Fuerza mayor
2014 

6.4
10,322
Drama
Una familia pasa las vacaciones de invierno en los Alpes. El sol brilla y las pistas están magníficas, pero mientras comen en un restaurante, se produce una avalancha que asusta a los clientes. La madre llama a su marido para que la ayude a salvar a sus hijos, pero él ha huido para salvar su vida. La avalancha se detiene delante del restaurante, sin ocasionar daños, pero el universo familiar ya se ha resquebrajado. Tomas buscará ... [+]
27 de septiembre de 2016
27 de septiembre de 2016
1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Esta película pone a prueba el género masculino, es decir, lo coloca en una situación extrema, él actúa de una determinada manera, y ante eso, su mujer, es decir, el género femenino se cuestiona dicha actitud, pero no sólo se la cuestiona, se queda sorprendida, perpleja, sin poderlo entender, descolocada...y preguntándose durante toda la película: ¿para qué sirve un hombre? En la película hay un intento de colocar al hombre salvando a su esposa....pero queda absolutamente falso...y creo que la mujer lo hace a propósito para saber si realmente la salvaría. Una película para no ver en pareja si no estás atravesando un buen momento. Altamente recomendable a las chicas solteras....
5 de enero de 2017
5 de enero de 2017
1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Vertiginosa, adictiva y conquistadora.
Alud de pavorosas sensaciones que Östlund plasma con majestuosidad y con el que nos plantea un cautivador debate para todos los públicos.
Alud de pavorosas sensaciones que Östlund plasma con majestuosidad y con el que nos plantea un cautivador debate para todos los públicos.
25 de abril de 2020
25 de abril de 2020
1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Es una tendencia bastante apreciada el contar con historias que escarban en la incomodidad de lo cotidiano, disperso y a ratos inexplicable de la conducta humana. Y si nos referimos a la intimidad en la relación de una pareja ya consolidada como familia, esa curiosidad morbosa crece encontrando un complemento adecuado en películas como "Force majeure" (2014), también conocida como "Turist" o "Fuerza mayor, la traición del instinto".
La película tiene una curva interesante con un guión ejecutado de tal forma que hace que cada personaje nos provoque algo, incluidas sensaciones cambiantes y aunque a ratos se hace un poco tediosa no deja de obtener un pulgar arriba. Es cierto que suele parecer que temáticas similares están algo sobrevaloradas pero este juego que parece simplón solo se enhebra mediante una complejidad estructural que no todos aprecian.
"Fuerza mayor" explota silencios, una exposición paisajística abrumadora en escenas abiertas y la agudeza sonora llevada a niveles que la hacen sumarse al elenco como un actor más. Nada de eso pasa por los cálculos previos por lo que la experiencia al verla se hace más desconcertantemente atractiva.
La naturaleza montañosa y la humana frente a frente, las inexplicables avalanchas del carácter y todos los efectos colaterales que ello acarrea en una combinación minimalista profunda en su mensaje y usando sabiamente la grandilocuencia de sus recursos. No será universal ni convencional pero es innegablemente interesante.
Recomendación:
Muy interesante a buena. No es para todos pero está estructurada y calculada precisamente para confrontar visiones y juicios.
=Cité de Buyinski= www.buyinski.wordpress.com
La película tiene una curva interesante con un guión ejecutado de tal forma que hace que cada personaje nos provoque algo, incluidas sensaciones cambiantes y aunque a ratos se hace un poco tediosa no deja de obtener un pulgar arriba. Es cierto que suele parecer que temáticas similares están algo sobrevaloradas pero este juego que parece simplón solo se enhebra mediante una complejidad estructural que no todos aprecian.
"Fuerza mayor" explota silencios, una exposición paisajística abrumadora en escenas abiertas y la agudeza sonora llevada a niveles que la hacen sumarse al elenco como un actor más. Nada de eso pasa por los cálculos previos por lo que la experiencia al verla se hace más desconcertantemente atractiva.
La naturaleza montañosa y la humana frente a frente, las inexplicables avalanchas del carácter y todos los efectos colaterales que ello acarrea en una combinación minimalista profunda en su mensaje y usando sabiamente la grandilocuencia de sus recursos. No será universal ni convencional pero es innegablemente interesante.
