Locke
6.3
18,881
Drama
Ivan Locke (Tom Hardy) es un prestigioso capataz de grandes obras que ha tenido que trabajar muy duro para alcanzar su sueño: llevar una buena vida, con un buen trabajo y una familia que le quiere. Sin embargo, un día, en la víspera de su encargo más importante, recibe una llamada que le empuja a tomar una decisión que quizás eche toda su vida por tierra. Desde ese momento tendrá que emprender una peligrosa huida a contrarreloj. (FILMAFFINITY) [+]
8 de septiembre de 2014
8 de septiembre de 2014
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
“Locke” propone al espectador que sea copiloto del protagonista, que tiene que conducir 163 kilómetros en un trayecto en coche que nos va a llevar de Birmigham a Londres. Un viaje de 85 minutos, narrado en tiempo real, en el que solo existe un personaje y una localización (salvo el primer minuto y medio toda la acción transcurre en el interior de un automóvil).
La apuesta de Steven Knight es arriesgada. Un personaje que se enfrenta en solitario a su destino, en tiempo real, como Gary Cooper en el clásico “Solo ante el peligro” (1952), de Fred Zinnemann, que ¿casualmente? también tiene 85 minutos de minutaje. El cine en tiempo real no es algo muy habitual. Algunos de los títulos recientes más conocidos que han optado por esta atípica fórmula son “A la hora señalada” (1995) o “Run Lola Run” (1998). La diferencia es que en “Locke” no hay montaje frenético sino un estilo visual sobrio (breves panorámicas al principio y final, uso de espejos retrovisores, cámaras laterales y cámara frontal) que persigue que sean los diálogos, perfectamente hilvanados, los que cobren protagonismo.
Nuestro accidental piloto mantiene conversaciones hasta con once personajes a los que solo escuchamos: su mujer, sus dos hijos (a uno de ellos le pone voz Tom Holland, “Lo imposible”), su ocasional amante, su jefe, su subordinado... Supongo que debe de tener tarifa plana en su móvil de manos libres porque si no la factura será de órdago. Bromas aparte, el día que este capataz de la construcción tiene que supervisar el vertido de hormigón más importante de su carrera laboral, paradójicamente, los cimientos de su vida se tambalean por un error ocasional, que pretende subsanar. El largometraje plantea tres vías de conflicto, tres frentes abiertos en su vida personal y laboral. Destacando, el conflicto paternofilial, que es el que justifica la trama, y que le lleva a limpiar el apellido que da título a la película.
El guionista de esa joya cinematográfica que es “Promesas del Este” (2007), dirigida por David Cronenberg, se pone por segunda vez tras la cámara (lo de “Redención”, 2013, protagonizada por Jason Statham, lo vamos a pasar por alto) para contar esta singular y claustrofóbica historia rodada en ocho días, grabando diez tomas de cada escena, que se constituye en una “road movie” introspectiva.
Intachable el papel de Tom Hardy. 85 minutos en pantalla no los aguantan muchos intérpretes y Hardy supera la prueba con nota en su primer papel de enjundia. Hasta ahora lo habíamos visto en papeles secundarios en “Origen” (2010) o “El topo” (2011). La música minimalista de Dickon Hinchliffe y el empleo de juegos lumínicos dentro de la notable fotografía de Haris Zambarloukos terminan de rematar una cinta que interesará a los amantes de las buenas historias contadas de forma genuina.
Esta cinta británica, que participó en el Festival de Venecia 2013 (fuera de concurso) es una de esas películas que fascinan a la crítica y enrabietan al espectador estándar. Ni lo uno ni lo otro. “Locke” es un filme interesante, que no termina de enganchar como si lo hacían “Enterrado” (2010) de Rodrigo Cortés o “Gravity” (2013), de Alfonso Cuarón, en la que sus protagonistas se jugaban la vida.
