Nomadland
6.7
25,825
Drama
Una mujer, después de perderlo todo durante la recesión, se embarca en un viaje hacia el Oeste americano viviendo como una nómada en una caravana. Tras el colapso económico que afectó también a su ciudad en la zona rural de Nevada, Fern toma su camioneta y se pone en camino para explorar una vida fuera de la sociedad convencional, como nómada moderna. (FILMAFFINITY)
26 de marzo de 2021
26 de marzo de 2021
13 de 15 usuarios han encontrado esta crítica útil
Destila esta magnífica película melancolía, el peso de los años, el dolor de aquellos que pasaron y el miedo y a la vez la esperanza de aquellos que están por llegar.
Grandiosa, otra vez más, Frances McDormand. Si no tiene la estatuilla en la mano dentro de unos días sólo habrá una razón, estúpida como casi todas por las que se rige Hoollywood: ya ha ganado dos.
Más de media película se dibuja y existe en las miradas, en los mínimos gestos, de una mujer que lo ha perdido todo y que no espera nada, la búsqueda de no se sabe qué respuesta para muchas preguntas que la vida le ha ido haciendo.
De fondo, personajes aplastados por el capitalismo, la deslocalización, la invasión de productos baratos, manufacturas y materias primas que llegan de lejanos países a precios con los que la antigua clase media americana ya no puede competir.
Encoge el alma ver a personas que rozan los setenta años trabajando en empleos precarios, miserables a veces, más destinados a estudiantes que pretenden sacar un extra para el fin de semana o las vacaciones que para personas hechas y ya no tan derechas a las que la vida no les ha dejado acumular una mínima pensión que les haga vivir en paz sus últimos años.
Y encoge el corazón observar cómo esos seres castigados y con poca esperanza llaman casa y hogar a viejas caravanas o furgonetas malamente acondicionadas en las que se reúnen y comparten sus penas, sus objetos, sus vivencias más preciadas.
Dicen algunos que es un western, quizás por esos paisajes del Medio Oeste que tanto asociamos a las películas de Ford, quizás por esa dependencia de los personajes del western con sus monturas, aquí se sustituyen caballos por caravanas. Puede que por esa cierta vida nómada del jinete que duerme bajo las estrellas. A lo mejor por esos personajes hieráticos, parcos en gesto y palabra que solo saben continuar en el camino, seguirlo.
Una película de belleza formal y con una profundidad que hace años no había visto en otra, con esa estética triste de TRES ANUNCIOS EN LAS AFUERAS o MANCHESTER FRENTE AL MAR.
Imprescindible, quizás la mejor película de 2021. Algo bueno tenía que tener este maldito año.
Grandiosa, otra vez más, Frances McDormand. Si no tiene la estatuilla en la mano dentro de unos días sólo habrá una razón, estúpida como casi todas por las que se rige Hoollywood: ya ha ganado dos.
Más de media película se dibuja y existe en las miradas, en los mínimos gestos, de una mujer que lo ha perdido todo y que no espera nada, la búsqueda de no se sabe qué respuesta para muchas preguntas que la vida le ha ido haciendo.
De fondo, personajes aplastados por el capitalismo, la deslocalización, la invasión de productos baratos, manufacturas y materias primas que llegan de lejanos países a precios con los que la antigua clase media americana ya no puede competir.
Encoge el alma ver a personas que rozan los setenta años trabajando en empleos precarios, miserables a veces, más destinados a estudiantes que pretenden sacar un extra para el fin de semana o las vacaciones que para personas hechas y ya no tan derechas a las que la vida no les ha dejado acumular una mínima pensión que les haga vivir en paz sus últimos años.
Y encoge el corazón observar cómo esos seres castigados y con poca esperanza llaman casa y hogar a viejas caravanas o furgonetas malamente acondicionadas en las que se reúnen y comparten sus penas, sus objetos, sus vivencias más preciadas.
Dicen algunos que es un western, quizás por esos paisajes del Medio Oeste que tanto asociamos a las películas de Ford, quizás por esa dependencia de los personajes del western con sus monturas, aquí se sustituyen caballos por caravanas. Puede que por esa cierta vida nómada del jinete que duerme bajo las estrellas. A lo mejor por esos personajes hieráticos, parcos en gesto y palabra que solo saben continuar en el camino, seguirlo.
