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AdolescenciaMiniserie

Serie de TV. Drama. Thriller Miniserie de TV. 4 episodios. El mundo de una familia se pone patas arriba cuando Jamie Miller, de 13 años, es arrestado y acusado de asesinar a una compañera de clase. Los cargos contra su hijo les obliga a enfrentarse a la peor pesadilla de cualquier padre.
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8
18 de marzo de 2025 4 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Al finalizar una de sus conferencias, una madre angustiada se acercó a Sigmund Freud y le preguntó: "¿Qué tengo que hacer para educar bien a mis hijos?"
Freud, con su característico pesimismo, respondió: "Haga lo que haga, va a estar mal".

Esa frase parece encapsular el espíritu de Adolescence, la nueva miniserie de Philip Barantini que ha desatado furor en redes sociales. Con tan solo cuatro episodios, cada uno rodado en un impresionante plano secuencia, la serie destaca por su ejecución técnica impecable. Sin embargo, desde el punto de vista narrativo, la elección de este recurso puede parecer cuestionable.

Las interpretaciones de Stephen Graham y Owen Cooper son notables, aportando profundidad a la historia. Sin embargo, el uso del adolescente para representar emociones tan perturbadoras resulta, en mi opinión, cuestionable.

La historia nos sumerge en el infierno de una familia cuya vida da un vuelco cuando Jamie Miller, un niño de 13 años, es arrestado y acusado del asesinato de una compañera de clase. Este suceso obliga a los padres a enfrentarse a su peor pesadilla, mientras la sociedad los condena sin miramientos.

La serie bebe de influencias evidentes. Ratcatcher (Lynne Ramsay) es un claro referente, ya que aborda la historia de un niño que, sin comprender del todo sus actos, provoca la muerte accidental de un vecino. En Adolescence, sin embargo, se le da más peso al proceso judicial y psicológico que a la percepción del propio niño.

El tercer episodio toma prestados elementos de In Treatment, la serie de HBO basada en la israelí Be 'Tipul, en la que los diálogos entre terapeuta y paciente son el eje central. La conversación pausada y profunda de este capítulo contrasta con el resto de la serie, lo que puede desconcertar a algunos espectadores. Por otro lado tenemos la influencia de We Need to Talk About Kevin (Lynne Ramsay) también deja su huella en la exploración de la paternidad y la imposibilidad de prever o evitar ciertos actos de los hijos.

Lejos de ofrecer un relato morboso o explícito del crimen, Adolescence desglosa el proceso legal, la recolección de pruebas y el análisis psicológico del menor, al tiempo que muestra las cinco etapas del duelo (Negación, Ira, Negociación, Depresión y Aceptación). Más allá de lo judicial, el foco finaliza en el estigma social que transforma a la familia en parias, marcados por un suceso que escapa de su control.

No es una serie para quienes buscan acción, thrillers frenéticos o giros argumentales sorprendentes. Su ritmo pausado exige paciencia, pero recompensa con una reflexión profunda sobre la educación, la responsabilidad parental y los factores sociales que moldean a los niños y adolescentes.

Como bien decía Freud, la crianza es un terreno incierto: "Haga lo que haga, va a estar mal".
8
19 de marzo de 2025 4 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Adolescencia es un gran drama y un importante documento sobre las instituciones. En cada uno de los cuatro capítulos se aborda y analiza una institución determinada: la comisaria, la escuela, el reformatorio, la familia. Más allá de que se hace foco en los personajes y los hechos que acontecieron, yo diría que en realidad trata sobre cómo esos hechos atraviesan a cada uno de ellos, cómo vivencian y experimentan psíquica y emocionalmente lo sucedido y qué estrategias emplean para hacerle frente. Esto se manifiesta principalmente en el niño acusado de un homicidio, y en su padre. En este sentido no importa tanto la verdad de lo acontecido, sino en cómo cada uno de los personajes lo transita, lo tramita o lo sufre y en cómo esa amalgama de aspectos se ve intervenida, trastocada y canalizada por cada institución.

Esta obra también analiza a las instituciones en su complejidad (burocracia en la que se entrelazan distintos actores sociales con sus distintos rangos y funciones) y en la contemporaneidad de la que forman parte. En el primer capítulo, es muy interesante poder observar todos los procedimientos burocráticos que rodean a la detención del niño y la aparición de los distintos actores encarnados en la policía, la enfermera, el abogado, el papelerío eterno… cada cual enmarcado en un campo de dominio-saber propio aparentemente algo distantes entre sí, pero del cual constituye como ejes-redes fundamentales para el funcionamiento de la institución policial.

En el segundo capítulo tenemos a la escuela con sus otros actores pertinentes, desde los profesores y preceptores a los estudiantes. En el mismo está muy bien dramatizado el bullyng, la misoginia y el papel de las redes sociales en la conformación de las identidades de los adolescentes.