La apuesta de Steven Knight es arriesgada. Un personaje que se enfrenta en solitario a su destino, en tiempo real, como Gary Cooper en el clásico “Solo ante el peligro” (1952), de Fred Zinnemann, que ¿casualmente? también tiene 85 minutos de minutaje. El cine en tiempo real no es algo muy habitual. Algunos de los títulos recientes más conocidos que han optado por esta atípica fórmula son “A la hora señalada” (1995) o “Run Lola Run” (1998). La diferencia es que en “Locke” no hay montaje frenético sino un estilo visual sobrio (breves panorámicas al principio y final, uso de espejos retrovisores, cámaras laterales y cámara frontal) que persigue que sean los diálogos, perfectamente hilvanados, los que cobren protagonismo.
Nuestro accidental piloto mantiene conversaciones hasta con once personajes a los que solo escuchamos: su mujer, sus dos hijos (a uno de ellos le pone voz Tom Holland, “Lo imposible”), su ocasional amante, su jefe, su subordinado... Supongo que debe de tener tarifa plana en su móvil de manos libres porque si no la factura será de órdago. Bromas aparte, el día que este capataz de la construcción tiene que supervisar el vertido de hormigón más importante de su carrera laboral, paradójicamente, los cimientos de su vida se tambalean por un error ocasional, que pretende subsanar. El largometraje plantea tres vías de conflicto, tres frentes abiertos en su vida personal y laboral. Destacando, el conflicto paternofilial, que es el que justifica la trama, y que le lleva a limpiar el apellido que da título a la película.
El guionista de esa joya cinematográfica que es “Promesas del Este” (2007), dirigida por David Cronenberg, se pone por segunda vez tras la cámara (lo de “Redención”, 2013, protagonizada por Jason Statham, lo vamos a pasar por alto) para contar esta singular y claustrofóbica historia rodada en ocho días, grabando diez tomas de cada escena, que se constituye en una “road movie” introspectiva.
Intachable el papel de Tom Hardy. 85 minutos en pantalla no los aguantan muchos intérpretes y Hardy supera la prueba con nota en su primer papel de enjundia. Hasta ahora lo habíamos visto en papeles secundarios en “Origen” (2010) o “El topo” (2011). La música minimalista de Dickon Hinchliffe y el empleo de juegos lumínicos dentro de la notable fotografía de Haris Zambarloukos terminan de rematar una cinta que interesará a los amantes de las buenas historias contadas de forma genuina.
Esta cinta británica, que participó en el Festival de Venecia 2013 (fuera de concurso) es una de esas películas que fascinan a la crítica y enrabietan al espectador estándar. Ni lo uno ni lo otro. “Locke” es un filme interesante, que no termina de enganchar como si lo hacían “Enterrado” (2010) de Rodrigo Cortés o “Gravity” (2013), de Alfonso Cuarón, en la que sus protagonistas se jugaban la vida.
26 de septiembre de 2014
26 de septiembre de 2014
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Locke, como otros ejercicios de neo-cine minimalista se sustenta en dos pilares claros: su intérprete y su guión (y la habilidad del director de manejar estos elementos, evidentemente). En Locke, asistimos prácticamente en tiempo real, al recorrido de un hombre en su coche, un trayecto esencial de su existencia que romperá con todo lo anterior, en el que se define todo su universo.
Lo primero que habría que elogiar de la propuesta, es el interés y la intriga que provoca esta odisea, manejando dramáticamente sólo tres elementos: su protagonista, el teléfono que no cesa de sonar, y el propio vehículo que conduce. La información va apareciendo y engrosando la tensión inevitable del anti-héroe trágico que interpreta Tom Hardy. Todo su universo, su personalidad, motivaciones… quedan definidos meridianamente, y confluyen hacia la verdadera bomba de relojería de la película: su protagonista.
Siendo Tom Hardy un actor excepcionalmente físico (Bronson, The Dark Knight Rises, Warrior), resulta un absoluto privilegio comprobar que su termómetro emocional está a la altura. Locke se fija únicamente en el rostro de su actor, y éste es capaz de sostener la cámara, la historia y el guión, gracias a gestos auténticos, a emociones desnudas y a una conmovedora interpretación que funciona casi como una expiación de los pecados del hombre común.
