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Las leyes de la frontera

Thriller. Drama Verano de 1978. Ignacio Cañas (Marcos Ruiz) es un estudiante de 17 años introvertido y algo inadaptado que vive en Girona. Al conocer al Zarco (Chechu Salgado) y a Tere (Begoña Vargas), dos jóvenes delincuentes del barrio chino de la ciudad, se ve inmerso en una carrera imparable de hurtos, robos y atracos. Es la historia en la que Nacho se hace mayor, cruzando la línea que hay entre el bien y el mal, entre la justicia y la ... [+]
Críticas 78
Críticas ordenadas por utilidad
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7
17 de octubre de 2021
10 de 22 usuarios han encontrado esta crítica útil
Vamos a ver, como película está bien, es divertida, las persecuciones están muy logradas y se hace resultona, pero quien busque aquí autenticidad, o que lo que aquí se muestra se parezca lo más mínimo a cómo era el submundo de la delincuencia catalana de finales de los 70, pues va muy equivocado.

Sí es cierto que los kinkis eran los hijos de los emigrantes de los años 50-60, que vivían en lugares deprimidos y que muchos de aquellos chavales decidieron, ante la falta de perspectivas y de trabajo, incurrir en la delincuencia, algo que agravaría la inminente llegada de la heroína.

Pero ya está. La pandilla de delincuentes que aparece en esta película son totalmente de mentirijillas, no dan el pego de ninguna manera, ni en ética ni estética, sus comportamientos y actitudes se explican con brocha gorda y como otro comentarista ha dicho por ahí, con sus atuendos y peinados parecen más actores porno de los años setenta que delincuentes del extrarradio catalán. A destacar, por cierto, la surrealista fiesta en la playa y especialmente el jipi obeso que va en pelotas y que se deja ver de vez en cuando.

Todo esto es normal: ni el director, Daniel Monzón, ni el escritor de la novela, Javier Cercas, conocen el mundo kinki más allá de las películas que puedan haber visto. Son hijos de familia bien que siempre han vivido entre algodones y que les ha venido todo rodado. Así que difícilmente van a poder retratar bien algo que desconocen por completo. Y que encima se marquen ese discursito social de "la ley no es igual para todos" pues toca las narices, para qué vamos a engañarnos, ya que ellos forman parte de ese establishment.

Otra cosa que me ha molestado es la catalanofobia que transpira la película y que intuyo que ha recogido directamente de la novela de Cercas. Digamos que todos los que hablan en catalán son "los ricos", los que viven bien, yo, como catalán, puedo asegurar que siempre hay, ha habido y habrá catalanes más pobres que las ratas, clase obrera pura y dura que convivían con los emigrados. Los kinkis, por otro lado, aquí solo pegan el palo a los adinerados, pero en la vida real lo hacían a quien podían, se robaban incluso entre ellos mismos, así que no me jodan.

Y una escena, sobre todo, en la que el protagonista les dice a sus padres que a él en el cole no le aceptan porque son de fuera y les llaman "charnegos". Pues bien, eso es completamente falso y nunca se ha producido en la realidad. La gente de pasta, como el protagonista, iban a institutos y colegios en los que el espíritu patrio y español cubría todas y cada una de las rutinas y de las asignaturas, y donde estaba bien visto hablar en castellano. Por otro lado, los catalanes "de bien", es decir, con dinero, eran mayormente afectos al régimen cuyas familias habían apoyado el alzamiento, de modo que nunca perdían la oportunidad de contar entre los suyos a los funcionarios y a los hijos de los funcionarios (como el protagonista). Así que no, no cuela, esta escena es vomitiva, mentirosa y yo diría que incluso potencialmente delictiva.

Aparte de eso, que he creído conveniente destacar, todo bien. Divierte y no tienes la sensación de haber tirado el dinero de la entrada.
4
16 de enero de 2022
5 de 12 usuarios han encontrado esta crítica útil
Me decidí por esta película por dos motivos: las buenas críticas en esta web vertidas y la escasa oferta de calidad habida en Netflix. Hasta el minuto 35 en el primer visionado, hube de abandonarlo invadido de un sentimiento de hastío y parsimonia. No fui capaz de conectar ni con la historia, ni con los personajes; ni con los escenarios, ni con las interpretaciones. Achaqué la culpa de esto a mí mismo en mi misma mismedad y sus rarezas... Si es que a todo el mundo le gusta, ¿por qué a no a mí? La segunda intentona vino el día después, detenido el cronómetro pocos minutos atravesada la hora. Misma sensación, misma retórica.