Recomendación:
Muy interesante a buena. No es para todos pero está estructurada y calculada precisamente para confrontar visiones y juicios.
=Cité de Buyinski= www.buyinski.wordpress.com
25 de febrero de 2015
25 de febrero de 2015
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¿Cómo reaccionamos a sucesos imprevistos? ¿Cómo reaccionas ante algo por lo que sientes pánico? ¿Una araña, una cucaracha, una pesadilla, un susto…? ¿Cómo reaccionarías si estuvieras con tu familia en la terraza de un restaurante en plenos Alpes suizos y ves que una avalancha de nieve se te viene encima? ¿Huirías, te quedarías intentando proteger de alguna manera a tu familia?
Todos nos movemos por impulsos, y nuestras reacciones vienen marcadas por nuestra personalidad, nuestras decisiones en momentos de extremo peligro surgen sin que nos paremos a pensar en las consecuencias por eso mismo, porque son reacciones impulsivas. El problema llega cuando esa reacción afecta a alguien más y después de haber actuado de ese modo, eres incapaz de aceptarlo. Es ahí cuando la catástrofe puede avecinarse.
Fuerza mayor, la nueva película de Ruben Östlund, nos transporta a la nieve con una familia joven aparentemente feliz. Pero ya se sabe que las apariencias engañan y hay momentos en los que un pequeño error puede desenmascarar algo mucho más profundo y que puede desestabilizar la estructura familiar. En este caso, una avalancha y una huida inesperada generarán un terremoto de dimensiones catastróficas en el seno de esta familia.
Con Fuerza Mayor, todo lo que rodea a la historia es una metáfora tan bien construida como cuidada. La nieve, el frío que rodea a los personajes es la congelación de una historia detenida por una sospecha, por la falta de aceptación de los errores cometidos. ¿Tan difícil puede resultar admitir un error? Todo este drama que nos propone Östlund se ve rodeado de un humor tan fino y contenido que en más de una ocasión nos hace reír gracias a lo patético de la situación propuesta.
Junto a una buena historia nos encontramos con una dirección mimada al milímetro. Planos fijos perfectamente ubicados, silencios que dicen mucho más que si los personajes hablasen, una banda sonora ausente excepto para marcar el paso de los días con un solo tema para toda la película. Algo muy interesante pues no se necesita música para crear tensión dramática, para algo están las interpretaciones de unos actores soberbios, desde la esposa desesperada, al marido introspectivo y sin capacidad de reacción.
La cinta sueca es una gran apuesta por el análisis de la convivencia, de la necesidad de que exista comunicación dentro de la pareja para evitar catástrofes. Una película muy recomendable para ver y analizar posteriormente.
No os preocupéis por vuestras acciones espontáneas o vuestros impulsos descontrolados, pensad en las consecuencias de esas mismas acciones…
http://www.desdeel15.com
Todos nos movemos por impulsos, y nuestras reacciones vienen marcadas por nuestra personalidad, nuestras decisiones en momentos de extremo peligro surgen sin que nos paremos a pensar en las consecuencias por eso mismo, porque son reacciones impulsivas. El problema llega cuando esa reacción afecta a alguien más y después de haber actuado de ese modo, eres incapaz de aceptarlo. Es ahí cuando la catástrofe puede avecinarse.
Fuerza mayor, la nueva película de Ruben Östlund, nos transporta a la nieve con una familia joven aparentemente feliz. Pero ya se sabe que las apariencias engañan y hay momentos en los que un pequeño error puede desenmascarar algo mucho más profundo y que puede desestabilizar la estructura familiar. En este caso, una avalancha y una huida inesperada generarán un terremoto de dimensiones catastróficas en el seno de esta familia.
Con Fuerza Mayor, todo lo que rodea a la historia es una metáfora tan bien construida como cuidada. La nieve, el frío que rodea a los personajes es la congelación de una historia detenida por una sospecha, por la falta de aceptación de los errores cometidos. ¿Tan difícil puede resultar admitir un error? Todo este drama que nos propone Östlund se ve rodeado de un humor tan fino y contenido que en más de una ocasión nos hace reír gracias a lo patético de la situación propuesta.
