La novicia rebelde
1965 

6.9
58,887
Musical. Drama
Austria, 1938. María es una alegre novicia que abandona la abadía para convertirse en la institutriz de los siete hijos de un militar retirado, el capitán von Trapp, viudo desde hace poco tiempo. La casa de los von Trapp funciona como un cuartel, pero María consigue devolver la alegría a los niños y ganarse su respeto y cariño. (FILMAFFINITY)
13 de noviembre de 2024
13 de noviembre de 2024
2 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Julie Andrews alcanzó la popularidad a mediados de los años 60 gracias a papeles en los que ejercía de institutriz en comedias musicales con presencia infantil y canciones que trascendieron su época.
Esta larga y oscarizada película fue una de ellas, convirtiéndose en un absoluto clásico del cine musical y familiar.
Sin embargo, y a pesar de su tremendo éxito, tanto la trama como el texto y varios de sus personajes se antojan demasiado empalagosos, y el desarrollo de la historia presenta algunas fases verdaderamente cargantes y aburridas con niños bastante cursis y repelentes.
Además los números musicales, que incluyen famosísimas canciones de Oscar Hammerstein y Richard Rodgers, no se caracterizan precisamente por su imaginación en la puesta en escena.
Lo que sí es digno de alabanza en este sobrevalorado título son sus espléndidas localizaciones austríacas con un enfoque casi turístico por donde se pasean Julie y sus muchachos.
Esta larga y oscarizada película fue una de ellas, convirtiéndose en un absoluto clásico del cine musical y familiar.
Sin embargo, y a pesar de su tremendo éxito, tanto la trama como el texto y varios de sus personajes se antojan demasiado empalagosos, y el desarrollo de la historia presenta algunas fases verdaderamente cargantes y aburridas con niños bastante cursis y repelentes.
Además los números musicales, que incluyen famosísimas canciones de Oscar Hammerstein y Richard Rodgers, no se caracterizan precisamente por su imaginación en la puesta en escena.
Lo que sí es digno de alabanza en este sobrevalorado título son sus espléndidas localizaciones austríacas con un enfoque casi turístico por donde se pasean Julie y sus muchachos.
6 de enero de 2024
6 de enero de 2024
1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Basada en sentimientos reales, los sublima hasta la estupidez de pretender que con ser bueno tú luz transforma en bueno todo lo que ilumina. La he vuelto ver porque la ha puesto TVE. Y me he acordado de su primera versión “La familia Trap” que vi entre los 5 y los 9 años, en el colegio de monjas al que iba entonces. Recuerdo la primera escena (lo era?) en la que la monja protagonista bajaba “a todo trapo” deslizándose por la barandilla de la escalera. Fue reñida, por supuesto, pero a mi me encantó su naturalidad. El recuerdo de todo lo demás se borró, aunque se que era agradable. Cuando, de adolescente, ví “Sonrisas y lágrimas” supe que era un remake (aunque entonces no conocía la palabra) y me pareció lo mismo que decían las críticas de aquel entonces (que creo que son las que figuran en “Filmaffinity”. Pero vista desde ahora, 2024, resulta de una mojigatería insoportable. Los niños no éramos tan imbéciles, aunque necesitásemos fingirlo para sobrevivir a unos adultos sometidos a una estrechez de miras y autoritarismo que pretendían perdurar a través de sus hijos. Podría comentar más detalles, (como la de una madre superiora que ha vivido toda su vida aislada del mundo en un convento pero que tiene una sabiduría de sabio curtido por la vida social) pero parece innecesario para aquellos que opinen como yo.
28 de julio de 2015
28 de julio de 2015
27 de 56 usuarios han encontrado esta crítica útil
DO – nde está el mando, por diosssss.
RE – sistir no puedo maaaaaás.
MI – cabeza va a estallaaaaaar.
FA – llará mi corazoooooooón.
SOL – o quiero descansaaaaaaar.
LA – razón yo perdereeeeeeeeeé.
SI – Julie vuelve a cantaaaaaaaaar
DO – ce tiros me dareeeeeeeeeeeeé.
