Los Fabelman
7.0
16,997
Drama
Film semiautobiográfico de la propia infancia y juventud de Spielberg. Ambientada a finales de la década de 1950 y principios de los años 60, un niño de Arizona llamado Sammy Fabelman, influido por su excéntrica madre, artista (Michelle Williams), y su pragmático padre, ingeniero informático (Paul Dano), descubre un secreto familiar devastador y explora cómo el poder de las películas puede ayudarlo a contar historias y a forjar su propia identidad. [+]
9 de junio de 2023
9 de junio de 2023
2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
No ha habido en la historia un director como Steven Spielberg. Sin más.
Jamás un cineasta ha tocado tantos palos, tantos géneros, tantos estilos, ni lo ha hecho con semejante maestría. Cine familiar, comedia, drama, ciencia-ficción, terror, thriller, animación, aventura. Todo lo ha hecho y nada se le ha resistido.
Los Fabelman es la película más personal de su carrera, una oda a su infancia, a su amor por el cine y a una familia que, aunque no sea perfecta, es la familia del realizador. Como tal, la película triunfa en el aspecto emocional, algo en lo que Spielberg es experto. Algunos dirán "manipulación", pero sin duda el realizador de Indiana Jones es alguien que comprende el poder de la emoción y lo utiliza sin pudor para conseguir películas bonitas, y esta lo es, sin duda. Es también un excelente director de actores, y vaya actores. Paul Dano, Michelle Williams, Judd Hirsch, el joven Gabriel LaBelle, Seth Rogen... todos dan lo mejor de sí bajo la batuta de Spielberg. Y, sobre todo, hay que rendirse ante la maestría, la genialidad, de un cineasta superlativo, con un dominio del plano, de la imagen, de la luz, de absolutamente todos los aspectos técnicos del séptimo arte. Es, sencillamente, una lección de cine (ver el comentado plano de las manos de Sammy haciendo de pantalla proyectora, o la demoledora escena en que los padres anuncian algo muy doloroso a sus hijos).
Por supuesto, una película de más de dos horas y media es una película condenada a tener irregularidades en su ritmo, y Los Fabelman no es una excepción. Además, el año pasado fueron palabras mayores en el mundo del cine, y es justo reconocer que hay cintas superiores a esta en todos los sentidos y que llaman más la atención,
Aun así, hermosa, personal, y un ejemplo más del espléndido legado de un cineasta único.
Lo mejor: Los actores, impecables, y la inagotable sabiduría y excelencia de Spielberg como director.
Lo peor: Es irregular en su ritmo y, siendo sinceros, ha habido películas mejores en 2022.
Jamás un cineasta ha tocado tantos palos, tantos géneros, tantos estilos, ni lo ha hecho con semejante maestría. Cine familiar, comedia, drama, ciencia-ficción, terror, thriller, animación, aventura. Todo lo ha hecho y nada se le ha resistido.
Los Fabelman es la película más personal de su carrera, una oda a su infancia, a su amor por el cine y a una familia que, aunque no sea perfecta, es la familia del realizador. Como tal, la película triunfa en el aspecto emocional, algo en lo que Spielberg es experto. Algunos dirán "manipulación", pero sin duda el realizador de Indiana Jones es alguien que comprende el poder de la emoción y lo utiliza sin pudor para conseguir películas bonitas, y esta lo es, sin duda. Es también un excelente director de actores, y vaya actores. Paul Dano, Michelle Williams, Judd Hirsch, el joven Gabriel LaBelle, Seth Rogen... todos dan lo mejor de sí bajo la batuta de Spielberg. Y, sobre todo, hay que rendirse ante la maestría, la genialidad, de un cineasta superlativo, con un dominio del plano, de la imagen, de la luz, de absolutamente todos los aspectos técnicos del séptimo arte. Es, sencillamente, una lección de cine (ver el comentado plano de las manos de Sammy haciendo de pantalla proyectora, o la demoledora escena en que los padres anuncian algo muy doloroso a sus hijos).
Por supuesto, una película de más de dos horas y media es una película condenada a tener irregularidades en su ritmo, y Los Fabelman no es una excepción. Además, el año pasado fueron palabras mayores en el mundo del cine, y es justo reconocer que hay cintas superiores a esta en todos los sentidos y que llaman más la atención,
Aun así, hermosa, personal, y un ejemplo más del espléndido legado de un cineasta único.
Lo mejor: Los actores, impecables, y la inagotable sabiduría y excelencia de Spielberg como director.
Lo peor: Es irregular en su ritmo y, siendo sinceros, ha habido películas mejores en 2022.
2 de octubre de 2023
2 de octubre de 2023
2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Un bonito autohomenaje, que puso nombres ficticios y alguna ficción más en la historia real de su vida, porque quizás, era bastante impactante para él.
La critica lo alabó y también estuvo nominado a muchos premios. También el público le gustó, aunque no recaudó mucho y casi casi, sólo obtuvo lo comido por lo servido.