Junto a una buena historia nos encontramos con una dirección mimada al milímetro. Planos fijos perfectamente ubicados, silencios que dicen mucho más que si los personajes hablasen, una banda sonora ausente excepto para marcar el paso de los días con un solo tema para toda la película. Algo muy interesante pues no se necesita música para crear tensión dramática, para algo están las interpretaciones de unos actores soberbios, desde la esposa desesperada, al marido introspectivo y sin capacidad de reacción.
La cinta sueca es una gran apuesta por el análisis de la convivencia, de la necesidad de que exista comunicación dentro de la pareja para evitar catástrofes. Una película muy recomendable para ver y analizar posteriormente.
No os preocupéis por vuestras acciones espontáneas o vuestros impulsos descontrolados, pensad en las consecuencias de esas mismas acciones…
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6 de febrero de 2018
6 de febrero de 2018
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Los pijos resultan atractivos para el objetivo y si le unes nieve, frío y una panificación desangelada puedes tener la mezcla perfecta para tener éxito, en alguno de los cientos de festivales que poblan el universo. Esto es lo que debió pensar Ruben Östlund cuando dirigió Fuerza mayor (2014) a base de planos formalistas y vacíos, en los que reinan los silencios y las situaciones forzosamente absurdas. Más concretamente todo el guion nos cuenta las plácidas vacaciones en la nieve del prototipo de familia perfecta, hasta que una avalancha hace acto de presencia en una comida familiar y desquebraja la supuesta unión familiar.
Por un lado, es interesante el estudio que la cinta hace a cerca de la masculinidad. Una masculinidad que es vista aquí como un elemento problemático y lleno de cobardía (el padre no es que reaccione muy valerosamente ante la pequeña avalancha), en el que tampoco falta la fanfarronería y el engreimiento de los hombres al encontrarse en una manada de su mismo sexo. En ese sentido está expuesta la secuencia en la que unas chicas confunden a Thomas y Mats. No obstante, al mismo tiempo que Thomas se presenta, ante los demás, como un hombre exitoso, de buen aspecto físico y gran capacidad resolutiva, el absurdo de la cinta aparece cuando se derrumba como un niño (literalmente), frente a su mujer y a sus dos hijos, que al verle copian a su padre, acabando todos en un plano que formalmente recuerda a la Piedad de Miguel Ángel. Ebba (la mujer y madre) no tiene suficiente con aguantar las cobardías de su marido, sino que además tiene que consolarle y callarse sus reproches. En un primer momento, estas actitudes de Thomas pueden parecer fruto del hiperbólico guion, pero después del visionado de la cinta, uno puede pensar que todo forma parte de un plan, que el final de la cinta va a reforzar.
Y por otro lado, tenemos dos interesantes dicotomías que guían la trama. Primero encontramos la dicotomía instinto/razón. Tanto Thomas como Ebba se dejan llevar, en mayor o menor medida, por el instinto, pero mientras Ebba hace uso de la razón, a la hora de configurar su instinto, Thomas desarrolla un instinto primitivo, equiparable al de los animales. En Thomas prima el instinto de supervivencia por encima del de protección, a diferencia de Ebba en la que su mente parece más desarrollada y consciente del cuidado que les debe a sus hijos. Y la otra dicotomía sería la de verdad/mentira. Cuando estamos en una situación de la palabra de uno contra la del otro, ¿puede una mentira a base de ser repetida convertirse en verdad? Esta es la estrategia que parece iniciar Thomas frente al mundo exterior, para sorpresa de Ebba, que con el paso de los minutos se va sintiendo más extraña dentro de la vida que ella creía perfecta. ¿Es posible que la persona con la que convives diariamente, acabe convirtiéndose en un extraño, que por defender su honorabilidad no duda en mentir y recurrir a rebuscadas estratagemas para hacerte a ti pasar por loca? Parece que es posible y no es más que una estrategia que reafirma la incomunicación que también es protagonista en Fuerza mayor.
