Sólo un hombre
6.8
13,957
Drama
Los Ángeles, 1962, Crisis de los misiles cubanos. George Falconer (Colin Firth), un maduro profesor universitario británico y homosexual, lucha por encontrarle sentido a la vida tras la muerte de Jim (Matthew Goode), su compañero sentimental. Encuentra consuelo junto a su íntima amiga Charley (J. Moore), que también está llena de dudas sobre el futuro. Kenny (Nicholas Hoult), un estudiante que se esfuerza por aceptar su auténtica ... [+]
10 de mayo de 2010
10 de mayo de 2010
2 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Un hombre soltero tiene una excelente factura: Vestuario, ambientación, música. Y una actuación memorable, probablemente la mejor hasta ahora de Colin Firth. La historia de "Ese Hombre Solo" ya que así vive tras la muerte de su amante masculino, transcurre en un largo día y noche. Quizá lo peor del film sea el final, no he leído la novela y no puedo opinar si es fiel a la misma.
Un tanto oníricas las escenas y diálogos, con Nicholas Hoult, el alumno, parecen mas bien un sueño que una realidad. Pero rozan el borde de la peligrosidad y consiguen no caer en el ridículo. El film que trata la homosexualidad en 1962 no es tremendista en ese aspecto como podía serlo "Lejos del Cielo" en la que también aparecía Julianne Moore que a este ritmo será un gran icono gay (Su papel en "Las Horas" roza la perfección).
Sin ser una gran película es un buen film. Podrá ser una obra excepcional en teatro si alguien se anima.
Jon Kortajarena espléndido en su papel de "gay - chapero - madrileño"
Un tanto oníricas las escenas y diálogos, con Nicholas Hoult, el alumno, parecen mas bien un sueño que una realidad. Pero rozan el borde de la peligrosidad y consiguen no caer en el ridículo. El film que trata la homosexualidad en 1962 no es tremendista en ese aspecto como podía serlo "Lejos del Cielo" en la que también aparecía Julianne Moore que a este ritmo será un gran icono gay (Su papel en "Las Horas" roza la perfección).
Sin ser una gran película es un buen film. Podrá ser una obra excepcional en teatro si alguien se anima.
Jon Kortajarena espléndido en su papel de "gay - chapero - madrileño"
7 de octubre de 2010
7 de octubre de 2010
2 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Uno de los debuts más comentados del año pasado fue el del diseñador de moda y ahora también director Tom Ford. Su película Un hombre soltero se presento en el Festival de Venecia con un gran revuelo mediático. La apuesta estética del diseñador (o director) convenció a casi todos y sobre todo lanzó la interpretación de su protagonista Colin Firth a una carrera de galardones que culminaría en una candidatura al Oscar.
Un hombre soltero es una historia de amor, de soledad y de desesperación. Todo esto lo siente George, un profesor universitario que ha perdido a su gran amor en un accidente de tráfico. El esfuerzo que tiene que hacer todos los días para sobreponerse y continuar con su vida es brutal, y ya ha llegado a un punto en el que no sabe si merece la pena vivir así. Diversas personas que se cruzaran en su vida cuando él ya ha decidido poner el punto final harán que George se reafirme en su pretensión o todo lo contrario.
Después de ver la película queda claro que Tom Ford quería llamar la atención con su ópera prima. Podía haberlo hecho por la vía, tal vez más difícil, de los sentimientos, la pasión y el dolor, o podía haberlo hecho por la vía del esteticismo y el envoltorio como así ha sido.
Visualmente Un hombre soltero es una experiencia muy atractiva. El cuidado que pone el director en cada uno de los detalles que conforman la película desde el punto de vista estético es más que notable. Pero no solo hablo de vestuario, decorados o fotografía. Los encuadres y movimientos de cámara siempre están pensados para potenciar al máximo la belleza de las imágenes y lo consiguen, aunque a veces haya alardes de buen gusto innecesarios o momentos en blanco y negro que no vienen al caso.
Hasta aquí todo perfecto. El problema cuando la película tiene que transmitir todo el conflicto interior del personaje protagonista. Conceptos como el dolor o los sentimientos, que he mencionado antes, son aquí relegados a un segundo plano a favor de las imágenes bonitas. Y así la historia resulta desapasionada, con poca alma, e incluso diría que sosa. Ni el personaje protagonista, ni los dos secundarios principales consiguen transmitir los que les pasa por dentro con lo que es difícil sentir empatía por ellos.