En el tercero, el del reformatorio (o “centro de entrenamiento para adolescentes”, como dice la serie) la hora se pasa observando a la psicóloga abordando al niño dentro de una sala, en una de las secuencias que más compenetran por el tenor de las actuaciones.

En el cuarto y último vemos a la familia del niño en el día del cumpleaños del padre 13 meses después de lo ocurrido. Lo que empezaba como una jornada tranquila con el paso de la mañana se degrada en un estallido de bronca, consternación, y al final de tristeza parental y familiar.

Más allá de todo lo dicho considero que esta serie corta pero profunda e intensa, rodada maravillosamente a partir de largas secuencias de travellings (me quedo con la trepidante corrida en la que el detective persigue al otrora niño cómplice del homicidio por los patios de la escuela y las calles), impacta por lo actual de sus temáticas, por abordar la conflictividad inherente a los adolescentes, las redes sociales, el machismo y la cultura de la cancelación. También se puede leer como un llamado a los padres y madres que lidian con las coordenadas cada vez más desorientadas del mundo de hoy, en la que se ponen en discusión la antigua praxis represiva de crianza contra la más aggiornada cultura del libre albedrío, descomprometida (tipo Disney), que se difunde actualmente.
8
24 de marzo de 2025 4 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
¡Que gran miniserie! Es brillante por todo el planteamiento y ejecución que conlleva. Sus interpretaciones, mensajes reflexivos y argumentos son excelentes. Netflix sorprende.

"Adolescence" es una experiencia única por todo lo que brinda al espectador y al género de miniseries. Toda su atmósfera, narración, contexto y crítica social es increíble. Aumentando considerablemente con cada episodio desde un aspecto psicológico por cada personaje.

El director Philip Barantini destaca en cada segundo por su excepcional plano secuencia. Una maravilla para los fanáticos de este estilo de dirección. Fenomenal como hay tanto talento en escenas sin cortes o pausas, digno de aplausos, por favor. Jack Thorne y Stephen Graham crearon una joyita.

La miniserie está en un alto nivel debido a su gran calidad de interpretaciones, cada actor lo hace convincente y formidable. Sin embargo, lo más destacable es el desenvolvimiento de Owen Cooper en su rol como Jamie Miller, donde cada expresión, movimientos corporales, tonalidad de voz y nivel es brillante. Por otro lado tenemos a Stephen Graham que hace contraparte en su personaje de Eddie Miller como padre. Ya sabemos la calidad de este actor, pero sin duda alguna está excelente. Cada escena es impactante, convincente y se crea una conexión sólida con los espectadores.

"Adolescence" con apenas 4 episodios cumple su cometido y ha sido una gran sorpresa. Comienza en su primer episodio con todo para enganchar al público. Poder visualizar toda esa secuencia fue de lo mejor, son dejar de mencionar todo su argumento narrativo y las ejecuciones del mismo. Desde mi perspectiva el tercer episodio es una gran joya, es verdadero cine.

Los mensajes reflexivos y psicológicos que aporta esta miniserie son formidables. Plasmar temas como la mentira, las dobles personalidades, la ira, el engaño, la falta de comunicación, la relación de padres con los hijos, el descuido, el impacto de las redes sociales, la falta de enseñanza con respecto a las nuevas generaciones, la libertad son previo control, el acoso, las negligencia de los adultos, el miedo, el interés psicológico, y la crítica constructiva a la sociedad actual es brutal. En cada episodio tenemos temas interesantes, pero durante el segundo y cuarto episodio, se complementa más la historia desde un enfoque del entorno de todos los involucrados, haciendo un analisis a los carácter de cada personaje y sus evoluciones durante el tiempo transcurrido.

De las mejores miniseries de este año hasta los momentos. Buena propuesta por parte de Netflix. Vale la pena y sin duda la vas a disfrutar.
8
25 de marzo de 2025 4 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Adolescencia, es una historia sobre un crimen narrado en 4 planos secuencia en 4 episodios donde recoge 4 puntos de vista que rodea el crimen hecho por un adolescente. La policía, los compañeros de clase, los trabajadores sociales que evalúan al menor y la familia. Esta serie trata con muchísimo cuidado un tema extremadamente delicado donde sale del convencional y donde nos muestra que todos al final somos víctimas del sistema, de la familia, de los amigos. Mujer a debate.
Las actuaciones son muy buenas, sobre todo Stephen Graham que a medida que se va haciendo grande parece que va escogiendo mejores papeles donde demostrar el que es. Y respecto a los planos secuencia, es un tema que a mí siempre me contradice, porque creo que es un recurso maravilloso, pero abusar de él me resulta agotador mentalmente, supongo que es porque me provoca una sobre concentración para ver como resuelven constantemente todos los movimientos de cámara y entrada y salida de actores. El tema es que me recuerda al episodio famoso de mr Robot o la serio del colapso o birdman o 1917. Pero al contrario que estos ejemplos, esta serie no son falsos, es realmente un plano secuencia sin cortes y como está hecho es un auténtico espectáculo audiovisual que se tiene que ver.
8
26 de marzo de 2025 4 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
"Adolescencia" se presenta como una serie polémica y extremadamente bien pensada, en la que un depurado plano secuencia se convierte en vehículo de una tesis psicológica que denuncia con urgencia una realidad contemporánea incómoda y compleja.