La historia es interesante y recalca todo lo que fue importante en su infancia, y lógicamente su pasión por el cine. Pero hay algo que se hace largo.... Casi 2 horas y media, se hace un pelín largo para relatar esta historia. Para lógicamente para él es importante ciertas cosas que quizás para el resto no.
La gente le tiene mucha admiración a Spielberg, yo también, y quizás sea eso lo que ha llevado que tenga tan buena reputación, si "Los Fabelman" hubiera sido dirigido por otra persona y hubiera sido totalmente ficticia, seguramente no hubiera tenido tanta repercusión.
La critica lo alabó y también estuvo nominado a muchos premios. También el público le gustó, aunque no recaudó mucho y casi casi, sólo obtuvo lo comido por lo servido.
La historia es interesante y recalca todo lo que fue importante en su infancia, y lógicamente su pasión por el cine. Pero hay algo que se hace largo.... Casi 2 horas y media, se hace un pelín largo para relatar esta historia. Para lógicamente para él es importante ciertas cosas que quizás para el resto no.
La gente le tiene mucha admiración a Spielberg, yo también, y quizás sea eso lo que ha llevado que tenga tan buena reputación, si "Los Fabelman" hubiera sido dirigido por otra persona y hubiera sido totalmente ficticia, seguramente no hubiera tenido tanta repercusión.
7 de diciembre de 2024
7 de diciembre de 2024
2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Con «Los Fabelman» Steven Spielberg se recrea en un ejercicio de nostalgia algo forzada —tanto o más que la interpretación de Michelle Williams, excelente actriz que no necesita echarse en brazos del histrionismo maníaco-depresivo—; pero al menos tiene la valentía de no viajar a los ubicuos ochenta —ni a unos noventa hoy objeto de similar revisionismo—, décadas en principio más del gusto de su público objetivo: cuarentones y cincuentones con el suficiente poder adquisitivo como para abonar el obsceno precio de una entrada de cine.
En efecto, el otrora rey Midas de Hollywood —descabalgado, igual que muchos otros, por la (r)evolución del moderno consumo audiovisual gracias a, o por culpa de, las plataformas de contenidos— hace una recreación de su infancia y adolescencia tan estilizada como cabía esperar; aunque —y esto también le honra— no todo lo autocomplaciente y edulcorada que suele ser de uso. De hecho, presenta un notorio componente melodramático que se antoja un poco desconcertante durante una primera hora de película más sombría de lo que uno entresacaría de sinopsis e imágenes promocionales.
Superada esa sorpresa inicial —supongo que desagradable para bastantes espectadores—, «Los Fabelman» nos ofrece un puñado de estampas donde se evidencian las tablas de un realizador con más cinco décadas de cine a sus espaldas. Spielberg se las ha visto de todos los colores y no se me ocurre un género que no haya tocado, lo cual redunda en un casi siempre magistral manejo de tiempos y tropos por parte de un contador de historias sencillamente excepcional.
Así, los 150 minutos de una cinta indudablemente imperfecta —hay pasajes que tildaría de engorrosos, cuando no directamente sonrojantes— se ven en un suspiro, dejándonos incluso con ganas de más; mérito, insisto, de un narrador superlativo. La escena que pone punto final al film, con ese inenarrable encuentro del joven Sammy Fabelman y su idolatrado John Ford —papel brevísimo, pero impagable, de David Lynch— constituye una deliciosa carta de amor al séptimo arte, si me perdonan el tópico.
Junto a la mencionada, y excesiva, Michelle Williams —digan lo que digan ciertos críticos cegados por el entusiasmo, en su haber figuran trabajos bastante mejores—, encontramos a un Paul Dano que abandona su rol de rarito oficial para componer a un mesurado —quizá demasiado— padre de familia. También Seth Rogen sale de su zona de confort, cosa que seguramente agradezca su ulterior trayectoria, aunque no tanto los fans de sus exabruptos, toses y regüeldos. Mención aparte merece la interpretación de Gabriel LaBelle. El joven actor canadiense se mete en la piel de un núbil y encantador Spielberg-Fabelman hasta lograr una mímesis casi perfecta.
En resumidas cuentas, «Los Fabelman» no es «Amarcord» (ídem, 1973) precisamente, ni siquiera «Boyhood (Momentos de una vida)» («Boyhood», 2014). Pero se trata de un compendio de algunas de las señas de identidad y no pocas virtudes de un director que, en lo que se empieza a adivinar el último tramo de una larga y exitosísima carrera —tiene casi ochenta años—, echa la vista atrás para hacer un sentido homenaje a un cine, y a un mundo, lamentablemente extintos.
En efecto, el otrora rey Midas de Hollywood —descabalgado, igual que muchos otros, por la (r)evolución del moderno consumo audiovisual gracias a, o por culpa de, las plataformas de contenidos— hace una recreación de su infancia y adolescencia tan estilizada como cabía esperar; aunque —y esto también le honra— no todo lo autocomplaciente y edulcorada que suele ser de uso. De hecho, presenta un notorio componente melodramático que se antoja un poco desconcertante durante una primera hora de película más sombría de lo que uno entresacaría de sinopsis e imágenes promocionales.