Desde el inicio vemos una familia sumida en la cerrazón verbal, muy acorde al paraje invernal y gélido que les rodea. Los niños son unos adictos a la tablet y a la interacción a base de gestos y gritos y los padres parecen preferir comunicarse a través de los lavados nocturnos de dientes. Secuencias que se repiten machaconamente y que nos dejan entrever a unos sujetos escindidos y repletos de extrañamiento hacia la pareja que les escruta, al otro lado del espejo. Personajes inundados por el silencio y despojados de su intimidad, ya que el director no duda en enseñárnoslos en la intimidad de sus habitaciones, donde su supuesta aura de familia perfecta se derrumba y el orden da paso al caos. Si bien no dudan, al igual que todos los que le rodean, en hacer uso del móvil para grabar la avalancha que se aproxima a ellos amenazante. Es llamativa como la condición humana puede, en muchas ocasiones, poner en riesgo su integridad, con tal de obtener las mejores imágenes de un suceso y así, en la era del postureo, poder obtener más likes en cualquiera de las múltiples redes sociales.
Desde luego Östlund parece depositar poca confianza en la condición humana. Los personajes estás más pendientes de conservar el status quo y demuestran gran incapacidad de recurrir al perdón. Es el caso de Thomas que en vez de pedirlo de forma sincera e inmediata decide embarcarse en un viaje a ninguna parte, seguramente avergonzado de haberse mostrado tan poco heroico ante su familia. También es destacable el humor negro que arrebata luz a la historia, a través de la pareja de amigos que se inmiscuyen en la historia y que desquician aún más a la pobre Ebba. No obstante los amigos funcionarán como alivio narrativo a la historia, ya que el asfixiante escenario de Fuerza mayor (en un hotel de una estación de esquí) puede resultar muy incómodo y anticinematográfico. Aún así el ritmo de la cinta es lento y decaído, con conflictos que se entroncan hasta la extenuación, provocando que el punto de giro final tarde en exceso en aparecer. Con situaciones que se repiten y que parece que el director quiera subrayar en fosforito y en general con unas pretensiones demasiado elevadas, que se dejan ver en sus ansias de originalidad y de demostrar la tremenda inteligencia del director. Pero al mismo tiempo hay que reconocer el singular doble final.
Más en planoamericano.wordpress.com
Por un lado, es interesante el estudio que la cinta hace a cerca de la masculinidad. Una masculinidad que es vista aquí como un elemento problemático y lleno de cobardía (el padre no es que reaccione muy valerosamente ante la pequeña avalancha), en el que tampoco falta la fanfarronería y el engreimiento de los hombres al encontrarse en una manada de su mismo sexo. En ese sentido está expuesta la secuencia en la que unas chicas confunden a Thomas y Mats. No obstante, al mismo tiempo que Thomas se presenta, ante los demás, como un hombre exitoso, de buen aspecto físico y gran capacidad resolutiva, el absurdo de la cinta aparece cuando se derrumba como un niño (literalmente), frente a su mujer y a sus dos hijos, que al verle copian a su padre, acabando todos en un plano que formalmente recuerda a la Piedad de Miguel Ángel. Ebba (la mujer y madre) no tiene suficiente con aguantar las cobardías de su marido, sino que además tiene que consolarle y callarse sus reproches. En un primer momento, estas actitudes de Thomas pueden parecer fruto del hiperbólico guion, pero después del visionado de la cinta, uno puede pensar que todo forma parte de un plan, que el final de la cinta va a reforzar.
