Siempre Alice
2014 

6.8
13,614
Drama
Alice Howland (Julianne Moore) está orgullosa de la vida que tanto esfuerzo le ha costado construir. A los cincuenta, es profesora de psicología cognitiva en Harvard y una experta lingüista de fama mundial, con un marido exitoso y tres hijos adultos. Cuando empieza a sentirse desorientada, un trágico diagnóstico cambia su vida, al tiempo que su relación con su familia y con el mundo, para siempre. Con elegancia y delicadeza, la autora ... [+]
30 de abril de 2020
30 de abril de 2020
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Me cargan los dramas, pero cuando una película me gusta, me precipito sobre la página web de críticas para escribir y no olvidarme de lo que he visto y sentido.
Porque todos tenemos un poco de Alice. No importa si estamos sanos o no, con el paso del tiempo comenzamos a olvidar pequeñas cosas -fechas, nombres, vocabulario-, y nos da rabia, y solo nos congratula el que podamos mantener recuerdos memorables del pasado, y que incluso aparezca alguno nuevo de vez en cuando, al remecer accidentalmente las piedras del pensamiento donde se escondían.
Y es ahí cuando entiendo más a Alice, porque cuando esto último deja de ocurrir, cuando esas piedras se vuelven bloques de cemento, perdemos nuestra razón de ser, nuestro norte.
Insisto, comencé a ver la película con reticencias, huyendo del dolor previsible del Alzhaimer. Pero el film me capturó a los pocos minutos, porque usa sabiamente el suspense para llevarte más y más lejos, lo que considero un notable mérito del film. Suspense en saber cuanto durará el combate por no olvidar las palabras a través de la aplicación del smartphone; los potenciales conflictos que se asoman desde un principio en su familia; con tres hijos disparejos e independientes y un marido compasivo; y si la brillantez de una persona acomodada, infatigable e intelectual podrá imponerse a esa enfermedad impasible.
Al poner todo lo anterior en la juguera resulta un film con un ritmo y una línea de secuencias atractivo que nos lleva veloz como una nave, surcando sí un mar de lágrimas, hasta un final imprevisible. Final inesperado al llegar de forma abrupta e inteligente, no exento de una pequeña dosis de esperanza, al ver que las enfermedades son capaces de curar otras dolencias.
Especial atención al vínculo entre Alice y su hija Lydia, donde la distancia entre ambas pasa de ser muy cercana cuando la última era niña (lo que solo vemos por fotos, ¡qué genial aporte del cine!), a ser distante e incomprendida al transformarse en adulta. Sin embargo, lo que Alice más anhela no perder en su vida, por muy pequeño en que se vaya transformando su mundo, lo mantiene a través de ese hilo invisible que le conecta con su pasado y presente por medio de su hija: el amor.
Atentos también a la fotografía del film, porque de la misma forma silenciosa con que avanza la enfermedad, nos va mostrando en imagenes lo que trata de ocultar ésta: parques que se tiñen de gris, cristales que muestran imagenes borrosas y espejos que muestran dudas tambien son parte de este film magistral, porque nada sobra, y todo lo que sentimos con fuerza no podrá jamás abandonar nuestro cerebro.
Ah, y el guión, el guión... solo me acuerdo que era excelso.
Porque todos tenemos un poco de Alice. No importa si estamos sanos o no, con el paso del tiempo comenzamos a olvidar pequeñas cosas -fechas, nombres, vocabulario-, y nos da rabia, y solo nos congratula el que podamos mantener recuerdos memorables del pasado, y que incluso aparezca alguno nuevo de vez en cuando, al remecer accidentalmente las piedras del pensamiento donde se escondían.
Y es ahí cuando entiendo más a Alice, porque cuando esto último deja de ocurrir, cuando esas piedras se vuelven bloques de cemento, perdemos nuestra razón de ser, nuestro norte.