La película se hace demasiado lenta en un inicio tardando en despegar, la trama se dilata y el guión se preocupa tanto por construir los cimientos de la vida de cada personaje, en extremo el protagonista, que pretendiendo despertar empatía termina por causar desafecto. Luego, el filme está plagado de acciones, elementos y diríase que incluso personajes accesorios que en nada la complementan ocupando un tiempo muy valioso robado a la trama principal. Ocupa demasiado espacio también el romance entre el "gafitas" y la "Tere", largas escenas se le dedican sin que parezca más que el de la típica serie americana para adolescentes. Por no hablar de la vida en familia del principal, un fallido intento de simular la célebre "Cuéntame", eso sí, muy lejos de su encanto por, entre otros factores, las insulsas actuaciones de los padres y la hermana del susodicho.

Cuando por fin empieza a despegar levemente la acción, uno se halla ya tan desidioso y apático con la historia y sus protagonistas que la reconexión es imposible. Se experimenta entonces una suerte de manía como la manifestada por los compañeros de clase del gafitas, disculpen la incorrección política. Tanto así que llegados a este punto, la única salida es no seguir perdiendo, una retirada a tiempo apagando el televisor que deja el amargo sabor de boca del que pide un menú aclamado y recibe gato por liebre, disculpen de nuevo la incorrección. Y aún con todo, al ofrecimiento del camarero de llevarse lo sobrante (esa otra hora de película poco hecha) uno no desiste, sino que lo acepta. Por aquello de las segundas oportunidades y a las terceras las vencidas.

Queda pues el filme en la nevera, bien frío, casi a bajo cero no vaya a ser que se eche a perder del todo y un servidor, todavía confuso y dubitativo de sus mismedades, si seré yo el raro... Quiera algún día retomarla y cambie de opinión. Algo muy humano por otra parte.
7
19 de febrero de 2022 0 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
El que fuera crítico de cine, el coguionista y cineasta Daniel Monzón ha vuelto al cine serio de calidad tras la aceptable comedia “Yucatán” con esta buena y fiel adaptación de la novela homónima de Javier Cercas, un libro que recuerdo me gustó. En el verano de 1978, Ignacio Cañas “el gafitas” es un estudiante de diecisiete años introvertido y algo inadaptado que vive en Girona. Al conocer al Zarco y a Tere, dos jóvenes delincuentes del barrio chino de la ciudad, se ve inmerso en una carrera imparable de hurtos, robos y atracos; así, se ve envuelto en una peligrosa y divertida banda que se dedica a atracar todo tipo de establecimientos, desde bancos hasta farmacias. Es la historia en la que Nacho se hace mayor, cruzando la línea que hay entre el bien y el mal, entre la justicia y la injusticia y él aprenderá una valiosa lección de vida.

Años después del subgénero del llamado cine quiqui que se produjo en ese periodo de la Transición española con títulos como “Perros callejeros” y "Navajeros", no era fácil volver a a ese referente en el siglo XXI pero Monzón ha salido airoso en el proyecto. Este es un notable drama con momentos de thriller que tiene un fuerte componente romántico, las escenas de acción y de persecuciones están bien logradas (incluso por calles antiguas) y la recreación de la época en Gerona es aceptable, con una fotografía luminosa de Carles Gusi que quizás acentúa la visión un poco estilizada y bonita de un tipo de cine que era más sórdido y duro aunque entiendo que el punto de vista es el del inocente protagonista que no pertenece a ese mundo. El largometraje habla de la diferencia de clases sociales que sigue hoy en día siendo los quinquis substituidos por inmigrantes sin recursos que cometen delitos. Una idea que resulta muy interesante que se ve al final es el peso de la memoria y los recuerdos del amor de la vida. No es una película muy original y hacia el desenlace se nota que se ha simplificado la novela pero eliminar lo más superfluo, está bien desarrollada y ofrece cierta frescura y realismo gracias al estupendo elenco de actores, tanto en los principales con el trío formado por Marcos Ruiz que muestra bien la evolución de Nacho, una destacada Begona Vargas (con cierto aire en su juventud a P. Cruz) como Tere y Chechu Salgado (que quizás abusa del rictus de chulito) como el Zarco, así como de los secundarios en que se agradece que no haya los mismos actores españoles habituales, con nombres como Pep Tosar, Elisabet Casanovas, Pep Cruz y Estefanía de los Santos, entre otros.