Una película de belleza formal y con una profundidad que hace años no había visto en otra, con esa estética triste de TRES ANUNCIOS EN LAS AFUERAS o MANCHESTER FRENTE AL MAR.
Imprescindible, quizás la mejor película de 2021. Algo bueno tenía que tener este maldito año.
25 de febrero de 2021
25 de febrero de 2021
12 de 13 usuarios han encontrado esta crítica útil
«Lo que se recuerda, vive», dice Fern, la protagonista de esta historia de gente que recorre Estados Unidos a bordo de simples furgones adaptados para la dura travesía. Ella brinda muy pocos parlamentos, pero cuando lo hace expresa una mezcla entre nostalgia y sabiduría.
Ese diálogo equilibra muy bien el peso de las imágenes y de la música hipnótica de piano con tintes de violín. Fern es una mujer que trabajó en Empire, empresa minera que luego de la crisis sub-prime tuvo que cerrar sus puertas y dejar en la calle a empleados que se hospedaban en las casas de la compañía. Retrata un estilo de vida que desaparece, el mercado y la recesión económica hacen que todo se vuelva menos humano.
Pero no nos engañemos. La película que mezcla ficción con historias de verdaderos nómades no pretende enarbolar banderas de denuncia contra un sistema injusto, simplemente lo insinúa a la pasada, dando a entender que algunos adoptaron esa vida errante por necesidad, pero otros la abrazaron con su alma.
«Tal vez pasé demasiado tiempo recordando», complementa Fern, desahogándose con Bob, un sujeto que carga una triste historia, pero que dedicó su vida a honrar la memoria del hijo suicida, ayudando y sirviendo a las personas, en este caso, a la gente que habita en caravanas.
Bob, a propósito de los que ya partieron y los que viajan por la carretera, le confiesa a Fern que cuando alguien se despide, «nunca es un adiós definitivo», a todos los volverá a ver en el futuro (incluso a los muertos). Por eso la despedida habitual de estos nómades es un simple «nos vemos en el camino».
Chloé Zhao no está haciendo una denuncia del sistema capitalista, está apelando a algo de verdad profundo, habla del despojo necesario a bienes materiales… para viajar ligero de equipaje… para conquistar esa libertad esquiva, ganada con el esfuerzo personal y no impuesta por otros… para generar “recuerdos propios” y gozar del silencio interior.
Fern conduce y vive sola al interior del vehículo, carga en su alma la pérdida por cáncer de su esposo. Él también trabajaba en Empire y ella siguió en la empresa para “recordar” ese amor. Le cuenta su intimidad a Bob: «no podía empacar y seguir adelante». Pero la directora nos muestra como la Naturaleza renace cada día, con nuevos brotes de cactus, el paraje desértico le muestra su esplendor. Fern ha conducido desde Arizona y vuelve a Nevada a revisitar las instalaciones abandonadas de Empire, la antigua casa, plano fijo, ella incorporándose al encuadre desde una modesta esquina, recorriendo las distintas habitaciones. De pronto vislumbra la ventana, el paisaje. Tras cruzar el umbral se suceden planos fijos. Adentro había polvo y silencio, afuera la inmensidad de la Naturaleza, la libertad, el cielo se toma el encuadre, cada vez hay más aire y el furgón se interna en ese otro silencio.
Fern continúa el recorrido y la música retorna, con esas notas de piano y violín, no hay apuro en este viaje, «nos vemos en el camino», mientras prefiero la soledad, la tranquilidad, renunciar a la vida con otro compañero amable y compasivo, porque entiendo ese sexo, esa otra casa, ese quedarse atada a unos muebles tiene un precio demasiado alto.