Insisto, comencé a ver la película con reticencias, huyendo del dolor previsible del Alzhaimer. Pero el film me capturó a los pocos minutos, porque usa sabiamente el suspense para llevarte más y más lejos, lo que considero un notable mérito del film. Suspense en saber cuanto durará el combate por no olvidar las palabras a través de la aplicación del smartphone; los potenciales conflictos que se asoman desde un principio en su familia; con tres hijos disparejos e independientes y un marido compasivo; y si la brillantez de una persona acomodada, infatigable e intelectual podrá imponerse a esa enfermedad impasible.
Al poner todo lo anterior en la juguera resulta un film con un ritmo y una línea de secuencias atractivo que nos lleva veloz como una nave, surcando sí un mar de lágrimas, hasta un final imprevisible. Final inesperado al llegar de forma abrupta e inteligente, no exento de una pequeña dosis de esperanza, al ver que las enfermedades son capaces de curar otras dolencias.
Especial atención al vínculo entre Alice y su hija Lydia, donde la distancia entre ambas pasa de ser muy cercana cuando la última era niña (lo que solo vemos por fotos, ¡qué genial aporte del cine!), a ser distante e incomprendida al transformarse en adulta. Sin embargo, lo que Alice más anhela no perder en su vida, por muy pequeño en que se vaya transformando su mundo, lo mantiene a través de ese hilo invisible que le conecta con su pasado y presente por medio de su hija: el amor.
Atentos también a la fotografía del film, porque de la misma forma silenciosa con que avanza la enfermedad, nos va mostrando en imagenes lo que trata de ocultar ésta: parques que se tiñen de gris, cristales que muestran imagenes borrosas y espejos que muestran dudas tambien son parte de este film magistral, porque nada sobra, y todo lo que sentimos con fuerza no podrá jamás abandonar nuestro cerebro.
Ah, y el guión, el guión... solo me acuerdo que era excelso.
1 de octubre de 2020
1 de octubre de 2020
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Creo que ¨Still Alice¨ es una película buena, no tiene algo que sobresalga. Lo que mas destaco es la interpretación de Julianne Moore, que consigue retratar a una persona de carne y hueso, convenciendo al espectador de que no hay cámaras, como si fuésemos testigos de una mala situación.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Aunque entrando en spoilers, puedo decir que la trama en un punto no sabe hacia donde ir, y a diferencia de Alice y Lydia, el resto de los personajes no sufre ningún cambio.
22 de octubre de 2020
22 de octubre de 2020
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Una muy buena obra sobre el Alzheimer que no necesita efectistas dosis melodramáticas para convencer, sino que con escenas cotidianas ayuda a ver la evolución de -la grandísima interpretación de Julianne Moore-Alice. Es inevitable que haya alguna escena más dramática que las demás; pero Julianne Moore gracias a su inmenso talento los transforma en escenas que rompen el corazón de verdad; es inevitable soltar alguna lágrima.
Es cierto que la interpretación de la actriz es el principal reclamo, pero viendo más allá hay un guion bien trabajado que ahonda en las maneras de afrontar la enfermedad por parte de los demás miembros de su familia, algo que me parece muy interesante, así como algunas situaciones que juegan con nosotros haciéndonos creer cosas que pueden pasar. Este siempre me ha parecido un gran recurso para un guion.
Nota real: 7,5
* Reseña del 16/1/2016
Es cierto que la interpretación de la actriz es el principal reclamo, pero viendo más allá hay un guion bien trabajado que ahonda en las maneras de afrontar la enfermedad por parte de los demás miembros de su familia, algo que me parece muy interesante, así como algunas situaciones que juegan con nosotros haciéndonos creer cosas que pueden pasar. Este siempre me ha parecido un gran recurso para un guion.
Nota real: 7,5
* Reseña del 16/1/2016
7 de septiembre de 2021
7 de septiembre de 2021
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Nadie puede dudar hoy de que la enfermedad de Alzheimer es uno de los problemas más graves de nuestra época, teniendo en cuenta que la longevidad es algo cada vez menos extraño. Pero se vuelve más implacable cuando una persona la contrae en edad temprana, y en la cumbre de su madurez humana y profesional. Es el caso de la protagonista de “Siempre Alice”, de Richard Glatzer y Wash Westmoreland. Una prestigiosa profesora de lingüística de la Universidad de Columbia (EE.UU.), de 50 años, comienza a experimentar una serie de lapsus mentales que padece cada vez con mayor frecuencia. El médico le diagnostica síntomas prematuros de la enfermedad de Alzheimer. Alice contará con todo el apoyo de su familia (un marido y tres hijos ya mayores), pero la lucha no va a ser fácil.