Pequeña apostilla: No es que tenga nada contra Julie Andrews ni contra Christopher Plummer. Ni siquiera contra el director del engendro, Robert Wise. Pero creo que la familia von Trapp y su musical son una verdadera invitación al suicidio, al homicidio y hasta al genocidio.
RE – sistir no puedo maaaaaás.
MI – cabeza va a estallaaaaaar.
FA – llará mi corazoooooooón.
SOL – o quiero descansaaaaaaar.
LA – razón yo perdereeeeeeeeeé.
SI – Julie vuelve a cantaaaaaaaaar
DO – ce tiros me dareeeeeeeeeeeeé.
Pequeña apostilla: No es que tenga nada contra Julie Andrews ni contra Christopher Plummer. Ni siquiera contra el director del engendro, Robert Wise. Pero creo que la familia von Trapp y su musical son una verdadera invitación al suicidio, al homicidio y hasta al genocidio.
19 de enero de 2008
19 de enero de 2008
9 de 20 usuarios han encontrado esta crítica útil
Es extraordinaria en todos los aspectos: actuación, música. paisajes, argumento, emoción, aventura, romance. No puedo recordar cuantas veces la ví, pero fueron muchas y por supuesto tengo el video.
19 de abril de 2025
19 de abril de 2025
1 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Orden y decoro.
Reuma que no Pneuma.
Feas amenazas manazas manzanas nenazas alemanas.
Entre lo cursi y lo siniestro se decantan o deciden, prefieren o eligen a la mosquita muerta, atrás, satanás, que no conoce a nadie y arrampla, Atila, se lo lleva por delante todo, ocho que ochenta, a la baronesa arpía revenida, a los niños repelentes en masa (o de uno en uno, no es lo mismo, pero tan parecido, pelotón de fusilamiento, babero) asesinables, al envarado y ridículo, un sonámbulo, von Trapp, El casoplón y lo que haga falta, no para en barras, Dios nos libres de las buenas personas, lobas o corderas, de las mujeres (a saber) vírgenes (queremos pruebas fehacientes, la del pañuelo o la que sea, estamos a la espera, los dedos huéspedes) y puras (esa es otra).
La Austria de los años treinta, esa que decía Thomas Bernhard (está claro, y meridiano, que minusvaloraba el poder, destructivo, núcleo irradiador, sobrecogedor, de la música popular -si por lo menos hubiera sido wagneriana, otro gallo nos hubiera cantado menos abyecto, vamos que nos vamos- pringosa), que algo sabía de todo esto, ¿con más razón que un santo?, que estaba asediada o concernida, acogotada o dominada, cariacontecida o asimilada, definida (su alma, su esencia) o sometida por un monstruo de dos (de tres si contamos las ya citadas recientemente más arriba tonadas tontadas a toda hora, la fanfarria, la charanga, los cantables abominables, es decir, sería, por lo tanto, mejor, un triunvirato, ménage à trois, también sentimental o sexual, tres, el número clave, padre, hijo y espíritu santo, Pelé, Vavá y Didí, Puskas, Gento y Di Stéfano, Uno, dos, tres de Billy Wilder, Los tres sudamericanos, Los tres mosqueperros, cha cha cha, los tres Reyes Magos, Jordan, Pippen y Jackson, Grecia, Roma y España, Xavi, Iniesta y Messi, las hermanas Brontë por todo lo alto, Nietzsche, Hegel y Shopenhauer, Mozart, Bach, y Beethoven, Velázquez, Goya y Picasso, Uno, ninguno y cien mil, Tú, yo y ahora... Dupree, Yo, yo mismo e Irene, Mis dobles, mi mujer yo, Uno, ninguno y cien mil, Yo, tú y él, léeme, léete, Ouka, léele, lerele, no seas lelo) cabezas, sea, por el nacionalsocialismo (todo junto) y el nacionalcatolicismo (todo junto), no distinguía (los perros de las longanizas, no confundir con Sergei, no Einsenstein, el mejor y el más -El- bello -Sergio- nombre de todos, Loznitsa, por lo que más quieran, ni con Lonnegan o Leviatán siquiera), para él venían a ser lo mismo o único, no para esta cosa maniquea que los enfrenta o separa o divide, rivaliza.