El film clausuró con buena acogida la última edición del festival de San Sebastián, es una propuesta satisfactoria y ha estado presente en la temporada de premios meredidamente: fue nominado a mejor actor de reparto (Salgado) y tráiler en los premios Feroz, aunque se quedó fuera de mejor película y dirección, ha logrado cinco premios Goya incluyendo mejor guion adaptado, actor revelación para Salgado y apartados de ambientación y obtuvo trece nominaciones a los premios Gaudí incluyendo mejor película en lengua no catalana, dirección, actriz principal para Vargas, actor principal (Salgado), fotografía, montaje, música original, sonido y efectos visuales.

Valoración: 7

Lo mejor: la recreación de la época y el elenco de actores en especial Ruiz y Vargas.
Lo peor: en la parte final se simplifica mucho la trama respecto a la novela.

https://josh-cine.blogspot.com/
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Sobre el desenlace de la obra, en la cinta sólo hay una escena en la prisión entre Nacho y el Zarco en que se revela que este y Tere eran hermanos de padre pero no se cuenta muy bien quñe fue de Tere ni si fue o no ella la chivata a la policía, y el destino del Zarco que tuvo permisos de salida de la cárcel, por ejemplo.
5
25 de noviembre de 2021
8 de 19 usuarios han encontrado esta crítica útil
La vuelta al pasado está muy de moda, pero creo que hasta ahora no se había vuelto la vista a las famosas películas de pandilleros españoles de finales de los 70 y principios de los 80.
Daniel Monzón nos lleva a la Cataluña de esa época, donde un muchacho tímido y algo fracasado es tentado por Tere (toda una “femme fatale” de este mundillo) a entrar en una banda de delincuentes que cada vez hacen golpes más peligrosos. Todo va en la línea estética de “Perros callejeros” y similares.
La película, debo decir, es un absoluto logro en ambientación, cuidando hasta el máximo su puesta en escena.
Sus primerizos actores lo hacen bastante bien y su día a día está bien contado con una buena realización.
Sin embargo, para lo que suele hacer este director, me parece que esta película se le ha quedado algo por debajo de su nivel.
Es relativamente entretenida y está bien hecha, pero gasta demasiado tiempo en mostrarnos la vida cotidiana de la época (el costumbrismo de casas, bares y locales de ocio), en lugar de preocuparse en estructurar una historia con un buen desarrollo argumental. Preferiría que se hubiera centrado más en los “palos” y en la persecución policial (que hay, pero no tanto), en vez de tener tantos parones para enfocar el romance de los personajes principales y enseñarnos lo bien que se lo pasan todos por las noches en sus fiestas.
Personalmente, nunca me ha interesado demasiado ese subgénero español (ni siquiera he visto las más míticas), y quizás por eso no me ha entusiasmado demasiado. Quizás sea mucho más recomendable para los aficionados a esas películas, o para los que vivieron realmente la época, que para los que no.
Es buena, pero no notable, y demasiado larga, quizás.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Al final nos dicen que Tere ha muerto. Quizás se refieran al SIDA, pero yo apostaría más por el cáncer de pulmón. No entiendo por qué hay tanta obsesión por la inclusión y la tolerancia en el cine actual, y tan poca conciencia con el maldito tabaco. Entiendo que en esa época fumaba todo Dios a todas horas, pero ¿es necesaria tanta nicotina para esta historia? ¡Qué exageración!
4
7 de diciembre de 2021
6 de 16 usuarios han encontrado esta crítica útil
Una película completamente plana, que en ningún momento te llega a enganchar. A esta historia se le podía haber sacado mucho mas jugo, pero entre el guion que es mediocre y las sobre actuaciones de la mayoría de los actores es difícil conectar con la película de alguna forma…
Me resulta extraño que Daniel Monzón, un director que es capaz de dirigir una película como “Celda 211” o “ El niño” se vea envuelto en semejante aburrimiento.
Lo dicho, no te pierdes nada por no verla, de hecho casi que mejor.
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