La mujer ha dejado atrás recuerdos dolorosos y conduce en busca de recuerdos nuevos. El espectador se ubica en su propia habitación, deja de lado esta película de nómades, de nuevos colonos, se acerca a la ventana y vislumbra un parque a lo lejos. Este espectador está feliz, sólo en su habitación, acompañado por el ordenador que lo hace viajar por hermosos parajes del Midwest de Estados Unidos. Podré salir a tomar un café y recorrer las calles, aunque Fern me lleva ventaja, con un poco de petróleo va construyendo su vida. Tendrá que trabajar a veces en empleos temporales, pero luego se monta en su furgón y desaparecen los límites, quizás los hay, los repuestos son caros, pero para eso está la familia (que importante es la familia), al menos su hermana sabe que ella no es una excéntrica, simplemente necesita refacciones para seguir gozando de su libertad.
Los paisajes nos adentran en la mente de Fern, una enorme Frances McDormand, minimalista, con gestos apenas perceptibles, reencontrándose con otros nómades, despidiéndose de Swankie, que antes de morir volvió al origen. Esas golondrinas lo son todo, esos recuerdos que hay que volver a visitar antes de morir, mientras sus amigos de la carretera arrojan una piedra sobre el fuego.
«Nos vemos en el camino».
Ese diálogo equilibra muy bien el peso de las imágenes y de la música hipnótica de piano con tintes de violín. Fern es una mujer que trabajó en Empire, empresa minera que luego de la crisis sub-prime tuvo que cerrar sus puertas y dejar en la calle a empleados que se hospedaban en las casas de la compañía. Retrata un estilo de vida que desaparece, el mercado y la recesión económica hacen que todo se vuelva menos humano.
Pero no nos engañemos. La película que mezcla ficción con historias de verdaderos nómades no pretende enarbolar banderas de denuncia contra un sistema injusto, simplemente lo insinúa a la pasada, dando a entender que algunos adoptaron esa vida errante por necesidad, pero otros la abrazaron con su alma.
«Tal vez pasé demasiado tiempo recordando», complementa Fern, desahogándose con Bob, un sujeto que carga una triste historia, pero que dedicó su vida a honrar la memoria del hijo suicida, ayudando y sirviendo a las personas, en este caso, a la gente que habita en caravanas.
Bob, a propósito de los que ya partieron y los que viajan por la carretera, le confiesa a Fern que cuando alguien se despide, «nunca es un adiós definitivo», a todos los volverá a ver en el futuro (incluso a los muertos). Por eso la despedida habitual de estos nómades es un simple «nos vemos en el camino».
Chloé Zhao no está haciendo una denuncia del sistema capitalista, está apelando a algo de verdad profundo, habla del despojo necesario a bienes materiales… para viajar ligero de equipaje… para conquistar esa libertad esquiva, ganada con el esfuerzo personal y no impuesta por otros… para generar “recuerdos propios” y gozar del silencio interior.
Fern conduce y vive sola al interior del vehículo, carga en su alma la pérdida por cáncer de su esposo. Él también trabajaba en Empire y ella siguió en la empresa para “recordar” ese amor. Le cuenta su intimidad a Bob: «no podía empacar y seguir adelante». Pero la directora nos muestra como la Naturaleza renace cada día, con nuevos brotes de cactus, el paraje desértico le muestra su esplendor. Fern ha conducido desde Arizona y vuelve a Nevada a revisitar las instalaciones abandonadas de Empire, la antigua casa, plano fijo, ella incorporándose al encuadre desde una modesta esquina, recorriendo las distintas habitaciones. De pronto vislumbra la ventana, el paisaje. Tras cruzar el umbral se suceden planos fijos. Adentro había polvo y silencio, afuera la inmensidad de la Naturaleza, la libertad, el cielo se toma el encuadre, cada vez hay más aire y el furgón se interna en ese otro silencio.
Fern continúa el recorrido y la música retorna, con esas notas de piano y violín, no hay apuro en este viaje, «nos vemos en el camino», mientras prefiero la soledad, la tranquilidad, renunciar a la vida con otro compañero amable y compasivo, porque entiendo ese sexo, esa otra casa, ese quedarse atada a unos muebles tiene un precio demasiado alto.