Las canciones son agudos martillos pilones en los tímpanos (me corto las orejas sin necesidad de ir a los toros, ni toro ni torero, Novecento, Reservoir Dogs, con perdón, -La oreja de- Van Gogh, Gong, Gog, horror), la trama es vana (formularia, tontorrona, sosa, vaga), qué entonces te queda, cierta belleza formal regia y él que estaba tan guapo o radiante (que lo tiraba o rompía, a rabiar, subido) y ella tan joven a su manera repipi insoportable igualmente (qué duda cabe, las monjas y Sade, ese tándem, qué mas quieres, las posibilidades, son enormes, La abadesa, abate, ábrete), la otra, la reina de Blancanieves, estaba ya un poco de vuelta y el cínico (el único personaje medio bueno, que, en verdad, tampoco, tenía que haber sido alguien como Walter Mathau por lo menos para arreglarlo, para poder insuflarle algo de vida a este muertazo en Coma profundo, hasta las trancas entubado), lo mismo, y corramos un tupido velo de paso sobe el clero, alrededor de Sor Citroën y sus compañeras pedorras hagamos el silencio, cordón de seguridad, cuarentena, celeste y pandemia.
Pretty Woman antes de tiempo, Oficial y Caballero, Cenicienta, Mary Poppins, La niña de tus ojos, La hermana San Sulpicio, María (como en West Side Story), llena eres de gracia, Viridiana (faltaría más, tal para cual, quizás, quizás, quizás), la madre o hija abuela nieta de todas ellas, variaciones sobre el mismo eterno (la carne sublimada, la jodienda cantada, la repanocha, en palmitas, en capilla) tema, del cordero la madre, en pleno El Gran Hotel Budapest, El mundo de ayer, Ser o no ser, Historia de una monja, La cinta blanca (algo más atrás), El huevo de la serpiente (la anterior década), Canción de cuna, Vivir su vida (y no está Ida, una gran pena).
Reuma que no Pneuma.
Feas amenazas manazas manzanas nenazas alemanas.
Entre lo cursi y lo siniestro se decantan o deciden, prefieren o eligen a la mosquita muerta, atrás, satanás, que no conoce a nadie y arrampla, Atila, se lo lleva por delante todo, ocho que ochenta, a la baronesa arpía revenida, a los niños repelentes en masa (o de uno en uno, no es lo mismo, pero tan parecido, pelotón de fusilamiento, babero) asesinables, al envarado y ridículo, un sonámbulo, von Trapp, El casoplón y lo que haga falta, no para en barras, Dios nos libres de las buenas personas, lobas o corderas, de las mujeres (a saber) vírgenes (queremos pruebas fehacientes, la del pañuelo o la que sea, estamos a la espera, los dedos huéspedes) y puras (esa es otra).
La Austria de los años treinta, esa que decía Thomas Bernhard (está claro, y meridiano, que minusvaloraba el poder, destructivo, núcleo irradiador, sobrecogedor, de la música popular -si por lo menos hubiera sido wagneriana, otro gallo nos hubiera cantado menos abyecto, vamos que nos vamos- pringosa), que algo sabía de todo esto, ¿con más razón que un santo?, que estaba asediada o concernida, acogotada o dominada, cariacontecida o asimilada, definida (su alma, su esencia) o sometida por un monstruo de dos (de tres si contamos las ya citadas recientemente más arriba tonadas tontadas a toda hora, la fanfarria, la charanga, los cantables abominables, es decir, sería, por lo tanto, mejor, un triunvirato, ménage à trois, también sentimental o sexual, tres, el número clave, padre, hijo y espíritu santo, Pelé, Vavá y Didí, Puskas, Gento y Di Stéfano, Uno, dos, tres de Billy Wilder, Los tres sudamericanos, Los tres mosqueperros, cha cha cha, los tres Reyes Magos, Jordan, Pippen y Jackson, Grecia, Roma y España, Xavi, Iniesta y Messi, las hermanas Brontë por todo lo alto, Nietzsche, Hegel y Shopenhauer, Mozart, Bach, y Beethoven, Velázquez, Goya y Picasso, Uno, ninguno y cien mil, Tú, yo y ahora... Dupree, Yo, yo mismo e Irene, Mis dobles, mi mujer yo, Uno, ninguno y cien mil, Yo, tú y él, léeme, léete, Ouka, léele, lerele, no seas lelo) cabezas, sea, por el nacionalsocialismo (todo junto) y el nacionalcatolicismo (todo junto), no distinguía (los perros de las longanizas, no confundir con Sergei, no Einsenstein, el mejor y el más -El- bello -Sergio- nombre de todos, Loznitsa, por lo que más quieran, ni con Lonnegan o Leviatán siquiera), para él venían a ser lo mismo o único, no para esta cosa maniquea que los enfrenta o separa o divide, rivaliza.