Y por otro lado, tenemos dos interesantes dicotomías que guían la trama. Primero encontramos la dicotomía instinto/razón. Tanto Thomas como Ebba se dejan llevar, en mayor o menor medida, por el instinto, pero mientras Ebba hace uso de la razón, a la hora de configurar su instinto, Thomas desarrolla un instinto primitivo, equiparable al de los animales. En Thomas prima el instinto de supervivencia por encima del de protección, a diferencia de Ebba en la que su mente parece más desarrollada y consciente del cuidado que les debe a sus hijos. Y la otra dicotomía sería la de verdad/mentira. Cuando estamos en una situación de la palabra de uno contra la del otro, ¿puede una mentira a base de ser repetida convertirse en verdad? Esta es la estrategia que parece iniciar Thomas frente al mundo exterior, para sorpresa de Ebba, que con el paso de los minutos se va sintiendo más extraña dentro de la vida que ella creía perfecta. ¿Es posible que la persona con la que convives diariamente, acabe convirtiéndose en un extraño, que por defender su honorabilidad no duda en mentir y recurrir a rebuscadas estratagemas para hacerte a ti pasar por loca? Parece que es posible y no es más que una estrategia que reafirma la incomunicación que también es protagonista en Fuerza mayor.
Desde el inicio vemos una familia sumida en la cerrazón verbal, muy acorde al paraje invernal y gélido que les rodea. Los niños son unos adictos a la tablet y a la interacción a base de gestos y gritos y los padres parecen preferir comunicarse a través de los lavados nocturnos de dientes. Secuencias que se repiten machaconamente y que nos dejan entrever a unos sujetos escindidos y repletos de extrañamiento hacia la pareja que les escruta, al otro lado del espejo. Personajes inundados por el silencio y despojados de su intimidad, ya que el director no duda en enseñárnoslos en la intimidad de sus habitaciones, donde su supuesta aura de familia perfecta se derrumba y el orden da paso al caos. Si bien no dudan, al igual que todos los que le rodean, en hacer uso del móvil para grabar la avalancha que se aproxima a ellos amenazante. Es llamativa como la condición humana puede, en muchas ocasiones, poner en riesgo su integridad, con tal de obtener las mejores imágenes de un suceso y así, en la era del postureo, poder obtener más likes en cualquiera de las múltiples redes sociales.
Desde luego Östlund parece depositar poca confianza en la condición humana. Los personajes estás más pendientes de conservar el status quo y demuestran gran incapacidad de recurrir al perdón. Es el caso de Thomas que en vez de pedirlo de forma sincera e inmediata decide embarcarse en un viaje a ninguna parte, seguramente avergonzado de haberse mostrado tan poco heroico ante su familia. También es destacable el humor negro que arrebata luz a la historia, a través de la pareja de amigos que se inmiscuyen en la historia y que desquician aún más a la pobre Ebba. No obstante los amigos funcionarán como alivio narrativo a la historia, ya que el asfixiante escenario de Fuerza mayor (en un hotel de una estación de esquí) puede resultar muy incómodo y anticinematográfico. Aún así el ritmo de la cinta es lento y decaído, con conflictos que se entroncan hasta la extenuación, provocando que el punto de giro final tarde en exceso en aparecer. Con situaciones que se repiten y que parece que el director quiera subrayar en fosforito y en general con unas pretensiones demasiado elevadas, que se dejan ver en sus ansias de originalidad y de demostrar la tremenda inteligencia del director. Pero al mismo tiempo hay que reconocer el singular doble final.
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SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Siguiendo una interpretación totalmente libre, primero Thomas planea su redención con una salida a esquiar en medio de una ventisca y fuera de pista. Mientras Ebba duda, ya que cualquiera en su sano juicio no se arriesgaría a salir en esas condiciones y encima con dos niños pequeños, Thomas da su asentimiento y les guía ladera abajo. Pero las condiciones no engañaban y Ebba acaba extraviándose y posibilitando la redención de Thomas que dejará a los niños para rescatar a su mujer y volver, ahora sí, heroico con su familia sana y salva. Y en el segundo final vemos como Ebba, ante otro hombre inútil que no sabe manejar el autobús, que les lleva a todos a casa, decide hacerle parar e incitarles a todos a bajar. Una situación que nos enseña a una Ebba desconocida, atenazada por el miedo y por un instinto que le impide analizar si sus miedos responden a una situación de fuerza mayor o no. Por lo que Ebba se deja traicionar por el instinto y da la oportunidad a su marido de volver a estar en igualdad de condiciones. Los dos han hincado la rodilla ante el instinto, con lo que Thomas puede recuperar su posición de macho alfa.
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