La serie se distancia deliberadamente del formato de thriller policial, adentrándose en un drama íntimo y perturbador que examina la vida de adolescentes inmersos en una sociedad digitalizada y una escuela que ha perdido su función formativa esencial. Desde sus inicios, se revela que el relato es más una introspección en el dolor, la culpa y la desintegración familiar que una mera investigación criminal.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
El cuarto y último capítulo, ambientado 13 meses después de la detención de Jamie, sitúa a los personajes en un presente marcado por la lucha por la normalidad en medio de la adversidad. La celebración del cumpleaños número 50 de Eddie, que se ve empañada por el vandalismo de la camioneta familiar, funciona como metáfora del desencuentro entre la imagen pública y la realidad interna. En esta jornada, momentos tan cotidianos como la compra de pintura para borrar un grafiti se transforman en un camino de revelación, en el que surgen reminiscencias del pasado y de relaciones formadas en otra época, evocadas a través de la música de A-ha.

El relato despliega, con sutileza y crudeza, el recorrido emocional de la familia Miller. Se evidencia cómo la incredulidad inicial ante la tragedia se transfigura en un dolor latente: el asesinato de Katie, la insospechada complicidad de las redes sociales en la escalada de violencia y la progresiva erosión de vínculos afectivos. Los conflictos se multiplican en el ámbito escolar, donde las investigaciones de los personajes policiales –el inspector Bascombe y la sargento Frank– apuntan hacia un fenómeno perturbador: el rol central de internet en la difusión de mensajes de odio y en la normalización de la violencia, conceptos que cobran una dimensión particularmente inquietante al ser vinculados con la manósfera y la cultura incel.

La influencia de estos entornos virtuales se manifiesta claramente en la evolución de Jamie. El relato nos invita a cuestionar si su transformación en asesino es fruto de una predisposición interna o del resultado de una confluencia de factores externos, entre los cuales se incluyen el acoso escolar, la exposición a contenidos misóginos y la desatención emocional en el hogar. La ausencia de comunicación y la falta de un apoyo afectivo robusto se revelan como debilidades estructurales en la dinámica familiar. Eddie, el padre, encarna la dificultad de conectar con sus emociones, una limitación que culmina en una catarsis dolorosa cuando, incapaz de sostener la llamada de Jamie, se enfrenta al reflejo de su propia culpa en la figura del letrero permanente en la camioneta y en el símbolo del osito de peluche.

En una conversación reveladora, tanto Eddie como Manda se ven obligados a enfrentar sus propias sombras: el primero, a través de la confesión de su pasado marcado por el maltrato, y la segunda, al reconocer las carencias afectivas y de comunicación que han permitido que el aislamiento digital y la manipulación de la manósfera calaran hondo en su hijo. La interacción con personajes secundarios, como el joven Quint que apoya abiertamente al asesino, profundiza el análisis sobre cómo ciertos sectores de la sociedad –entornos virtuales hostiles y comunidades reactionarias– pueden moldear la percepción y conducta de los jóvenes, fomentando una ideología que deshumaniza y promueve la violencia.

El encuentro final de Eddie con la realidad de su hijo se plasma en una escena conmovedora y simbólica: el padre se reclina sobre la cama de Jamie, abrazando el osito de peluche, último vestigio de una conexión que, aunque rota, es lo único que le recuerda la humanidad perdida de su hijo. Este acto, cargado de resignación y culpa, sintetiza el mensaje central de la serie: la necesidad imperiosa de cuidar a los jóvenes en un entorno donde la violencia, la soledad y la influencia tóxica de internet pueden convertir la fragilidad emocional en tragedia.

Adolescencia no pretende ofrecer soluciones fáciles ni aleccionar al espectador; en cambio, nos confronta con una realidad desoladora en la que la violencia, la crisis de salud mental y la masculinidad tóxica se entrelazan con la irresponsabilidad colectiva y la influencia perniciosa de las redes sociales. La serie es, ante todo, un espejo que invita a reflexionar sobre la responsabilidad compartida de la familia, la escuela y la sociedad en la formación de individuos capaces de resistir los embates de un entorno cada vez más hostil.
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