Las canciones son agudos martillos pilones en los tímpanos (me corto las orejas sin necesidad de ir a los toros, ni toro ni torero, Novecento, Reservoir Dogs, con perdón, -La oreja de- Van Gogh, Gong, Gog, horror), la trama es vana (formularia, tontorrona, sosa, vaga), qué entonces te queda, cierta belleza formal regia y él que estaba tan guapo o radiante (que lo tiraba o rompía, a rabiar, subido) y ella tan joven a su manera repipi insoportable igualmente (qué duda cabe, las monjas y Sade, ese tándem, qué mas quieres, las posibilidades, son enormes, La abadesa, abate, ábrete), la otra, la reina de Blancanieves, estaba ya un poco de vuelta y el cínico (el único personaje medio bueno, que, en verdad, tampoco, tenía que haber sido alguien como Walter Mathau por lo menos para arreglarlo, para poder insuflarle algo de vida a este muertazo en Coma profundo, hasta las trancas entubado), lo mismo, y corramos un tupido velo de paso sobe el clero, alrededor de Sor Citroën y sus compañeras pedorras hagamos el silencio, cordón de seguridad, cuarentena, celeste y pandemia.
Pretty Woman antes de tiempo, Oficial y Caballero, Cenicienta, Mary Poppins, La niña de tus ojos, La hermana San Sulpicio, María (como en West Side Story), llena eres de gracia, Viridiana (faltaría más, tal para cual, quizás, quizás, quizás), la madre o hija abuela nieta de todas ellas, variaciones sobre el mismo eterno (la carne sublimada, la jodienda cantada, la repanocha, en palmitas, en capilla) tema, del cordero la madre, en pleno El Gran Hotel Budapest, El mundo de ayer, Ser o no ser, Historia de una monja, La cinta blanca (algo más atrás), El huevo de la serpiente (la anterior década), Canción de cuna, Vivir su vida (y no está Ida, una gran pena).
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
El último rato sorprende, parecía que ya estaba acabada, todo el pescado vendido, empezaba a oler de hecho, cogido por los pelos (ese postrero estiramiento o alargamiento, una pena, si por lo menos hubiera sido de pene...), lo frívolo y lo Hitchcockiano se dan la mano, o lo chorra y holocáustico, La vida es bella (y puede ser maravillosa, si lo intentas... ), todo muy simple y muy plano y muy estirado, un cuentecico naíf y bienintencionado como aquel de Richard Chamberlain (La zapatilla y la rosa), plomazo, ligera suavemente tedioso insidioso, el placer de los inanes, cine acartonado, apolillado, La carcoma, (El Don, de nadear) apacible, imposible, insufrible, meloso, almibarado, cargante, grimoso, ñoño, chocho, redicho.
Pudo haber sido una lucha a muerte, a tumba abierta, entre el orden castrador mortal de necesidad (que representaba él, la guerra, el ejército, lo nazis posteriormente) y el caos liberador redentor (que representaba ella, la inocencia, el despiste, el juego, el revoloteo sin orden ni concierto), qué pelea puede haber más interesante o fascinante, más definitiva o definitoria de lo que somos, tiempo y espacio, de lo que estamos hechos, de nuestra materia y devaneo, que esa, y al final las líneas rectas y las curvas nunca jamás se cruzan, son o se mantienen paralelas, solo fingen bailar (ojalá lo hubieran hecho mucho más a cambio de su silencio, eterno, lo uno por lo otro, lo compro, todo) como baila el mar con los delfines, corazón con corazón en un solo salón dos bailarines, esa pantomima o trampantojo, ese cebo o efecto placebo tan engañoso y sonso y romo.