El drama de Alice estalla cuando va comprobando, lenta pero progresivamente, que todo su mundo se desvanece, ese mundo que durante muchos años ha ido construyendo con eficacia como mujer, esposa, madre y profesional. Su lucha cambia de sentido cuando todo su esfuerzo consistirá en intentar no perderse, no olvidar quién fue, quién es en esos momentos y no enterrar sus felices recuerdos.
Se trata de una muy digna película, pero que sería menos de lo que es si no fuera por el soberbio trabajo interpretativo de Julianne Moore, consciente en todo momento de la complejidad de su papel, y justamente ganadora del Oscar en el 2015.
El drama de Alice estalla cuando va comprobando, lenta pero progresivamente, que todo su mundo se desvanece, ese mundo que durante muchos años ha ido construyendo con eficacia como mujer, esposa, madre y profesional. Su lucha cambia de sentido cuando todo su esfuerzo consistirá en intentar no perderse, no olvidar quién fue, quién es en esos momentos y no enterrar sus felices recuerdos.
Se trata de una muy digna película, pero que sería menos de lo que es si no fuera por el soberbio trabajo interpretativo de Julianne Moore, consciente en todo momento de la complejidad de su papel, y justamente ganadora del Oscar en el 2015.
31 de diciembre de 2014
31 de diciembre de 2014
1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Siempre Alice es Julianne Moore.
Poco más se puede decir de la cinta, porque todo lo copa el genio de la protagonista de Lejos del cielo. Moore está en uno de los mejores momentos de su prolífica carrera y aquí hace el más difícil todavía: personificar los primeros estados del Alzheimer en una mujer joven y poner carne, huesos y miradas a sus miedos y su fuerza. El resultado es, en una palabra, impecable y apunta directamente a todos los premios del mundo. Premios que sin duda merece.
Lo demás es una película correcta, emotiva (gracias a la actriz, de nuevo), entretenida, con un Alec Baldwin que es un maravilloso apoyo para Moore y unos secundarios adecuados. Sorprende siempre ver lo que mejora Kristen Stewart fuera de lo mainstream y fantástico (léase Crepúsculo o Blancanieves). No es que sea Meryl Streep pero resulta de lo más natural, a pesar de que su personaje es quizás el más innecesario de la película.
Nada del otro mundo, nada nuevo, bastante simplona pero que se deja ver muy bien.
Lo mejor: ¿Hace falta repetirlo? Moore, Julianne Moore
Lo peor: Es un telefilme de sobremesa bastante simplón y sin nada extraordinario más allá de su protagonista
Poco más se puede decir de la cinta, porque todo lo copa el genio de la protagonista de Lejos del cielo. Moore está en uno de los mejores momentos de su prolífica carrera y aquí hace el más difícil todavía: personificar los primeros estados del Alzheimer en una mujer joven y poner carne, huesos y miradas a sus miedos y su fuerza. El resultado es, en una palabra, impecable y apunta directamente a todos los premios del mundo. Premios que sin duda merece.
Lo demás es una película correcta, emotiva (gracias a la actriz, de nuevo), entretenida, con un Alec Baldwin que es un maravilloso apoyo para Moore y unos secundarios adecuados. Sorprende siempre ver lo que mejora Kristen Stewart fuera de lo mainstream y fantástico (léase Crepúsculo o Blancanieves). No es que sea Meryl Streep pero resulta de lo más natural, a pesar de que su personaje es quizás el más innecesario de la película.
Nada del otro mundo, nada nuevo, bastante simplona pero que se deja ver muy bien.
Lo mejor: ¿Hace falta repetirlo? Moore, Julianne Moore
Lo peor: Es un telefilme de sobremesa bastante simplón y sin nada extraordinario más allá de su protagonista
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