hanake está loco de verdad, por lo que no necesita impostar. Sus historias, enfermizas, fluyen abrasivamente y el espectador se deja llevar, ya que es complicado no sentirse insanamente atraído por el morbo perturbador de sus relatos.
La pianista en un cáustico retrato de misantropía autodestructiva. El desprecio de la protagonista por la raza humana empieza por sí misma y continúa por todo aquel que se le cruza, tomando especial intensidad en la relación amor-odio que mantiene con su no menos chalada madre, aunque el apartado más “vistoso” de la cinta sea el de sus perversiones sexuales.
El virtuosismo de Haneke se vuelve peligroso cuando el realizador se recrea contemplativamente en él, de manera que el metraje se estira sin remisión e innecesariamente. Terminé hasta las narices de Schubert y de ver manitas tocando teclas de piano.
La pianista en un cáustico retrato de misantropía autodestructiva. El desprecio de la protagonista por la raza humana empieza por sí misma y continúa por todo aquel que se le cruza, tomando especial intensidad en la relación amor-odio que mantiene con su no menos chalada madre, aunque el apartado más “vistoso” de la cinta sea el de sus perversiones sexuales.
El virtuosismo de Haneke se vuelve peligroso cuando el realizador se recrea contemplativamente en él, de manera que el metraje se estira sin remisión e innecesariamente. Terminé hasta las narices de Schubert y de ver manitas tocando teclas de piano.
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