Solo queda el esfuerzo de los actores para que los personajes se sientan más cercanos al espectador. Y de este esfuerzo lo más destacado es el trabajo del protagonista Colin Firth, que con mucha sutileza consigue que su personaje gane varios enteros. En cambio Julianne Moore, o puede que personaje, resulta cargante y un poco pasada de vueltas. Todo lo contrario que el jovencito Nicholas Hoult que parece que ni siente ni padece.
Para su próxima película debería preocuparse no solo de quedar estupendo y vistoso sino que además tendría que preocuparse por llegar al corazón del espectador y no solo a sus ojos.
Un hombre soltero es una historia de amor, de soledad y de desesperación. Todo esto lo siente George, un profesor universitario que ha perdido a su gran amor en un accidente de tráfico. El esfuerzo que tiene que hacer todos los días para sobreponerse y continuar con su vida es brutal, y ya ha llegado a un punto en el que no sabe si merece la pena vivir así. Diversas personas que se cruzaran en su vida cuando él ya ha decidido poner el punto final harán que George se reafirme en su pretensión o todo lo contrario.
Después de ver la película queda claro que Tom Ford quería llamar la atención con su ópera prima. Podía haberlo hecho por la vía, tal vez más difícil, de los sentimientos, la pasión y el dolor, o podía haberlo hecho por la vía del esteticismo y el envoltorio como así ha sido.
Visualmente Un hombre soltero es una experiencia muy atractiva. El cuidado que pone el director en cada uno de los detalles que conforman la película desde el punto de vista estético es más que notable. Pero no solo hablo de vestuario, decorados o fotografía. Los encuadres y movimientos de cámara siempre están pensados para potenciar al máximo la belleza de las imágenes y lo consiguen, aunque a veces haya alardes de buen gusto innecesarios o momentos en blanco y negro que no vienen al caso.
Hasta aquí todo perfecto. El problema cuando la película tiene que transmitir todo el conflicto interior del personaje protagonista. Conceptos como el dolor o los sentimientos, que he mencionado antes, son aquí relegados a un segundo plano a favor de las imágenes bonitas. Y así la historia resulta desapasionada, con poca alma, e incluso diría que sosa. Ni el personaje protagonista, ni los dos secundarios principales consiguen transmitir los que les pasa por dentro con lo que es difícil sentir empatía por ellos.
Solo queda el esfuerzo de los actores para que los personajes se sientan más cercanos al espectador. Y de este esfuerzo lo más destacado es el trabajo del protagonista Colin Firth, que con mucha sutileza consigue que su personaje gane varios enteros. En cambio Julianne Moore, o puede que personaje, resulta cargante y un poco pasada de vueltas. Todo lo contrario que el jovencito Nicholas Hoult que parece que ni siente ni padece.
Para su próxima película debería preocuparse no solo de quedar estupendo y vistoso sino que además tendría que preocuparse por llegar al corazón del espectador y no solo a sus ojos.
28 de febrero de 2011
28 de febrero de 2011
2 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
En esta adaptación que ha hecho el diseñador Tom Ford de la novela de Isherwood hay un regusto a falso que entorpece los sentimientos que impregnan la película y la novela. Existe un exceso de formalismo, un regusto demasiado explícito por manejar el envoltorio de la trama y de los mismos personajes. En ese exceso, lo que sale peor parado es la trama y la forma en la que se nos cuenta. Creo que los primeros elementos deben estar al servicio de lo segundo y no al revés.
Supongo que la faceta por la que es más conocido Tom Ford ha ayudado a que esto sea así, y supongo que es un algo estudiado y premeditado, pero no comulgo con esa tendencia tan etérea y tan poco real que se le ha dado a una historia tan cruda y tan dura que, además, cumple con un papel social muy necesario, enseñarle al gran público que los sentimientos no son exclusivos de una determinada forma de relación, cualquier forma de relación, cualquiera, está bajo el prisma de los mismos sentimientos independientemente de cómo sea la configuración de la misma.
Es ese sentido lo que debe ser importante en la película queda diluido y, aunque Colin Firth hace lo que puede, en general mejorando muchas de las actuaciones que le recuerdo, no se logra ese dramatismo que debe tener la pérdida del ser amado, sobre todo cuando esa pérdida puede llevarte a la renuncia a la vida.
Pero, en cambio de todo esto, lo que nos llevamos empaquetado para casa son unas cuantas instantáneas que bien podrían servir para algún anuncio de moda o de complementos.