La mujer ha dejado atrás recuerdos dolorosos y conduce en busca de recuerdos nuevos. El espectador se ubica en su propia habitación, deja de lado esta película de nómades, de nuevos colonos, se acerca a la ventana y vislumbra un parque a lo lejos. Este espectador está feliz, sólo en su habitación, acompañado por el ordenador que lo hace viajar por hermosos parajes del Midwest de Estados Unidos. Podré salir a tomar un café y recorrer las calles, aunque Fern me lleva ventaja, con un poco de petróleo va construyendo su vida. Tendrá que trabajar a veces en empleos temporales, pero luego se monta en su furgón y desaparecen los límites, quizás los hay, los repuestos son caros, pero para eso está la familia (que importante es la familia), al menos su hermana sabe que ella no es una excéntrica, simplemente necesita refacciones para seguir gozando de su libertad.
Los paisajes nos adentran en la mente de Fern, una enorme Frances McDormand, minimalista, con gestos apenas perceptibles, reencontrándose con otros nómades, despidiéndose de Swankie, que antes de morir volvió al origen. Esas golondrinas lo son todo, esos recuerdos que hay que volver a visitar antes de morir, mientras sus amigos de la carretera arrojan una piedra sobre el fuego.
«Nos vemos en el camino».
5 de marzo de 2021
5 de marzo de 2021
12 de 13 usuarios han encontrado esta crítica útil
Se trata de un filme muy cuidado y de extraordinaria belleza que nos traslada a las vivencias, emociones y sentimientos por los que transita una mujer que decide viajar y vivir en su furgoneta. A lo largo de su periplo vemos como la protagonista reflexiona y se posiciona ante temas vitales que rodean su existencia: las experiencias pasadas, la familia, el valor de la amistad, la soledad, el trabajo, los apegos, el amor o el encaje en los cánones establecidos por la sociedad y el sistema. La película destila buen gusto gracias a una excelente fotografía, una potente interpretación de Frances McDormand y una temática atractiva en forma de Road Movie dirigida a todas aquellas personas que buscamos evadirnos, viajar y hacernos preguntas con el séptimo arte. Para disfrutar.
27 de marzo de 2021
27 de marzo de 2021
12 de 13 usuarios han encontrado esta crítica útil
Cuando dejamos atrás la juventud, y además perdemos el trabajo, la casa -y a veces incluso la pareja- tenemos, no obstante, la oportunidad de encontrar una libertad vertiginosa nunca experimentada antes. ¿Por qué no coger entonces la furgoneta, soltar amarras, y echarnos a la carretera? Eso es lo que han hecho miles de estadounidenses, sobre todo a partir de la crisis de 2008. Y esta película es un retrato casi documental de ese fenómeno: gente que vive frugalmente en sus furgonetas, muchos de ellos expulsados por el sistema y que deben sobrevivir a base de ejercer trabajos temporales y a veces mal pagados. Pero lo que en principio, para muchos de ellos, es una dificultosa solución de supervivencia, se va convirtiendo en una nueva manera de vivir más esencial, más libre, en la que, por encima de los ideales materialistas que nos propone la sociedad de consumo, toman protagonismo otros valores como la ayuda mutua, la amistad, y el desarrollo personal.
La vocación documental de esta película, la exime, sin embargo, de un verdadero arco dramático. La narración es pausada, dispersa, circular; construida con pequeños encuentros y momentos recorridos a veces por una subrepticia emoción. Frances McDormand es tan buena actriz que su interpretación de perfil bajo no desentona en absoluto en medio de un estupendo elenco de tipos humanos que se interpretan a si mismos.
Una cosa que se ha criticado de esta película es su visión demasiado romántica y edulcorada de este estilo de vida alternativo. Lo cierto es que la mayoría de los que llevan este tipo de vida itinerante se han visto abocados a ello por un sistema capitalista despiadado. Casi todos son gente mayor o anciana que no solo tiene un acceso difícil a una vivienda digna, sino que deben seguir trabajando, a pesar de su edad, para sobrevivir, y sin cobrar, además, ningún tipo de pensión ni prestación. Para no hablar de los problemas de salud que padecen muchos de ellos, agravados por la dureza de los trabajos que deben aceptar, y por la inexistencia de un sistema sanitario gratuito y accesible. El lado más cruel e injusto, en definitiva, del "sueño americano".