Tal vez el camino recorrido a lo largo de la película, y la manera en que Hardy la conduce, prometen un clímax tan tenso que nunca llega a producirse; pero más allá de eso, y como ejercicio de estilo y directo drama psicológico, Locke es una proeza.
Lo primero que habría que elogiar de la propuesta, es el interés y la intriga que provoca esta odisea, manejando dramáticamente sólo tres elementos: su protagonista, el teléfono que no cesa de sonar, y el propio vehículo que conduce. La información va apareciendo y engrosando la tensión inevitable del anti-héroe trágico que interpreta Tom Hardy. Todo su universo, su personalidad, motivaciones… quedan definidos meridianamente, y confluyen hacia la verdadera bomba de relojería de la película: su protagonista.
Siendo Tom Hardy un actor excepcionalmente físico (Bronson, The Dark Knight Rises, Warrior), resulta un absoluto privilegio comprobar que su termómetro emocional está a la altura. Locke se fija únicamente en el rostro de su actor, y éste es capaz de sostener la cámara, la historia y el guión, gracias a gestos auténticos, a emociones desnudas y a una conmovedora interpretación que funciona casi como una expiación de los pecados del hombre común.
Tal vez el camino recorrido a lo largo de la película, y la manera en que Hardy la conduce, prometen un clímax tan tenso que nunca llega a producirse; pero más allá de eso, y como ejercicio de estilo y directo drama psicológico, Locke es una proeza.
29 de septiembre de 2014
29 de septiembre de 2014
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Si hubiese sido otro el protagonista de esta película, la hora y media corta de duración se hubiese hecho más larga. Su premisa es interesante pero fallan sus conclusiones. ¿Qué es lo que ocurre cuando termina la historia?. Casi nada. Lo único que cuenta son las llamadas que recibe en su coche el único protagonista, pero esas historias no trascienden ni dejan huella más allá de lo visto. De ahi que el objeto de su trama se desvanezca a los pocos minutos de verla. Tan sólo queda ese rostro asfixiado de Hardy que mantiene su rostro magníficamente a centímetros de la cámara y aguanta el suspense hasta un final bastante desangelado.
15 de noviembre de 2014
15 de noviembre de 2014
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Locke de Steven Knight es un drama psicológico distinto en su contexto que cumple notablemente. Dirigida con un ritmo dinámico y con un estilo novedosos al ser todo el film dentro del coche, es una obra que muestra una historia sencilla pero absorbente en los problemas personales, profesionales y sentimentales de un hombre correcto que, a partir de un error, hace cambiar todo en su vida bruscamente, concluyendo un film singular que gusta ver y penetra en el espectador buscador de cintas peculiares que ofrecen algo nuevo. Realizada de modo ingenioso tiene un resultado sorprendente que merece la pena ver y no dejará a nadie indiferente.
La fotografía es oscura al mostrar la noche en su totalidad, siendo por tanto evocadora y algo claustrofóbica en un trabajo estéticamente sugerente y original. La música es hipnótica en sus sonidos tranquilizadores que ayudan a profundizar en la trama y añaden intriga al film, turbando con ello al público. Los planos y movimientos de cámara consuman un estupendo trabajo técnico a través del uso de los subjetivos, primeros, primerísimos planos y cámara en mano que plasman los constantes movimientos del coche durante el viaje que realiza el protagonista y que dura todo el metraje.
Las actuaciones son naturales y soberbias. Como protagonista absoluto del film Tom Hardy hila una admirable interpretación en lo que es un monólogo visual, recayendo sobre él toda la responsabilidad de la película y siendo el resto de participaciones solo escuchadas en las llamadas, dando sus voces en original Olivia Colman, Ruth Wilson, Andrew Scott, Ben Daniels y Tom Holland. La dirección artística emplea para el principal ropas normales y naturales, y en cuando a los decorados, el mismo interior del coche cubre en la totalidad esta "simple" labor.