Superada esa sorpresa inicial —supongo que desagradable para bastantes espectadores—, «Los Fabelman» nos ofrece un puñado de estampas donde se evidencian las tablas de un realizador con más cinco décadas de cine a sus espaldas. Spielberg se las ha visto de todos los colores y no se me ocurre un género que no haya tocado, lo cual redunda en un casi siempre magistral manejo de tiempos y tropos por parte de un contador de historias sencillamente excepcional.
Así, los 150 minutos de una cinta indudablemente imperfecta —hay pasajes que tildaría de engorrosos, cuando no directamente sonrojantes— se ven en un suspiro, dejándonos incluso con ganas de más; mérito, insisto, de un narrador superlativo. La escena que pone punto final al film, con ese inenarrable encuentro del joven Sammy Fabelman y su idolatrado John Ford —papel brevísimo, pero impagable, de David Lynch— constituye una deliciosa carta de amor al séptimo arte, si me perdonan el tópico.
Junto a la mencionada, y excesiva, Michelle Williams —digan lo que digan ciertos críticos cegados por el entusiasmo, en su haber figuran trabajos bastante mejores—, encontramos a un Paul Dano que abandona su rol de rarito oficial para componer a un mesurado —quizá demasiado— padre de familia. También Seth Rogen sale de su zona de confort, cosa que seguramente agradezca su ulterior trayectoria, aunque no tanto los fans de sus exabruptos, toses y regüeldos. Mención aparte merece la interpretación de Gabriel LaBelle. El joven actor canadiense se mete en la piel de un núbil y encantador Spielberg-Fabelman hasta lograr una mímesis casi perfecta.
En resumidas cuentas, «Los Fabelman» no es «Amarcord» (ídem, 1973) precisamente, ni siquiera «Boyhood (Momentos de una vida)» («Boyhood», 2014). Pero se trata de un compendio de algunas de las señas de identidad y no pocas virtudes de un director que, en lo que se empieza a adivinar el último tramo de una larga y exitosísima carrera —tiene casi ochenta años—, echa la vista atrás para hacer un sentido homenaje a un cine, y a un mundo, lamentablemente extintos.
21 de febrero de 2023
21 de febrero de 2023
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
El arte ha descubierto la vida, y no al revés. Y Spielberg nos lo cuenta con una sinceridad simplemente admirable. Es el vasto camino de una mirada, el complejo acto de narrar desde la belleza de la contradicción, del dolor, del amor, de la rebeldía. Es 'The Fabelmans', su familia. Y por ello, nos demuestra con valiosa naturalidad que todas estas ideas, emociones y experiencias, si encuentran su lugar en la ciencia y la fantasía de la imagen, convivirán eternamente con la magia de una pasión que también es nuestro oxígeno, nuestra maldición. El cine. Se trata de una muy emotiva reflexión sobre el placer de la experiencia, sobre pequeños detalles que forman grandes historias, por muy banales que resulten. Porque la verdad no se halla fuera, sino dentro. Porque todo, incluso lo más insignificante, es un aprendizaje. Qué bonita.
26 de febrero de 2023
26 de febrero de 2023
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Si alguien es capaz de transformar un sueño en película, obviamente, ese es Spielberg. TheFabelmans es una maravillosa obra coral de personajes con una personalidad arrolladora, capaces de arrastrar al espectador a un universo donde lo único que cuenta es el más profundo amor al cine.
En sí la pelicula es un homenaje tierno y sublime al hecho de contar historias con una cámara y, por qué no decirlo, un poquito de auto-homenaje. Pero siendo uno de los directores más grandes de la historia, ¿quién se lo podría negar?
En esta ocasión Steven Spielberg prescinde de artificios, efectos especiales y emociones visuales para contarnos su historia con el corazón y a través de sentimientos, primeros planos y primerísimos primeros planos de miradas del los que ven el cine y del que hace cine.
Para ser la triunfadora de la próxima gala de los Oscar lo tiene todo: interpretaciones estelares, un buen guión, una fotografía preciosa y una dirección milimétrica que consigue emocionarme con cada encuadre y cada plano.
Amantes del cine y amantes de Spielberg, esta es vuestra película.
En sí la pelicula es un homenaje tierno y sublime al hecho de contar historias con una cámara y, por qué no decirlo, un poquito de auto-homenaje. Pero siendo uno de los directores más grandes de la historia, ¿quién se lo podría negar?
En esta ocasión Steven Spielberg prescinde de artificios, efectos especiales y emociones visuales para contarnos su historia con el corazón y a través de sentimientos, primeros planos y primerísimos primeros planos de miradas del los que ven el cine y del que hace cine.
Para ser la triunfadora de la próxima gala de los Oscar lo tiene todo: interpretaciones estelares, un buen guión, una fotografía preciosa y una dirección milimétrica que consigue emocionarme con cada encuadre y cada plano.
Amantes del cine y amantes de Spielberg, esta es vuestra película.
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