La vocación documental de esta película, la exime, sin embargo, de un verdadero arco dramático. La narración es pausada, dispersa, circular; construida con pequeños encuentros y momentos recorridos a veces por una subrepticia emoción. Frances McDormand es tan buena actriz que su interpretación de perfil bajo no desentona en absoluto en medio de un estupendo elenco de tipos humanos que se interpretan a si mismos.
Una cosa que se ha criticado de esta película es su visión demasiado romántica y edulcorada de este estilo de vida alternativo. Lo cierto es que la mayoría de los que llevan este tipo de vida itinerante se han visto abocados a ello por un sistema capitalista despiadado. Casi todos son gente mayor o anciana que no solo tiene un acceso difícil a una vivienda digna, sino que deben seguir trabajando, a pesar de su edad, para sobrevivir, y sin cobrar, además, ningún tipo de pensión ni prestación. Para no hablar de los problemas de salud que padecen muchos de ellos, agravados por la dureza de los trabajos que deben aceptar, y por la inexistencia de un sistema sanitario gratuito y accesible. El lado más cruel e injusto, en definitiva, del "sueño americano".
30 de marzo de 2021
30 de marzo de 2021
12 de 13 usuarios han encontrado esta crítica útil
Nomadland está dirigida por Chloé Zhao, quien en los Globos de Oro ya se llevó el premio a mejor película dramática y directora, por lo que es posible decir que sea la principal candidata a repetir en los Oscars. A esas dos se les suman otras cuatro hasta contar las 6 nominaciones, entre ellas mejor guion adaptado, montaje y fotografía. También lo hace, como no podía ser de otra manera, una enorme Frances McDormand a mejor actriz protagonista. Es impresionante cómo llena la pantalla esta mujer, arrasando con todo a su paso. Más comedida que en Tres anuncios en las afueras, lo que demuestra la versatilidad de esta mujer. Hay tanto que comentar en esta película, tan llena de detalles conmovedores, que lo mejor que puede hacer uno es ir a verla y comprobarlo.
Ella es Fern, una mujer que ha perdido a su marido y que la crisis económica la dejó sin nada. Abandonará Nevada para subirse a su furgoneta y viajar hacia el oeste mientras trabaja en Amazon o en lo que surja. En la película se detalla el padecimiento de una vida nómada y, a la vez, la libertad de la que se goza, lejos de la mano capitalista del estado, pero en muchas ocasiones incomprendidos. Chlóe Zhao retrata a la perfección la soledad de Fern y también la alegría de vivir, de compartir, de saber estar y relacionarse con los demás que emana la película. Es una película que merece ser vista y disfrutada, que ofrece unos planos bellos y cuenta una historia profunda e íntima.
En definitiva, NOMADLAND es una de las mejores películas del año. Tanto es así que es posible que acabe llevándose las categorías más importantes. Es lo que todo académico de Hollywood necesita para darle su voto. El público cinéfilo sabrá valorarla en su medida como una obra indispensable de este año, pero no es recomendable para otro tipo de públicos más casuales. Ganará el Oscar a mejor película y dirección si nadie lo impide. Enorme McDormand, como siempre.
Ella es Fern, una mujer que ha perdido a su marido y que la crisis económica la dejó sin nada. Abandonará Nevada para subirse a su furgoneta y viajar hacia el oeste mientras trabaja en Amazon o en lo que surja. En la película se detalla el padecimiento de una vida nómada y, a la vez, la libertad de la que se goza, lejos de la mano capitalista del estado, pero en muchas ocasiones incomprendidos. Chlóe Zhao retrata a la perfección la soledad de Fern y también la alegría de vivir, de compartir, de saber estar y relacionarse con los demás que emana la película. Es una película que merece ser vista y disfrutada, que ofrece unos planos bellos y cuenta una historia profunda e íntima.
En definitiva, NOMADLAND es una de las mejores películas del año. Tanto es así que es posible que acabe llevándose las categorías más importantes. Es lo que todo académico de Hollywood necesita para darle su voto. El público cinéfilo sabrá valorarla en su medida como una obra indispensable de este año, pero no es recomendable para otro tipo de públicos más casuales. Ganará el Oscar a mejor película y dirección si nadie lo impide. Enorme McDormand, como siempre.
Cancelar
Limpiar
Aplicar
Filters & Sorts
You can change filter options and sorts from here