No apta para Mr. Scrooge(s), solo única y exclusivamente recomendable para buenas y felices personas a toda hora (o como mucho melancólicas, sensibles, tiernas, no necesariamente lacrimosas aunque esto ayude la hostia, engrasa, lubrica, la maquinaria, en cuerpo y alma), haberlas haylas (por increíble que parezca son la infinita inmensa mayoría, me sobran las pruebas, y los testigos, de cargo, y carga, si yo os contara... ), y a mucha honra, búscalas y cásate con ellas, date vida, no te arrepentirás, crece, cree, postúlate, aumenta mundo, multiplícate (no) por cero, por Stress-es tres-tres, El triangulito.
Esta película en realidad la hizo millones de veces antes o por esas misma fechas en nuestra propia tierra, (Un) profeta, la mayestática Marisol (que les da o daba o dará, el eterno retorno, sopas con onda, un millón de vueltas, a todos estos mingafrías o papafritas) y no se dio pisto ni nos pusimos estupendos o colgamos medallas o tampoco sacamos pecho, cosas de haber nacido en el lado equivocado de la historia en el momento más inoportuno, injusticia, insidia, perfidia, unos se llevan la fama y otros cardan la lana, pero yo me quedo o prefiero siempre, dónde va a parar, con la tom tom tómbola, por goleada, las comparaciones (y las corporaciones) son irrisorias, ofensivas, leche mala.
Pudo haber sido una lucha a muerte, a tumba abierta, entre el orden castrador mortal de necesidad (que representaba él, la guerra, el ejército, lo nazis posteriormente) y el caos liberador redentor (que representaba ella, la inocencia, el despiste, el juego, el revoloteo sin orden ni concierto), qué pelea puede haber más interesante o fascinante, más definitiva o definitoria de lo que somos, tiempo y espacio, de lo que estamos hechos, de nuestra materia y devaneo, que esa, y al final las líneas rectas y las curvas nunca jamás se cruzan, son o se mantienen paralelas, solo fingen bailar (ojalá lo hubieran hecho mucho más a cambio de su silencio, eterno, lo uno por lo otro, lo compro, todo) como baila el mar con los delfines, corazón con corazón en un solo salón dos bailarines, esa pantomima o trampantojo, ese cebo o efecto placebo tan engañoso y sonso y romo.
No apta para Mr. Scrooge(s), solo única y exclusivamente recomendable para buenas y felices personas a toda hora (o como mucho melancólicas, sensibles, tiernas, no necesariamente lacrimosas aunque esto ayude la hostia, engrasa, lubrica, la maquinaria, en cuerpo y alma), haberlas haylas (por increíble que parezca son la infinita inmensa mayoría, me sobran las pruebas, y los testigos, de cargo, y carga, si yo os contara... ), y a mucha honra, búscalas y cásate con ellas, date vida, no te arrepentirás, crece, cree, postúlate, aumenta mundo, multiplícate (no) por cero, por Stress-es tres-tres, El triangulito.
Esta película en realidad la hizo millones de veces antes o por esas misma fechas en nuestra propia tierra, (Un) profeta, la mayestática Marisol (que les da o daba o dará, el eterno retorno, sopas con onda, un millón de vueltas, a todos estos mingafrías o papafritas) y no se dio pisto ni nos pusimos estupendos o colgamos medallas o tampoco sacamos pecho, cosas de haber nacido en el lado equivocado de la historia en el momento más inoportuno, injusticia, insidia, perfidia, unos se llevan la fama y otros cardan la lana, pero yo me quedo o prefiero siempre, dónde va a parar, con la tom tom tómbola, por goleada, las comparaciones (y las corporaciones) son irrisorias, ofensivas, leche mala.
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