El guion, escrito por el director, es original e insólito al ser toda la historia sencilla y dentro del coche a través de llamadas, concluyendo una inteligente labor que atrae e incita por lo que ocurre en ella, aturdiendo al público al hacerlo partícipe de una historia que puede ser perfectamente real, siendo singular en su modo de exponerlo y de suceder en la pantalla, ya que sugestiona al público y lo traslada a través de la línea de teléfono a los lugares donde el protagonista realiza las llamadas, haciendo volar la imaginación del espectador como si de un libro se tratara. Esto se lleva a cabo con una narrativa equilibrada e inherente que es bastante expresiva.
Concluyendo, la considero una obra distinta y digna de ser descubierta, la cual no es deslumbrante pero si original en su modo de plasmar la historia como si de un monólogo se tratase al verse solamente al protagonista y escucharse al resto de las voces de los personajes. Recomendable por su dirección, guion, "interpretación", fotografía, música, montaje, planos, movimientos de cámara y narrativa que hacen de Locke, un film innovador y llamativo que gustará a todos los buscadores de nuevas sensaciones cinematográficas.
La fotografía es oscura al mostrar la noche en su totalidad, siendo por tanto evocadora y algo claustrofóbica en un trabajo estéticamente sugerente y original. La música es hipnótica en sus sonidos tranquilizadores que ayudan a profundizar en la trama y añaden intriga al film, turbando con ello al público. Los planos y movimientos de cámara consuman un estupendo trabajo técnico a través del uso de los subjetivos, primeros, primerísimos planos y cámara en mano que plasman los constantes movimientos del coche durante el viaje que realiza el protagonista y que dura todo el metraje.
Las actuaciones son naturales y soberbias. Como protagonista absoluto del film Tom Hardy hila una admirable interpretación en lo que es un monólogo visual, recayendo sobre él toda la responsabilidad de la película y siendo el resto de participaciones solo escuchadas en las llamadas, dando sus voces en original Olivia Colman, Ruth Wilson, Andrew Scott, Ben Daniels y Tom Holland. La dirección artística emplea para el principal ropas normales y naturales, y en cuando a los decorados, el mismo interior del coche cubre en la totalidad esta "simple" labor.
El guion, escrito por el director, es original e insólito al ser toda la historia sencilla y dentro del coche a través de llamadas, concluyendo una inteligente labor que atrae e incita por lo que ocurre en ella, aturdiendo al público al hacerlo partícipe de una historia que puede ser perfectamente real, siendo singular en su modo de exponerlo y de suceder en la pantalla, ya que sugestiona al público y lo traslada a través de la línea de teléfono a los lugares donde el protagonista realiza las llamadas, haciendo volar la imaginación del espectador como si de un libro se tratara. Esto se lleva a cabo con una narrativa equilibrada e inherente que es bastante expresiva.
Concluyendo, la considero una obra distinta y digna de ser descubierta, la cual no es deslumbrante pero si original en su modo de plasmar la historia como si de un monólogo se tratase al verse solamente al protagonista y escucharse al resto de las voces de los personajes. Recomendable por su dirección, guion, "interpretación", fotografía, música, montaje, planos, movimientos de cámara y narrativa que hacen de Locke, un film innovador y llamativo que gustará a todos los buscadores de nuevas sensaciones cinematográficas.
29 de noviembre de 2014
29 de noviembre de 2014
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Lenta, simple, claustrofóbica, psicológica, deprimente, minimalista, naif aunque robusta película. La pregunta del millón de dólares -como el programa que inventó Steven Knight- es la siguiente... ¿es posible colocar en el reparto a alguien más que a Tom Hardy? Yo no veo a nadie más.
Reparto: Tom Hardy, Olivia Colman, Ruth Wilson, Andrew Scott, Ben Daniels, Tom Holland, Bill Milner...?????
Reparto: Tom Hardy, Olivia Colman, Ruth Wilson, Andrew Scott, Ben Daniels, Tom Holland, Bill Milner...?????
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