Mala cosa porque estamos hablando de cine, no de publicidad. En todo caso y lo que queda muy claro es que el supuesto buen gusto es lo primordial de una cinta en la que no debería ser así.
Supongo que la faceta por la que es más conocido Tom Ford ha ayudado a que esto sea así, y supongo que es un algo estudiado y premeditado, pero no comulgo con esa tendencia tan etérea y tan poco real que se le ha dado a una historia tan cruda y tan dura que, además, cumple con un papel social muy necesario, enseñarle al gran público que los sentimientos no son exclusivos de una determinada forma de relación, cualquier forma de relación, cualquiera, está bajo el prisma de los mismos sentimientos independientemente de cómo sea la configuración de la misma.
Es ese sentido lo que debe ser importante en la película queda diluido y, aunque Colin Firth hace lo que puede, en general mejorando muchas de las actuaciones que le recuerdo, no se logra ese dramatismo que debe tener la pérdida del ser amado, sobre todo cuando esa pérdida puede llevarte a la renuncia a la vida.
Pero, en cambio de todo esto, lo que nos llevamos empaquetado para casa son unas cuantas instantáneas que bien podrían servir para algún anuncio de moda o de complementos.
Mala cosa porque estamos hablando de cine, no de publicidad. En todo caso y lo que queda muy claro es que el supuesto buen gusto es lo primordial de una cinta en la que no debería ser así.
28 de abril de 2011
28 de abril de 2011
1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Del aquí director Tom Ford, podemos deducir dos cosas, su gusto esteticista, y su falta de nervio.
Sin desmerecer la película, que creo que narra una historia valiente de homosexualidad en los años 50, y que además recrea con verosimilitud la cantidad de medias palabras, sobreentendidos, indirectas, etc en los que me imagino que se tenía que mover un homosexual en aquella época, creo que Ford elige un formato de tal esteticismo, elegancia y pulcritud, que le quita cierta verosimilitud al relato, al que le despoja de fuerza narrativa, para volcarse en el cuidado estético.
En este contexto, es todo tan bello, que llega a lo plúmbeo, y alcanza momentos de paroxismo cuando el protagonista no deja de estar elegante ni siquiera cuando caga.
Tiene un ritmo que sin emocionar, tampoco decae demasiado, las interpretaciones son correctas, y el film se deja ver, aunque no será esta la obra que desmienta que el mundo de la moda es muy superficial, porque da la impresión que Ford prima sobre lo que quiere contar, como lo quiere contar.
Sin desmerecer la película, que creo que narra una historia valiente de homosexualidad en los años 50, y que además recrea con verosimilitud la cantidad de medias palabras, sobreentendidos, indirectas, etc en los que me imagino que se tenía que mover un homosexual en aquella época, creo que Ford elige un formato de tal esteticismo, elegancia y pulcritud, que le quita cierta verosimilitud al relato, al que le despoja de fuerza narrativa, para volcarse en el cuidado estético.
En este contexto, es todo tan bello, que llega a lo plúmbeo, y alcanza momentos de paroxismo cuando el protagonista no deja de estar elegante ni siquiera cuando caga.
Tiene un ritmo que sin emocionar, tampoco decae demasiado, las interpretaciones son correctas, y el film se deja ver, aunque no será esta la obra que desmienta que el mundo de la moda es muy superficial, porque da la impresión que Ford prima sobre lo que quiere contar, como lo quiere contar.
28 de enero de 2013
28 de enero de 2013
1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Cuando hay un buen actor, una simple conversación por teléfono puede convertirse en el mayor drama. Colin Firth lleva todo el peso de la película y Tom Ford ha sabido dirigirlo para contar la historia de un homosexual en Los Angeles procedente de la reprimida Inglaterra de los años 60. Con un drama siempre presente la película avanza mientras George, Colin Firth, se plantea su vida sin la persona que ha sido su pareja durante 17 años. Todavía es joven, es muy atractivo, y por lo tanto le surgen oportunidades para iniciar una nueva relación, pero George es un filósofo de la vida, mas que un practicante de la existencia. Llega un momento que las disquisiciones filosóficas del protagonista, aunque vayan acompañadas de buena interpretación y de buenas imágenes, se hacen pesadas por reiterativas. Un guión, que escrito sobre el papel, al final se hace poco interesante y, desde luego, yo jamás hubiera acabado con ese final. Es vulgar, como cuando no se sabe como acabar bien una película.
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